Micaela y sus sobrinos (9 – final)

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T. Lectura: 4 min.

Anteriormente:

El marido de Micaela llega de sorpresa e interrumpe la sesión caliente que estaba teniendo ella con sus sobrinos.

El esposo intenta tener relaciones con Micaela pero luego de una pobre actuación queda rendido durmiendo en la cama matrimonial.

Micaela se pone una bata de baño y va hacia el living y allí sus sobrinos deciden no quedarse con las ganas y comienzan a seducirla hasta que cede a sus bajos instintos.

La tía termina cayendo sobre el falo de su sobrino Marcos que está sentado en el sillón. Además, tiene por detrás a Agustín que la besa con intensidad mientras ella sostiene con su dulce mano el miembro de 20 centímetros de su otro sobrino.

La bata solo está atada por la cintura por el cinturón de una forma caprichosa, pues sus tetas están al aire y por detrás Agustín ha levantado la prenda para que se aprecien las nalgas maduras de la tía.

Micaela tiembla mientras sube lentamente y se deja caer para sentir el tamaño monstruoso de la pija de su sobrino en su interior.

Intenta no hacer ruido pero se le escapan pequeños jadeos mezclados con gritos sordos. Ella siente que cada embestida de su sobrino suena como un campanazo en la casa.

Agustín toma de los hombros a su tía y la hace recostar de espalda sin que se salga de la cogida de Marcos. Allí se menea para sentir mejor el caliente falo de su sobrino y recostada sabe que Agustín querrá participar de alguna manera, usando su boca.

La abre, y deja que su sobrino introduzca su miembro entre sus labios que buscan aprisionar la carne.

Agustín empuja para que se abra paso en la boca y llegue hasta la garganta. Micaela da arcadas, pero no de asco como con su marido sino porque el mástil de su sobrino ha tocado la campanilla.

Ella está acostada de la mejor manera para recibir la mayor cantidad de carne de su sobrino. Desde esa posición puede ver las enormes bolas de Agustín bambolearse, se embriaga con el olor que emana y se excita mucho más haciendo que comiencen a caer líquidos de su interior lubricando todo, bañando la pija de Marcos.

Se entretiene tragando, enroscando su lengua en el falo, mientras siente como taladra suavemente su otro sobrino.

Aprovecha que tiene la boca llena para jadear sin hacer ruido, sus pechos erectos son presa de las manos de sus sobrinos que las tocan con descaro.

De repente Agustín saca la pija de la boca de su tía y al instante Marcos hace lo mismo con la vagina. Ella no entiende que pasa en principio.

Solo están cambiando de rol, ahora Agustín acomoda a Micaela como una muñeca de trapo poniéndola en cuatro sobre el sillón y se inclina para comerle el culo y la concha.

Micaela se tapa con fuerza la boca pero Agustín toma sus manos poniéndolas hacia atrás como si estuviera esposada.

Marcos aprovecha la situación y pone su pene a golpear la cara de su tía quién ve también la oportunidad de usar su miembro como bozal.

Siente la enorme pija de Marcos en su boca y lo chupa con desesperación mientras Agustín hace lo mismo con el culo de ella.

Está comiendo la pija de su sobrino como si no hubiera mañana, y pierde el sentido del tiempo y la razón. La saliva se cae en el sillón y los líquidos de su vagina chorrean por su pierna manchándolo todo.

Agustín se pone detrás de ella y sin preámbulo ensarta a su tía que cierra los ojos de placer.

Luego de varios minutos así se detienen y sacan sus miembros de los orificios de su tía.

Marcos alza a Micaela y la lleva como una bolsa de papas a la entrada del cuarto matrimonial donde duerme su esposo boca arriba roncando y babeando.

Micaela pone cara de terror, les dice que no mientras intenta golpearlo en la espalda con sus manos.

La dejan de pie y ella mira a ambos, no sabe que va a ocurrir.

Agustín entonces la alza con destreza para poner sus piernas alrededor de su torso.

Ella susurra que por favor se detengan, que ya era demasiado.

Pero los sobrinos parecen no querer detenerse.

Agustín deja caer por el propio peso a Micaela y ella siente como sus labios vaginales abiertos le dan la bienvenida al falo de su sobrino.

Ella clava las uñas en la espalda de Agustín para amortizar el grito de placer que quisiera dar.

Sube y baja con delicadeza y ella siente que se va a desmayar de tanto que está gozando.

Perdida en el éxtasis siente que por detrás se pega Marcos. Y ella lo besa con pasión.

Pero Marcos no solo quiere su lengua entremezclada con la suya. Ubica la cabeza del enorme glande en el ano húmedo y dilatado de su tía.

En las sucesivas subidas y bajadas deja que vaya puerteando y le gusta la situación a la tía.

Finalmente sucede lo inevitable, apoyados contra la puerta Agustín por delante y Marcos por detrás logran que Micaela, su tía, se deje penetrar doblemente.

La cabeza enorme del glande de Marcos se hace paso con facilidad al tener las piernas abiertas de esa manera. Marcos ayuda esta vez tapando la boca de su tía para que lance el grito de placer que tanto necesita.

Se siente el chasquido por toda la casa de los cuerpos desnudos, transpirados y llenos de líquidos sexuales.

El esposo de Micaela parece querer despertarse pero no lo logra, mientras ella sigue dejándose penetrar por sus sobrinos que no paran en la tarea de hacerla gozar.

Otros tantos minutos transcurren hasta que de forma coordinada ambos miembros eyaculan una cantidad enorme de leche que sacude el interior de su tía, haciéndola temblar de placer.

Bajan a Micaela para que esté de pie pero no puede, sigue temblando teniendo más orgasmos luego de que las pijas de sus sobrinos salen de su interior.

Intenta sostenerse de Marcos pero sus manos desfallecen y solo logra arañar sus pectorales.

Micaela nuevamente pierde el conocimiento mientras tiene espasmos de placer en su interior.

Pasan un par de horas y Micaela siente que la despiertan.

Es su esposo que está a su lado en la cama. Ambos desnudos.

“apa como te deje cansadita mi amor eh” le dice mientras se pone de píe buscando ropa para cambiarse.

Micaela está sin la bata, desnuda pero llena de leche que sigue saliendo de su culo y su vagina. Su esposo no se dio cuenta, cree que es todo producto de su virilidad.

El esposo toma la bata que uso Micaela hace unas horas y se la lanza a la cama.

“dale vestite que tenemos que ir a ver que hacen esos sobrinos”

Ambos salen caminando de la mano al comedor y solo pueden ver que los sobrinos Marcos y Agustín están en la pileta nadando.

Sale el esposo de Micaela hacia afuera y les grita en forma de burla:

“¿ustedes no se cansan nunca de nadar che? a ver si se consiguen unas novias para ponerla aunque sea así no están acá todo el día jajaja”

Fin

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