Una historia nueva (2)

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T. Lectura: 12 min.

Nuevamente nos encontramos en la Ciudad de Guadalajara en el Estado de Jalisco.

Nos encontramos en la casa donde vive Beatriz, quien es la novia de Marcelo, ellos han tenido el suficiente tiempo para conocerse más, lo que no sabe Cristina es que su hermano le tiene reservada una gran sorpresa, pero de ella se enterará cuando sea precisamente la familia de Beatriz quien vaya a dársela. A Cristina le ha sorprendido ver a una de las empleadas domésticas que les abre la puerta, por lo hermoso de sus facciones, de ojos del color de la miel y su larga cabellera negra, ella está descalza, de pies hermosos. Salió con solo una bata corta que le permitía lucir sus bien torneadas piernas morenas. Reconoció a Marcelo cuando tocó por el interfon y seguidamente tras unas sonrisas de intercambio pasan a la casa.

–Pase señorito Marcelo, la señora Consuelo los está esperando a usted y a su hermana la señorita Cristina.

–Tú debes ser Graciela, ¿verdad? ¿o eres Mónica?, perdón pero es que son tan parecidas ustedes que las confundo –dijo Marcelo al no saber cómo dirigirse a ella.

–¡Sí! en efecto yo soy Graciela y sí tenemos algo que nos distingue a mi hermana y a mí, pero luego le digo lo que es, señorito Marcelo.

–El hermano de ustedes es quien trabaja como chofer, ¿Verdad?, él es Alberto ¿o me equivoco?

–Sí Alberto es nuestro hermano, y es el chofer, pero por favor pasen. –Tanto Alberto como sus hermanas también tienen su propia historia.

La casa es magnífica con un amplio jardín al frente y otro en la parte posterior con dos habitaciones separadas para la servidumbre. Cristina se queda admirada observando la amplia sala con mullidos sillones y una gran pantalla, en ese momento baja por las escaleras una señora de muy buen porte, que es bien conocida por Marcelo, él presenta a Cristina con la señora Consuelo, madre de tres hermosas chicas. Beatriz, la novia de él y a Andrea y Araceli, hermanas de Beatriz. Consuelo quien ya conoce a Marcelo se acerca para saludarlo de beso en la boca ante la sorprendida mirada de Cristina, admirada por lo mismo, se enrojecen sus mejillas, ya que no esperaba ver algo así.

–¡Mira Consuelo!, ella es mi hermana Cristina de quien les he hablado mucho.

–¡Oh, sí!, encantada cariño, tu hermano nos ha hablado de todo lo interesante que haces, –¿Qué tanto les habrá dicho de mí?, piensa Cristina para sus adentros, ¿será capaz mi hermano de…?- Qué escribes novelas de amor, debe ser interesante leerte.

–¡Sí, pero aún no he terminado! –contestó con cierta angustia y sonrojada.

–Ya habrá tiempo para todo cariño, no debes preocuparte, aquí son bien recibidos.

Consuelo les ofrece algunos canapés y bebidas a base de tequila además de cervezas, por lo que pronto se encuentran animados, aunque Cristina se encuentra un tanto desconcertada luego de lo que vio y lo que dijo Consuelo acerca de sus escritos, no pudo más que echarle una mirada de reclamo a Marcelo. Detrás de su madre, Beatriz la novia de su hermano se ha presentado con Cristina en bata de baño.

–¡Cuñada!, qué gusto conocerte, de verdad que no ha exagerado para nada tu hermano al decir que eres toda una muñequita tan linda y hermosa que no le creí, pero ahora que te veo, ¡Guau!, estás lindísima. –y sin que ella pudiera evitarlo, acercó su rostro y le dio un beso en los labios, un beso suave en el que Cristina pudo apreciar el contorno perfecto de unos labios gruesos y perfectos para ser besados de distintas maneras.

–¡Guau! –arremedó Cristina- jamás pensé ser tan bien recibida por mi cuñada, realmente creo que mi hermano exageró si es que les dijo palabras tan bonitas acerca de mí, me siento muy complacida.

–¡Oh!, cariño te sonrojaste por mi beso, perdón, pero es que todos en la familia nos saludamos así, siempre ha sido nuestra costumbre, por favor no te sorprendas, pero estaba por terminar de arreglarme para recibirlos y me cambio por ropa más cómoda, ya ven que está haciendo bastante calor.

Se acerca a Marcelo y le da un beso en la boca pero está vez pareciera como si estuviera comiendo su boca ya que intervienen sus lenguas. Luego sube a su habitación para arreglarse, Cristina ha quedado sorprendida de lo bella que es su cuñada Beatriz y no esperaba encontrarse con alguien así, de hecho pensaba que sería como cualquiera de las novias que había tenido su hermano, casi todas ellas, como flores sin aroma y sin ningún tipo de belleza, tanto interior como exterior. Los cabellos de Beatriz como los de Consuelo, eran de un tono rubio cenizo y sus facciones muy parecidas, aun cuando su edad fuera de veinte años al igual que la de Cristina, era como muchas mujeres que aparentan menos edad de la que tienen.

Beatriz al poco tiempo bajo de su habitación, portando un conjunto de blusa y falda corta que parecía no cubrir su sexo, exhibiendo unas hermosas piernas largas y bien torneadas, su blusa se encontraba apenas cerrada con un par de botones, luciendo buena parte de sus generosos pechos, los que saltan conforme se mueve por efecto de carecer de un sostén que los detenga, ella se sienta en medio de Marcelo y Cristina.

–¡Bienvenida, Cristina, en realidad eres tan hermosa como nos dijo tu hermano! –sin que siquiera le diera tiempo a pensarlo, le plantó otro cariñoso beso sobre sus labios que la dejo inmóvil ya que no esperaba tener un recibimiento así.

–¡Mamá!, -dice refiriéndose a Consuelo- quiero que vean a Cristina también como de la familia, para que se sienta en confianza, después de todo prácticamente es cómo si ya fuera mi cuñada.

–No te debe sorprender, Cristina, ¿verdad Marcelo?, -dijo Beatriz luego de abrazar a Marcelo y besarlo nuevamente en la boca para voltearse luego de haber recibido de igual forma a la hermana de su novio ante la mirada totalmente desconcertada de ella- Mira Cristina, tu hermano nos ha hablado mucho de ti y quiero decirte que aquí la costumbre es saludarnos de beso en la boca, no debe sorprenderte, que a tu hermano lo besamos así porque es mi novio y todas aquí también nos besamos en la boca como un saludo de integración familiar.

Consuelo se quita una pañoleta que la cubría, luciendo un vestido bastante escotado que hace que tanto Cristina como Marcelo eviten verla directamente a los ojos, su apariencia era la de una mujer de unos treinta y dos años, aunque debía ser de esas mujeres que aparentan ser más jóvenes, –era algo ilógico tener una hija de veinte a los treinta y dos, lo cual suponía que debía tener más edad-.

Consuelo posee una figura esbelta con un talle delgado además de lucir una abundante cabellera rubia platinada, contrastando con sus ojos verde aceituna, que a la vez trasmitían confianza y una suave tez blanca, para quien la viera creería estar viendo a una artista de Hollywood como Stella Stevens, una belleza de una serie de televisión ya de algunos años, según Beatriz hubiera comentado a Marcelo, pero a juzgar por las apariencias no podía dudarse de su gran parecido como así también sucedería con Beatriz por ser la hija de Consuelo, quien se acerca a donde se encuentra Cristina y le da de su propia mano un canapé para ponerlo dentro de su boca.

–Mira prueba que ricura de bocadillo, les estamos ofreciendo, ¡A ver abre tu boquita!

–Gracias, señora Consuelo, sí se ven ricos y lo están.

–A ver un poquito de vino para que te sepa mejor –de igual forma le extiende con su mano la copa inclinándola sobre sus labios para que ella pueda sorber el vino, tal cual si fuera una pequeña a la que hay que darle de comer en la boquita, y aunque parezca increíble, el detalle que la tratara así, gustó mucho a Cristina.

–Eres muy bonita como dice mi hija Beatriz y ella es de las que no habla por hablar, realmente nos sentimos muy contentas de recibirlos a ti y a tu hermano Marcelo que está también muy guapo y ni dudar que sean hermanos con esa fisonomía y esos rasgos tan parecidos, pero los tuyos como los de una muñequita muy fina y los de tu hermano como los de todo un hombre. Pero por favor tutéame que no quiero sentirme tan vieja.

–¡Gracias! Consuelo, eres muy agradable –contesta Cristina algo turbada.

–Pero sí esto no te parece inadecuado también quisiera saludarte de beso en la boca, es la costumbre, para quienes pertenecen a nuestro círculo familiar como te dijo mi hija Beatriz. –Consuelo se acercó más a Cristina tomándola de la mano, al tiempo que recargaba su otra mano en su pierna descubierta, haciendo pequeños círculos alrededor de esta con la yema de sus dedos, algo que le produjo un extraño escalofrío.

–No, al contrario, aunque me parece algo raro, pero ha sido tan rápido que aún no lo asimilo bien –para Cristina en realidad le parecía algo inesperado, pero aun así le empezaba a gustar el ligero morbo que le provocaba la situación, tanto así que sintió que empezó a sentir algo agradable por debajo de ella, ligeras burbujas mojaban su tanga, por lo que solo atinó a contestar- aunque creo sinceramente que sí sería de mi agrado empezar a saludarnos así.

–No te apenes, entonces permite que te de un beso de bienvenida a nuestra familia…

Consuelo lo dijo con toda la seguridad que la caracterizaba, acercando su rostro al de ella, para impregnar de una manera cálida sus labios con los de Cristina, y se lo dijo sin siquiera despegar sus labios de los de ella con palabras pausadas, que parecían estarla mojando aún más.

–Después de todo eres la hermana del novio de mi hija y eso te hace ser como de la familia también desees entrar de lleno a nuestro círculo familiar… –al terminar de decir todo esto fue que se despegaron ambas bocas lentamente y sosteniéndose las miradas ¿Se abrían alterado sus hormonas?

–Pues, creo que me complacería mucho eso –atinó a decir con cierto nerviosismo aún a pesar de que ni siquiera pudiera imaginarse lo que tal propuesta pudiera significar para ella y para su hermano que ya estaba más metido adentro de la familia que Cristina –la mano de Consuelo recorrió un poco más adentro la pierna de Cristina que parecía estar gozando la magia del momento.

–Pero por favor, tomen asiento –dice mientras le da instrucciones a la sonriente doméstica aún descalza, con su tez morena clara y ojos café como la miel, pero con una mirada francamente pícara, que para sorpresa de ella, porta un uniforme bastante corto de falda, luciendo sus morenas piernas un poco por debajo del nacimiento de sus nalgas y con una blusa totalmente transparente que hace lucir la hermosura de sus pechos y la figura bien definida del contorno de sus pezones que resaltan sobre la tela, adivinándose la ausencia de un sostén incapaz de disimularlos.

Algo les hizo voltear la vista cuando va bajando por las escaleras una señora de buen porte, la tía Soledad a quien también ya conoce Marcelo, con tal vez los mismos años de edad que la tía Consuelo, la cual les es presentada por Beatriz como su tía Soledad, está por demás decir que debido a las características tan notables de fisonomía entre ambas, era totalmente innegable que fueran hermanas, aunque Soledad poseía un cuerpo más parecido al de Morgan Farchild, en sus mejores años, aunque el color también miel de sus ojos la distinguiera de su hermana así como la diferencia en siluetas, aunque había una manifiesta simpatía y una sonrisa cautivadora en ambas hermanas.

Una gran foto en la sala donde ellas aparecían con sus manos puestas en los brazos de Enrique el hermano de ambas junto a sus cuatro hijas y un varón, mostrando también él los inconfundibles rasgos de sus hermanas, Consuelo y Soledad al igual que sus hijas. A Cristina le pareció extraño que en lugar de estar con sus maridos, ellas aparecieran retratadas junto a su hermano, pero no era el tiempo de aclaraciones.

–Ella es Cristina, la hermana de Marcelo, ¿a poco no te parece bella esta muchachita? –dijo a su hermana Soledad- ella ha aceptado bien el saludo que acostumbramos en la familia, ya que por ser la hermana de él, es bienvenida y como tal merece que le demostremos toda nuestra hospitalidad.

–Pues encantada de conocerte, Cristina, eres bienvenida, así que siéntate como en tu casa al igual que Marcelo quien ha sido considerado como un miembro más de nuestra familia, así como queremos que tú también lo seas y te sientas bien con nosotros.

–Es usted muy guapa, señora Soledad al igual que su hermana.

–Pero por favor hazme un gran favor y háblame de tú, que realmente me apena que no lo hagas

–Sí, Soledad, también a mí me agrada ser considerada así aún cuando apenas hemos sido presentados.

–Tus palabras nos hacen sentir muy bien ¿Verdad Beatriz? Tu cuñada es toda una muñequita –Beatriz que las observaba tomada de la mano de Marcelo asintió con la cabeza

–Nunca imaginé que mi dulce cuñada fuera tan hermosa como me dijo mi novio.

Soledad al igual que su hermana Consuelo portaba un vestido en color lila, de los colores favoritos de Cristina también con un gran escote que hace que tanto Cristina voltee hacia otra parte pues ella porta unos pechos hermosos que parecen querer saltar de su escote y de una apariencia de no más de treinta años de edad, aunque al igual que su hermana Consuelo ni siquiera aparenta tener más edad por tener dos hijos que viven en Canadá y que aparecen en el cuadro familiar.

–Se acercó para darle un beso como era la costumbre de la familia. Cuando Soledad acercó su rostro al de Cristina, ella se puso un poco nerviosa, pero se armó de valor en cuanto empezó a sentir el beso tan sensual que le provocara la boca de carnosos y jugosos labios de Soledad, se quedó en un agradable éxtasis, tratando de no demostrar lo que estaba sintiendo y del mismo modo saludo a Marcelo quien al parecer ya sabía algo más sobre la familia de su novia a quien tenía más tiempo de conocer y como hombre que era no iba a desairar un saludo así.

Cristina ha quedado sorprendida con su nueva familia la cual al parecer ha aceptado con agrado, no puede dar crédito de lo hermosas que se ven ambas una al lado de la otra. Mientras continúan platicando, Cristina se ve un tanto nerviosos debido a los escotes que tanto Consuelo como Soledad portan, aunque ambas hermanas son de hermosos pechos, sin embargo, las areolas de sus pezones parecieran estar asomándose cada vez que se inclinaban a brindar por su visita, no cabía duda que aquello sin duda, se trataba de un gran recibimiento, aunque Cristina no quedaba atrás, ya que llevaba puesto tal vez no el gran escote, pero sí el suficiente para presumir sus lindos atributos.

Tanto Cristina como Marcelo han estado tomando palomas a base de tequila que les preparara Beatriz por lo que empiezan a sentirse más relajados, riendo con las ocurrencias de Beatriz que les estuviera contando situaciones graciosas que les ocurrieran tanto a ella como a sus hermanas, por lo que el ambiente se torna magnífico en tanto una música tranquila y relajante se escucha invitándolos a bailar.

Consuelo le extiende la mano a Cristina para que acepte la invitación al baile y al abrazarse, el efecto de las palomas ya ha desinhibido a Cristina en tanto la madre de Beatriz la toma de la cintura atrayéndola contra su cuerpo, ella ya puede darse cuenta que el escote de Consuelo es tan pronunciado que su vista puede abarcar la carne blanca de sus pechos descubriendo graciosamente uno y otro de sus pezones que se mueven al vaivén de la música embriagadora, ambas sostienen sus miradas como si estuvieran embelesadas y acercan sus bocas para fundirse en un beso suave y tierno que las invitara a continuar pegadas de sus labios ante las complacientes miradas de Soledad, de Beatriz e incluso su propio hermano Marcelo.

Por su parte Marcelo ha estado bailando con Beatriz junto con Soledad, Cristina se queda admirada al ver lo que está sucediendo, no puede negar que el cuadro que le están brindando es hermoso. Soledad no quiere quedarse atrás y besa a su sobrina de manera muy sensual en la boca, abrazándola y pegándola contra sus pechos, sin embargo, para Marcelo eso era algo que sucedía con cierta frecuencia y lo veía como algo normal entre ellas, debido a la forma que acostumbraban besarse. Al voltear Cristina vio que la tía Soledad además de besar a su sobrina, juntando sus bocas junto con la de su hermano también y lo hizo como algo que también le gustara experimentar pero lo estaba excitando y eso a la vez lo inhibía.

Cuando bajan juntas Andrea y Araceli, Marcelo se queda pasmado, no cabía duda de que le había impresionado ver la lindura y el bomboncito que era Andrea, con una mirada coqueta como la de su hermana Cristina, de esas miradas que te dicen “llévame a la cama y hazme tuya”, sin quedarse atrás Araceli, delgada y de un busto más grande que el de su hermana. Para Marcelo quien no había tenido la oportunidad de conocerla Andrea, ha hipnotizado sus sentidos no había estado en Guadalajara, sino con su “supuesto” tío Enrique, para él fue una agradable sorpresa. Araceli por su parte también y Andrea saludaron a Marcelo con el acostumbrado beso en la boca, ambas eran también al igual que con Cristina, sus cuñadas.

Al ver a Cristina no pudieron menos que alegrarse por Consuelo, la madre de ellas ya que al parecer lo estaba pasando muy bien con quien pareciera ser su futura nuera así como con la tía Soledad, la hermana de ellas y su cuñado.

–No quisiera que tú y tu hermano tuvieran que irse, Cristina, realmente me has cautivado y me sentiré triste cuando eso vaya a pasar.

–No digas eso, Consuelo para serte sincera tú también me has cautivado y me siento muy a gusto a tu lado, me da mucho agrado el conocer a tu familia y saber que mi hermano estará en buenas manos próximamente con ustedes y a ti en especial, créeme que yo también sentiré cuando tengamos que partir para regresar y ver a nuestros padres.

–Sí, me ha platicado tu hermano que sus padres los quieren mucho y eso es sensacional, considerando que no todas las familias se llevan tan bien como lo es con la familia de ustedes y ahora ustedes dos con la nuestra, en vez de sufrir ¿por qué no perseguir la felicidad?, sí está se puede alcanzar. Nosotros y también me refiero a mi familia allá en México donde vive nuestra madre y nuestros tíos, a mi hermana, a mis hijas, a mi hermano y a mis sobrinas, hemos aprendido a compartir nuestras alegrías sin pensar en si es malo. La sociedad en la que vivimos no es de lo mejor, por eso es que hicimos nuestra propia guarida en donde solo nosotros podemos vivir en armonía tratando de no pensar en la maldad que existe en otros lados y tratando de ayudar al prójimo cuando se puede.

–¡Qué hermosos pensamientos tienes, Consuelo! –le dijo sin dejar de tomar su mano y acariciar sus dedos entre los suyos- También nosotros tratamos de vivir la vida lo mejor posible alejándonos en lo posible de las malas compañías y acercándonos a personas que resplandecen con amor como ustedes.

–De verdad no quisiera que tú te fueras –le dijo mientras una lágrima rodaba por una de sus mejillas, dejando a Cristina realmente sorprendida y contagiada pues ella también tenía sus ojos llorosos.

Debido a que las horas han pasado volando, se acerca Marcelo para indicarle a Cristina que tienen que irse porque se hace tarde y tienen que pedir un taxi que los lleve de regreso a su hotel.

–Espero que pronto nos veamos y me platiques de tu familia de allá de México –Cristina se refería a la que tienen Consuelo y Soledad en la Ciudad de México.

–Y tú me tienes que platicar de los planes que tienes con las novelas que haces y puedas encontrar la inspiración que tanto buscas, según nos platicó Marcelo, se que una semana pasa rápido pero espero poder verlos todos esos días que aún faltan para irse

De pronto un rayo de inspiración ilumino el rostro de Consuelo, pues no podía dejar de intentar algo que se le había ocurrido.

Muchachos, de hecho aquí tienen su casa, tenemos habitaciones de sobra donde pueden quedarse, así que piénsenlo bien y les ofrecemos mi hermana, yo y mis hijas que permanezcan aquí en ésta su casa el resto de los días que tengan que estar y dejen el hotel, les prometemos que la van a pasar increíble con nosotras –mientras decía esto, abrazaba a Cristina por la cintura, al parecer estaba naciendo algo más fuerte entre ellas dos, eso ya era innegable.

Marcelo se quedó pensativo, después de todo podría estar más tiempo para convivir con su novia, ¡Claro que era una buena idea lo que les estaban ofreciendo!

–¿Tú qué piensas Cristina?, me parece que es algo excelente, nunca había pensado en eso, pero ahora que los dicen…

–¡Yo estaría encantada de que nos quedáramos, hermano!

–Entonces nos regresamos al hotel y sí están de acuerdo con el ofrecimiento llegaríamos mañana –la cara de Marcelo reflejaba una gran alegría al igual que la de Cristina.

–Entonces permítanme que nuestro chofer los lleve a su hotel y que los recoja mañana para que se instalen con nosotros.

–¡Hecho, así lo haremos!, entonces no nos despedimos y nos vemos mañana para traer nuestras maletas.

–De todos modos tanto al saludar como al despedirse uno se despide de beso, es la costumbre. –enfatizó Consuelo quien atrajo a Cristina por la cintura y le plantó un beso en la boca un tanto más largo que cuando se conocieron al entrar. Ese beso fue aún más especial que el anterior porque ambas atrapaban entre sus labios inferiores pequeños mordiscos con los dientes lo que parecía estar incendiando y preparando el futuro ambiente que les esperaba.

Luego de despedirse de Soledad, que también se mostró más cariñosa con la hermana de Marcelo, lamiendo el labio inferior de Cristina con su lengua –y aunque pareciera increíble ese tipo de demostraciones la motivo mucho- al igual que las chicas se despidieron de sus cuñados besándolos agradablemente al tiempo que Beatriz y Marcelo se agasajaban dándose varios besos de lengua, dejando que su novio la abrazara pegando su pene contra su abdomen bajo haciendo que lo corto de su falda mostrara a los demás una tanga muy reducida y visiblemente mojada.

Ella y Marcelo subieron en uno de los coches para partir con rumbo hacia su hotel, aunque a decir verdad Cristina ya llevaba su tanga lista para exprimirla en cuanto llegaran a su cuarto a la vez de necesitar desquitar la calentura que ya traía con su querido hermano Marcelo que también se observaba inquieto por tanto tiempo sin haber tenido sexo y su pene estaba al tope de la excitación.

Continuará…

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