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Mi show de stripper (III): Show final con mi hermana
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Anteriormente, tras un almuerzo familiar, una ducha me permite mostrarme casi desnudo frente a mi hermana quien se había bañado antes y ambos desnudos nos encontramos jugando al gato y al ratón, ella tratando de ver más de la cuenta y yo intentando que se caliente.

Termina ella masturbándose con mi slip, y yo luego al irme a mi departamento hago lo mismo con la tanga blanca que ella me dio en un boliche donde soy stripper con un antifaz.

Transcurrieron los días y no volvimos a tener contacto con mi hermana.

Una noche de miércoles, cuando no hay mucho público me dispongo a hacer mi show. Casi al terminar cuando quedo con un hilo dental y me lo desato haciendo que la gravedad lo empuje hasta el suelo, termino girando tapado con mi sombrero del zorro y allí veo que esta mi hermana en el lugar.

La veo llamar al seguridad, pide por mí.

Pedir un show privado costaba bastante dinero y por lo general lo pedían varias mujeres en grupo, ahora ella sola estaba desembolsando todo el costo.

Termino mi show, el seguridad me indica que tenía un show privado en un salón vip.

Allí Esta mi hermanita sentada un poco temblorosa.

-porque no me llamaste? No te gusto? Sos puto? -arremetió mi hermana

Estaba con un infartante vestido negro con dorado, escote en V que casi no dejaba nada a la imaginación.

-hoy no traje tanga, porque la última vez me moje tanto que te la tuve que dejar -decía mi hermana mientras yo aún enmascarado hacia todo mi show.

-quiero aclararte que el show privado no incluye sexo -le digo para evitar desastre

-no vas a hacer nada que no quieras -retruca ella.

Llego casi al final del baile, solo el hilo dental de espaldas a ella. De repente siento sus manos en mis piernas.

Ella arrodillada detrás de mí siento que su lengua va hacia el costado del hilo dental en mi cadera. Lo toma entre sus dientes, y comienza a bajarlo

De una manera tan sensual veo como con sus dientes me saca el hilo dental hasta el suelo que tengo otra erección incontenible.

Se recompone y toma el sombrero que cubría mis genitales y lo lanza lejos.

Toma con sus manos todo el tronco de mi pene y lo masajea pajeándolo suavemente.

Mira mi pija deseándola, pasa su lengua desde la base del tronco hasta el glande.

Se pone de pie, da media vuelta y mientras camina hacia su cartera se saca el vestido, se baja las tiras de los hombros una a una dejando que caiga hasta el suelo.

Estaba completamente desnuda frente a mí.

De su cartera toma algo, y vuelve hacia mí sin vergüenza.

Veía sus pechos bambolearse de una manera hipnótica, su conchita totalmente depilada reflejaba un brillo producto de su humedad y de la excitación.

Al llegar hasta mí, me entrega mi slip. Mi sangre se heló, me había descubierto?

-es una fantasía por favor ponétela, no preguntes -me dijo mi hermana.

No sabía que era yo, pero ahora todo se daba vuelta. No era yo como su hermano que le recordaba al stripper, sino yo como stripper que le recordaba a su hermano.

Me puse mi slip, ella inmediatamente se sentó en el suelo abriendo sus piernas y metió sus dedos en su concha, separaba sus labios, se refregaba el clítoris, estaba en llamas.

Bailaba mirando ese espectáculo, no podía creerlo.

Estaba por sacarme el antifaz y ella grita

-no, no te lo saques por favor, te necesito con el antifaz para imaginarme que estoy con un imposible.

Sus dedos entraban y salían de su vagina con más rapidez, cada vez más húmedos sus dedos, gotas caían y quedaban en el suelo de parqué.

Me acerque hacia ella y ella se recostó en el suelo, con sus manos me guio hacia su cara, con el slip puesto saco mi pija de costado y comenzó a mamármela de una manera espectacular.

Unos minutos así y yo decidí darle placer también, girando sobre el eje de mi chota me puse en 69.

Probé su húmeda vagina, mi lengua recorrió sus labios vaginales, ese aroma a sexo me embriagó.

En cada lengüetazo mío al interior de su vulva ella se contorsionaba y sus labios oprimían mi pija.

Me empujo de esa posición y me dijo que me recostará.

Ella se puso a horcajadas y con la pija por el costado del slip se ubicó con la entrada de su vagina.

Ya de tanta humedad apenas entro la punta, se deslizo completamente, era todo lubricación.

Centímetro a centímetro parecía disfrutarlo. No quería perderse detalle de la geografía venosa de mi miembro.

Comenzó a cabalgarme, lentamente, muy suave. Entraba y salía con facilidad, ella se retorcía de placer, me miraba a los ojos con sus manos apoyadas en mi pecho.

Se dejó caer hasta mí, sus labios tocaron los míos, sus pechos los míos. Su lengua busco la mía

Estuvimos moviéndonos cadenciosamente, a fuego lento nos estábamos cociendo.

Solo en esa posición, sin muchos cambios,

Luego de un rato yo me siento y ella sigue allí, no se quiere salir.

Sube y baja. Solo movimientos pélvicos, nada de saltos.

Me pierdo en sus pechos, los mordisqueo, ella me come la lengua. Mi cuello las orejas.

Mis manos agarran su culo, le doy un par de nalgadas para sentir como suenan.

Así cadenciosamente, a fuego lento, solo moviéndonos lentamente estamos en el momento más caliente.

Yo tiemblo de placer, ella también. Hasta que sucede lo inevitable. Termino acabando dentro de ella.

Siento como chorros y chorros de leche saltan en el interior de ella, como nunca siento que fluyen chorros, el palpitar de mi glande es violento, nunca había sentido tal placer.

Mi hermana al sentir ese golpeteo del palpitar de mi pija se pierde en un orgasmo que la hace contraer las piernas y a vagina contra mi miembro.

Una mezcla de mi semen con sus jugos se desliza de su vagina cayendo por el tronco hasta mis bolas manchando el slip.

Unos minutos desplomados en el suelo aun con mi pija adentro de ella nos permite tomar aire y recuperarnos.

Se sale y en su salida cae más leche y fluidos que empapan su pierna y mi slip.

Allí en el suelo donde estoy, ella me saca el slip, como si me estuviera robando.

Con el mismo slip, limpia lo que quedo en mi pija y bolas. Y lo que quedo en su vagina y piernas.

Se coloca el vestido, y sin mirarme se va.

Yo busco mis cosas me visto y salgo.

El seguridad me guiña cómplice sabiendo de que algo paso. Yo sigo de largo sin dar respuesta.

Esa misma noche presente mi renuncia, había cometido una perversión aprovechándome de una fantasía de mi hermana y esto no podría volver a pasar.

Lo que paso después de esto, lo contare si hay comentarios que lo soliciten, sino quedará en la imaginación de cada uno de ustedes.

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