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Sigue mi historia del campo

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Aquel temporal de lluvia fue maravilloso. Pasaron casi quince días hasta que mejoraron los caminos y pude regresar al pueblo. Había tenido dos fiestas agotadoras con los cinco hombres de la cuadrilla. Evidentemente les había gustado porque me mandaban varios mensajes al día pidiéndome que vuelva pronto a visitarlos ya que en cuanto mejoren los caminos seguirían viaje hacia otro campo. Eran mensajes llenos de cochinadas, cosa que me encantaba, además me contaban que los cinco se pajeaban viendo las fotos y pensando en mí, la verdad que me sentía reputa y eso me calentaba, pero ya había sido suficiente con esas dos fiestas agotadoras, el cuerpo por el momento no me daba para mas. Tenía su numero así que tal vez mas adelante buscaría la forma de encontrarlos. Además quería coger con mis chicos. La tarde que regresé al campo nos juntamos los cuatro y arreglé con ellos que en estos días serian mis novios una noche cada uno, me causaba gracia al decírselo, pero en verdad así los sentía, eran mis machos, pero también mis novios, además iba a estar muchos días hasta que mejoren los caminos y pudiera regresar al pueblo Era una reina, tenia mi propio harem de machos jóvenes, por los cuales no solo sentía un inmenso cariño, sino que también me satisfacían plenamente en la cama. Ellos ya tenían claro, que cuando cogíamos yo era una puta y un pedazo de carne para su placer y el mío, por supuesto.

Los encuentros eran distintos con cada uno, a Ricardo le gustaba ponerme en cuatro y cogerme por el culo prendido de mis tetas, siempre me decía que coger una hembra tan puta y con semejantes tetas era el sueño de cualquier macho. Como el arreglo incluía que se quedaran a dormir siempre los despertaba chupándosela y haciéndome la nena les decía que sus pijas y su leche eran mi ¨deliciosa mema de la mañana¨. El melli Juan se había desinhibido totalmente, ya no era yo la que tenia que darle las indicaciones, el me daba ordenes y me cogía a su antojo, cosa que me encantaba, porque me despertaba mucho mas el morbo, la primer noche que le tocó quedarse conmigo, llevo unas cintas de tela, después de cenar me dio una camiseta suya, me pidió que fuera al dormitorio, me la ponga y quede vestida solo con eso, cuando regrese al comedor, sin decir palabra me cargo sobre un hombro como una bolsa de papas, me llevo al cuarto me arrojo sobre el colchón y con las cintas que llevaba me ató muñecas y tobillos a las cuatro puntas de la cama y me arranco en mil pedazos la camiseta que me había hecho vestir. Mi desconcierto duró unos segundos, pero luego sentí una terrible calentura por esa especie de violación. Se desnudo lentamente sin sacarme la vista de encima, yo veía su cuerpo joven y atlético y esa pija parada, yo estaba casi por desmayarme de la calentura y le gritaba que por favor venga a cogerme, me retorcía y tiraba tratando de desprenderme de las ataduras pero no podía, creo que pasaron unos minutos entre mi suplica y su goce, hasta que se arrimo, se sentó a mi lado en la cama y empezó a acariciarme y chuparme los pezones, después se arrodillo a mi lado y me metió la pija en la boca, yo estaba tan caliente y se la chupe con tanta avidez que no tardo mas de unos segundos en acabar, tragar leche me calmo un poco, el se tiro a mi lado y empezó a acariciarme muy suavemente la concha mientras me decía ¨coge con mi mano puta¨, yo me movía cogiéndole sus dedos sin parar y cuando logré acabar con su caricia mas que gritar creo que aullé de placer.

En seguida me desató ahí me le tire encima y empecé a chuparle la pija, acabar con su mano me había calmado, pero necesitaba sentir un pedazo de carne dentro mío. No tardo mucho en recuperarse y fue una cogida increíble, no podíamos despegar nuestras bocas, era como si quisiéramos comernos, yo acabé dos veces, las dos fueron muy seguidas e increíbles. Te convertiste en un excelente alumno le dije, el riéndose me respondió: ¨tuve la mejor profesora¨ .Conversamos un rato, yo me puse boca abajo y me adormecí, no se cuanto tiempo pasó hasta que sentí que me estaba metiendo un dedo en el culo para dilatármelo, me quede boca abajo y lo deje que se tire sobre mi y me coja, me encantaba sentirme aplastada y cogida por el culo. Ni siquiera me movía, lo dejaba hacer a el, solo puse mi cara de costado y le pedí que me arrime su lengua a la boca, para chupársela. Realmente el melli se lució esa noche, a la mañana se despertó con la pija tan dura que me pareció un desperdicio dejarlo ir sin coger, así que cuando volvió del baño me encontró puesta en cuatro y ni lerdo ni perezoso me la metió de nuevo por el culo, me cogió así un buen rato, yo acabé varias veces, antes que lo hiciera el. Después de desayunar nos besamos largamente y se fue.

La noche siguiente me tocaba coger con el melli Luis, después de cenar nos acostamos y no tardamos nada en desnudarnos ,me chupó la concha un largo rato y después sin mas preámbulo empezó a cogerme, este chico era una maquina, me hizo perder la noción de las veces que acabé antes que lo hiciera el, descansamos un rato, se la chupe para parársela de nuevo y cuando estaba bien durita tome el lubricante anal de la mesa de luz, se lo esparcí suavemente por la pija, me coloqué boca abajo y no hizo falta que le pidiera nada, en el acto sentí como se me abría al culo con la pija que entraba y salía como una maquina. Luis era realmente potente y me estuvo cogiendo tanto tiempo que nuevamente perdí la cuenta de las acabadas. Yo me había enviciado con el sexo anal, y no los dejaba ir hasta que no me cogían por el culo, cuando me lo hacían me sentía tan usada y tan puta ¡! Además las acabadas eran distintas, no se si eran mas placenteras que por la concha, pero me dejaban plenamente satisfecha.

Así con algunas variantes pero plenas de sexo y placer pasaron las noches de casi dos semanas hasta que mejoraron los caminos. Carlos estaba tranquilo ya que la señal de celular había mejorado y nos mensajeabamos todos los dias, además el sabia que además de estar cuidada lo estaba pasando bien con los chicos y eso a el le encantaba. Lo que no sabia era lo que había pasado con los hombres de la cuadrilla el día de la tormenta en que vine al campo. Ya se lo contaré y estoy seguro que no le molestará, a el le gusta saberse amo y macho preferido de semejante puta.

La noche anterior a regresar al pueblo fue el turno del melli Juan, nos dimos una cogida hermosa y a la mañana le pedí a sus hermanos que vinieran y preparé un rico desayuno para los cuatro. Conversamos mucho, les confesé que los quería, que además de la relación de sexo que teníamos me sentía muy bien con ellos y que agradecía el día del comienzo en el arroyo, cuando me agarraron por primera vez los tres, en verdad me habían abierto la puerta a un mundo nuevo desconocido para mi y para ellos también. Eran tan buenos y simples esos chicos que me emocionaron cuando los tres me dijeron que teniéndome a mi no necesitaban otra mujer, que me amaban y que ninguno sentía celos porque sabían que esta relación me hacia feliz y que ellos querían saberme así: siempre feliz.

Después de almorzar tome mis cosas, y partí con mi camioneta hacia el pueblo. El lugar donde estuvo la cuadrilla estaba desierto, ya se habían marchado vaya a saber donde. Detuve unos instantes la camioneta para observar el lugar donde había sido la reina de las putas, pensaba en lo que había pasado con los cinco hombres y me parecía un sueño haber hecho semejante cosa, pase toda una noche siendo cogida como una perra y luego regrese gustosa para que me usen de nuevo. Jamás había siquiera imaginado que una mujer sea tan puta para hacer algo así, y resulta que era yo Chabelita la puta que se había dejado coger y usar por cinco desconocidos gozando como una perra alzada, dudaba en confesárselo a Carlos o a los chicos, mas adelante veré que hacer, por ahora seria mi secreto . Estuve allí sentada largo rato mirando y pensando, después emprendí camino al pueblo. Allí me esperaba Carlos con una sorpresa que jamás imaginé en mi vida. Esta todo guardado en mi pen drive, avísenme si les interesa saber cual fue la sorpresa y pronto se las contaré.

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