Un profesor y su alumna de 20

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El profesor de educación, llamado Jeremy, es el más joven de todo el profesorado. Cuenta con 26 años, pero parece más joven de lo que aparenta. Bueno, no es raro, últimamente todos los adultos de Toronto, Canadá, se parecen a unas versiones remasterizadas de su adolescencia. Al momento de dar clases, muchos jóvenes siguen confundiéndolo con uno de ellos, eso a pesar de su uniforme distinto. Jeremy congenia con muchos chicos y chicas en el campus de la universidad en la que enseña, todavía le parecía increíble que en un lugar así haya un curso de secundaria.

Actualmente se encarga de un total de 50 alumnos, todos de la especialidad de terapia física y educación primaria. Sin embargo, a pesar de todo eso y de olvidarse de la mayoría de los nombres y apellidos, hay uno del que nunca se va a olvidar: Alice Restoguevara. Mitad rusa y canadiense. Hija de una profesora de universidad y el dueño de una de las franquicias de restaurante más exitosas del último año.

Alice, literalmente, es la clásica chica de serie de Netflix con la que todos los chicos sueñan, incluyendo también a las lesbianas. Y ¿cómo no? tiene un cuerpo perfecto: curvas naturales, piel clara, ojos celestes, rubia, con un flequillo hermoso, labios carnosos, extremidades firmes y lo que más llamaba la atención incluso de los profesores: sus senos. Eran enormes, copa H. Literal, todos se la quedan mirando como subtítulos en un anime en japonés, también en los vestidores, muchas chicas sentían envidia y otras alivio. O sea: ella parece el símbolo sexual canadiense universitaria.

Muchos chicos se han caído ante ella, hasta profesores que hacen todo lo posible por estar lo más cerca de ella. A pesar de que podría ganar mucho solo con su cuerpo, ella es muy aplicada y estudia un montón para volverse investigadora profesional en actividad física y psicología. Toma clases tanto en la mañana como en la tarde, cosa que vino con beneficio adicional: de viernes a domingo tiene libre y no le envían muchas tareas como a otros. Algunos creían que seducía a los profesores para que la aprueben, pero dichos rumores no duraron mucho.

Jeremy le da clases de educación física y en lo más profundo de su mente, no puede evitar ver esos enormes y perfectos senos balanceándose cuando corre. Ya después, debido a la incomodidad, le recomendó usar un top deportivo para que no despierte en los alumnos deseos extraños.

-Gracias profesor.

Le dijo aquella vez. Su vocecilla también era preciosa, delicada, femenina, nada arrogante, eso a pesar de estar casi todo el tiempo seria. Bueno, era todo un fenómeno en la escuela y está claro que muchos pidieron su mano, pero ella siempre los rechazaba alegando: no pienso tener noviazgos ni casarme, ni ahora ni nunca. Jeremy no sentía ni alivio ni frustración. A él tampoco le intersaban mucho los romances, es más, le provocaban repelús, pero con Alice sí que tenía una fantasía, así como otros hombres del lugar. Pero, algo que él nunca imaginó, sucedió. Ocurrió un 15 de noviembre. Algo que, de haberse enterado el resto de hombres de la escuela, seguro y lo mataban en el acto.

Aquel 15 de noviembre, la universidad canceló las clases debido a varias huelgas estudiantiles. Muchos no habían podido matricularse al ciclo venidero y a otros les faltaba el carné de estudiante y el pase a la biblioteca. Jeremy solo había tenido una reunión y luego pudo retirarse.

-¡Profesor!

La voz de Alice se oyó detrás de él. Jeremy se giró y ahí estaba, con sus senos enormes y cabellera rubia, vestida con una blusa manga corta, unos jeans ajustados, casaca verde, zapatillas blancas y una pulsera, además de su bolso.

-Seguro estas frustrada, o sea, vinieron aquí por las puras.

-Bueno, sí, en parte quería ver la huelga. No me entienda mal, no digo que esto sea bueno.

-Te entiendo.

Sus ojos no dejaban de mirar aquellos perfectos senos que moría de ganas por apretar. Alice no se percató de la mirada algo lasciva de su profesor, ella seguía comentándole que había planeado ir con sus amigas a un KFC, pero le daba algo de flojera caminar.

-¿Usted tiene auto?

-No.

-Ash, que pena.

-¿Por qué?

-Es que…

Le comenta de sus planes con sus amigas. Jeremy abre un poco más los ojos y le aclara que el KFC que ella describía estaba a unas cuadras.

-Es que, esta ciudad siempre me ha dado miedo ¿sabe? uno nunca adivina lo que puede ocurrirle a alguien como yo.

“Pues con tremendos senos” estuvo a punto de decirlo, que suerte que se lo guardó. Jeremy, algo nervioso, le propone acompañarla.

-¿En serio?

-Pues si te da miedo, sí.

-Gracias.

Sin notarlo, la chica se junta a él y le agarra del brazo. Jeremy siente un palpitar en su entrepierna, además de una sensación molesta, como un hormigueo. La chica más querida y deseada de su escuela estaba pegada a él, abrazándole el brazo derecho. Se alejan de la multitud con carteles y se meten por un callejón. El lugar estaba muy bien vigilado por guardias en sus cabinas, había uno en cada esquina. Caminan un buen rato hasta salir hacia la carretera, con cuidado cruzan y ya al otro lado…

-Sabe, no me gusta como ven mis compañeros.

-Ya veo.

No quería interesarse mucho en ello, entre más lo pensaba, más molesto se hacía la erección que se formaba en su entrepierna. Además, Alice comenzaba a apretarle con fuerza el brazo, pero aquel apretón se sentía bien, excitante de hecho.

-Hay algo que nunca me atreví a decir.

-¿Qué cosa?

“Supongo que si lo comenta, me lo dirá” reflexiona y tenía razón. Alice se detiene cerca de otro callejón y mira directamente a su profesor.

-¿Recuerda cuando decía que no quería tener novio?

-Ajá.

-Bueno, no era del todo cierto.

-¿Tienes novio ahora?

Alice niega y procede a notar aquella pequeña erección en los pantalones de su profesor, pero lejos de asustarse, se alegra. Se sonroja y arrastra al profesor hacia el callejón. Éste comienza a sospechar, pero le sigue la corriente, quería ver hasta donde podía llegar su alumna. A simple vista, nadie pensaría que ambos son alumna y profesor, ya que Alice tiene veinte años, aunque parece de 18. Una vez dentro del callejón, Alice suelta a Jeremy y se quita su casaca junto con el bolso para después dejarlo a un lado.

-¿Qué haces?

-Sé que usted también me ve como los otros chicos.

-¿Cómo?

-Disculpe que lo diga así, pero no se haga el tonto.

“Me dice esto, pero no parece enojada, más bien, tiene una sonrisa siniestra, es como si me provocara” pensaba mientras la erección se hacía más evidente. Agradecía estar en un callejón apartado, porque de lo contrario, todo el mundo lo vería y socialmente moriría.

-Sabe qué, hagamos un juego.

-¿Un juego?

-Ajá. Pero, y perdone que sea muy acelerada, tiene que bajarse los pantalones.

-¡¿Queee?!

-Hágalo o me voy. Es más, le estoy haciendo un favor, admítalo ¿se ha masturbado pensando en mí verdad?

“Solo una vez… bueno dos… en realidad, perdí la cuenta” pensaba sonrojado. Inconscientemente, se fue desabrochando el pantalón de buzo que cayó por la gravedad. Alice sonrió pícaramente al momento de ver aquella erección. Consiguiente, oyendo los quejidos del profesor, Alice procede a quitarse la blusa.

-¿Qué haces?

-Empezaremos con el juego, me desnudaré aquí y posaré ante usted, si resiste cinco minutos sin masturbarse ni correrse, gana. Y le daré un premio.

Esa última palabra la dijo de la forma más lasciva posible, relamiéndose la punta del dedo índice. Jeremy traga saliva, se pone firme, pone las manos a los costados y asiente energéticamente. Alice roníe a esto, saca su celular, pone cronómetro y pulsa star, comenzando así el juego. Lentamente y bailando, se va quitando el brasier revelando sus perfectos y abultados senos con los pezones erectos y rosados. Jeremy ya moría por chuparlos. Traga saliva, aparta las manos de nuevo y cierra los ojos. “Solo cinco minutos” pensaba. Alice deja cada prenda encima de su bolso. Se quita posteriormente los jenas ajustados.

-¿Te gustan?

Preguntaba por sus bragas. Jeremu asiente nervioso. “¿Por qué hace esto? ¿por qué ahora? ¿y por qué a mí?” pensaba quemando, sin querer queriendo, su cerebro. Alice, de alguna forma, pudo notar esa duda en él, así que le aclara.

-Profesor, usted me gusta mucho. Siempre ha sido así. Hablo en serio. Por eso quiero complacerlo. Porque usted es un buen chico, por más que se haya masturbado pensando en mí, es un buen chico.

-Gracias.

Esas palabras casi le hacían llorar, pero su mente se nubló al momento de ver aquella pequeña vagina rosada que hasta ahora le estuvo oculta bajo sus bragas rojas con lunares blancos. Al quitárselos, solo quedaron sus medias y zapatillas, esas todavía no se las quitó. Entonces, comenzó a bailar sensualmente, como si estuviera en el caño, en un straepdance. Lo interpretaba muy bien, moviendo las caderas lenta y sensualmente. Se veía muy sexy, además de esa melena rubia.

-Mire esto. Yo también me masturbaba pensando en usted.

Quedaban tres minutos y ya estaba a punto de correrse. No quería bajar las manos, ya que sentía que por instinto, se agarraría su miembro. Alice se puso en cuatro y comenzó a masturbarse delante de Jeremy, haciendo gemidos placenteros y sonoros. Le sorprendía que nadie los sorprendiese. Sus senos colgaban suculentamente de su cuerpo, balanceándose. Entonces, Alice meneó ese culo enorme y abultado, expulsando chorritos de jugos vaginales, indicando que estaba a punto de venirse delante de su profesor. Quedaban dos minutos.

En un momento se detuvo y se recostó, abriéndose de piernas y sin dejar de tocarse.

-Quiere esto ¿verdad? todos lo desean. Pero yo también.

“Eso es trampa” pensó algo molesto, pero desistió de decírselo. Entonces, vio como Alice se pellizcaba uno de sus pezones con la mano libre. Gemia suavemente, sin alejarse de lo lascivo. Con cada movimiento y segundo trascurrido, Alice iba estimulando su cuerpo hasta que, justo al momento de terminar los cinco minutos, Alice se corre a chorro prendido delante de Jeremy. Éste, excitado, casi pierde bajando las manos, pero al instante las levanta, intentando no correrse junto a ella. Alice cae de culo y se queda tendida allí. Segundos después, apaga el cronómetro y se acerca a su profesor.

-Vaya, ha ganado, y eso que bailé desnuda para usted. En parte estoy triste.

-Ajá, entonces…

-¡Oh claro! ¿pensaste que me había olvidado? pero seguro pensará que podrá penetrarme.

Ríe por lo bajo.

-Lo siento, pero eso no lo permitiré, al menos por ahora. Como le dije, usted me gusta profesor, su cara infantil es lo que me trae más loca.

-Supongo que eso es un cumplido.

-Ajá.

Alice se tira el cabello hacia atrás y luego, sujetando el miembro de su profesor, le comenta.

-Su premio será esto…

Y procede a lamer la punta del pene de Jeremy. Este echa un quejido leve, pero luego aumenta a mas cuando Alice comienza a chupar la punta, como un chupetín de fresa. “Vaya, con que así sabe un pene” piensa Alice recordando todas esas veces que vio pornografía en internet. había aprendido mucho de eso, sobre todo en lo que respecta a mamadas. Sabía que debía primero estimularlo con la mano, luego lamerlo en la punta, consiguiente chuparlo y para el final, como cereza del pastel.

-Aquí va.

Se lo introduce en la boca. Como si se tratara de una vagina real, comienza a chupárselo con placer, sacándole algunos gemidos. Jeremy tenía una voz algo delgada, por lo que sonaba como un niño, cosa que le excitaba mucho a su alumna. Jeremy también la amaba, su culo regordete, sus enormes senos, su piel blanca, su rostro, su cabellera rubia y esos labios que ahora mismo besaban su pene. Era el sueño que nunca pudo tener en la cama por las noches.

Alice siguió moviéndose, relamiendo el pene de Jeremy como una paleta, el mismo le ayudó empujándola con algo de brusquedad, cosa que le gustaba a su alumna. Ella a su vez, se masturbaba. Poco a poco, el pene de Jeremy se iba calentando hasta que se sintió como un horno a distancia. El calor aumentó en ambos cuerpos y sin previo aviso, luego de gemir una vez más y de que Alice se corriera de nuevo, el semen salió expulsado como un potente chorro que Alice no pudo contener.

Pensó que aquellos videos de anime solo exageraban, pero acaba de comprobar que en verdad podía suceder. “Me acaba de violar la boca, su semen está caliente y pegajoso, sabe como a miel” piensa perdidamente mientras se lo traga y relame los labios. Jeremy cae rendido, su visión estaba borrosa de tanta repentinidad. Alice se le acerca y le da un beso con lengua en los labios.

Minutos después, luego de vestirse de nuevo y antes de salir del callejón.

-Espere.

-¿Qué pasa?

-Quiero hacer un trato con usted. Aprovechando que estoy aprendiendo a como jaquear algunas cosas…

“Además de explosiva sexual, también jáquer” pensó riéndose un poco.

-… deseo que usted, hasta que me licencie, no vea pornografía ni se masturbe con esos videos sin pensar en mí. Esto de aquí fue solo una excepción, pero no se repetirá.

-Lo entiendo.

En realidad, se moría de rabia, porque quería seguir otro día.

-Escuche, cada fin de semana revisaré el historial de su Google y ni intente borrarlo, sé una forma de recuperar esa información. Si me promete no masturbarse con esos videos y no buscarme para más sexo, al licenciarme lo buscaré, compraré unos boletos a Hawái y nos iremos de luna de miel anticipada, para tener todo el sexo que quiera. Ahí sí le permitiré penetrarme.

-Un momento, esto es demasiada información. ¿Cómo que boletos?

-No soy millonaria, pero el dinero no me falta. Con los trabajos de mi padre y mi futuro título, tendré todo el tiempo y el dinero para irme con usted a Hawái y disfrutar de todo el sexo que queramos. Aunque no lo crea…

Acerca su rostro al del profesor y le susurra.

-… soy una ninfómana en toda regla.

Al alejarse, nota que su profesor tiene otra erección y sintió pena, pero no hizo nada. Se alejó hacia la salida del callejón y mirando de reojo a Jeremy, le recalca.

-Recuerde, nada de videos porno hasta dentro de cuatro años. Ahí podremos disfrutar de nuestro afrodisiaco paraíso. Es más, para hacer más fácil esto, le mandará cada tanto fotos de mí desnuda, pero no las comparta ni comente a nadie esto. Por más que también sea mayor de edad… bueno, usted entiende.

-Ajá.

-Bien, sellamos el trato entonces.

Se le acerca y extiende la mano, Jeremy la estrecha gustoso. Entonces, salieron del callejón sin levantar sospechas y Alice pudo irse al KFC con sus amigas mientras que su profesor tomaba un taxi hacia su casa. Y créanme, una vez Alice se licencio y luego de confirmar que su profesor cumplió su palabra, compraron unos boletos para Hawái y allí, tuvieron sexo tres veces al día por una semana.

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