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Una señora muy sensual

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Todo comenzó un fin de semana, me invitaron a un bautizo.

Asistí por invitación de un familiar directo de la pareja que llevaba a su hijo a bautizar, todo transcurrió sin mayor contratiempo, la mamá del bebé lucía un vestido entalladito, resaltaba mucho su hermosa figura, es una mujer madura, sensual, su nombre Maribel. Ya entrada la noche empezó el baile, todo esto fue en casa, no hubo muchos invitados así que realmente no pensé en quedarme mucho tiempo, cuando me disponía partir, me lo impidieron diciendo que me quedara, que querían seguir con el convivio, lo que me llamó más la atención fue que la misma señora Maribel me lo pedía. Azorado acepte la invitación, de hecho me pidió bailar una pieza con ella, al estar cerca de ella no podía contener mi cuerpo, su aroma, la calidez que podía sentir en sus manos, suaves y delicadas, hicieron que mi cuerpo reaccionara.

Así que trate de disimular mi erección de la única manera que podía y eso era acercándome más a ella, Sé que hubo momentos en que ella pudo sentirme, y yo tenía la impresión de que se me acercaba más a mí. Pasó el tiempo, terminó la fiesta y la familia arreglo una habitación para que yo pudiera pasar la noche, fue Maribel quien arreglaba la cama, pude percatarme de que ya todos estaban en sus recamaras con puertas cerradas por los ruidos que hacían, en fin Maribel seguía en su labor, en un momento de arranque, no sé si causado por el alcohol, o por la necesidad de estar con Maribel, cuando me estaba deseando las buenas noches se acercó, la tomé de la mano, la acerque a mí, aprisionándola con mis brazos la levante dejándola vulnerable, entonces aproveche para besarla fuerte pero con la intención de que pudiera ella disfrutarlo así como yo lo hacía.

No hubo mucho esfuerzo por rechazarme, sentía como sus cuerpo se tensaba en posición de rechazo pero se iba doblegando poco a poco, cuando me separe de ella, me decía lo mal que estaba toda esa situación, solo atine decirle, que me disculpara pero que necesitaba decirle y expresarle lo que yo estaba sintiendo en ese momento por ella. Maribel estaba un poco consternada y con temor de que nos pudieran escuchar se alejó sin decir nada. Me quede de pie y un poco frustrado, por un momento pensé en salir de la casa sin avisar, tenía remordimiento por lo que hice, sabía que estaba mal pero realmente me apasioné mucho por ella.

Cuando disponía en salir de la casa, Maribel regresaba a la habitación, me dijo que su marido estaba profundamente dormido debido al exceso de alcohol que había ingerido, el portaba una bata semitransparente, podía apreciar su ropa interior, se había soltado el cabello, en ese momento sabía que ella estaba dispuesta a ser mía esa noche.

La tomé nuevamente, pero esta vez un poco más suave y mientras no besábamos nos acomodamos en la cama, pude acariciar su rostro, su cuerpo, pude sentir el estremecimiento de su cuerpo con cada caricia y beso en su ser, no hubo lugar sin caricia o sin besar, besé , mordí, chupé sus deliciosos pechos, mis dedos pudieron masajear su pelvis, ella se encontraba y húmeda y con ansia de ser penetrada, baje mi cabeza hasta llegar al punto donde se encuentra el mayor fruto y dulce que la vida nos ha dado, introduje mi lengua en su vagina y es extraordinario cuando una mujer nos dice con su cuerpo lo bien que lo está disfrutando, seguí así por unos instantes, ella giro para que pudiéramos hacer un rico 69, Ella me la estaba chupando y mamando con mucha fuerza, esto ocasionaba que yo igual siguiera con mi lengua recorriendo todo su interior mientras con un dedo lo metía en su ano.

 Llego el momento en que no separamos para poder está en la posición del misionero, podía ver su rostro y con un beso me pidió empezar con la campaña, ella trataba de contener sus gemidos, tuvo que agarrar una almohada para poder cubrir y ahogar sus gemidos, sabía que no teníamos mucho así a que solo estuve un breve momento así, después la giré para acomodarla ahora en la posición de perrito, así ella podría clavar su cara en la almohada y ahogar sus gritos, era muy excitante ver sus nalgas en todo lo alto, seguimos así por unos instantes cuando ella me dijo que quería sentir ya mi leche, así que apresure el paso agregando fuerza hasta que no pude aguantar más y le da todo lo que tenía, ella se acomodó y yo con ella abrazándola, momentos después se giró hacia mí, me dijo que no quería que terminara esto, pero que tampoco aseguraba que pudiéramos estar juntos otra vez, pero como obsequio me regaló una pulsera con la figura de una flor, en seguida bajo su cabeza y empezó a limpiarme los restos de semen en mi pene con su lengua, lo que ocasionó que tuviera nuevamente una erección pero ella hacía presión con sus manos en mi para no levantarme, entendí que quería hacerme venir en su boca, la deje hacerlo, ella bebió cada gota y limpio mi pene, salió de la habitación.

Al día siguiente todo en calma, Maribel me preparo un rico desayuno y en el momento preciso me dio un pequeño recado disimuladamente... pero eso es otra historia.

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