Tres horas después aparece con unas bolsas. En este tiempo he limpiado el baño, he tendido la ropa y puesto otra lavadora. También he recogido la cocina y preparado algo para la comida.
-¿Qué mierda es ésta? ¿Qué coño haces con ropa en mi casa, puta?
-Hombre, estaba ventilando y, con la casa abierta, ¡no voy a ir en pelotas!
-Los cojones que no. Salvo que te de permiso expreso, puta, irás en pelotas. ¿Lo entiendes?
-¿Y si me ven los vecinos?
-Repito, ¿lo entiendes?
-Si me ven en pelotas en su casa…
-¡Que si lo entiendes!
Yo bajo la cabeza.
-Sí, vecino.
Y comienzo a desnudarme.
-Mucho mejor, guarri. Y por cierto, vengo de la calle y ¿no te hace feliz?
Le miro extrañada y luego entiendo. Me acerco y le planto un beso. Él, a cambio, me agarra bruscamente una teta y aprovecha mi beso para invadir mi boca con su lengua. Huele a ginebra, así que, además de compras, también ha aprovechado para beber…
Finalmente nos separamos del beso y su mano abandona mi pezón.
-Echaba de menos a tus amigas gemelas. -Dice riéndose mientras da golpecitos por debajo a mis tetas y miras cómo botan. -Mmmm, ¿y encima cocinas? Joder, eres una mujer cojonuda, jajaja.
Comienza a desnudarse y riendo, me da un azote en el culo.
-Comeremos en el salón, vecina, viendo una peli.
Así que me toca preparar la mesa del salón con la comida. Él mientras, enciende la tele.
-Bueno, vecina, para que veas que soy bueno te dejo elegir. Tenemos dos putas y un destino, las enfermeras obedientes, colegialas aplicadas…., ésta la he visto cuatro veces, está muy bien, jajaja. También tenemos Atada y humillada en el bar y Zorras Salvajes… y ahí hay más si quieres mirar.
-Cualquiera me vale, vecino, si me acaricias mientras la vemos.
La sensación es extrañamente agradable. Comemos en la mesa del salón, juntos. Mi pierna descansa sobre su rodilla mientras él, usando sólo su mano derecha para comer, emplea la izquierda para acariciar mi muslo. Me acaricia y mira concentrado cómo un rabo enorme destroza (o no tanto) a una ligerísima rubia.
-Joder, Silvia, ¿has visto alguna vez un rabo así?
-Los únicos rabos que he visto son el de Pablo y el suyo, vecino. El suyo no llega a esas dimensiones y, del de Pablo, no hablamos ¿no? -Digo sonriendo y provocando su carcajada.
Terminamos de comer y, por supuesto, me toca a mí recoger. Cuando termino, mi vecino está fumando un cigarrillo y me ofrece uno. Yo recuerdo mi parte del trato. Lo enciendo y le doy una calada. No me gusta el sabor. No me gusta lo insalubre que es… pero lo he prometido.
-Ahora vamos a ir a la piscina, Silvia. Me han dicho Cris y Lidia que bajarán ahora y me parece que esas zorrillas quieren que las mire un poco. No te lo tomes a mal, tú estás buena y eso, pero a ti te tengo luego en pelotas cuando quiera. Me apetece ver a esas chiquillas también.
Lo que me dice me cae como un jarro de agua fría. Pensaba que era un sueño para él, tener un cuerpo como el mío a su disposición durante esta semana y sin embargo… ¡gasta el tiempo bajando a la piscina a mirar a otras!
-Pues dame las llaves, -le digo seria- tendré que ponerme un bikini.
-No te preocupes, mi guarri, que ya he pensado en eso.
Y levantándose, se acerca a la bolsa que trajo esta mañana. Saca un bikini brasileño mucho más pequeño que el que llevaba ayer. El sujetador es enano, pero la braga… ¡es un tanga!
-Pero, ¿cómo voy a bajar así a la piscina? Son mis vecinos los que…
-Pues así o en pelotas, como prefieras, jajaja. Póntelo aquí.
Veo que no hay opción. Además le prometí vestirme como él dijera aunque… ¡cómo llamar a esto “vestir”!
Cojo la prenda. A pesar de que tengo el pecho pequeño, me cuesta cubrirlo con los breves triángulos que tiene el bikini. En cuanto al tanga…
Él babea mientras me lo pongo. Veo cómo su rabo comienza a elevarse.
-Deberías bajar siempre así. De hecho…
Y, cogiéndome de los hombros, me apoya en la mesa donde acabamos de comer. Mis tetas tocan la madera mientras su mano aparta la apenas existente tela del tanga.
-De hecho, te voy a follar así, guarra.
Su rabo, de nuevo, entra hasta el fondo de un empellón.
-Joder, guarra, ¿no te da vergüenza bajar así a la pisci?
Y comienza el martilleo.
-Me dijo la de la tienda que ese bikini ni siquiera tenía forro, de modo que se marcarían demasiado los pezones y, hala, la muy puta de mi vecina se lo pone igual.
Chof, chof, chof.
-Dime ¿te da vergüenza?
-Sí, vecino. Sabe que sí.
Él se ríe y me folla salvajemente durante unos minutos sin dejar de hablarme.
-¿Te da vergüenza que todos los vecinos te vean los pitones marcados?
-Sí vecino.
-¿Y que te vean el culo con el tanga?
-Sí vecino.
-Pues que lo vean marcado, jajaja.
Y me pega un azote fuerte.
-Que, ¿te pone bajar así de guarra a la piscina por mi culpa?
-Sí, vecino.
-¿Te pone que incluso alguno piense que esa marca en el culo te la ha hecho tu vecino viejo verde y gordo?
-Síii, vecinooo.
…Y yo comienzo a correrme… Mientras él continúa riéndose y dándome.
En mi viaje le oigo decir que ya ve a Cris y Lidia y que quiere bajar a verlas. Un segundo después noto su leche desbordarse dentro de mí. Después de los espasmos, termina con un azote y sale de mí.
Mi primera preocupación en la piscina es tratar de que no se note que su leche se sale de mi tanga. Así que en cuanto bajamos me meto en la piscina. Estoy un rato y cuando salgo, veo a las dos jovencitas hablando al viejo y a un vecino mirarme el culo. Salgo y pongo la toalla a su lado.
Las dos chavalillas miran mi modelito con la boca abierta. Ellas llevan también un bikini pequeño, pero es aproximadamente el doble o el triple de recatado que el mío.
Noto sus miradas de enfado cuando el viejo me mira el cuerpo.
-Pero qué buena estás, Silvia.
-Muchas gracias, vecino.
La reacción de las dos jóvenes es colocarse el bikini para enseñar más, lo que provoca una sonrisa en él.
Pasamos una hora en la que mi vecino no para de decir burradas a las chicas, que son contestadas con sonrisas por su parte. Siento que estoy de adorno, sólo para focalizar las miradas del viejo de vez en cuando y sonreír como una imbécil. Afortunadamente no dice nada que pueda hacer sospechar que me la está metiendo hasta el esternón, pero las chicas notan algo raro.
Finalmente, el viejo se cansa del sol y dice que se va a subir. No me ordena nada, así que, para disimular un poco, me quedo un rato yo sola. Varios vecinos me miran. Uno de ellos es un policía chulazo con un cuerpo de escándalo y diez años menos que yo. Cuando nuestras miradas se cruzan se acerca a mí.
-Bonito bikini, vecina.
-Muchas gracias.
-¿Cómo es que bajas sola?
-Mi marido se ha ido de viaje esta semana.
-Entiendo… Nunca te habías lanzado a bajar tan atrevida… ¡una lástima! -Me dice con una sonrisa perfecta.
-No, pero creo que ahora lo haré más a menudo.
-Esa es una gran noticia. Habría que celebrarlo.
Yo sonrío.
-Si quieres luego te invito a tomar algo. -Y vuelve a sacar su sonrisa perfecta. Estoy segura de que piensa que esa sonrisa es infalible… Pero yo tengo otros compromisos… tengo que cambiar ese cuerpo perfecto y esa sonrisa perfecta por una barriga y aliento a alcohol.
-Muchas gracias por el ofrecimiento, pero no va a ser posible. De hecho, tengo que subirme ya, -Le digo sonriendo mientras recojo mis cosas.
-Si cambias de idea, -me dice sonriendo, -recuerda, portal 5 2ºA.
-No cuentes con ello. -Respondo sin dejar de sonreír.
Y llego al portal. No tengo llaves. Llamo al telefonillo… ¡joder, tengo que pedirle permiso hasta para entrar al portal!
Una vez arriba me abre sonriendo. Me agarra y me mete para adentro.
-Joder qué buena estás, Silvia.
Separa un triángulo del bikini y comienza a chuparme una teta.
-¿Qué te decía el poli?
Yo le acaricio la cabeza mientras se merienda mi pecho.
-Que me quedaba muy bien el bikini y que si tomábamos algo.
-¿Qué? -Deja de comerme el pezón y me mira fijamente. -Será cabrón el tío ese… porque una cosa es tu marido maricona, pero ¿competir con ese tío…? ¿Qué le has respondido?
-Que no.
-Jajaja. Bien hecho vecina. -Vuelve a succionar mi pecho. -¿Por qué le has dado calabazas a ese tío?
-Porque esta semana soy tuya.
-Jajaja. -Ahora su lengua juega con mi pezón.- ¿Prefieres estar conmigo a estar con ese tiarrón?
-No tengo elección, vecino. Hicimos un trato tú y yo. Y tengo que cumplirlo. Mi palabra es mi palabra- Digo besando la cabeza mientras me lame. -Además, so cabrón, sabes que sí… sabes que prefiero estar contigo.
-¿Tanto te gusta estar conmigo que me eliges por encima de ése? Entonces voy a tener que subir el precio del alquiler, jajaja.
-Dime vecino, ¿en qué piensas?
-Además de lo que hemos acordado… quiero también grabarte en vídeo.
Y entonces le leo el pensamiento.
-Mientras hablo con mi marido por teléfono, ¿verdad?
-Eso es, jajaja. Entiéndelo vecina, Dos putas y un destino mola, pero ver cómo te toco las tetas mientras tu marido te cuenta que el otro día me pilló mirándote y que me aleje de ti… no tiene precio. Quiero follarte mientras hablas con él, quiero que pongas el manos libres y escuchar lo que te dice mientras mi verga te taladra. Quiero oír cómo dice “aléjate de tu vecino guarro” mientras mi polla resbala en el coño de su mujer.
Me lo pienso… La verdad es que lo entiendo perfectamente. Tiene todo el morbo del mundo follarme mientras mi marido me dice que no le deje ni que me mire.
-Me parece justo el alquiler nuevo, vecino. Sólo quiero una cosa a cambio, ¿podrías ducharte?
Él comienza a reírse.
-Jajaja. Ni de coña vecina, ni de coña.
-Tenía que intentarlo… -respondo sonriendo. Miro el reloj. -Son las 7. Pablo me dijo que me llamaría sobre esta hora. Tenemos que prepararnos.
Y tomándolo de la mano lo llevo al dormitorio. Me quito el bikini y coloco la videocámara sobre la cómoda para que se nos vea bien. Preparo el mando a distancia mientras él se tumba y me mira babeando.
-No hace falta el mando… ya que estamos, ponlo ya a grabar para que tenga también como me la chupas, zorrita…
Una horas después, tumbada, mirando al techo y aún un poco borracha por las tres cervezas que he tomado en la cena y el cigarro de después, le digo:
-Ha sido muy fuerte.
-¿A qué te refieres?
-Antes, cuando me llamó Pablo. Cómo se cabreó cuando le dije que habíamos coincidido en la piscina.
-Ya lo oí, jajaja. Cierto que estuvo bien. Justo como te dije que soñaba… Mmmm. Oírle decir que te alejaras de mí mientras te agarraba con fuerza las tetas y te mataba a pollazos estuvo de lujo, jajaja.
-Fue bestial, vecino. Estuve a punto de correrme justo en ese momento. No sé cómo pude disimular.
-Yo no pude aguantar, jajaja. Verte con una mano sobre la mía que te apretaba el pezón y con la otra en el móvil mientras tu berza libre botaba ante mis embestidas y diciendo que sí a tu maridito… fue demasiado para mí. Menudo lefote te eché.
-Sí, y saber que lo tienes registrado todo… Ya, si le dices a Pablo que me follaste, no será tu palabra contra la mía.
-Jajaja. Eso sin contar cómo me la chupaste antes de que llamara. Y cómo después de que le colgaras, te frotabas contra mí para lograr correrte. Te has vuelto muy puta ¿eh?
-Será que no estoy acostumbrada a ver dos pelis porno al día. Una en la comida y otra en la cena y bajar en pelotas a la piscina.
-Tengo que reconocer que yo tampoco estoy acostumbrado a verlas acariciando unas piernas como las tuyas. ¿Has pasado calor?
-Hombre. no hace ahora como para estar con medias y tacones, pero cuando lo sacaste de la bolsa y me ordenaste que me lo pusiera, me pareció perfecto. Me gusta que me acaricies las piernas. Si tengo que ponerme medias y tacones para que lo hagas, bien está.
-Después del bailecito que me hiciste al ponértelas, casi te follo, jajaja. Si no te hubiera reventado el coño mientras hablabas con Pablo, te la hubiera metido otra vez, jajaja.
-Pues vecino, no me quejo. Tumbarme con las piernas sobre ti y sentir tus caricias durante lo que quedaba de peli porno fue delicioso. Así me tenías que en cuanto acabó la peli, tuve que suplicarte que me follaras.
-Jajaja. Mira que te decía que no tenía fuerzas y tu… ¿y si te la chupo antes?¿te la meneo un poco? Al final tanta súplica…
-Todavía me queda una súplica más, antes de dormir.
-Dime vecina.
-Pues igual que ayer… ¿podrías cogerme las tetas para que duerma bien?
-Jajaja. ¿Tan poco te las soba Pablo, que quieres que yo te las masajee por la noche?
Yo sonrío.
-Buenas noches, vecino. -Digo besándolo y poniéndome de espaldas a él.
Después agarro su mano y la paso por mi espalda hasta usarla como improvisado sujetador.
-Buenas noches vecina. -Dice dándome un pellizco en el pezón antes de cubrir mi pecho con tu mano.
Siento su verga otra vez puntear mi espalda. Eso está bien.
![]()
Hola Silvana un gusto leerte, ojalá subas pronto la continuación, está excelente que se esté sobajando casa día más, ojalá la saque a pasear a su vecina con un atuendo digno de ella, me da mucho morbo el que cele a su viejo vecino y ella desprecie a hombres modelos como el poli. La conversación nos la dejaste a la imaginación un gran plus.
Muchísimas gracias por el comentario. La idea de la conversación era justo esa.
Que delicia de saga de relatos, espero que hagas más son muy buenos, quizá uno con el poli jejeje
Muchas gracias, Frost. Te hago un spoler: el poli cumplió su función en la historia. Ya no aparece más.
Sutil elegancia narrando…
Muchas gracias, Hechicero
Disculpad, hay una errata en el título, debería ser el 5
Ah me pareció, espere mucho este capítulo. Muchas sensaciones me despierta.
Me alegra que te guste. Veo que se ha corregido.
No te tardes tanto para el proximo
¿Y esto?