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Buenos días en fin de semana

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Esto pasó hace unos minutos y no quería perder los detalles.

Era un fin de semana cualquiera, yo dormía aún por el cansancio de la semana, me levantaba temprano, toda la semana, para ir al gym, ayudar a mi mujer a preparar los desayunos y los lunchs para los niños.

Ahora, el fin de semana aprovechaba para despertarme un poco más tarde. Había escuchado a Laura, mi esposa, que había despertado y encendido la TV con un café caliente.

Veía una serie española un poco cachonda y se escuchaban los gemidos, ya saben entre sueños, intentaba abrir los ojos para ver la escena de la protagonista, una morena de buenos pechos, pero mi sueña era más y prefería seguir dormido.

Caí en sueño profundo nuevamente, hasta que sentí una lengua caliente en mi pija, estaba muy dura por la clásica erección matutina.

Empezó a lamerla, succionarla, yo empecé a salir de mi sueño, abrí el ojo y vi que Laura estaba completamente desnuda en cuatro patas succionando, ensalivando, chupando y mirando hacia arriba a ver a qué hora abría los ojos.

Se tocaba los senos con fuerza, apretando sus pezones, con la mano derecha, mientras jugaba con mi miembro en su boca. Lo hacía majestuosamente, ella sabía cómo hacerlo para venirme, no se como, pero ocultaba sus dientes por completo.

Bajó la mano a su concha y empezó a masturbarse, solo para lubricarse.

Casi nunca lo hacía; Prefería que yo la tocara y la hiciera sentir; pero estaba caliente y quería disfrutar con lo que veía y tenía en su boca.

Yo le acariciaba la cabeza, su pelo rizado abundante, le empujaba un poco la cabeza para aumentar la presión.

Siguió por 3 o 4 minutos hasta que me vine en su boca, escurría un poco de semen por sus comisuras. Saco su boca y subió hasta que me dio un beso de piquito, acto seguido me acerco sus bubbies, las empecé a lamer, mientras ella se acariciaba su clítoris con mi pene, gracias a la erección matutina aún estaba duro.

Sabia como hacerlo se rozaba de tal modo que podía tener un orgasmo sin meter nada. Yo no me distraía, seguía en sus lolas, mordiendo succionando, jalando.

Empezó a gemir, yo le mordisqueaba el pezón, con cariño, ella lo alejaba de repente, imagino que sentía dolor, me acercaba el otro mientras movía la cadera rítmicamente, cada vez más rápido.

Mi erección empezaba a bajar así que le pedí que lo metiera y se viniera, no fuera ser que se bajara y la dejara a medias.

Ella la metió hasta el fondo de su vagina, como para agradecer la chamba que le había hecho, dos, tres empujoncitos y lo saco.

Empezó a subir sus piernas encima de mis hombros, veía venir su vulva, depilada con forma de corazón, poco vello, acercándose a mi lengua.

Por fin llegó, la puso por completo en mi cara, mi lengua, estaba cabalgando mi boca, con la mano en la pared, sentía sus fluidos en mi nariz, en mi boca, llegó a faltarme la respiración por la presión que ejercía en mi cara con todo su cuerpo.

Traigo barba cerrada de 2 días y me imagino que sentía bien la fricción en el clítoris.

Laura empezó a moverse, como cuando estaba acariciando su clítoris en mi pene, despacio, en círculos cortitos, Yo movía mi lengua a su ritmo, subió la velocidad poco a poco, escuchaba sus gemidos, sus gritos después de 1 minuto. Yo apretaba sus nalgas, mordía su clítoris de vez en vez, lo que la hacía gritar más fuerte.

Se vino en mi cara, dio brincos como si recibiera una descarga eléctrica, escurría su fluido por toda mi cara, mi barba, mi nariz. Era delicioso, tragué lo más que pude mientras ella se detenía, dando los últimos restregones en mi barba.

Se detuvo, le di una nalgada de aprobación. No respondió, solo se fue deslizando para quedar acostada sobre mí. Me dio un beso de piquito y me dijo ‘Buenos días’.

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