Terminé de criado de mi jefa

2
8220
20
T. Lectura: 12 min.

Un tipo común y corriente, así me había definido siempre. Mi vida había sido un mar de anonimato, un nerd marginado con pocos amigos y una vida social prácticamente inexistente. Me casé con mi primera novia, pero después de diez años, el aburrimiento y la monotonía terminaron por destruir nuestra relación. Mi vida se había reducido a una rutina solitaria, sin hijos, con pocos amigos, solo mi trabajo y mi casa. Pero había algo que me definía, algo que me hacía sentir orgulloso: mi lealtad. Lealtad hacia mi familia, hacia mis amigos, hacia mi trabajo. Esa era mi virtud, mi característica más destacada. En un mundo que parecía pasar de largo por mí, mi lealtad era lo que me mantenía en pie, lo que me daba sentido.

Ya grande, con la perspectiva que solo da la edad, puedo ver que mi vida ha sido un reflejo de mi personalidad. Un tipo común, sin grandes logros ni fracasos estrepitosos. Pero en ese anonimato, todavía estaba buscando mi lugar en el mundo. La lealtad, esa virtud que siempre he defendido, ha sido mi guía en los momentos difíciles. Y aunque mi vida social haya sido limitada, mis relaciones han sido profundas y significativas. Ahora, con la madurez, puedo apreciar la belleza de la simplicidad, de la rutina y de la lealtad.

Después de mi divorcio, sentí la necesidad de alejarme de todo y empezar de cero. Me mudé a una ciudad cercana y busqué un nuevo trabajo, ansioso por dejar atrás el pasado. Fue en ese nuevo empleo donde, durante un test psicológico, descubrieron que estaba dentro del espectro autista. Esa revelación me dio un poco de sentido a mi poca sociabilidad y mi forma de ser. Me había sentido siempre un poco fuera de lugar, pero ahora entendía por qué.

En ese trabajo, comencé como administrativo en una gran empresa, y para mi sorpresa, me recibieron muy bien. Mi jefe, Miguel Ángel, fue especialmente bueno conmigo, y pronto me convertí en su mano derecha. Su apoyo y comprensión me permitieron sentirme valorado y parte del equipo, algo que nunca había experimentado antes.

Yo soy un hombre grande, físicamente imponente. Mido un metro ochenta y ocho, peso cien kilos y todo en mí parece ser a gran escala. Mis manos son grandes, mis piernas son gruesas y mi espalda es ancha. Dos piernas que parecen columnas me sostienen, dándome una apariencia de solidez y fuerza. Sin embargo, a pesar de mi tamaño, me siento torpe, como si mi cuerpo no siempre respondiera con la misma agilidad que mi mente. Mi tamaño puede ser intimidante para algunos, pero en realidad, soy un hombre sencillo y tranquilo que se siente más cómodo en su propia piel que en la percepción que otros tienen de mí.

En cuanto a mi vida sentimental, la verdad es que ha sido un fracaso desde que me separé. He intentado conocer gente a través de aplicaciones de citas, pero los encuentros suelen ser esporádicos y con mujeres que parecen tener más problemas que soluciones. Algunas están tan desesperadas como yo, otras tienen problemas personales o son madres solteras luchando por sobrevivir. No es exactamente lo que busco en una relación. Me siento como si estuviera condenado a repetir el mismo patrón de fracaso en mi vida amorosa. Mi timidez y falta de sociabilidad no ayudan, y me pregunto si alguna vez podré encontrar a alguien que se adapte a mí.

La empresa para la que trabajaba era un gigante con intereses diversificados en negocios inmobiliarios, transporte naval y terrestre, e inversiones. Había sido creada a través de la fusión de varias empresas más pequeñas, y los matrimonios arreglados entre los dueños habían jugado un papel importante en su formación. La cúpula directiva estaba compuesta por personas de confianza dentro de la familia, lo que hacía que la movilidad laboral fuera casi imposible para aquellos que no estaban relacionados con la familia. Mi jefe, Miguel Ángel, era el esposo de la presidenta, y otros puestos clave estaban ocupados por familiares cercanos.

La empresa estaba estructurada en grandes áreas, pero la cabeza principal era doña Susana, una mujer que imponía respeto y admiración al mismo tiempo. Era estricta y controladora, con una inteligencia y sagacidad que la hacían formidable. Era una mujer hermosa, pero también muy peligrosa. Con un cuerpo monumental, pelo morocho de tez blanca, cuerpo de infarto moldeado en un gimnasio y en el quirófano. Mantenía una distancia prudente con los empleados, sin permitir que nadie se acercara de ella, era el tipo de persona que inspiraba una mezcla de admiración y temor, y era mejor no cruzarse en su camino si no se quería salir lastimado.

La Gerencia de Ventas estaba a cargo de Clara, la mejor amiga de Susana, una mujer joven que irradiaba una elegancia clásica y una inteligencia aguda. Era una mujer chapada a la antigua, con un sentido de la profesionalidad y la disciplina que inspiraba respeto. A pesar de su apariencia reservada, Clara era igual de hermosa, aunque más pequeña y delgada no tenia las curvas tan pronunciadas como su amiga, de tez blanca y rubia era un bombón.

La gerencia de Marketing era otra de las áreas clave, y estaba liderada por Juan Carlos, el primo de Miguel Ángel. Juan Carlos era un hombre mayor, cercano a la jubilación. Lo que destacaba de él era que estaba dedicando tiempo y esfuerzo a entrenar y preparar a Valentina, la hija de Miguel Ángel, para que asumiera la gerencia.

La gerencia de Operaciones era el área más grande y crucial de la empresa, ya que era responsable de llevar adelante todos los proyectos y garantizar su ejecución exitosa y su desarrollo. Esta gerencia estaba a cargo de Hernán, un ingeniero altamente capacitado y hermano de Susana, lo que lo convertía en una persona de total. Hernán era un hombre muy reservado en cuanto a su vida privada, muchos empleados sospechaban que era homosexual.

En mi trabajo, mi círculo social era limitado, y me sentía más cómodo rodeado de los chicos del área de informática, que compartían mi pasión por la tecnología y mi naturaleza nerd. Miguel Ángel siempre me decía que me estaba preparando para que un futuro pudiera ser el Director de compras o Administración, él era alguien que creía en mí. Por eso, cuando un sábado por la mañana la empresa nos comunicó que Miguel Ángel había fallecido de un infarto fulminante, me sentí devastado.

La noticia fue un golpe duro para mí, y me dejó con una sensación de vacío y soledad en el trabajo. Miguel Ángel había sido más que un jefe para mí, había sido un mentor y un amigo, y su partida me afectó profundamente. Sin él, el trabajo se sentía diferente, y me quedé sin alguien con quien compartir mis ideas y mis inquietudes.

Con la muerte de Miguel Ángel, la empresa sufrió cambios significativos y restructuraciones. También yo me convirtió en uno más entre muchos, perdiendo la visibilidad y el reconocimiento que había tenido anteriormente. Mi vida se volvió aún más monótona, y aunque cumplía con mi trabajo de manera excelente, no destacaba del resto. En mi vida personal, había encontrado nuevos hobbies que me permitían escapar de la rutina. Volví a coleccionar cosas como cuando era niño, objetos de nerd, y también retomé la práctica de deportes que había disfrutado en mi adolescencia, como el kickboxing.

Esto me daba una excusa para salir de casa y no quedarme encerrado. También intentaba salir a correr, caminar y pasear, más que nada por insistencia de mis padres, hermano, que me animaban a no aislarme demasiado.

Valentina Moreno, la hija de Miguel Ángel, se convirtió en alguien importante en mi vida laboral en poco tiempo. Era una persona muy inteligente y apasionada por el Marketing. Su personalidad dulce y afable hacía que fuera un placer charlar con ella. Era una mujer muy atractiva, rubia, de ojos verdes y piel clara, con una belleza que llamaba la atención. Valentina tenía un carácter similar al de su padre, y disfrutaba conversando conmigo sobre temas variados, desde la empresa hasta la vida en general. Sin embargo, había algo que no me gustaba de su vida personal: su novio. Para mí, era un canalla, un mujeriego empedernido que había logrado engañar a Valentina.

Lo que me molestaba aún más era que había logrado entrar en la empresa y había sido nombrado Director de compras, lo que le daba un gran poder e influencia. Y lo peor de todo es que no parecía gustarle que Valentina tuviera relación conmigo o con otros hombres.

Habían pasado dos años desde la muerte de Miguel Ángel, y cinco desde que ingresé a la empresa. Mi vida seguía siendo monótona, con citas esporádicas con mujeres y pocos amigos cercanos. Me había acostumbrado a mi soledad y había aprendido a apreciarla. Sin embargo, la dirección de doña Susana me ordenó acompañar a Valentina y a la encargada de la gerencia de ventas en un viaje al exterior del país.

El objetivo era cerrar un trato importante, y mi papel era revisar los números y asegurarme de que todo estuviera en orden. Valentina iba como responsable de la publicidad del proyecto, y la gerente de ventas iba porque conocía al cliente y había trabajado con ellos anteriormente. Me tocaba adaptarme a un rol de acompañante en un viaje de negocios, lo que significaba un cambio en mi rutina

habitual. Habían pasado dos años desde la muerte de Miguel Ángel, y cinco desde que ingresé a la empresa. Yo en el sexo seguía igual, con citas esporádicas con. Me había acostumbrado a mi soledad y había aprendido a apreciarla. Sin embargo, algo cambiaria mi vida, un viaje. Doña Susana me ordenó acompañar a Valentina y a la Gerente de ventas en un viaje al exterior del país.

El objetivo era cerrar un trato importante, y mi papel era revisar los números y asegurarme de que todo estuviera en orden. Valentina iba como responsable de marketing del proyecto, y la gerente de ventas iba porque conocía al cliente y había trabajado con ellos anteriormente. Me tocaba adaptarme a un rol de acompañante en un viaje de negocios, lo que significaba un cambio en mi rutina habitual.

Me sorprendió que me hubieran elegido a mí para este viaje, pero Valentina me explicó más tarde que había sido ella quien había sugerido mi nombre debido a mi habilidad para analizar números y detectar problemas en los presupuestos. Me sentí halagado de que ella hubiera pensado en mí y recordara las palabras que su padre solía decir sobre mi trabajo.

Sin embargo, el viaje en avión fue un poco incómodo para mí, ya que mi tamaño no se adaptaba bien al asiento de clase turista. Por supuesto, Valentina y la gerente de ventas viajaron en primera clase, lo que me hizo sentir un poco fuera de lugar. Al llegar al hotel, me asignaron una habitación en una planta diferente a la de ellas, aunque al menos tuve la suerte de que nos hospedáramos en el mismo hotel.

Las negociaciones fueron un verdadero desafío, y como había anticipado, hubo varios presupuestos y detalles que no estaban claros desde el principio. Tuvimos que hacer varias correcciones y ajustes sobre la marcha, lo que nos mantuvo trabajando arduamente durante tres días. Apenas salimos del hotel, excepto para asistir a las reuniones, lo que hizo que el trabajo se sintiera aún más intenso.

Cuando finalmente logramos cerrar el trato, sentí una gran emoción y alivio, no solo por el éxito del negocio, sino también por el esfuerzo y dedicación que habíamos puesto en ello. Un aspecto positivo que destacaría de este viaje es que Clara, la gerente de ventas, resultó ser una persona muy agradable y profesional, con la que fue un placer trabajar y tratar.

Después de cerrar el trato el viernes por la noche, estábamos eufóricos y decidimos celebrar a lo grande. Ellas iban vestidas como femme fatale, con vestidos de noche muy sexys. Las chicas sugirieron ir al restaurante más caro de la ciudad, y allí pedimos vinos exclusivos y platos exóticos. Lo que ellas no sabían era que mi teléfono no paraba de sonar porque era mi cumpleaños y mis familiares y amigos cercanos me estaban felicitando. Les conté que acababa de cumplir 36 años, lo que sorprendió a Clara porque ella también tenía la misma edad.

Para celebrar, decidimos ir a bailar a la discoteca más cercana, recomendada por el mesero. Allí, el champán, los cocteles y los tragos fluyeron sin parar, bailamos, reímos y me hicieron bromas, incluso me alentaban a bailar con ellas pese a que soy pésimo bailarín. Y terminamos los tres bastante ebrios. Al salir, nos apoyábamos mutuamente para no caernos, abrazados los tres, hasta que logramos encontrar un taxi que nos llevara de regreso al hotel.

Cuando llegamos al hotel, yo llevaba una de cada brazo, las dos no paraban de hablar y hacer chistes tontos, incluso sexuales, Clara me pregunto varias veces si en mi era todo grande, cosa que me ruborizo y a ellas les provoco risa. Las lleve directamente a la habitación de Clara, yo pensaba despedirme en la puerta.

Clara: Tu no te vas grandulón.- me tomo de la camisa y metió adentro de la habitación.- Prepara un trago.- dijo señalando el Minibar.

Abrí el Mini bar para ver que había, y me gire para preguntar que querían tomar, y lo que vi me dejo de piedra. Clara y Valentina se estaban besando, en realidad se estaban comiendo la una a la otra. En un momento determinado dejaron caer sus vestidos al piso, quedando solamente con sus tangas, ellas seguían besándose y restregándose entre ellas. La verdad que Clara y Vale eran dos monumentos de mujeres, una más madura y marcada por el gimnasio, muy definida con poco pecho, pero un culito marcado lindo, que resaltaba muy bien para tener 36 años. La otra en toda su juventud 25 años, igual marcada del gimnasio, con pechos medianos y un culito también tentador.

Vale: ¿Que haces ahí? Ven con nosotras que celebraremos tu cumpleaños.- Dijo llamándome con la mano.

Me acerque a la cama, Clara me empujo y caí sentado en la misma, inmediatamente se puso de rodillas y abrí bien mis piernas.

Clara: Nada mal, pero nada mal.

Y sin más se metió todo lo que pudo de mi pene en la boca, la verdad era muy buena en ello, Vale mientras tanto se sentó con las piernas abiertas sobre mi muslo, tomo mi cara y empezó a besarme, tarde un par de segundo en complementarme con ella, nuestras lenguas entablaron una batalla. Yo podía sentir en mis muslos la humedad de su vagina, mientras mi pene recibía otra humedad, la de una boca, con mis manos empecé a acariciar su cuerpo, sus pechos y cola.

Clara: Tienes que probar esto Vale, esta buenísimos, cambiemos.

Valentina se puso de rodillas y note el cambio, ella era más dulce, más suave, Clara era pornográfica. Mientras Vale me hacia una mamada, Clara se puso tras ella y empezó a masturbarla, tomo una de mis manos y la llevo a su vagina también, e igual que Vale ella también estaba mojada, los tres recibíamos placer.

Vale: Acuéstate en la cama boca arriba.- y yo obedecí.

Inmediatamente Clara se sentó sobre mi miembro como una amazona, y Vale hizo lo mismo en mi boca, yo me pegue como una lapa, con mis manos tome su culo e intentaba abrir sus cachetes para que mi lengua llegara más profunda en su vagina y ano. Mientras ellas dos no paraban de besarse y acariciarse. No duraron mucho y yo tampoco los tres casi acabamos a la vez. Caímos rendidos, yo como pude un par de minutos después me pare y fui a buscar agua al mini bar. Después de un rato de descanso, ellas empezaron a acariciarse y besarse.

Clara: A ver grandulón lo que sabes hacer con eso.- dijo mirando mi pene ya erecto.

Ellas sin más empezaron hacer un 69, y yo lo vi claro, mi función era una, y la hice lleve mi pene erecto a la entrada de la vagina de Vale, lo restregué en ella, Clara que me veía desde abajo lengüeteando el clítoris tomo mi pene y lo puso directamente en la entrada y la penetro. Presione y entro todo, no quedo nada afuera, su vagina era húmeda y caliente, un manjar de dioses.

Vale: Hay tienes razón Clara, se siente tan rico, es tan gorda. Dame duro Alberto, no me tengas piedad.

Dicho esto no me amilane, empecé a darle lo más duro que podía, una y otra vez, con fuerza, con profundidad. Sentía mis huevos golpear con fuerza contra su vulva y a veces contra Clara. Era la mejor vagina que había penetrado en mi vida, y la mujer más bella con la que había estado y la segunda más bella estaba masajeando mis bolas en este momento, era el paraíso para mí.

Valentina no aguanto más y acabo, sus cadera después de acabar seguían en contracción por un para de segundos más, yo todavía estaba a medias, por lo cual fui al otro extremo de la cama, quite con suavidad a Vale de encima, todavía tenia dos dedos en la vagina de Clara, tome los tobillos de esta ultima y los puse en mis hombros y ensarte mi pene en su vagina hasta el fondo.

Clara: Hay si Vale, este chico tiene un talento oculto.

Y seguí machacando su vagina, ambos no aguantamos mucho más después de aquello y un par de minutos después acabamos juntos. Quedamos tendidos en la cama, los tres, conmigo en el centro y yo con dos hermosas mujeres que eran en definitivas alguien superiores a mi en la empresa. Por la mañana me despertó un movimiento en la cama, al abrir los ojos vi que no era un sueño, había hecho un trió con semejantes mujeres.

Vale: O por Dios que hicimos, tomamos mucho. Yo estoy de novia, esto nunca debió pasar.- y mirándome a mi.- Alberto por favor de esto ninguna palabra a nadie, por favor.

Clara: no hagas tanto escándalo que me duele la cabeza, somos adultos, y tu Valentina, enserio hablas, cuantas infidelidades le has perdonado al patán de tu novio, una tuya no compensan nada.

Valentina se cambió con prisa y se fue su habitación, yo la imite y empecé a cambiarme.

Clara: Tú quieto ahí, que todavía no te tienes que ir, lo que pasa en este viaje queda aquí, pero todavía no terminamos.

Me tomo de la mano y nos dirigimos a la ducha, ahí Clara se agacho y me hizo una mamada, fue corta y más que nada para conseguir una buena erección, se trepo a mi, entendí al momento lo que quería, la tome de las nalgas y la levante, mi pene jugo un rato hasta que pudo hacer blanco en su vagina, era realmente muy delgada y liviana su peso prácticamente no se sentía, la penetraba una y otra vez mientras nos besábamos, no aguanto mucho y acabo, yo seguía igual, salimos de la ducha nos secamos y Clara en la cama se puso en cuatro.

Clara: Vamos grandulón, párteme al medio.

Yo no me hice rogar y la penetre salvajemente, yo estaba como adormecido y me costaba acabar, y ella no paraba de hacerlo y tener orgasmos, después de media hora dándole pude acabar dentro de su vagina, caímos rendidos el esfuerzo fue grande, y yo no estaba tan acostumbrado a tener sexo tan seguido, dimos por concluido el encuentro amoroso. Ya abajo en el comedor del hotel hablamos y quedamos en guardar el secreto. Viajamos de regreso esa misma tarde.

Un mes después del viaje, estaba en mi escritorio cuando recibí un par de facturas que me parecieron sospechosas. Al preguntarle a un colega sobre ellas, se puso nervioso y las tomó, diciendo que eran facturas que le había mandado el director de compras para procesar. Me pareció raro, pero no le di más importancia en ese momento. Sin embargo, al llegar a casa, comencé a reflexionar sobre lo que había visto anteriormente y decidí investigar más a fondo. Llamé a mis amigos del equipo técnico de informática y me facilitaron archivos viejos y eliminados, lo que me sorprendió.

Después de una semana de investigación, descubrí que el novio de Valentina estaba haciendo facturas con sobreprecio y se quedaba con la diferencia. Sospeché que mi compañero de administración era su cómplice. Decidí no ir directamente con mi jefe, ya que la gerencia financiera dependía directamente de la presidencia después de la muerte de Miguel Ángel. En su lugar, solicite una cita con doña Susana, esperando que se tomaran medidas para detener esta defraudación que ya había alcanzado un millón y medio de dólares. La reunión fue a última hora, estaba ella y no me miro hasta que pronuncie una palabra.

Alberto: Creo que le están robando, y mucho dinero.- Dejo de hacer lo que estaba haciendo y me miro por encima del marco de sus lentes.

Susana: Continua y explícame.- Le acerque mi carpeta con todas las pruebas.

Alberto: ha sido un robo Hormiga, un poquito aquí, un poquito allá. En esa carpeta están todos los detalles que he podido averiguar, empezó todo hace más o menos dos años, después de la muerte de Don Miguel Ángel y la reestructuración. – Ella miraba los documentos y me miraba a mí.

Susana: No lo comente con nadie, déjelo todo en mis manos.

Salí de ahí cuando me lo pidió, me pareció raro, ni un gracias, buen trabajo chico, aunque éramos casi de la misma edad, por lo que sabia mi jefa tenía treinta y ocho años. Pero bueno, yo cumplí con mi trabajo. No supe más nada de mi investigación, tres semanas después estaba a punto de salir de trabajar cuando, recibí un mensaje de Valentina, que pedía encontrarnos para tomar un café, justo frente a la empresa. No dude y asistí a la cita, creía que ella tal vez defendería a su novio, pero no hablamos de todo un poco, cuando llegaron los café ella tiro sin querer la cartera, como todo caballero me pare para recogerla. La acomode me senté y empecé a beber mi café, estaba raro, no era el café común que servían ahí.

Vale: Termine con mi novio, mi madrastra me conto todo, sumado al hecho que se acostaba con cualquier mujer que pasara yo fue el colmo, con cachos y robándome. Quiero que sepas que a partir de ahora voy a hacer todo lo posible por ayudarte.

Escuchaba a Vale a lo lejos, empecé a marearme y sentirme raro, estaba en el aire.

Vale: Tranquilo, movimientos lentos, te he drogado, entenderás todo a su debido momento. Necesito llevarte a un lugar.

Estaba como flotando, casi no tenia control sobre mi mismo, Vale me paro y me acompaño afuera, ahí estaba una camioneta, un hombre la ayudo y me subieron, eso es todo lo que recuerdo. Desperté un par de horas después, todavía bajo los efectos de la droga, me dolía el pene. Me encontraba desnudo acostado boca arriba, un caño pasaba por encima de mi cabeza y tenia pies y manos atadas a él, esto dejaba mi culo levantado pude observar que también tenia atada la base de mi pene, que estaba durísimo y con todas las venas marcadas.

Mi vista iba mejorando más allá estaba una persona disfrazada de gatubela, pero de forma porno sexy, su disfraz era de cuero dejando ver gran parte de su cuerpo, estaba bastante buena, era una morocha grande, con muchas curvas y cintura pequeña, su piel estaba bronceada, me resultaba familiar, su mascara ocultaba poco de ella, hasta que me dí cuenta, ella era mi jefa, era Susana.

Loading

2 COMENTARIOS

  1. Wow me encantó el relato , no puedo esperar a leer la continuación . Lo que debo de mencionar que debe de revisar la redacion antes de enviar para que no repita partes ni oraciones por lo demás genial !!!

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí