Decidimos Ángel y yo irnos 5 días a Puerto Vallarta, lo necesitábamos, queríamos una escapada un fin de semana lejos de casa, lejos de los problemas diarios, desde que íbamos en la carretera mi marido venía fantaseando con encontrar una pareja con la cual hacer nuestras diabluras.
Llegamos a Vallarta era miércoles en la mañana, y llegamos a unos bungalow, ya saben de esos que tienen cocina, dos recamaras, sala, etc., como era temporada baja en México (Febrero) pensamos que estaría medio vacío, realmente si había poca gente, pero había un grupo grande o más bien varios canadienses, que se escapan a México en esa temporada, para pasar sus vacaciones.
Llegamos al hotel, tomamos la suite o bungalow, sacamos y acomodamos todo y nos fuimos a Vallarta a comprar bebidas, comida, botana, etc.
Regresamos al hotel, y decidimos salir a asolearnos a la alberca, yo traía 4 trajes de baño diferentes, 2 tradicionales y dos muy atrevidos que me compro Ángel, uno blanco y otro amarillo prendido, de hilo dental, y triangulito pequeño, por lo que antes de salirnos a la alberca, Ángel le dio una rasuradita a mi pubis y labios vaginales, total como casi no había gente en el hotel, y los que habían la mayoría eran viejitos, decidí ponerme el traje amarillo prendido, que era como lo comenté diminuto de abajo, y yo como la verdad es que llegué tarde a la repartición de tetas, la parte de arriba quedaba bien y obviamente no dejaba ver nada (no se puede ver lo que no existe).
Salimos a la alberca como a las 4 pm, me acosté en un camastro y me dispuse a tomar el sol, la tanga me quedaba un tanto apretadita, por lo que si abría un poco las piernas se notaba perfectamente la rajita de mi panocha, Ángel me dijo que se me veía deliciosa, por lo que decidí abrir las patitas un rato para que los viejitos que estaban asoleándose y nadando pudieran ver un poquito de mí.
A los pocos minutos se me acercó Ángel y me dijo:
—Amor vas a matar a los viejitos, tienes un grupo de admiradores viéndote la puchita.
En ese momento levanté la cabeza (yo estaba dormitando) y vi que efectivamente en la alberca estaban 4 señores maduros como de 60 años platicando plácidamente en la orilla de la alberca con una vista directa a mi panocha.
A mí me dio risa, pero también me calentó mucho, sobre todo al ver a las esposas de estos señores, señoras de más de 50, cuyos cuerpos ya mostraban totalmente los estragos del tiempo, en ese momento decidí reacomodarme la parte más íntima de mi tanga y les dejé ver unos 3 segundos mi panocha completamente rasurada a los “viejitos”.
Una señora al ver eso se levantó de su camastro y llamó a su marido para que fueran a comprar no sé qué cosas y lo sacó de la alberca. El pobre salió de la alberca con su traje de baño, tipo short largo, con una erección impresionante, el viejito estaba bien armado, a mí me dio risa, el viejito me volteó a ver y yo le guiñé el ojo, creo que la viejita se iba a dar una atracón de garrote.
Poco a poco los viejitos salieron de la alberca y se fueron a sus habitaciones, eran apenas las 5 pm demasiado temprano para ir de reventón a cualquier lado, Ángel, me dijo que fuéramos a solearnos a la playa, por lo que me levanté del camastro entré al bungalow (que estaba situado entre la alberca y la playa) y nos servimos un par de vodkas con jugo de arándano y un poquito de granadina (la granadina es ese jarabe dulce que se usa en las bebidas tropicales para disimular el sabor del licor) tomamos las toallas, la grabadora, y nos fuimos a la playa, coloqué mi toalla en la arena y me acosté boca abajo a tomar el sol, Ángel me desabrochó el top del traje y comencé a quedarme dormida, solo reaccionaba cada 2 minutos a darle un sorbo al vodka.
En la playa a nuestro alrededor había poca gente, en su mayoría familias con niños, la abuelita, etc., y algunos viejitos más canadienses.
Después de 30 minutos y 3 vodkas de estar acostada, escuché una voz en ingles que decía “what a nice ass, wonderfull” le contestó la otra voz, a mí la verdad me dio hueva voltear, por lo que dejé pasar el comentario, los dos fulanos se detuvieron y comenzaron a decir cosas como “está para comérselo… si, mira esos cachetes” etc. En ese momento se acercó Ángel con otro par de vodkas y los tipos se quedaron callados. Ángel me dio mi vodka, por lo que me senté en la toalla deteniéndome mi top con la mano, y volteé a ver a los dos tipos, que yo pensé que eran un par de viejitos más de la excursión.
Wow, eran un par de negros (la palabra negros lo uso como adjetivo descriptivo no como despectivo ok) medían un poco más que Ángel o sea 1,85, 1,90 con un par de cuerpos bastante marcados, como de 35 años y en un traje de baño los dos del tamaño de un suspiro, yo le di un trago al vodka y volví a mi posición original.
Escuche a Ángel hablar con ellos, lo saludaron le preguntaron cualquier cantidad de babosadas acerca de los lugares para divertirse en Vallarta, y yo comencé a mirarlos de reojo uno el más alto y de color más firme, no me quitaban los ojos de encima, el otro platicaba amablemente con Ángel, yo los analicé desde mi posición, los dos eran bastante guapos, fuertes y emanaban una sensación de hombres.
Caliente como estaba, les abrí un poco las piernas, ellos no hablaban ni madres de español, así es que le pregunté a Ángel como se veía mi cuevita desde ahí, el solo me dijo… “los vas a matar”.
Note que a Leonard que así se llamaba el más alto de los dos y era el que me estaba comiendo con los ojos se le comenzó a parar su asunto.
Se veía bastante grande, yo pensé que ya lo tenía completamente parado (error que comprendí después) así es que seguí mostrándole mi rajita, y él siguió observándome.
Ángel me comentó que mi traje de baño estaba mojado en la panocha por los jugos que escurrían de la misma por la calentura que traía, por lo que decidí meterme al mar a nadar un rato o al menos a refrescarme, mientras los dos negritos platicaban con mi marido que muy solícito se levantó a traerles un par de vodkas.
Yo les sonreí, y caminé para meterme al mar, los dos me siguieron con la vista mientras yo contoneaba el culo al meterme al agua. Ya dentro del agua, que por cierto estaba helada, vi que Ángel llegó con los vodkas para sus nuevos amigos.
Después de estar como 3 minutos en el agua vi que Leonard, se levantó de la arena y caminó en dirección del mar.
Se metió al agua y comenzó a platicarme en inglés, el cual yo hablo y entiendo perfectamente, pero se me hizo gracioso hacer como que no entendía, me dijo que se llamaba Leonard, me preguntó mi nombre, le dije “Leticia”, pero le fue difícil repetirlo así es que le dije “Luli” él lo repitió y se puso a juguetear conmigo dentro del agua, en alguno de los movimientos, nuestros cuerpos chocaron y pude sentir su verga gruesa como una barra dura en mi pierna, si de por sí ya estaba yo caliente con eso me puse mucho más, me salí del agua y me dirigí nuevamente a echarme en mi toalla donde estaba mi marido y Jack que era el nombre del otro chavo.
Ángel me platicó en español obviamente que los dos tipos viajaban solos, que llevaban 3 días ahí en busca de acción, pero que no habían encontrado nada, y que se habían desecho en elogios hacia a mi felicitándolo por la esposa tan buena que tenía.
Leonard salió del agua visiblemente excitado, se le veía una verga inmensa queriendo salir del traje de baño, yo me quedé como hipnotizada viendo ese garrote inmenso mientras se acercaba a nosotros caminando. “Mira nada más, me dijo Ángel, el garrote que se carga este wey, amor cierra la boca”, en ese momento Jack le comentó a Ángel; “parece que a tu esposa le gustó mi amigo, o al menos una parte de él”, ambos soltaron la carcajada, y yo me sentí muy excitada y algo abochornada.
Me levanté de donde estaba y le dije a Ángel que me iba a bañar y cambiar para irnos a algún bar o al centro de Vallarta.
Me metí al bungalow, me quité el traje de baño y procedí a bañarme, quería ver si el agua helada me quitaba un poco lo caliente, pero mi morbosidad y el recuerdo del enorme paquete de Leo, no me dejaban casi ni respirar, estaba sofocada, enjaboné mi cuerpo y sentía como escurría el agua por todo mi cuerpo, enjaboné furiosamente mi clítoris que estaba duro, parado.
Después de 10 o 15 minutos, me salí de la regadera, sequé mi cuerpo, y me envolví la toalla en la cabeza, abrí la puerta del baño y salí desnuda a la recámara, cuando levanto la vista, veo a Leo, parado junto a la cama totalmente desnudo y su enorme miembro semi erecto, que aun así le mide 22 cm.
No voy a poner los diálogos en ingles porque no tiene caso, pero cuando salí me vio totalmente desnuda con mi panocha completamente rasurada, “hola pequeña zorra, me dijo, ¿esta verga es la que buscabas?”. Yo no salía de mi asombro, primero por el atrevimiento del fulano de meterse a mi habitación y desnudarse y segundo por el tremendo garrote color chocolate que se cargaba junto con un par de huevos enormes.
Él se tomó la verga en la mano y se la sacudió un poco diciéndome, “¿quieres comerte esta vergota negra putita?”. Caminó hacia a mí, y me atrajo con su enorme brazo, el tipo mide casi 1,90, yo 1,70, me atrajo de la cintura, me besó con una calentura y desesperación deliciosa mientras que con sus negros y gruesos dedos hurgaba por toda mi raja empapada.
Yo me dejaba tocar, y acariciaba ese miembro enorme, sentía como palpitaba y comenzaba a crecer mientras se endurecía, Dios mío agarraba esa gruesa tranca y la movía de atrás hacia delante. Leo me alentaba a jalársela, diciéndome cosas sucias en inglés. Lentamente me fue llevando a la cama me sentó en ella y se quedó parado frente a mí, obviamente a la altura de mi cara quedó su enorme garrote, imagino que por la cara de asombro que puse, él me dijo, “¿qué pasa putita nunca habías visto una así?”.
Yo asombrada abrí la boca, y la verdad es que me costó trabajo meterme la cabeza a la boca, era como meterme una naranja o una manzana completa, comencé a lengüetearle la cabeza de la verga y con las dos manos la jalaba rítmicamente de adelante a atrás no sé a qué hora porque la verdad estaba hipnotizada mamando ese delicioso palo, pero cuando reaccioné ahí estaban en el cuarto Jack y mi marido poniendo atención al show, ambos con las vergas en las manos jalándoselas, yo no los pelé, con trabajo podía darme a basto con el garrote que tenía en la boca, menos pensar en atender otros dos.
Me detuve un rato a observar el monstruo que tenía entre las manos, lo lamí desde la base hasta la cabeza, sentía como palpitaba en mis manos, repentinamente, se alejó de mí y me recostó en la cama, me abrió las piernas y comenzó a lamerme mi puchita de arriba abajo, tenía una lengua rasposa, ágil, me la metía por el hoyito y me recorría de arriba abajo jugueteando con mi clítoris.
Jack se subió a la cama, se puso de mi lado izquierdo y me ofreció su enorme y negro garrote, yo no me hice del rogar y abrí la boca para comerme ese manjar, comencé a lamerlo de arriba abajo, me metía su cabezota en mi boca mientras Leo continuaba lamiéndome la pucha, no veía a Ángel por ningún lado.
Repentinamente Leo se levantó y apuntó su enorme verga a la entrada de mi panocha, lentamente rozó toda la entrada de mi rajita con su poderoso garrote, yo le mamaba la verga como una desesperada a Jack, Leo me estaba matando de la desesperación, yo me moría por sentir ese trozo de carne entrando en mis entrañas, repentinamente sin preámbulo alguno me lo metió completito de un solo golpe, yo bufé como un toro o aullé o no sé cómo explicarlo, pero sentí como si mi hoyito estuviera lleno de agujas, mientras Jack me metía cada vez más su aparato en la boca.
Busqué con la mirada a Ángel, y lo vi entrar al cuarto con la cámara de video en las manos, preparándola para filmar, Leo me bombeaba despacio, me dejaba sentir cada centímetro de la verga grande y jugosa, Jack le preguntaba a Leo si apretaba rico, si la mexican pussy estaba rica, que se la estaba mamando delicioso, mientras que Ángel no perdía detalle con la cámara y me preguntaba en español, “¿te gusta mi vida? ¿Es suficiente carne para ti?”.
![]()