Mi madre, mi mujer (1)

10
84547
146
T. Lectura: 6 min.

Todo comenzó cuando mi hermana mayor, yo acabo de cumplir 18 y ella tiene veinte, abrió la puerta de mi dormitorio y me vio haciéndome terrible paja.

—¡Que mierda haces, por qué no llamas antes de entrar! Grite soltando mi verga, tratando de taparme.

—¿Y qué voy ver, que no haya visto? Con una sonrisa de oreja a oreja y contoneando ese culo hermoso que portaba, sentándose a orilla de la cama, pregunto:

—¿Me dejas ayudarte? Y uniendo la palabra a la acción, retiro la sabana con la que tapaba mi verga ahora a media asta, comenzó a pajearme. Yo que me pajeaba a diario con una de ellas, estaba en la gloria y la deje hacer.

Cuando digo que me pajeo con una de ellas, es que yo, Ricardo, vivo con mi madre, Natalia y mi hermana Naty; o sea se llaman igual. También son iguales físicamente, parecen gemelas, nuestra madre con sus 38 años parece de 20 como Naty. Y están muy buenas las dos, son de aquellas mujeres, que cuando pasan, te das vuelta para ver si de atrás están tan buenas como de adelante y no defraudan.

Somos muy unidos y compinches, mucho entre ellas por ser mujeres. A mi padre lo conozco muy poco, se separó de mi madre a los pocos años que yo nací, parece que era muy celoso y se pudrió todo cuando mi madre quiso terminar sus estudios de contador público y él no quería. Eso y otras cosas que no conozco, los llevaron a la separación. Se fue a vivir a EE. UU.

En 18 años vino tres o cuatro veces. Mi madre tiene el estudio contable en casa y mi hermana estudia y es ayudante de mamá. Yo estudio y físicamente soy parecido a mi padre, el tipo es muy fachero, pero no sé cómo acercarme a las mujeres, creo que es por timidez. Mis amigos dicen que me falta maldad, a las mujeres le gustan los hijos de puta.

Gruñendo de placer y agarrado de sus tetas, acabe en la mano de mi hermana Naty.

—Gracias Naty. Y le di un pico

—cuando quieras ayuda, avísame.

—¿Todas las noches, puedes?

—¿Todas las noches te pajeas? ¡Estás loco!

—¡Y qué querés! con ustedes dos andando casi desnudas por la casa, revolean el culo como si yo no existiera.

—Mañana a la noche vengo y hablamos.

—Bueno, te espero.

Todo el día anduve, como en una nube. A la mañana fui a la universidad y no pude concentrarme, solo pensaba en la paja que me hizo Naty. Al mediodía cuando entre a casa, escuche la voz de mi madre desde el cuarto que utilizaba como estudio:

—¡Ricardo, enseguida comemos!

—Sí mami, voy al baño y ya estoy.

Cuando entre al comedor estaban poniendo la mesa para almorzar, pensé que era un privilegiado por tener en casa dos minones que estaban terriblemente buenas, no me cansaba de mirar teta y culo sin poder decidir cuáles eran más lindos. Ellas conversaban animadamente, yo ensimismado en mis pensamientos. Fue mi madre que me sacó del ese estado.

—¡Ricardo! ¡Eh! ¡Ricardo! ¿Te pasa algo?

—No, ¿Por qué?

—Porque parece que estuvieras en las nubes.

—Debe estar pensando en mujeres. Dijo mi hermana.

—Es chico todavía para eso. Afirmo mi madre.

—¡Mamá! ¡Es un boludo grandote, no lo trates como un bebito!

—las dejo, así hablan tranquilas de mí. Les dije levantándome.

Pase la tarde en mi cuarto, un poco estudiando, otro viendo porno. Cuando llego la noche no quise cenar con ellas, me hice un sándwich, que comí en el cuarto y espere a Naty para hablar con ella como habíamos quedado.

Ya cuando pensaba que no iba a venir, apareció en la puerta. Cuando la vi con una remera grande que no le tapaba totalmente el triángulo de la tanga, mi pija comenzó a dar saltitos de alegría. Yo estaba tirado en la cama, ella sentándose en la orilla, pregunto:

—te ayudo con tu paja antes de hablar o después.

—Primero ayudame, después hablamos tranqui. Le respondí desesperado porque me agarrara la verga, que ya estaba dura haciendo carpa en mi short. Me saque short y slip, todo junto.

—¡Es linda tu pija hermano!, tamaño mediano, pero linda así sin cuerito.

Mi pija parecía más cabezona, por haber sido circuncidado, por sufrir fimosis cuando era chico.

—¡Mira lo que traje! ¡Te voy a hacer una paja de lujo! Abrió un sobrecito y me enseño un forro.

—Así no ensucias ni mis manos ni las sábanas.

Me puso el forro y comenzó a masajear con su manito mí “chota” se notaba que no tenía nada debajo de la remera sus tetas bamboleaban al ritmo de la paja que estaba haciendo, quise agarrar esas hermosas tetas, pero no me dejo, dijo:

—¡Tocar no! Te las enseño —se subió la remera— si me tocas me caliento y me tengo que pajear, y hoy no quiero.

Con la visión de sus tetas y el pedacito de la tanga blanca que se veía entre sus piernas, a los pocos minutos acabé gritando.

—¡Ayyy, Naty te quiero!

—¡No grites boludo! ¡Va escuchar mamá!

Me quite el forro. Fui al baño orine, me lave y volví.

—¿De qué quieres hablar Naty? fuiste vos que te propusiste para ayudarme.

—Sí, te voy a ayudar, pero quiero que me respondas algunas preguntas, para mí ya eres un hombre no te voy a tratar como un bebe como hace mamá, ¿Tenés novia o tuviste? ¿Saliste con alguna chica?

—No, novia nunca, si salí con algunas, una vez, después no me dan más bola, mis amigos me dicen que es porque las trato como amigo.

—entonces nunca cogiste con ninguna ¿sos virgen?

—bueno, por ahora te voy a seguir ayudando que te descargues, pero no todas las veces voy a estar yo, se me ocurre algo que te gustar y vas acabar como loco. Seguro sabes que cuando nosotras nos bañamos lavamos la ropa interior, desde ahora te voy a dejar mis tangas usadas en el canasto de la ropa, sácalas y te podes pajear con ellas, después las volvés al canasto, ¿Estamos?

—SÍ, SI.

—Avisame si no te gusta. Me dijo saliendo de mi cuarto.

Estuve unos cuantos meses haciéndome terribles pajas con las tangas usadas de Naty, el aroma que despedían me transportaban al cielo. Algunas veces vino a ayudarme y me dejo tocar las tetas y pasar mis dedos por los labios gruesos de su conchita, pero nada más.

Después de unos meses Naty viajo por un tiempo creo que a hacer una especialización en la carrera que estudiaba. Yo estaba desesperado y así se lo hice saber a Naty antes que viajara, solo me dijo que tuviera paciencia. Yo de paciencia nada, necesito hacerme un paja, por lo menos, por día ¿Y ahora qué? Me pregunte estaba muy acostumbrado a olor de las tangas, que me dejaba Naty.

Desconsolado pase la primera semana, pajeandome recordando las tetas y cuando me dejaba rozarle los labios de la concha, mi deseada hermana. Cuando vuelva le voy a pedir que se acueste conmigo, trataba de convencerme de no tener timidez para hacerlo.

La segunda semana comenzó igual a la anterior, pero a la noche, camino a mi cuarto, al pasar por el baño escuche el agua de la ducha, arrime mi oreja a la puerta y me imagine a mi madre Natalia bañándose, no era difícil imaginarla desnuda, Naty tenía su mismo cuerpo. Imaginaba que me duchaba con ella, que refregaba mi pija en el canal de las nalgas mientras mis manos iban en busca de sus tetas y concha, me fui al cuarto caliente como una pava.

Busque en mi celular una milf, que se pareciera a mi madre y fui al baño a hacerme una paja a su honor. Baje el short y slip y me disponía a sacudir la verga, cuando me llamo la atención una prenda roja, que parte de ella colgaba del canasto de la ropa sucia, parecía una tanga de Naty, pero ella no estaba. Tire de ella, no era una tanga, era mas tipo culote, la lleve a la nariz y olí, era igual al aroma de concha y perfume de Naty, pero este era más intenso. No me pregunte más nada, comencé a sacudir mi pija oliendo la parte baja de la bombacha impregnada de ese olor que penetraba por mis narices y llegaba directo a mi pija y salía en una acabada, que no terminaba nunca.

Acabe tanto que mareado me senté en el inodoro sin dejar de olor la bombacha. Al fin la deje donde como las encontré y fui a mi cuarto, preguntándome: si Naty no está, el culote no es de ella, entonces es de mamá, pero ella nunca dejaba sus bombachas en el baño ¿Por qué las había dejado y sucias?

A la mañana siguiente fui a desayunar al comedor como siempre. Mamá estaba ahí sirviendo el café con leche, salude y me senté a desayunar, ella también lo hizo y dirigiéndose a mí, dijo:

—Ricardo, te digo Ricardo porque tu hermana no quiere que te llame Ricardito. Porque dice que ya sos un hombre, me cuesta verte así, pero Naty tiene razón, ¡Ya eres todo un hombre! Y como tal debes asumir que sos el hombre de la casa.

Yo solo la escuchaba y prosiguió:

—después de almorzar, en la sobremesa hablaremos.

—¿De qué? Pregunte tímidamente.

—¿Ves? una de las cosas a conversar es eso, tu timidez para encarar con resolución las cosas.

Llegue de la facu pase por el baño, mire el canasto de la ropa y estaba vacío. Fui al comedor salude a mi madre y nos sentamos a comer. Conteste con monosílabos a sus preguntas sobre mis estudios. Terminábamos de almorzar, ella pregunto:

—¿Tomamos un café, mientras charlamos?

Sirvió el café y se sentó frente a mí, mirándome a los ojos dijo:

—No voy a andar con vueltas y quiero que me respondas de igual manera, ¿Te sirvió lo que deje en el baño?

—¡Ohh… si… pero yo…! Dije intimidado.

—Si bueno, creo que te agarro de sorpresa, fue un encargo de Naty, me conto que así te ayudaba, lo charlamos las dos, aunque yo no creo que así te ayudemos.

Me arme de valor y le dije:

—Naty se ofreció y estoy muy agradecido con ella, me ha ayudado mucho.

—Pero vos lo que necesitas es una mujer.

—Sí, pero de donde la saco, me da vergüenza ir a buscar una a la ruta, donde están las que trabajan.

—¿Nunca estuviste con una mujer? ¿Eres virgen?

—Sí soy virgo, nunca estuve con una mujer, cuando vuelva Naty le iba a pedir si me puede ayudar con eso. Le dije, ya con más confianza.

Se levanto y vino hacia mí, con los brazos estirados como para abrazarme, me pare y esperé su abrazo. La abracé y dándole un beso en la mejilla, le agradecí por el regalo de la noche anterior, ella se colgó de mi cuello, diciendo.

—Hijo, mi precioso hijo, ya es un hombre y se nota por el bulto que noto ahí abajo.

—Mamá, no me avergüences. Dije sin soltarla, mis manos ya casi rosaban sus nalgas.

—No quiero avergonzarte, quiero ayudarte. Y me dio un beso en la boca.

—voy a terminar con unos papeles en la oficina y estoy con vos, espérame en tu cuarto. ¡No, mejor en dos horas en mi dormitorio!

Loading

10 COMENTARIOS

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí