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Amanda elige un lugar especial

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Pasé a recoger a mi novia al gimnasio a pocas cuadras de casa. Entré y me senté en el piso cerca al lugar donde ejercitaban y me dediqué disfrutar de las chicas en sus chicles.

Todas estaban re buenas, pero en especial dos chicas espectaculares de nombre Sofía y Maria, Sofía era una amiga de mi novia, Amanda. Las dos chicas hacían sus ejercicios, estirándose, saltando, sentándose y abriendo y cerrando sus piernas, sus traseros se ponían duros y suaves y las entrepiernas mostraban debido al chicle la forma de sus labios, Sofía tenía unos labios vaginales gigantescos, se notaban perfectamente sobre la tela de su malla. Estas visiones me estaban excitando y mi pene no paraba de saltar, tenía mente propia.

Amanda caminaba hacia mí, y se dio cuenta donde estaba mi mirada, y la situación de erección que yo presentaba.

-parece que disfrutas de la sesión de ejercicios visuales, no?

Me abrazó y se sentó a mi costado, me dio un beso y me dijo ‘subamos al cuartito solitario de arriba del gym’. Subimos, yo detrás de ella admirando su fantástico trasero, la boca se me hacía agua. Su chicle no permitía ver ninguna marca de pantis, por lo que deduje o no tenía o tenía una tanga mínima.

Llegamos y Amanda se quitó el top y mostrándome sus pequeños senos, me pregunto si me gustaban, los tapo con sus manos y se acercó a besarme. Mientras yo me iba quitando mi ropa, hasta quedar desnudo. Mi verga erecta saludaba a mi novia, ella ya con una mano en un seno y la otra en su entre pierna que ya había perdido el resto del chicle. Se agacho delante de mí y cogió mi verga entre sus manos y de allí a su boca, el contraste del frio cuarto y la tibia lengua de Amanda causaban un contraste de temperaturas en mi pene que me hacían vacilar sobre los talones de mis pies.

Me retire, la levante y la senté sobre una vieja mesa, lamí su pezones mientras bajaba por su sudado cuerpo, el olor a sudor, y excitación sensual se mezclaban en una sola y erótica aroma de placer por venir.

Baje mi rostro hacia su entre pierna donde los vellos de su pubis, brillaban con gotas de sudor y mi lengua seca estos al mismo tiempo que mis dedos acariciaban sus labios inferiores. Metí mi lengua en su rajita encontrando ese pequeño granito de placer un gallito delicioso, el olor de su coño me emborrachaba y los líquidos de su sexo bañaban mi barbilla, me la comí como si estuviese muerto de hambre, logre que se corriera tan duro como pude, sus piernas temblaban y su vox entrecortada me pedía no parase.

Mientras tanto mi verga permanecía dura y entumecida pidiendo alivio, y al mismo tiempo los ruidos del gimnasio en la parte de bajo distraían mi mente a la entrepierna de Sofía.

Seguí lamiendo a Amanda, sus suspiros me incitaban a mas, de repente sentí algo húmedo en mi pene, y mirando vi a Sofía quien había subido y nos había encontrado, sin decir nada se agacho y me dio una mamada de perlas, no me dejo venir, se levantó y subiendo a la boca de Amanda la empezó a besar, mientras yo montaba mi verga sobre el pubis de Amanda y la penetraba, empecé él va y viene dentro de Amanda y disfrutaba ver a estas dos chicas besarse y magrearse los senos. Mi mano se metió entra la entrepierna de Sofía, hundiendo mis dedos entre la tela y su coño el cual estaba enjuagado en sudor y líquidos vaginales.

Esto me tenía a mil y sabia no demoraría en llenar a Amada de mi preciado líquido, la ola de placer fue subiendo por el tallo de mi verga hasta explotar dentro de Amanda, Mis dedos hacia venir a Sofía y Amanda solo disfrutaba el sentir a dos cuerpos sobre el suyo.

Sudados y oloroso terminamos, nos reímos y después de vestirnos bajamos a recoger a María que algo se percató paso por qué me guiño el ojo, y salimos cada uno para su casa.

Espero se repita pero con María.

 

(9,10)