Hola a todos: para entender este relato, es necesario que lean «Nuestro primer intercambio de parejas», ya que esta es la segunda vez que lo hacemos en la misma noche. Y cabe mencionar que este fue aún más intenso y placentero, al menos para mi novia.
Después de terminar los cuatro y de descansar unos minutos, yo ya estaba erecto de nuevo porque Luci me estaba haciendo una mamada mientras terminaban de coger, Karina y Luci empezaron a hacerle una mamada entre las dos a Luis, y al cabo de unos segundos también estaba listo para la segunda ronda.
Cada uno se puso de un lado de la cama y nuestras novias se pusieron a cuatro patas, con el rostro apuntando al pene de cada uno. Karina lo hacía conmigo y mi novia con Luis. Empezaron a hacernos sexo oral; yo acariciaba las perfectas nalgas de Karina, pero no podía dejar de mirar cómo mi novia se volvía loca con la enorme verga de Luis. Ya viéndola de frente y comparada con la cara de mi novia, era más grande que la de muchos actores porno conocidos de internet.
Karina no era la mejor haciendo sexo oral, pero sus labios carnosos se sentían muy bien alrededor de mi verga. A eso hay que sumarle el morbo de ver a mi mujer con otro. En ese momento yo no existía para ella; ella era 100 % esclava de ese pene de 23 centímetros. Mi novia se giró para que Luis pudiera penetrarla de nuevo en posición de perrito y quedó de frente a mí. Entonces me hizo señas para que me acercara más y poder ponerle mi pene en la boca. Entonces, ella y Karina me hacían una mamada al mismo tiempo mientras Luis la penetraba.
Karina también quería que la cogiera, así que me acosté en la cama y ella se montó sobre mi verga para empezar a cabalgarme. Mientras me la cogía, Luci me acariciaba los huevos y, de vez en cuando, se agachaba para chupármelos, todo esto mientras seguía siendo penetrada con fuerza. Mi novia es de esas mujeres que, una vez que llega a un nivel de excitación, ya no hay quien la pare. Se acostó boca arriba y le pidió a Luis que se la cogiera con todas sus fuerzas y que la penetrara lo más profundo posible.
Mientras Karina seguía montándome, solo escuchaba cómo los huevos de Luis pegaban en las nalgas de mi novia mientras ella gritaba de placer sin parar. En un momento dado, solo veía cómo se la sacaba y dejaba salir un chorro de squirt.
Puse a Karina de lado y empecé a cogérmela así; mis huevos rebotaban en ese culo perfecto y ella solo gemía pidiendo que no parara. Entre los empujones de mi verga, Karina terminó acostada justo al lado de Luci y empezaron a besarse mientras ambas eran folladas: Karina, por la verga más gruesa que había probado, y mi novia, por la verga más larga que había visto en su vida. Karina empezó a tener un orgasmo y sus piernas temblaban. Dijo que necesitaba un descanso, pero le dije que yo aún no había terminado.
Entonces, mi novia me miró y me dijo: «Tengo una idea, quiero probar algo». Se levantó, fue a por el bote de lubricante, me tumbó y se montó sobre mi pene. Tengo que mencionar que era extraño penetrarla y sentirla tan caliente por dentro. Entonces le dijo a Luis: «Métemela por detrás despacio y con cuidado».
Nunca antes habíamos probado la penetración anal, más que meterle mi dedo, ya que tengo el pene muy grueso y nunca se había animado a que se lo metiera. Cabe mencionar que, cuando empezamos a mantener relaciones sexuales, tardé varios meses en poder penetrarla hasta el fondo debido al grosor de mi pene.
Luis tomó lubricante, se posicionó y empezó a penetrarla lentamente. La excitación de Luci era tanta que ni siquiera hacía cara de dolor o molestia; su cara era de asombro: acababa de abrir una puerta a otro nivel de placer, los dos penetrándola al mismo tiempo. Era una sensación extraña porque podía sentir el pene de Luis dentro de mi novia, pero en ese momento no me resultó incómodo; estaba centrado en darle placer a mi novia.
Después de varios orgasmos, me pidió que cambiáramos, que quería que la penetrara por el ano, pero me dijo que yo me pusiera abajo para que no fuera tan duro. Se puso a espaldas de mí y se la fui metiendo poco a poco. Mi función era la de un plug anal: solo se la metí por el ano, pero casi no tenía movimiento; era Luis el que la estaba penetrando con todas sus fuerzas, la ahorcaba, le besaba las tetas. Mi novia empezó a gemir con más fuerza, sentí cómo me enterraba las uñas en los brazos y con dificultad podía decirnos: «No paren, más duro, por favor». Me acomodé y ambos empezamos a penetrarla de manera rápida y profunda.
Estábamos sincronizados: entraba una y salía la otra. En eso, lanzó un gemido que estoy seguro de que todos en el motel escucharon. Solo sentí cómo temblaban sus piernas y cómo una de sus manos se dirigía directamente a su vagina. Se levantó rápido y le reclamó a Luis: «Terminaste dentro de mí». Mi novia se cuida, toma anticonceptivos, pero le tomó por sorpresa, ya que es algo que muy rara vez hacemos; casi siempre eyaculo en sus nalgas o en su boca.
Había escuchado hablar de los famosos sloppy seconds, que consisten en penetrar a tu pareja justo después de que alguien más haya eyaculado dentro de ella. Ya estábamos en ambiente, estábamos muy calientes todos, así que no me importó. Tiré a Luci boca arriba, me puse sus piernas en los hombros y, justo antes de penetrarla, pude ver el semen escurriendo de su vagina. No me importó y la penetré. Tengo que confesar que, con razón, es una práctica muy conocida en el mundo swinger o de hotwifing.
El morbo hizo que me excitara demasiado, sin mencionar que resbalaba más que el lubricante. Empecé a penetrarla con fuerza; ella a duras penas podía mantener las piernas rectas. Entonces terminé también dentro de ella; se sentía más caliente de lo habitual.
Karina dijo que estaba agotada y que ya no podía más. Encendimos el jacuzzi, nos metimos los cuatro y yo tenía a Karina recostada frente a mí. Acariciaba sus nalgas y, de vez en cuando, nos besábamos. Luis se sentó al borde del jacuzzi, solo metiendo las piernas; era team carne, porque su pene no se encogió en ningún momento.
Mi novia estaba sentada entre sus piernas y le acariciaba la verga durante todo el tiempo que estuvimos en el jacuzzi. La miraba de vez en cuando, como si le tuviera que rendir tributo; de vez en cuando, se la metía en la boca. Durante ese tiempo, le hizo sexo oral y vi cómo terminaba en su cara. Sorprendentemente, aún tenía mucho semen en los testículos, porque llenó toda la cara de mi novia.
Mientras estábamos en el jacuzzi, jugamos a confesarnos qué nos había parecido sin que nadie se enfadara ni se pusiera triste. Karina dijo que le encantó sentir cómo mi pene la abría en dos por su grosor y que, cuando se lo sacaba, notaba cómo su vagina se quedaba muy abierta unos segundos. Yo confesé que me encantó sentir las nalgas de Karina rebotar en mis piernas, tiene una nalgas perfecta.
Luis confesó que el sexo oral que hace mi novia es el mejor que ha recibido en su vida y que debería enseñarle algunos trucos a Karina. Y mi novia confesó que Luis le había dado uno de los mejores orgasmos que había tenido, que le había encantado que, a pesar de que notaba que se la metía y sacaba muy rápido, era enorme y nunca se salía.
Los cuatro nos arreglamos, volvimos al apartamento para dormir y ellos se quedaron en la habitación de invitados. A la mañana siguiente, hablamos de cómo volver a organizarlo para que se repitiera y fue entonces cuando Karina dijo: «¿Sabés a quién tengo ganas de que invitemos?».
En el siguiente relato les contaré nuestra primera orgía, en la que invitamos a otras dos parejas, aparte de Karina y Luis.
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Me gusto cuando ellas se enpezaron a besar y cuando ella pidio doble penetracion se siente muy rico y placentero sentir como entra el nepe del y sentir como chocan los testiculos de ambos
Ya se puso bueno el relato
Me encantó
Cual fue tu parte favorita?