Con Cele siempre que podemos nos juntamos a tomar mate o un café, en las últimas reuniones junta con Nora, una amiga de ella que frecuentemente hacen intercambios, porque viven muy cerca y se cruzan cada vez que tienen ganas. Cele nos propone planear una juntada con ellos para hacer un lindo quilombo, todo parecía broma salvo para ella que lo decía enserio o al menos continuaba con la broma.
-Lo digo totalmente en serio, guapas. -comentó una vez más, dándole un trago a su copa
Nora y yo nos miramos alucinadas, creyendo que seguía de broma. Jamás Nora y José se habían cruzado, no se conocían, y yo tampoco conocía a la pareja de Nora, y aunque nosotros con ellos compartimos camas y Nora y su pareja también lo hicieron, con Cele y Esteban. No sé cómo podía salir esto. Cele afirmaba con la cabeza, no me miren así, lo digo en serio.
-Locas, saben que Esteban se vuelve loco por ustedes, sobre todo por tu culito Lau, reconozcan que también lo han pensado después de todas las charlas que tuvimos. A las tres no nos importa compartir a nuestro hombre, por eso había pensado en dejar de pensarlo y en hacerlo… experimentarlo. Me muero de ganas por probarlo.
Al final tuvimos que reconocer que nosotras también lo habíamos pensado. Aun no sé cómo, a pesar de la locura de la propuesta, todas brindamos por ello en un futuro plan que sólo nosotras conoceríamos.
Una nueva ronda de copas sentenció el asunto con un nuevo brindis y todas estuvimos de acuerdo en que pasara lo que pasara, no habría malos rollos y que disfrutaríamos al máximo de esa locura, con la excusa de la fiesta por el ascenso de Cele en su trabajo.
¡Al fin había llegado el gran día! Llevábamos días planeando esa famosa fiesta, para celebrar el ascenso en su trabajo de nuestra amiga, aunque solo nosotras tres sabíamos que había algo más que una fiesta.
Yo me encargué de alquilar un hermoso chalet, con piscina para el evento, mi marido José se dedicó a todo el tema de música, iluminación y demás, mientras que Pablo y Nora se encargaban del tema de la comida al tiempo que Esteban y Cele, planificaría todo el fin de semana, los juegos, los regalos y todo eso.
Lo cierto es que siempre he envidado mucho a mi Cele, nuestra homenajeada y precursora de esa presunta orgía. La verdad es que es envidia sana, pero es que tiene una cara preciosa y disfruta mucho sin tapujos de los encuentros sexuales a los que concurre con Esteban.
Otra de las cosas por las que envidio sanamente a mi amiga, es precisamente por su novio Esteban, es impresionante… está más que bueno, de hecho, es nada más verle y hace que me moje las tangas, recordando las veces que me ha roto el culo, y su obsesión con querer darme siempre por ahí. El solo hecho de verlos juntos con José y me pongo bastante cachonda.
Luego esta Pablo, el que es pareja de Nora y aunque no tiene un cuerpo de Dios, tiene panza, rapado, porque se nota que tiene pocos pelos, pero es el más joven de los tres. Y la fama que Nora le hizo es que mejor calza de ellos. Nora, es la más bajita de las tres, pero con un cuerpazo muy bien proporcionada en todo, tiene el pelo cortito, negro como el carbón y sus ojazos marrones. A pesar de su cuerpo delgadito, tiene una buena talla de pecho y sobre todo un culo redondito.
Bueno, yo me dejo para el final, soy Laura, jajaja, ya me conocen, todos destacan mi cola y soy la mayor por unos cuantos años de las tres.
Íbamos muy contentos José y yo de camino al chalet para reunirnos con los demás. Especialmente yo, que estuve cachonda toda la semana y especialmente ese día, con el plan previsto. Me costó mucho ocultárselo, ya que siempre le cuento todo, por muy fuerte que sea, pero esa vez, guardé el secreto y lo llené de dudas cada vez que preguntaba si se podía coger a Cele, o si me iba a coger a Esteban.
Cuando llegamos por fin, ya estaban todos nuestros amigos allí, riendo y charlando como siempre. Pablo y Nora estaban en la piscina jugando con una pelota, mientras que Cele, con su espectacular y diminuto bikini rojo, estaba preparando, las cervecitas y unos tragos para animar el ambiente y Esteban, con esa maya ajustada, estaba terminando de preparar las brasas para el asado. El bulto que marcaba fue otra de las cosas en las que me fijé, como siempre, creo que ya me mojé al hacerlo.
-¡Hola gente! -saludé yo efusivamente mientras me quitaba el pareo luciendo mi nuevo bikini blanco que se enterraba entre mis nalgas.
-Laurita, cada día estás más buena me susurro Esteban con mirada picara como siempre, eso volvió a humedecer mi concha mientras yo me limité a sonreír.
Riendo Nora saliendo de la piscina y secando su cuerpo nos presenta a Pablo, al tiempo que veo a José echándole un buen vistazo al tanga de Nora que marcaba su culito.
A continuación, José se quitó la remera y se tiró de golpe a la piscina, salpicando a lo bruto, como hace siempre. Ehhh se oyó gritar a Pablo, mientras reían con la broma.
Bueno pues como estamos ya todos, nosotras nos vamos a tomar sol y que los chicos se encarguen de terminar el asado -dijo Cele riendo, mirándonos con toda la complicidad.
-Te salvas, porque es tu fiesta. -comentó Esteban que se acercó a Cele por detrás uniendo su pelvis en su culo y mientras le rodeaba el brazo por su cintura dándole un pequeño mordisco en la oreja.
Yo me fijé en ellos que hablaban de sus cosas y de vez en cuando nos miraban. Primero me fijé en Pablo, en cómo sería tenerle comiéndome la concha o haciéndole una buena mamada a ese tronco que tanta fama Nora y cele le habían hecho, pero luego me fijé en Esteban y en ese bulto que se había formado al apoyarlo con su novia y que seguramente va a querer meter nuevamente en mi culito siempre goloso. Luego miré a José y me dije que seguro está pensando en cómo hacer para cogerse a Cele y porque no a Nora.
Cele repartió las copas entre nosotras y empezamos a charlar animadamente, riendo, bromeando… como solemos hacer, sin duda, las tres nos habíamos puesto nuestras mejores armas con esos bikinis, pero lo mejor estaba por llegar, cuando Cele activó la primera bomba, diciendo en alto para que todos la oyeran:
-Chicas, me voy a quitar la parte de arriba para que no me quede la marca. -añadió y sin más preámbulos, se lo quitó. Sus pequeñas tetas salieron a relucir y los tres chicos dejaron de hablar por un momento viendo ese espectáculo.
Ahí nomas, me lo quite yo también. También noté las miradas de los chicos a mis tetas, incluso los aplausos y silbidos de Esteban, me calentaron y volví a dirigir la vista a él haciendo mi movimiento más inocente, y colocando mi cola directamente hacia él como quien no quiere la cosa, pero sabiendo que eso le iba a encender.
Nora se nos quedó mirando, luego dirigió la vista hacia Pablo que se encogió de hombros, como si le diera permiso, eso la animó a tirar el corpiño al césped.
Los tres no nos quitaban los ojos de encima y eso me calentó más todavía, pues miraban con descaro y comentaban algo entre ellos que lógicamente no alcanzábamos a escuchar.
Cele llama a Esteban para que le esparza crema protectora sobre toda la piel expuesta al sol, sin esperar vino corriendo hasta donde estábamos nosotras.
Al tenerlo tan cerca con las tetas al aire y verle dirigiendo su vista a mis pezones, provocaba que estos se endureciesen. Entonces Cele se dio la vuelta, tumbándose boca abajo y él se sentó sobre su culo para empezar a extenderle la crema por la espalda, mientras que los otros chicos seguían atendiendo las brasas de la barbacoa, charlando entre risas, pero sin quitar la vista de las maniobras de su amigo sobre el cuerpo de ella.
Esteban estaba aplicando la crema en su espalda, luego bajó un poco hasta colocar su bulto en el culo de ella, hasta bajar sus manos, y darle una buena manoseada de masajes al culo de ella. Solo con ver eso, me cogí un calentón tremendo. De pronto me llevé un susto tremendo, cuando le pegó un chirlo fuerte en el culo y me miró fijamente con su gran sonrisa.
-Si quieres también te echo crema y te doy un masaje. -me dijo con descaro, observando mis tetas.
Mientras tanto Nora con sus tetas al aire y ayudando a calentar el ambiente se acercó a chicos que estaban con el asado. Y note enseguida como ella rozaba las tetas sobre la espala de mi José, como si fuera de forma natural y accidental, pero era totalmente intencionado.
Cele la muy cabrona me guiñó el ojo, me sonrió y Esteban se empezó a reír, poniéndose crema en las manos dirigiéndose a mi, me tumbé boca abajo mientras él se sentaba en la parte alta de mis muslos, pudiendo notar su calor. Sus primeras caricias no se hicieron esperar y disfruté de sus dedos embadurnados de crema, repartiéndose por toda mi espalda, luego bajó hasta la parte alta de mi bikini, metiendo un dedo por la costura.
Como hiciera con la de su novia empezó a masajearme el culo con todo el descaro. Yo le dejé hacer, incluso cerré los ojos para sentir plenamente como esas dos manos sobaban mi culo a conciencia. No podía ver la cara de mi chico, pero en ese momento era lo que menos me importaba. El bulto de Esteban se chocaba en mi culo incesantemente cada vez que subía las manos y notaba que había algo muy duro bajo su malla. ¡Que caliente que estaba a esa altura!
Cuando de repente José grita: ¡la comida ya está, a sentarnos a la mesa!
Esteba y yo nos miramos fijamente durante unos segundos, sin decir nada y a la vez diciéndolo todo con nuestros ojos. Para que él me vuelva a susurrar al oído: te la voy a dar otra vez por el culo.
Los seis nos sentamos en la mesa a devorar aquellas ricas carnes y por supuesto todas nosotras con las tetas al aire, recibiendo las miradas de los tres chicos.
Mientras que comíamos no podía apartar la mirada de él y de imaginarme como va a ser la próxima cogida que nos vamos a dar, con la concha ya mojada por lo caliente que me sentía. Nora se levantaba de vez en cuando, para repartir la carne o los chorizos, pero siempre rozaba las espaldas de los chicos con sus tetas, notando la exaltación que a esa altura ya teníamos todos.
Yo, una de las veces la imité, levantándome y pasando mis tetas sobre la espalda de Pablo y Esteban, con la excusa de coger la sal o cualquier otra cosa. Y Cele, todavía con más descaro, justo cuando José estaba en la parrilla, se abrazó por detrás de su cuerpo, pegándole esas tetitas en su espalda para decirle.
-Qué bien haces todo…
En ese momento, Cele se dirigió a Pablo estirando su mano y pidiéndole que lo acompáñame a la cocina, para ayudarle a traer algo que había en el horno.
Yo, mientras tanto, observaba a Esteban que no sacaba sus ojos de mis, pero de repente mi marido se acerca a mi oído y me susurró: -Relájate un poco que se va a dar cuenta que estas recaliente.
Sonriendo asentí, contestándole: -¿Tú no estás igual viendo tanta teta por ahí?
Entonces estiré mi mano y agarrando el bulto de su malla con disimulo, dije: -Parece que tu pija piensa lo mismo.
Nora a nuestro lado, al oírnos, soltó una risa nerviosa. Fue cuando José sin disimulo, metió su mano dentro de mi bikini. Se volvió hacia mi oído y me volvió a susurrar: -cariño mi pija esta dura y tu concha empapada.
Saco su mano y empezamos a reírnos todos, nos pusimos a recoger la mesa y a preparar los tragos para la sobremesa.
Nos sentamos de nuevo en la mesa a tomar las copas y seguimos charlando, contando chistes, aunque nosotras siempre íbamos dándole pinceladas a la fiesta, hasta conseguir poner cada vez más calientes a los chicos con continuas insinuaciones y movimientos.
Bueno, yo me voy a tomar el sol, dije. Esteban enseguida se ofrece a darme crema por delante que faltaba ponerme.
Cele enseguida tomo el pomo y pidió a Pablo que haga lo mismo y Nora a José. Así, todos contentos – añadió.
Nadie pareció incomodarse con sus respectivas parejas, así que cuando me quise dar cuenta estaba tumbada sobre la hamaca y Esteban sentado sobre mis muslos masajeando mis tetas entre sus dedos embadurnados de crema.
Estaba tan caliente todavía con el masaje que me dejé llevar, cerrando los ojos para comenzar a suspirar bajito, disfrutando de esas maravillosas manos, me fijé en José, descubriendo el enorme bulto marcando en su bañador sentado sobre las piernas de Nora, acariciando las caderas de ella y con la vista fija en la tanga de su escueto bikini, seguro que imaginado las ganas de verlo en vivo y de saborearlo.
Lo estaba deseando tanto que mi calentura hizo, mientras sigue con el masaje, a moverme para que vulva roce su verga dura.
Él me sonrió, y quiso vengarse moviendo su pelvis más adelante, hasta que entró bien en contacto con mi sexo. Abrí la boca para coger aire y es que me volvía loca sentir perfectamente esa dureza provocándome que gimiera cada vez más alto.
Cele grito: voy a prepararme una copa ¿quién apetece?, que se había puesto de pie y me miraba.
Me salí de debajo de su cuerpo y Nora me miró suspirando, pues debió de pasarlo bien con mi marido y parecía apenada como yo de apartarnos de esos masajes. Los chicos me pidieron también algo de beber y las tres nos metimos en la casa.
Mis amigas ya estaban dentro de la casa y en cuanto accedí yo a la cocina se rieron. Pero eres zorra, me dice Cele, te ha faltado medio segundo para haber cogido la pija de Esteban y habértela metido tu misma. -comento refiriéndose a mí. Nos volvimos a reír a carcajadas, mientras terminábamos de preparar las bebidas de todos.
Yo fui la primera en salir al jardín y fui a sentarme con José en su hamaca, le di un largo beso y le entregué su copa. De reojo volví a ver a Esteban mirándome las tetas que ahora tocaba mi marido. Nora se sentó en el regazo de su pareja, que aprovechó para sobar el culo de ella a conciencia y Cele se sentó con Esteban, acariciando su pija.
Después hicimos un brindis en honor a Cele, que al fin y al cabo celebrábamos su ascenso en el trabajo. -Con ese cuerpo, seguro que te va a resultar más fácil conseguir nuevos contratos -soltó José riendo.
Y todos nos carcajeamos por esa ocurrencia.
Vamos a jugar digo yo. – ¿A qué?, preguntó José intrigado, mientras acariciaba mi cadera.
-Al juego de los hielos, soltó Cele.
Ante sus caras de no comprender, ella explicó en qué consistía dicho juego, que no era otra cosa que pasar un hielo de boca en boca, hasta que a alguien se le cayese y debería pagar un castigo ordenado por quien le hubiese pasado el hielo anteriormente.
Estuvimos de acuerdo, y nos sentamos en círculo sobre las toallas, de tal manera que cada pareja quedaba enfrentada, y siempre combinado por chica y chico. Y fue Cele la primera en empezar. Sacó el hielo de su vaso, se lo metió en la boca y se lo pasó a José entre sus labios que estaba sentado justo a su izquierda con ayuda de sus respectivas lenguas. Mi marido, tras mirarme un segundo y con el hielo en su boca, se lo pasó a Nora que estaba al otro lado. De nuevo las bocas de ambos jugaron a no dejar caer el hielo, incluso José apoyó la mano en la cadera de ella, para ayudar a pasárselo. Nora se lo pasó a Esteban, que volvió a enredarse en esa boca de Nora que parecía retrasar el momento.
De pronto sentí la boca de Esteban pegada a la mía mientras nuestras lenguas se rozaron varias veces y lo que menos quería era que terminara de pasar el hielo a mi boca, porque estaba disfrutando de esa boca, pero me di cuenta de que no podía retrasarlo más y al fin se lo pasé a Pablo que también rozó mis labios, aunque no fue tan atrevido con la lengua, pero también me gustó sentir sus labios. Él se lo pasó a Cele que incluso se unió más a él juntando sus tetazas contra su hombro y al fin completamos la vuelta entera.
Cele sacó la lengua, mostrando el hielo que había bajado considerablemente de tamaño y se lo pasó a mi marido nuevamente, en una segunda ronda, pero de pronto, estaba tan ensimismado y sus tetas rozando su pecho, que el hielo se le cayó al suelo.
-¿He perdido? -dijo José, que parecía no haberse enterado mirando al hielo sobre su toalla.
-Si, contesto Cele y yo te pongo el castigo que es quitarte la malla.
Continuará.
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