Una historia nueva (3)

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T. Lectura: 12 min.

Nuevamente nos encontramos en la Ciudad de Guadalajara en el Estado de Jalisco.

Luego de apenas haber entrado a la habitación en el hotel donde se hospedaban, Marcelo abrazó a su hermana Cristina empujándola hacía la cama, al parecer ya ninguno podía aguantarse las ganas de coger, la tanga de Cristina estaba empapada, a tal grado que al írsela quitando se embarraban sus nalgas y sus piernas con sus mismos jugos. Marcelo le abrió las nalgas mientras apuntaba el glande de su miembro que también destilaba bastante liquido pre seminal mojándole su lindo culo, para observar con morbo como la iba penetrando con su endurecido pene, que en cuanto ella apenas sintió como iba entrando, empezó a gemir lo más suave que pudo, para no ser escuchados por los posibles huéspedes diciéndole lo mucho que necesitaba tenerlo ahí.

–Perdón, hermanita pero ya estaba que no me aguantaba –dijo disculpándose por la acción tan apresurada, a la vez que estaba sintiendo como se iba abriendo el esfínter mientras iba entrando su pene.

–Yo tampoco me aguantaba ya, no sé cómo le hiciste allá para aguantar tanto tiempo sin eyacular, pero a mí me urgía ya incestar contigo, hermanito.

–¿Quién dijo que no eyacule? –se sonrió mientras miraba como había desaparecido todo su pene dentro del adorable culo de su hermana Cristina y empezaba con los movimientos de mete y saca que ambos sabían disfrutar- cuando pase al baño, jale a Graciela, la muchacha que nos recibió, ¿recuerdas cómo iba vestida?

–Cómo no acordarme sí también me la imagine mamándome la vagina mientras tú te la cogías y es que ha de tener unas nalgas morenas al igual que los labios de su vagina.

–¿Cómo cuando nos montamos tú y yo a tu amiga de la secundaria? ¿te acuerdas cómo te gustaba mamarle la vagina mientras yo te cogía a ti metiéndote mi pene por la vagina?

–¡Cómo no voy a acordarme! Sí fue algo riquísimo que hicimos entre los tres, algo así pensaba al conocer a Graciela la morenita de apetecibles tetas.

–¡Ay!, me estoy viniendo, no quiero mojar la cama, estoy tapando mis venidas con la mano, pero se está escurriendo por la alfombra. ¡Ay hermano, cómo me hacía falta tu pene!

–Y a mi tu hermoso culo, hermana.

–¿Por qué tenías que presentarme a tu suegra? Nunca me imagine que fuera a gustarme esa mujer ni todo lo que me hizo sentir, ¿no te molestaría que me diera un buen faje con ella y termináramos cogiendo?

–¡Cómo crees hermana!, yo tampoco me imagine que se fuera a presentar todo esto tan pronto, pero me da gusto por ti y por ella, Cristina, así emparentamos más con la familia de mi suegra.

–¿No te imaginaste? Mira qué gran sorpresa me diste, dime ahora que estamos solos que más sabes que me estás ocultando.

–Te lo voy a decir, pero déjame vaciarte primero mi carga de semen porque ya no me aguanto.

–Ni yo tampoco, hermano…

–¡Oh!, Sí… así, hermano, así quería sentirte, ¡Qué rico te estás viniendo!, siempre me gustó la forma en que desparramabas todo tu esperma dentro de mí vagina y de mi culo, ¡Ay, hermano, me calientas horrores!

–¡Cristina!, ¡Mi amor!, mi hermanita consentida, que rico mueves tus nalgas, ¡Oh, sí!… sigue así, hermana, me encanta cuando me chupas el pene con tu linda boquita…

–Paro solo lo hago cuando me lo metes en la vagina, no por el culo, hermano y me encanta chupártelo, tu cabecita sonrosada y brillosa que me gusta lamer y recoger tu semen con mi lengua.

–¡Uf!, ya no me aguantaba las ganas de venirme dentro de ti, hermanita.

–Ni yo, hermanito, vamos a descansar un rato mientras me cuentas.

Así de esa forma mientras ambos hermanos terminaban de disfrutar del caliente disfrute de un regio incesto realizado en toda forma sonó en ese momento el celular de Marcelo en tanto Cristina luego de también haberse vaciado, descansaba recargando sus pechos contra el de su hermano que tenía el pene aún con cierta rigidez en espera de recuperarse para otro nuevo episodio como siempre lo habían hecho infinidad de veces y que siempre disfrutaban ambos como la primera vez que se habían pertenecido. La que estaba hablando para saber cómo habían llegado, al menos ese fue el pretexto, era Consuelo. Cristina estaba escuchando lo que ambos hablaban.

–¡Hola mi amor! ¿cómo llegaron, dime si no soy inoportuna? Es que creo que he de haber dejado algo caliente a tu hermana, al igual que ella me dejó a mí.

–No, Consuelo precisamente de ti es que estaba hablando con mi hermana.

–Nunca pensé que tu hermana fuera a inquietarme como lo hizo, no te miento si te digo que ya la estoy extrañando mucho, me encantó tu hermana, su perfume con el aroma que describía María Félix, (con el aroma que tiene el incesto) su piel, su mirada, toda ella. ¿acaso ya le contaste a ella lo nuestro?

–No, aún no, en eso estaba precisamente, ahorita que estamos relajados, pensaba en decírselo de una vez cómo ya habíamos acordado, mi amor.

–Mi hija Beatriz está aquí conmigo en la cama y te está escuchando, me pregunta si no se molestara tu hermana por haberle ocultado todo lo nuestro, mi amor.

–No, mi hermana y yo siempre hemos sido muy abiertos con respecto al sexo y su práctica, así que no deben tener ningún pendiente ni tú ni tu hija Beatriz.

–Realmente me quedé muy caliente con tu hermana, por eso es que Beatriz me está ayudando a bajarme la calentura porque ya sabes cómo es de caliente tu suegra, mi amor.

–Lo sé mi amor y te aseguro que hoy mismo pongo al tanto de todo a mi hermana Cristina a quien también la dejaste muy impactada.

–Por favor tienes que ayudarla también con su calentura, me dice mi hija Beatriz.

–Sabes que no necesitas pedirme eso, amor.

Cristina estaba con la boca abierta tratando de asimilar todo lo que estaba escuchando. ¿Por qué trataba con palabras de amor a Consuelo, si ella era la madre de su novia?, ¿Por qué le estaba ocultado su hermano algo más? ¿Y por qué decía Consuelo que su hija la ayudaba a bajarle la calentura? ¿Había algo más candente entre madre e hija? ¿Incesto entre ellas? Mientras todo esto pensaba Marcelo volvía a reponerse, su miembro viril estaba nuevamente endurecido y se lo demostraba a Cristina metiendo sus dedos dentro de su vagina, acariciando su clítoris, algo que a ella la mataba, pero que no sabía cómo actuar en esos momentos.

–¿Me podrías pasar a mi novia? –fue lo último que pudo escuchar

–Es Consuelo, dice que te quiere saludar, Cristina.

–¡Marcelo!, ¿por qué no me has dicho todo? –dijo en voz baja

–Te lo iba a contar precisamente ahora, pero por favor, toma la llamada, se que tú estás interesada en Consuelo, lo sé perfectamente, luego de aquel beso que se dieron. –Cristina tomo la llamada, pero se notaba visiblemente nerviosa, aun cuando las caricias de su hermano la hacían estremecer. ¿Cómo que ella era su novia? dicho por la propia Consuelo.

–¡Hola Consuelo!, ¿qué tal, cómo estás? –Cristina estaba muy nerviosa tratando de contestar.

–¡Perdón, no quiero ser inoportuna, pero créeme que ya te extraño mucho, pequeña! No sé sí habrás escuchado algo de lo que estaba platicando con tu hermano, querida.

–Creo que no puse mucha atención, pero sí me sorprendió que te dijera mi amor cuando te contestó la llamada y que me tendría al tanto de no sé qué…

–Debo esperar a que tu hermano te lo cuente, para no interrumpirlos y ya mañana hablaremos, ¿te parece, muñequita?, pero antes de que me cuelgues dime si sientes lo mismo que yo siento por ti…

–Yo también siento que entre tú y yo va a haber mucho más que amor, porque tus besos me lo hicieron sentir así y créeme cuando te digo que vas a ser algo muy especial en mi vida.

–¿Dime si te gustó la forma en que te besé?

–Me hiciste sentir muchas cosas, al igual que tu hija cuando también sentí sus labios sobre los míos, ¡Perdón!, tal vez no debería decirte esto por tratarse de tu propia hija, pero así también me hizo sentir cosas por ella.

–¡No tienes de que apenarte, querida!, me da gusto que también mi hija te haya hecho sentir cosas bonitas, aunque oficialmente sea la novia de tu hermano, pero todo lo que quieras decirme, quiero que tengas absoluta confianza en decírmelo.

–Es que escuché que tu hija estaba contigo en la cama y…

–Entre mi hija y yo existe una relación muy especial, lo mismo que con sus hermanas, mis otras hijas, pero eso mejor dejo que te lo cuente tu hermano al que sé que quieres mucho porque el mismo me ha contado que se tienen un cariño muy especial, y eso es algo realmente fabuloso entre hermanos. Por ahora es todo, no quería dejar de hablar contigo, mi amor, perdón por decirte así. Los espero para desayunar.

–Yo también siento algo especial por ti, Consuelo, me gusta que me hables así y me has hecho sentir muchas cosas hermosas y eso que apenas te conozco… mi amor…

–Te manda saludos Beatriz, ella sabe lo mucho que podemos llegar a quererte.

–Despídeme de ella por favor… –pensó para sus adentros… ¿podemos llegar a quererte?

Bueno señor, hermano mío, creo que me debes más que una explicación de todo esto, así que supongo que me tendrás que contar bien si es que quieres seguir teniendo una bonita relación de incesto entre nosotros.

–Creo que empezaré por el principio, pero antes por favor vamos a bañarnos para que luego te puedas subir sobre mi pene y dejar que penetre tu vagina mientras te cuento todo.

Luego de haberse bañado casi sin tocarse para evitar tener una sesión amorosa en la regadera en cuanto se secaron se acomodaron sobre la cama, Marcelo sentado sobre el respaldo y Cristina de frente a él abriendo su vagina para ser penetrada y así casi sin moverse, comenzó a escuchar la narración de su hermano.

–Cuando llegué a Guadalajara, luego de algunos días de trabajo por parte de la empresa, conocí a una joven muy guapa, empezamos a salir y tuvimos una relación amorosa que duro un par de días. Resulta que un día concurrimos a un bar y empezamos a tomar, pero de una de las mesas nos empezaron a invitar algunas bebidas, eran Beatriz y Andrea las que estaban ahí junto con Araceli, las tres hermanas. Luego de algunos tragos, empezamos a conocernos y me gustó mucho Andrea al igual que Beatriz y Araceli, pero Araceli tenía un compromiso y llegó el chofer por ella, así que María hizo amistad con Beatriz y yo con Andrea que me pareció chulísima. Ellas empezaron a besarse enfrente de mí, es decir María la chica con la que yo andaba y Beatriz.

–Tú bien sabes que yo soy muy especial para las mujeres, así que también empezamos a besarnos Andrea y yo y a manosearnos, hasta que acordamos ir a mi cuarto de hotel los cuatro. Afortunadamente en la recepción me conocen bien y no nos dijeron nada, en cuanto entramos al cuarto, los cuatro empezamos a desvestirnos. Yo vi como María y Beatriz se besaban acaloradamente y yo hice lo mismo con Andrea, que dicho sea de paso es una muñeca en toda la extensión, para terminar rápido hicimos un cuatro, fue cuando me enteré de que tanto Beatriz como Andrea eran hermanas, por lo que entendí que ambas también al igual que tú y yo gustaban del incesto.

No me espanté ni tampoco María lo hizo porque disfruto de su relación lésbica con Beatriz. Después de eso tuve relaciones con Andrea, que después te contaré, pero lo importante es que luego de eso deje a María y continué teniendo relaciones tanto con Beatriz como con Andrea y con Araceli posteriormente.

–¿Y entonces con Consuelo, qué pasó? ¿Con tus palabras de mi amor, mi vida? Parece que no te bastó coger con su hija ni con sus otras hijas, también te la has de haber cogido a ella y con suerte a su hermana Soledad igual que con las tales Graciela y Mónica las muchachas de la servidumbre.

–Espera a que mejor te lo cuente ella misma, al cabo que tú no eres celosa conmigo.

–¡Vaya con mi hermanito!, ¿Sientes como me estoy viniendo con todo esto que me estás contando?

–¡Yo también estoy a punto de venirme dentro de ti!

–¡Pues no sé qué esperas, para eso tienes toda tu verga metida dentro de mi vagina!

Ambos hermanos interrumpieron la conversación para continuar besándose en tanto Marcelo volvía a reponerse a merced de cómo iban prometiéndose las cosas entre ellos y lo bueno que aún estaban por ponerse con la familia de Consuelo.

–¡Ay, hermano! qué rico te estás viniendo, dámelos todos que los quiero dentro de mí.

–¡Pobres espermas, hermana!, son como mis hijos.

–Son como los nietos que serán de nuestros padres, hermano, si llegas a embarazarme, y les tendré que dar leche de mis pechos y a ti también.

–La mamaré con todo el gusto del mundo por hacerte la madre de nuestros hijos.

–¿Y si salieran incestuosos como nosotros?

–También los querríamos igual que nuestros padres también tuvieron preferencia por el incesto con sus hermanos e igual que nos quieren a nosotros.

Luego de haber terminado, tal vez por la misma emoción que corría por sus venas, se quedaron dormidos, hasta que volvieron a ver la luz de un nuevo día, de un nuevo día que prometía muchas emociones y que ambos hermanos estaban más que dispuestos a disfrutar, así como la oportunidad que ahora se le presentaba a Cristina con su nueva amante Consuelo y para el material de su nueva novela de amor a la que bautizaría como “Amor sin barreras” o “Amor sin Murallas” o algún título por el estilo.

La mañana los despertó Cristina estaba despertando en tanto veía como sus pechos desnudos continuaban apretados contra el de Marcelo en tanto sus dedos acariciaban el vello que cubría el pecho de él. Se incorporó para lavar sus dientes, no podía dejar de pensar en la boca y los besos de Consuelo, esa mujer realmente le estaba robando el corazón.

Antes de salir y terminar de empacar Cristina continuó interrogando a Marcelo, quería saber más detalles sobre el terreno que ambos estaban pisando.

–¿Y a ti no te dijo nada Beatriz de que te andes cogiendo a Gracielita?, esa muchachita se ve que es tremenda y más como también se pone de provocativa.

–No, porque hay mucha apertura dentro de su familia, hasta con Mónica la hermana de ella y según me dijo Beatriz que tiene grabaciones de ellas dos haciéndolo con Alberto, el chofer ya ves que es el hermano de ellas y que también está de acuerdo la señora Sandra que es la madre de ellos y que ayuda en la cocina.

–¡Cogen ellas con su hermano!, ¿a poco tienen relaciones de incesto entre ellos?

–Pues a juzgar por las grabaciones, las tienen y bastante seguido.

–¡Waw! Pues que caliente me parece que va a ser la familia de tu novia y hasta la servidumbre que escogieron.

–Pero dime ¿qué pasó con Graciela?

–Me la cogí en la cocina y ahí estaba su otra hermana Mónica viéndonos, solo que a ella si se lo hice por la vagina y también es como tú cuando se viene.

–Y tú gozando, mientras a tu pobre hermana la estaba calentando la que va a ser tu suegra. ¡Está bien rica tu suegra Consuelo! ¡No me digas que también ya te la cogiste!

–¿Qué te digo, hermana?

–Eres tremendo hermano, su hija Beatriz es tu novia ¿cómo crees que va a dejar que te cojas a su madre? No sé por qué, pero cómo que intuyo que hasta entre ellas dos se traen algo así bien incestuoso y hasta con Soledad también.

–Beatriz, va a ser mi prometida porque le voy a pedir que nos casemos, claro nada más por lo Civil, compré el anillo de compromiso que le quiero entregar mañana, eso lo sabe Consuelo porque ya le dije que quiero casarme con Beatriz, además así, tú también serías más de la familia, le gustó tanto que me respondió que le daba gusto pues yo también era ya considerado como miembro de la familia. Y cómo ves hasta tú también por lo que veo que le atraes a Consuelo.

–Pues que linda sorpresa y yo esperando inspirarme para mi novela… si con todo esto creo que ya tengo la trama perfecta para escribirla… además siento que Consuelo también me gusta mucho y no sé qué pensar, en realidad no me esperaba que fuera a volarme la cabeza una mujer como ella.

–Te dio en que pensar, ¿verdad, hermanita?

–Creo que sí, ¡Pero a ti también te amo hermano!, Sabes que siempre seré tuya, tu mujer, tu confidente y tu hermana y gracias por la sorpresa.

–¿Y en realidad qué piensas sobre Consuelo y tú?, las vi muy entusiasmadas, hasta creo que vas a enamorarte de mi suegra.

–¡Uff!, ni me acuerdes, me encantó su boca, no sé que vaya a pasar hoy.

–Pues vamos a terminar de empacar las maletas mientras bajo a la administración para decir que nos vamos alegando algún problema de última hora.

–Luego nos comunicamos con nuestros papas y suegros para ver cómo están

Alberto el chofer ya estaba esperándolos a la entrada del hotel luego de haber confirmado con Consuelo que ya estaban listos. Luego de los saludos correspondientes Alberto cargo con las maletas y partieron con rumbo al que sería su nuevo hogar durante la semana o semanas que tuvieran que quedarse.

En cuanto entraron Graciela al ver a su hermano Alberto le sonríe con picardía, lo mismo hace con Cristina y con Marcelo, ella lucía el mismo tipo de bata del día anterior solo que en color rosa pastel, pero con la diferencia de llevar puesto un liguero con medias y tacones, al quitarse la bata para pasar a la casa, ya una vez dentro de la sala, se dan cuenta que portaba un uniforme con un peto que cubría sus pechos pero sin brasier o sostén que cubriera sus costados por lo que estos se movían con gracia, el tipo de tanga de hilo dental que usaba, hacía resaltar aún más la belleza de sus nalgas morenas ya que no hay nada que las cubriera cuando se volteaba.

En ese mismo momento Consuelo baja para recibirlos con un baby doll transparente y un adorable liguero con medias y también tacones altos, sin tanga que pueda cubrir sus atributos, por lo que luce exquisita con una vagina despampanante tapizada de un bello rizado claro, poniéndose al frente de Graciela la cual de manera sugestiva se recarga en las nalgas de su patrona restregando su vagina en ellas.

Cristina queda estupefacta viendo tanta belleza desfilando ante su mirada, en tanto Marcelo se pone detrás de ella recargando su pene también ya erecto por efecto de lo que está viendo entre las nalgas de su hermana.

–Me da pena que me vean así, pero es que acabo de despertar y no encontraba mi bata para ponérmela y recibirlos bien, pero no importa, ya que ustedes son de la familia y de confianza.

Para Cristina no se trataba de que las cosas se dieran así de rápido, por lo que tendrían que tomar las cosas con más calma y sin tratar de mostrar tanta excitación ante lo que estaban viendo, sin embargo en ese momento también va bajando Beatriz, que también está totalmente desnuda aunque con la bata de su mamá en la mano, por lo que pide una disculpa por presentarse así, su cuerpo luce tan semejante al de su madre que deja gratamente impresionada a Cristina.

–Les pido una disculpa, pero mi mamá con las prisas por verte –le dijo a Cristina- no se puso la bata para verlos.

–¡Ay, cariño! –contestó Consuelo- no tiene mayor importancia, además si tienes un bonito cuerpo, debes mostrarlo, ¿no lo crees así, Cristina?

–Por nosotros no hay ningún problema Consuelo, ves que también a mi hermano y a mí nos gusta que nos consideren ya como de la familia por lo que nos sentimos muy halagados de que nos reciban así.

–¡Te extrañé, querida mía! –dijo Consuelo acercando su boca a la de ella, -tomando la bata pero sin ponérsela aún- la cual recibió Cristina con mucho agrado, recargando una de sus manos sobre los labios vaginales de Consuelo para sentir el suave vello púbico entre sus dedos y una delicada fragancia de aromas y humedad quedó impregnada en su mano entretanto juntaban sus labios mordiéndolos con suavidad en un beso a manera de saludo en que asomaban sus lenguas.

–Besas muy rico, querida, igual que mi hija.

–¿Tú hija te besa igual de rico que yo, amor mío?

–¡Humm!, necesitaría que me besaras más tiempo para poder sentir la diferencia entre los labios de mi hija Beatriz y los tuyos.

–¿Y mi lengua, la sientes igual que la de ella?

–Es suave al igual que la de mi hija y me gusta sentir el sabor de tu saliva tanto como la de ella cuando estamos en la cama.

–Me imagino que han de pasar momentos muy deliciosos juntas. –Beatriz le sonrió a Cristina en tanto abrazaba a su madre rodeando sus pechos entre sus manos aprisionando sus largos pezones.

–Pero no hace falta que sigamos besándonos mientras se nos enfría el desayuno, en un momento más bajo con mi hija Beatriz para ponernos algo más adecuado.

Beatriz le guiño un ojo a Cristina, acercándose a su cara para besarla en la boca a lo cual ella le correspondió con un delicioso beso de lengua el que compartió también con Consuelo. Cristina parecía adaptarse perfectamente a tan especiales momentos en familia, pues acariciaba las nalgas de Beatriz y de consuelo mientras subía con ellas a su cuarto para que escogieran su ropa.

Cuando por fin bajaron luego de un rato junto con Cristina, pasaron al comedor, vieron un cuadro exquisito pues tanto Andrea como Araceli lucían despampanantes con sus delantales sin peto que cubriera sus morenos y adorables pechos coronados por gruesos pezones de tonalidad oscura, al igual que su vello púbico el cual tapizaba sus vulvas enmarcando sus expuestos labios vaginales cuando estos asomaban por debajo del delantal.

Beatriz lucía una blusa transparente sin sujetador y una breve falda sin ropa interior que ocultara sus exquisitos manjares por debajo, también andaba descalza luciendo unos bellos pies bien formados y de piernas torneadas. Por su parte Consuelo había vestido igual que Beatriz, luciendo las mismas cualidades de su hija. En tanto que Cristina apareció con una camiseta corta que a duras penas cubría sus pezones los cuales saltaban continuamente con sus movimientos, tampoco llevaba ropa interior por debajo, ella estaba sentada del lado contrario al de Consuelo, por lo que podía apreciarse a través del cristal de la mesa la vulva de ella mientras su pie travieso abría los labios vaginales con el dedo gordo su pie travieso acariciándolos para acariciar el erecto clítoris que disfrutaba las caricias.

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3 COMENTARIOS

  1. No fueron Andrea y Araceli las que llevaban puesto su uniforme solo con peto qué las cubría, sino Graciela y Mónica que son de la servidumbre.

  2. No fueron Andrea y Araceli las que llevaban puesto su uniforme solo con peto qué las cubría, sino Graciela y Mónica que

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