Nuevos relatos publicados: 0

Los grandes pechos de mi prima Ainoa

  • 11
  • 48.770
  • 9,70 (40 Val.)
  • 1

Hola lectores, voy a contaros la historia de lo que me ocurrió con mi prima Ainoa. Ella es tres años mayor que yo, cuando ocurrió esto ella tenía 21 años, es de estatura media, pelo entre moreno y castaño, ondulado y hasta el cuello. Tiene caderas anchas cintura estrecha y pechos grandes. Yo me llamo Jorge, soy alto, moreno, pelo corto, soy flaco y fuerte.

Siempre me he llevado muy bien con mi prima, tenemos una relación casi de hermanos y nos divertimos mucho juntos, ella siempre me ha enseñado a hacer muchas cosas, etc. Pero cuando se fue a estudiar fuera de la casa de sus padres, dejé de verla considerablemente. Pero este verano coincidimos durante una semana; una semana muy especial.

Yo me pegaba la mayor parte del día navegando por internet en el ordenador de su cuarto, y más de una vez ella salía de la ducha con la toalla enrollada en el cuerpo y me decía que no mirase porque se iba a cambiar. Yo la primera vez no le di mucha importancia, pero la segunda ya me interesé por el cuerpo de mi prima y mientras se cambiaba, giré la cabeza y vi sus grandes tetas, y ella al verme me gritó que me volviese. Yo estaba muy empalmado por lo que acababa de ver y una vez que se fue del cuarto, me hice una gran paja en su honor.

Después de aquello mi visión de ella cambió radicalmente. Empecé a coger sus braguitas usadas con su olor para pajearme, buscaba por su cuarto con objeto de encontrar algo íntimo suyo, y comencé a pensar un plan para conseguirla.

Una noche decidimos salir por ahí ella y yo con sus amigos, ya que yo no conocía a nadie en su ciudad.

Tras una noche de marcha con alcohol, volvimos a casa muy tarde y algo "contentos" y como yo dormía con un familiar en la habitación y este ya estaba dormido, para no molestarle, Ainoa me propuso dormir en su cuarto, a lo que respondí que no me importaba.

Como toda mi ropa la tenía en el otro cuarto tuve que dormir en gayumbos en una cama auxiliar pegada a la de mi prima. Muchas horas después, cuando yo era el único que seguía despierto en la casa, me acerqué a mi prima que llevaba puesto un pijama muy fino de dos piezas, y estaba totalmente destapada ya que hacía mucho calor. Le pasé mi dedo por los labios carnosos, y luego le di un tímido beso en la boca. Ella no se movía. Tras esto pasé a acariciar muy suavemente uno de sus pechos sobre el pijama. Estos eran grandes y muy blandos, estaban aplastados contra su pecho porque ella estaba bocarriba. Cuando puse toda la mano entera sobre su seno, ella se movió un poco, asustándome bastante. Unos minutos después volví a poner mi mano sobre su seno, sintiendo todo el calor que emanaba. Esta sensación hacía que mi polla palpitase.

Cuando me aburrí de tener la mano apoyada, empecé a mover su teta y a amasarla suavemente. Entonces ella volvió a moverse, esta vez dándome la espalda. También su culo quedaba a mi alcance, así que transcurridos unos minutos bajé un poco el pantalón de su pijama para ver la raja de su culo, metí la mano por dentro y palpé sus duras nalgas y las acaricié durante un rato, después acerqué un dedo a su ano y jugué con la pelusilla que crecía su oscuro agujero, y en ese momento ella volvió a darse la vuelta, quedando frente a mí. Tremendamente asustado porque casi se queda mi mano debajo de su culo con lo que se abría despertado, dejé pasar algunos minutos más mientras trataba de relajarme. Luego tendí mi mano hacia sus pechos y en cuanto la toqué se volvió a girar quedando bocarriba nuevamente.

Esta vez necesitaba más y abrí los botones superiores de su camisa de pijama, y metí la mano hasta encontrar una de sus tetas, fui acariciándola hasta que llegué a un pequeño bultito que identifiqué como el pezón. Lo cogí entre los dedos y jugué con él, y este respondió endureciéndose por momentos. Seguí amasando su pecho y pellizcando levemente el pezón cuando ella después de un ligero gemido, abrió los ojos y me descubrió con una mano bajo su pijama y la otra agarrándome el falo. Volvió a cerrar los ojos haciéndose la dormida y se dio la vuelta, pero esta vez se tapó hasta arriba con la sábana. Yo me quedé muy preocupado por lo que ella podría pensar, pero para sorpresa mía al día siguiente seguía siendo igual de amistosa conmigo como siempre.

El día siguiente transcurrió sin nada remarcable, hasta que por la noche me propuso volver a salir de marcha. Esa noche ella bebió considerablemente más que la noche anterior, pero yo hice lo contrario: me abstuve. Al volver a casa ella me dijo lo mismo que el día anterior, pero después dijo que no le apetecía nada sacar la cama auxiliar y tener que hacerla, así que me dijo que durmiese en su cama. La cama era individual por lo que había que apretarse bien para no caerse. Ella me dijo que la abrazase, y yo rápidamente la cogí por la cintura pegándome a ella. Al sentir el contacto de su cuerpo me empecé a empalmar y fui clavándole la polla en el culo, pero ella no se movía.

Con la cadera empujé un poco hacia ella, pero ella no reaccionó, así que supuse que se habría dormido. Lentamente subí mi mano por su abdomen hasta llegar a sus pechos, puse la mano sobre uno de ellos y lo empecé a amasar, lo agarraba y lo apretaba cada vez más fuertemente sin pensar en que ella se podía despertar en cualquier momento. Mientras con la mano que me quedaba libre le movía la pasaba la polla por sus nalgas, recorría la raja del culo con ella y metía mi dedo levemente en su ano por encima del pijama. De pronto pensé que era muy raro que con lo que le estaba haciendo no se despertase y supuse que las copas que se había tomado le habían producido un profundísimo sueño. Así que con esta idea dejé sus tetas y bajé la mano hasta su entrepierna, acaricié sus muslos y finalmente comencé a frotar su coño por encima de la tela. En esto ella me apartó las manos y se incorporó diciendo:

-Puedo permitir que me toques las tetas y el culo pensando que estoy dormida, pero si me empiezas a violar ya hablamos de términos mayores, así que esta noche deja las manos quietecitas que ya te estás pasando.

Yo me quedé flipado y todo avergonzado, me puse mirando hacia fuera de la cama e intenté dormirme.

Al día siguiente ella estaba mucho más arisca conmigo en intentaba evitarme. Al llegar la noche le propuse volver a salir por ahí, y ella tras pensarlo un rato aceptó. Esa noche ella no bebió nada, y yo tampoco bebí de forma significante. Al volver a casa, sacamos la cama auxiliar y nos acostamos. Varias horas después cuando Ainoa ya dormía, me acerqué a ella volví a agarrar uno de sus pechos, para mi aquellos pechos se habían vuelto una obsesión, así que los amasé y los pellizqué mientras me masturbaba hasta que estuve a punto de correrme.

Luego me puse sobre ella apoyándome en las rodillas y tras abrir los botones de su pijama hundí el pene en el hueco que había entre sus tetas, en ese instante me recorrió la espalda un escalofrío. Apreté un poco las tetas de mi prima entre si y comencé una cubana, que acabé rápidamente con una espectacular corrida que llenó el cuello y el pecho de Ainoa de mi espesa y caliente leche. Luego me limpié la polla con una de las bragas que tenía en su cajón, las doblé y las volví a dejar en su sitio.

Al día siguiente me desperté tarde, pero todavía Ainoa seguía durmiendo con la camisa abierta y con manchas de semen seco esparcido por sus pechos, su cuello y su estómago. Me quedé tumbado en la cama mientras me la meneaba mirando las tetas desnudas de mi prima. De pronto noté que se estaba despertando así que paré y me hice el dormido.

Mientras miraba de reojo, vi como ella se levantaba y se miraba toda llena de semen, se abrochó la camisa y me miró cariñosamente, luego cogió unas bragas limpias y una camiseta y se fue al baño para asearse. Yo me levanté en cuanto ella cerró la puerta del baño, miré por toda la casa y ví que todo el mundo se había ido a trabajar o a hacer sus obligaciones matutinas. Encendí el ordenador del cuarto de mi prima y me puse a navegar por internet por páginas de sexo para poder acabar de pajearme. Todavía no me había corrido cuando ella salió del cuarto de baño, recién duchada, con el pelo mojado y chorreante y una toalla atada a su torso. No me dio tiempo a reaccionar y me vio con la polla en la mano haciéndome una paja. Ella se sorprendió y yo me quedé quieto, paralizado. Ella muy naturalmente dijo:

-Que… cascándotela, eh! Espero que no me manches el cuarto.

Y mientras se secaba el pelo mirando a la pantalla del ordenador.

-Por mi no te cortes. Sigue, sigue, que no me importa.

-Es que me da un poco de corte. –contesté yo, aún con la polla en la mano.

-Si quieres puedo ayudar a motivarte… -me dijo muy picaronamente

Me dio la vuelta a la silla encarándome hacia ella y empezó un sensual baile mientras aflojaba la toalla, hasta dejarla caer y quedar desnuda. Yo continué con la paja mientras la observaba y en pocos segundos eyaculé tres chorros de semen que alcanzaron a mi prima en piernas y pies.

-Ahora tendré que volver a ducharme. –me dijo sonriendo- ¿Me acompañas, primito?

-Bueno, si quieres…

Entramos en el baño, cerramos la puerta y ella fue abriendo el agua caliente. Yo me desvestí. Ella estaba un poco inclinada hacia delante y me mostraba su culo respingón. Primero lo toqué con los dedos tímidamente y al ver que ella no decía nada pasé a acariciárselo con las dos manos. Lo manoseaba suavemente sintiendo su piel es las yemas de los dedos. Mi falo volvió a erguirse con ganas de pelea. Mientras tanto mi prima ni se inmutaba.

-Voy a hacer pis.

Levantó la tapa y se sentó en la taza. Yo me puse en cuclillas enfrente de ella y le acaricié las piernas, luego llegué al estómago, luego a su pubis y lo recorrí hasta alcanzar con el dedo el chorrito dorado que brotaba de entre sus labios.

-Para tontorrón, que si no, no puedo mear.

Acabó de mear y se metió a la ducha, y con un gesto me invitó a meterme yo también. El espacio que había no era muy grande por lo que mi duro pene chocaba y rozaba continuamente su vientre y sus nalgas lo cual me aceleraba las pulsaciones.

Ainoa cogió mi miembro, lo bajó hasta sus piernas y se abrazó a mi quedando éste prisionero de sus muslos. Sentía sus pezones endurecidos y el calor de su entrepierna tras ese largo abrazo, me dijo ella:

-Primito, ¿te importaría limpiarme? Es que hoy me siento muy sucia y muy cochina…

-No claro que no me importa.

Acto seguido cogí un poco de jabón y le froté los hombros, los brazos, y sus grandes senos con los que me paré a jugar. Los agarraba en las manos, los juntaba, los amasaba, con los pulgares movía los pezones, se los pellizcaba y retorcía con suavidad y mientras, ella me miraba y se dejaba tocar por mi.

Tan deliciosa situación me estaba provocando un fuerte orgasmo, que culminó con una escasa eyaculación muy en discordancia con el inmenso clímax que me hizo flojear las piernas.

Estando yo todavía ausente de la realidad, mi prima vio la erupción y llevó sus manos a mi polla. La recorrió con los dedos de arriba abajo, luego se agacho, le dio dos lengüetazos y la engulló de un golpe. Yo notaba la presión y humedad de sus labios alrededor del cuerpo de mi verga. La jalaba dándome lametones y besitos en el glande, y de vez en cuando succionaba provocando en mi una indescriptible sensación de intenso placer. La increíble operación que se llevaba a cabo en mi entrepierna me daba temblores en las piernas y pensaba que me caería, así que con sumo cuidado de no interrumpir a mi prima, me senté en el borde de la bañera.

Ella cada vez chupaba más rápido yo gemía mientras intentaba contenerme la eyaculación, pero en pocos minutos sentí un calambrazo que me recorrió la espina dorsal desde abajo hasta llegarme a la nuca. Sentí como los testículos se me apretaban contra el culo fuertemente soltando la escasa carga que les quedaba.

Yo derrumbado por los espasmos me quedé contemplando como Ainoa se esmeraba chupándome la verga un par de minutos más dejándomela limpia como una patena.

-Bueno primito, ¿qué te ha parecido?

-Muy, muy bien. Ha sido maravilloso

-Pues ya sabes, ahora en vez de violarme por las noches, despiértame, que será más fácil y mejor.

(9,70)