Valeria. Por fin me cogí a mi hijastra sin importar nada

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Yo no me podía quedar así. Estaba demasiado caliente y mi necesidad de coger era insostenible. No sabía si Valeria saldría de nuevo (esta mujer era un enigma para mi), no sabía si Nayeli se despertaría y ya no era opción masturbarme. Era increíble que me estuviera pasando eso.

De haber tenido una vida algo aburrida sexualmente durante muchos años, justo ahorita estaba empezando a vivir cosas que me hubiera gustado experimentar desde hace muchos años, así que no debía dejar pasar ninguna oportunidad.

Ya con todo descaro y sin esperar dar ninguna imagen o cuidar ninguna apariencia, me metí al cuarto de Naye, total, es mi novia y puedo darle cuando yo tenga ganas y como yo quiera.

Dejé la puerta abierta (quería que su hija saliera y viera todo lo que le estoy haciendo a su mamá), me desvestí, me acerqué al pie de la cama y cuando estaba a punto de jalar la cobija y empezar a cogerme a mi novia, una idea cruzo por mi mente, solo le toque las piernas, moviéndola para ver si despertaba, pero no. Estaba completamente perdida en un sueño profundo.

Sin dudarlo me Sali del cuarto, cerré la puerta sin hacer ruido y giré la perilla de la puerta de Valeria. Estaba sin seguro, la puerta se abrió y la vi acostada boca arriba, oliendo su tanga, vi como pasaba la lengua por donde había dejado escurrir toda mi simiente. Ella volteo al ver que su puerta se abrió. Se me quedó mirando algo sorprendida y aun con la tanga muy cerca de su cara yo avancé, con pasos decididos, llegué al borde de su cama, la tome de los tobillos y la jale para que su cadera quedara al pie. (ella me miraba atónita pero no decía absolutamente nada, parecía estar en shock).

Sin decir nada me puse de rodillas colocando sus corvas recargadas en mis hombros y con mis manos la sujeté de las crestas iliacas. La recorrí aún más hacia el borde de la cama. Pude percibir un aroma exquisito. Valeria solo me miraba fijamente sin decir nada, pude ver sus pupilas dilatadas y su respiración empezó a ser agitada y profunda. Besé el borde interior de sus rodillas y encaminé mis labios lentamente hacia el tesoro deseado. Dejaba que mi lengua fuera trazando ideogramas de pasión sobre su piel, cada vez mas cerca. Conforme mi boca se acercaba a su entrepierna notaba aún más su respiración agitada.

Yo tenia los ojos cerrados para ir trazando un mapa de su piel en mis labios, pero al abrirlos me percaté que ella tenía su cabeza completamente recargada en el colchón como viendo hacia el techo de su habitación, sus manos estaban extendidas a un costado de ella apretando las sábanas. Quede extasiado con esta imagen de erotismo puro. Puse ambas manos hacia los muslos, me incliné aún mas hacia su pelvis dejando que mi boca recorriera el camino. Justo llegue a sus ingles, mi nariz estaba a las puertas del Valhala e inhale profundamente, y le soplé despacito, dejando que un aire cálido saliera de mi boca rosando sus labios y el borde de su vulva.

Sentí en mis manos como se estremeció y en mis hombros pude sentir como sus piernas se relajaron por completo, se abrieron completamente de una manera muy dócil y aun así, podía sentir sus talones clavados en mi espalda.

Pasé mis manos hacia el borde inferior de sus nalgas para poder maniobrar de mejor manera. Sus talones ahora quedaron justo apoyados en mis hombros. Con mucha delicadeza separé sus labios y acerqué la punta de mi lengua al perineo, ese lugar donde hacen frontera los dos orificios mas deliciosos que una mujer puede tener. Recorrí en una sola línea, con mi lengua muy mojada desde ahí hasta su clítoris. Valeria apretó aun mas las sábanas, dejo escapar un pequeño gemido de su boca y clavó los talones en mis escapulas.

Deje que mi lengua demostrara su experiencia y paseara por ese campo florido y con vello púbico incipiente. Comencé haciendo cierta presión con mis labios alrededor de su clítoris mientras mi lengua lo masajeaba en círculos, los dedos que separaban sus labios empezaron a indagar de manera gentil por todo el borde de sus labios, buscado ese espacio para poderlos introducir uno a uno. Enseguida, mi lengua siguió la ruta que mis dedos trazaban. Conforme iba sintiendo los pequeños espasmos y respiración agitada de Vale incrementaba la presión de mis besos y la curiosidad de mis dedos.

Después de unos minutos de estar recorriendo por completo toda la intimidad de esta chica levante la vista y nuestras miradas se encontraron. La miré fijamente mientras dejé que mi dedo índice empezara a introducirse muy lentamente por su vagina. Sin quitarme la mirada de encima comenzó a respirar rítmica y agitadamente. Metí mi dedo medio y ahora respiraba aún más agitada, comencé a mover rítmicamente ambos dedos simulando una penetración mientras continuaba degustando del placer de llenarme la cara con la miel que derrama su entrepierna.

No dejamos de vernos hasta que empezó a apretar mi cabeza con sus muslos. Empezó a temblar y acelere el paso de los dedos mas no la velocidad de la lengua. Mi boca seguía en su movimiento suave, firme, lento y sensual mientras que mis dedos la cabalgaban frenéticamente. Casi no podía escuchar debido a la presión de sus piernas, pero tenía otros sentidos que estaban extasiados con el preámbulo de su orgasmo. No podía dejar de mirarla, verla arquear la espalda mientras sus manos jalaban mi cabello fundiendo mi boca a su sexo, sentir su piel chinita y oler todo aquello que emanaba de su intimidad, saborear cada gota que empezaba a escurrir, no quería desperdiciar nada.

Pude ver como en un segundo, sin previo aviso, contrajo su abdomen y enseguida expulsó un pequeño chorro, quizá contenido, pero al final lo dejo salir. Tenía una textura agridulce, mezcla de orina y su orgasmo.

Aflojó sus piernas, mis oídos se liberaron y podía escucharla respirar muy profundo tratando de contener los gritos para que no escaparan de su garganta. Sin dudarlo me reincorpore un poco, estire la espalda y con la cabeza le hice una seña para que se pusiera en 4. Ella entendió perfectamente y sin dudarlo y como pudo se dio la vuelta, después de unos segundos de estar acostada boca abajo incorporo la cadera apoyando las rodillas en el filo del colchón, pero dejo sus manos abajo. Era la postura perfecta para darle como la perra que era.

Me acomodé de rodillas nuevamente, no podía desaprovechar la oportunidad de comerme ese culito tan delicioso y rosita que se le veía. Cual feligrés hincado frente a su deidad para orar, así yo me puse. Con ambas manos le separa las nalgas y empecé a darle besos apasionados al borde de su ano, sin llegar a tocarlo. Ella reacciono con un pequeño brinquito y dijo

-Hey, no, por ahí no. Nunca en la vida me lo han hecho por ahí.

-Shhh. No digas nada. Ahorita eres mía y harás lo que te diga. Soy tu papi y obedecerás cada palabra. ¿entendiste?

-Si papi, disculpa, hare lo que me pidas.

La manera en que me vio, su voz simulando ser una niña tierna y obediente me puso tan excitado que pensé que la verga me iba a estallar.

-Abre tus nalgas con tus manos.

-¿así papi? Es lo más abierta que puedo estar. –No se imaginaba la bella postal que me estaba regalando.

Me acerqué y hundí mi lengua lo más profundo que pude en su culito. Ella solo dejó escapar un gemido que ahogó en la almohada. Empecé a lamerle el culo de una manera incluso animal. Podía sentir en mis labios como le palpitaba el ano, como se iba dilatando de a poco. Después de unos minutos me puse de pie. Agarré mi pene con una mano y lo acerqué a su cadera, lo empecé a frotar en su rajita hasta que sus labios envolvieron mi glande. Solo lo empuje un poco y entro la cabeza dentro de su vagina. Ella mordió la almohada de nuevo. La penetré hasta adentro. Gimió sin poder aguantarlo.

La sujeté de la cadera y empecé a darle rápido y fuerte, el sonido de nuestras caderas chocando hacían parecer que andábamos chancleando por toda la casa. Se sentía hirviendo su interior, estaba sumamente mojada y yo ya no podía contenerme. Mi mente dejo de funcionar, solo el instinto animal corría por mi sangre. La sujete de su largo cabello, como si fuera montando un caballo salvaje. Una mano en sus nalgas y otra jalándola del cabello hasta que ya no pude más. Alcance a sacar mi miembro y un chorro de leche caliente y blanca salió directo a su culo y empezó a escurrir quedando atrapado en sus labios y parte del vello púbico.

Otro chorro más salió y pegó en sus nalgas y para el ultimo chorro, vale se giró muy rápido se acomodó lo mejor que pudo y lo metió hasta el fondo de su garganta. Mis piernas se doblaban. Trate de agarrarme de algo, pero no había nada, mas que su cabeza pegada a mi cadera. Seguía mamando hasta que ya no salió absolutamente nada.

Di unos pasos para atrás y la pude ver como se acostaba boca abajo, completamente desnuda. Se veía perfecta, divina, Era una visión, parecía una diosa, pero al mismo tiempo un demonio que acababa de robar mi alma para siempre.

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6 COMENTARIOS

  1. Ummm de los más ricos que he leído. Me dejó con el mejillón empapado. Gracias a ti tendré que meterme los dedos

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