Quien graba los videos de la fiesta en el bar gay con su celular es Paola, prima de Nina, que está de novia con un hermoso garoto de 25 años, Paulo, estatura normal, pelo oscuro con un mechón rebelde en la frente, ojos negros, labios carnosos con forma de corazón, cuello un poco largo, llamativo y un lomazo espectacular, también bisexual según supe más tarde.
Los cuatro, o mejor dicho los seis, pasan a un box privado, donde los varones se sientan y se masturban uno al otro. Las chicas los montan de frente, con sus socios sexuales cambiados. Paola sobre Germán, Luli encima de Paulo y Nina cabalgando frenéticamente a Many, todo registrado en vivo para nuestro deleite. Mi mujer y la del Justi tienen orgasmos a repetición en cuestión de minutos, mientras sus machos se besan entre los tres, hacia un lado y el otro, en una danza erótica interminable, hasta acabar llenando de leche las vaginas de ambas y el culo de Paola, según vemos en las repeticiones de los videos.
El Justi y yo nos acariciamos, besamos y pajeamos mutuamente empalmados y agitados por el show de nuestras mujeres. Le pido a mi vecino que no se corra: -Te la chupo y te monto de nuevo, le digo al oído.
-¿Las dos cosas? me dice.
No me hago rogar y me devoro otra vez su poronga con el ritmo y el deleite de todo el día, glande, tronco, huevos, tronco, glande y trago la pija entera hasta su pubis depilado. En una pausa para respirar mientras él me sigue viendo en la pantalla del móvil, lo tomo de las nalgas y levanto su pelvis para ponerme frente a él y acomodar mi verga en la puerta de su ano para ir penetrándolo con delicadeza hasta llegar el fondo, colocando sus piernas sobre mis hombros.
-¿Nos grabás?, le pido. Graba de nuevo ya no sé con cuál pero me da igual. Empiezo mi vaivén en su culito antes prieto, ahora relajado, me inclino sobre su torso para besarlo con lujuria, me toma de una nalga y me abraza la espalda con sus piernas cruzadas para meterme más dentro suyo. Me pone a mil, acelero mis meneos cuando cierra su esfínter anal para atrapar mi verga y tras varios minutos acabo dentro de su ano.
Luego de un respiro, sin dejar de besarlo en la boca con frenesí y jadeando por el precioso polvo, me retiro a desgano, acariciando su hermoso torso, me agacho para devorarme su pija húmeda de líquido pre seminal con prisa y sin pausa hasta hacerlo eyacular en mi boca ávida de tragar su leche y dejarlo vacío, relamiéndome de gozo y mirándolo con lascivia a los ojos y al móvil.
-Esto me gusta cada vez más. No puedo parar, no quiero parar. Necesito que me sigas cogiendo. Quiero más poronga, ruego absolutamente fuera de control. -Pocas veces me sentí tan puto. Me graba también diciendo todo eso.
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