Nuevos relatos publicados: 13

Nuestra amiga argentina y el portero, otra vez

  • 3
  • 6.904
  • 8,44 (9 Val.)
  • 0

Estaba en casa, esperando que una compañera de la facultad me trajera un trabajo práctico que yo tenía que llevar a la facultad, me manda un whatsapp, y me dice que está en la puerta, que el novio la esperaba en el auto, entonces le digo que bajo.

Yo taba vestida normal, nada provocativa, tenía un pantaloncito corto, de esos que se usan en el gym, súper amplios, con elástico, zapatillas y una remera, (porque en casa hace calor), me puse un saquito y bajé.

Mi compañera me da el Trabajo Práctico y lo voy a dejar en mi auto (en la cochera), lo dejo ¿y quién aparece?, si, aparece Juan (el portero), me quería morir, porque vi sus intenciones, yo no quería hacer nada, aparte ¡en casa estaban mis viejos! Y aparte en la cochera no había autos (para que entiendan yo vivo en esos edificios que son antiguos y hay solo un departamento por piso, y son solo cinco pisos, así que vive poca gente y los fines de semana se van siempre a la mierda).

La cosa es que me ve y la cosa fue así (me acuerdo bien porque fue recién). (Hace tres años).

Juan: que lindas piernas nena

Yo: Jun, no, por favor, están mis viejos arriba

No sé porque pero esas situaciones, de solo pensar que sabía que quería que me dejara coger, me calientan, ¡me excita que me dominen así!

Juan: nena, no podes bajar así

Yo; Juan, toy renormal, estaba así en casa, en serio!!!

Juan: si, pero mira como me pones!!!

Me agarra la mano y me la hace apoyar sobre su pija, ¡que ya estaba tomando forma! Y yo de solo pensar que me quería coger ya estaba mojadita.

Juan: vení nena

Me agarra de la mano y me lleva a ese cuartucho asqueroso, y sin que me diera tiempo a que le dijera nada, me da vuelta, me pone de espalda a él, me apoya sobre una mesa, me mete la mano ¡por debajo de la bombachita! Y obvio se dio cuenta que ya estaba mojadita, me empieza a poner los dedos, y ya no le podía decir nada, solo empecé a gemir, y me empezó a decir lo de siempre: que yo era una putita, que me gustaba que me cogiera, y cuanto más me decía más me calentaba.

Me baja el pantaloncito y la bombachita, le pido que se ponga un forro, se lo pone, y así yo paradita, inclinada sobre la mesa ¡me empieza a coger!, como lo hace él siempre, ¡como un animal!, porque de dulce no tiene nada, es una bestia grandote, rudo, bruto, y no hicieron falta más de 5 minutos para que me hiciera acabar, ¡y enseguida acabó él!

Cuando terminamos, me subo la bombachita y el pantaloncito y me dice que lo perdone, pero se había calentado ¡cuando me vio así!, le digo está bien Juan y me fui.

Subí, y fue todo tan rápido que a mis viejos ni les llamó la atención lo que tardé, ¡que no fue más de 15 minutos!, ¡para que el portero me cogiera de nuevo!

La verdad es que no se ¿para qué lo busque?, porque sé que esto lo empecé yo, sí, yo lo empecé a calentar, hasta que me cogiera, pero lo hice como un juego, pero para él no fue un juego, me coge cada vez que quiere, y lo peor es que me dejo coger y me calienta, me excita, que me trate así, acabo cada vez que me coge, ¡él sabe que me gusta todo esto! Hoy me quedaron las piernas ¡temblando!

¿Por qué me pasa esto?, digo de no saber decir que no ¡y calentarme enseguida!, que me gusta que me dominen y me cojan ¡como una perrita!

(8,44)