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Cuando una puerta se cierra otra se abre

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Como muchos de los lectores yo era un travesti de closet. En la época que esto paso vivía en Delft una pequeña ciudad de los Países Bajos. Me encantaba correr por la mañana, de hecho corría cuatro días consecutivos y al quinto hacia sesión de pierna para corregir y fortalecer la pisada. En realidad la sesión de pierna la dedicaba a glúteos, cadera y vientre. Durante esa temporada me sentía y me veía muy bien, estaba flaquito y con un gran culo, incluso algunos colegas me decían el culón.

Disfrutaba de salir en las mañanas con mis mallas para correr cuando hacía mucho frio o con short los días soleados. Durante 2 meses consecutivos, por lo menos 2 días por semana, me encontraba con un chico al cual saludaba.

—Goedemorgen —nos decíamos sin parar de correr.

Siempre fue así hasta el día que le hable

—Hablas neerlandés?

—No —me respondió— pero podemos hablar en inglés.

Platicamos de esto y de aquello pero todo relacionado con correr, en fin vida de runners. El día que le hable me di cuenta que no era un chico sino un hombre maduro bastante bueno con brazos muy marcados y espalda ancha en fin un rico holandés.

Un día de tantos empezamos a entrenar juntos, este chico llego para revolucionar mi vida. A la semana que empezamos a entrenar decidí comprarme unas mallas nuevas, algo que a él le gustara. En la sección deportiva había unas mallas negras con cuadricula verde de hombre y de mujer, una al lado de la otra. Las de mujer eran sencillamente encantadoras, sin pensarlo las compre.

El siguiente día salí a correr con mis mallas, no quería que se me viera el paquete me gustaba verme sin nada ahí. Mi experiencia como travestido me ayudo para esconderlo dentro de una tanguita verde fosforescente, mi experiencia y que mi pene es bastante pequeño.

Pensé que el chico holandés no lo había notado pero cuando terminamos me dijo

—que bien se te ven las mallas te ves mejor que mi novia.

Soltamos la carcajada y PUM toda esa tarde la pase pensado en él, me sentía tan contenta por gustarle, todo era color de rosa sus palabras causaron un gran efecto positivo en mi sacando la mujer que tenía dentro.

El fin de semana siguiente me levante temprano y me fui al centro comercial por mas ropa deportiva de mujer, quería todo, todas las mallas, faldas, shorts, etc. Me gustaban. Al final me compre un short muy pequeño de color morado, también compre unas mallas azules de ¾ un short de licra, una sudadera gris que dejaría al descubierto mi trasero y otra negra y dos camisetitas de chica para correr, mi vida giraba alrededor del momento en ir a correr y estar con mi chico.

Durante los siguientes días estrene con él todos mis atuendos y el no dejo de alagarme por mi apariencia. Los días posteriores me ponía labial y pintaba mis ojos y cejas. Después de un mes iba completamente vestida de mujer sport a correr, a mí me encantaba y a él parecía gustarle también!

Me sentía como quinceañera deseando el momento en que él se decidiera a tocarme y besarme. Cada mañana que platicábamos y corríamos, cada rose de sus manos por mi cuerpo cada mirada coqueta que nos hacíamos. Estaba totalmente segura que el sería el primero, que perdería mi virginidad que él y eso me ponía como loca enamorada. (Por supuesto que yo ya tenía experiencia con más de cien dildos los cuales utilizaba en mis ratos de soledad).

Un día este chico me invito a un concierto. Yo sentía que íbamos muy bien así que me anime a dar el gran paso, en fin que podría pasar si todos los días me veía pintada y arreglada como mujer (sport). Ese día me esforcé mucho quise estar lista para él y por si acaso utilice un dilatador toda la mañana y empaque en mi bolso un gran pomo lubricante. Pensé que él estaba totalmente enterado que yo era una chica en un cuerpo de hombre así que fui por todo.

Me puse un mini vestido azul con blanco, me puse una pulsera delgada y unos aretes de gota largos, unas zapatillas blancas, me pinte el cabello de rubio (tipo Katy Perry cuando lo tenía corto, pixel) y una lencería de encaje divina. Cuando termine mi transformación me veía increíble en fin, todo estaba listo para el encuentro con mi chico.

En ese momento sonó el timbre de la puerta. De los nervios tire un vaso con chocolate caliente en el piso, afortunadamente no me manche. Deje el chocolate en el piso y me dirigí a la puerta, mi zapatilla se encajó en la alfombra y caí, por suerte no le paso nada al vestido, me levante y me golpeé la frente con la mesa, por suerte no me despeine. Del dolor di dos pasos asía atrás y le pise la cola al gato este soltó un gran maullido y pego una carrera increíble.

Volvió a sonar el timbre por tercera vez, me repuse como pude y abrí sin pensar dos veces la puerta. Si, era el, se quedó sin habla, volteó para la izquierda y para la derecha y dijo las palabras mágicas:

—te ves muy bien vámonos.

Pero algo no me cuadro, no me abrazo no me beso no me dijo nada más, en fin no puse atención a eso.

Nos fuimos a su carro donde ya le esperaban tres de sus amigos. Yo ni enterada que iríamos con alguien más, así que me puse muy nerviosa. Hasta aquí todo iba relativamente bien. Y de repente crash… él les dijo a sus amigos

—Ella es la prima de mi amigo que nos iba acompañar al concierto, su primo está enfermo y no podrá ir al concierto y a ella le vamos a dar un aventón a la farmacia para que compre algunas de las pastillas que el necesita.

Yo me quede helada, que tenía que decir o hacer en ese momento? no mi boca color carmín no salió ni un sonido. Uno de ellos me pidió mi whatsapp y como robot se lo di. Paro en una esquina y dijo:

—Aquí está la farmacia, espero que tu primo se ponga bien.

Abrí la puerta y me baje del carro, empecé a caminar en shock, jamás volteé para atrás empecé de mis ojos empezaron a rodar lágrimas de enojo y decepción. Sin hacer un solo sonido con mi boca me fui directo a mi departamento. Porque algo que iba tan bonito había salido tan mal? Que había hecho? Donde estuvo mi error? Jamás volví a saber de él.

Pasaron días, semanas, meses y el odio y tristeza se fue esfumando. Empecé a vestirme de mujer en mi casa. Durante un tiempo recibí algunos whatsapp de su amigo invitándome siempre a salir, pero jamás respondí. Después de un año mi corazón había sanado mi deseó de ser mujer era más fuerte, estaba firmemente con la idea de hacerme una cirugía de feminización facial y ya había empezado a tomar hormonas. Poco a poco mi cuerpo cambiaba y me pedía un macho para llenar ese gran vacío que tenía.

Un día sonó mi timbre, en mi puerta se encontraba aquel amigo de ese día funesto. Abrí la puerta y me dijo

—sé que eres mujer y me encantas.

Sin vacilar tomo mi mano me abrazo y me beso a la fuerza, todo fue tan rápido que no pude ni responder. Mi cabeza me dictaba aventarlo pero mi cuerpo ya no podía, había estado soñando tanto con un hombre que respondí tímidamente a su beso. Cuando nos separamos le dije “pasa”.

El entro y en cuanto cerré la puerta todo el fuego que tenía en el cuerpo se liberó, sin ni una palabra lo abrace y lo bese como loca. No note que tenía la nariz chueca, fuimos caminando hasta el sofá donde él se sentó primero.

Pude ver su sonrisa con de dientes amarillos y chuecos. Le quite la camisa descubrí un estómago flácido, hombros pequeños, poco bello pero largo y una costilla chueca, lo bese desde el cuello hasta el ombligo pasando mi lengua por todo su torso. Le quite el pantalón y descubrí sus piernas flacas y velludas. La pasión que me segó hizo que le sacara el pene del calzón y con gran asombro encontré la belleza de ese hombre, 19 cm de carne magra dura como una astabandera, me lo metí a la boca y lo empecé a chupar como un niño chupa la teta de su madre.

Se puso de pie y se desnudó completamente, vi las uñas grandes de sus pies llenas de mugre. Yo hincada no paraba de chuparle el pene y caray hacia un gran esfuerzo este chico tenía un gran pene! Lo quería poner todo dentro de mi boca pero esto es humanamente imposible. En mi mente me dije ‘saque el premio mayor’.

Él se inclinó y con su mano empezó a buscar mi pene. Vaya que sus manos eran hábiles pero yo no quería eso, yo quería ser mujer. Le tome la mano y la lleve para atrás, entre mis nalgas. Instantáneamente lo entendió y empezó a buscar mi ano. Jugueteaba con dos dedos en mi entrada sobándolo y apretándolo, yo estaba que explotaba de ganas que me los metiera. Aun así no quise cambiar de posición y seguí de rodillas chupándole la verga.

En un momento dado hice mucha saliva y puse en mi mano, misma que lleve a mi ano untándolo completamente e incluyendo sus dedos. Sin esfuerzo dos dedos resbalaron dentro de mí produciéndome un gemido de placer. Tanto era el deseo de tener su pene dentro de mí que no duramos más de un minuto así, me levanté y lo avente nuevamente al sillón. Tome su pene completamente húmedo y lo dirigí a la entrada de mi ano, milímetro a milímetro fue entrando ese delicioso manjar y aunque era más grande de lo normal no me costó mucho tenerlo todo dentro de mí. Estaba tan dilatado mi ano que en cuanto lo tuve todo dentro empecé a montarlo como una vaquerita experta.

Mis manos fueron directo a su abdomen mientras que las suyas me ayudaban a subir y baja y abrirme las nalgas. Que delicia sentir toda su verga dentro de mí, extasiada estaba, no paraba de besarle su boca y su cuello. Sus caderas se movían con un ritmo estrepitante que buen sexo me estaba dando sentía que toda mi sangre estaba en mi cara, su verga estaba muy caliente yo tocaba mis pezones y hacia círculos con mis caderas.

Fue tanta la estimulación que de mi pene, que no estaba erecto, me salió un chorrito de semen el cual cayó en el estómago de mi macho. Me convulsionaba de placer cuando el termino, que sorpresa con este chico, no solo tenía una rica verga, también descargaba una cantidad impresionante de semen. Sentí como me llenaba y me escurría por mis piernas.

Pero esto no fue todo, él no había terminado de penetrarme, tomo la iniciativa y cambio me cambio de posición boca abajo y ahí me convirtió en una más de sus hembras me la metió por un largo rato y volvió a terminar, yo ya no pude terminar pero sentí uno dos tres orgasmos secos. Por ultimo quiso ponerme de lado y seguir metiéndomela pero ya no tuvo tanta energía, después de 5 minutos paro.

Sin decir nada se puso su ropa y se fue, yo quede tirada en el piso estaba tan cansada que desperté al día siguiente el charco de semen que había dejado mi chico se había secado.

Desde ese día me sentí más mujer.

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