Mi vecino del fin de semana (3)

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T. Lectura: 2 min.

-Estoy acalorado, debe ser la pastilla. Y vos también. ¿Vamos a darnos un chapuzón?

-¿Así, desnudos, en la pileta?

-Claro, ¿por qué no?

Pusimos los celulares para grabar en dos sillas a ambos lados de la pileta. Nos duchamos al costado de la pileta, para limpiarnos el sudor y el semen, lo que aproveché para enjabonar bien su pene, el cuerpo y hurgar en su ano con mi dedo medio primero y con dos dedos luego, mientras Justi gemía de placer.

-¡Estás otra vez el palo!

-Me gustó tu jueguito con los dedos.

-Mmmm…

Me arrodillé en la ducha y volví a devorarme su pija, sin dejar de horadar su ano con mis dedos enjabonados. ya tenía su verga dura otra vez. Entre chupada y chupada a fondo, dedos en el ano y caricias de sus glúteos le dije, mirándolo a los ojos:

-¡Sos incansable!

-¡Vos también!

Se la chupé varios minutos atrapando sus nalgas con ambas manos para que me siguiera cogiendo por la boca. Era un deleite permanente meterme su pija en la boca hasta llegar con mis labios hasta su pelvis. Me alcé para volver a besarlo frenéticamente en la boca.

Paramos las grabaciones para ver los videos. Estábamos a mil. Nos chuponeamos frenéticamente, pajeándonos. Nos miramos a los ojos:

-Estoy re caliente, le dije y lo besé con lengua a fondo, -¡Qué putos somos!, me dijo jadeando. -¡Sí!

Nos filmamos comiéndonos la boca.   Nos zambullimos. Seguimos acariciándonos en el agua y debajo de la superficie, donde aproveché para chuparle otra vez la pija, bien erecta. Le lamí el cuerpo, los pezones, los abdominales y lo coloqué de espaldas a mí para hacerle lo mismo en toda la espalda, recorriendo la columna vertebral desde el cuello, que le lamí y besé con delicadeza para no dejarle marcas, hasta sus preciosos glúteos.

La piscina tenía un descansillo en uno de los extremos, de un par de metros, con apenas unos 30 centímetros de agua, como para tomar sol sin salir de la misma. Lo hice inclinarse dejando su culo y piernas a mi merced, que le seguí besando y lamiendo, mientras gemía de gusto. Tomé mi celular y comencé a grabarlo.

Su torso en V ya era atractivo de frente, un auténtico Adonis, pero de espaldas estaba fantástico, con formas casi femeninas, culminando en su estrecha cintura y sus nalgas redondas y perfectas, con forma de manzana, una delicia para la vista, un verdadero manjar para mi boca, como pude comprobar enseguida, cuando comencé a lamerle su rosado agujero, llegando a meterle la lengua dentro para arrancarle gemidos y suspìros de placer.

Cuando estaba a punto de comenzar a gozar de su precioso culo, nos interrumpió el sonido de la llamada de su celular.

-Debe ser mi mujer, que ya habrá llegado a la fiesta del bar gay.

Lo solté de mala gana, le di un morreo de campeonato y lo dejé responder la llamada.

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