Tenía ya casi 6 meses laborando en aquella empresa, donde rápidamente comenzó a surgir una muy buena química y confianza entre mi compañera de trabajo y yo. Ya tenía 3 años de relación con mi pareja de ese entonces, la cual para ser honesto, era una relación bastante armoniosa sin problemas mayores entre los dos, nos amábamos realmente. Pero de un momento a otro, la afinidad que tenía con mi compañera de trabajo comenzó a crecer de manera exponencial. Nos contábamos muchas cosas, hablábamos de todo un poco, las risas no paraban entre los dos en cada jornada, íbamos en la misma ruta del transporte, así que prácticamente pasábamos todo el día juntos 6 días a la semana. Tanto así, que de pronto y sin ninguno de los dos darse cuenta, surgió un apetito y atracción sexual entre los dos.
Fue entonces que a la salida del baño de la empresa, casualmente ambos coincidimos quedando bastante cercas uno del otro y Ella tomo la iniciativa de besarme, pero Yo la evadí por tener remordimientos al estar comprometido. Dentro de mi cabeza surgían esas voces de que no debía ir mas allá, pero dentro de mis pantalones mi pene se erectaba cada vez que Ella estaba tan cerquita de mí. Yo sabía que estaba mal todo, Ella también lo sabía a pesar de estar soltera en ese momento, pero el vernos diariamente la atracción seguiría surgiendo como cosa obvia. Hasta que de pronto un par de días después de aquel primer roce, coincidimos a solas en alguna oficina de la empresa y esta vez fui Yo quien no aguanto la tentación, tomándola de la cintura y clavándole un beso muy apasionado donde nuestras lenguas jugaban entre sí muy profundamente.
Pensé que todo quedaría ahí. Mi sentido de infidelidad me asechaba cada vez que llegaba a mi casa y veía a mi mujer, pero en vez de parecer culpable, mi relación con mi pareja no cambio en absoluto. A pesar de que fantaseaba con mi amiga cuando le hacía el amor a mi mujer, el trato hacia mi pareja seguía siendo igual como venía hasta ese entonces. Creo y siento que no la deje de amar, ni me dejo de atraer sexualmente a pesar de lo que estaba sucediendo.
Sin embargo, el deseo hacia mi amiga aumentaba cada día más y como siempre salíamos a tomar el bus por la misma área de aquel centro comercial, en aquella ocasión decidimos bajar por las escaleras que son menos transitadas que el ascensor y fue cuando sucedió lo que ambos veníamos buscando desde hace rato. Yo la recosté de la pared de aquellas escaleras y Ella me tomo de la cintura, comenzando a besarnos frenéticamente y de manera alocada. Mi lengua recorría su cuello de manera morbosa, con besos apasionados, mientras mis manos acariciaban su vagina por encima de su pantalón presionando sus abultados labios con ganas de penetrarla en ese mismo lugar. De pronto Ella mientras me besaba, desabrocho mi pantalón y metió su mano dentro de él, y empezó a acariciar y masturbar mi pene lentamente, mientras se arrodillo y de una forma muy delicada introdujo todo mi miembro dentro de su deliciosa boca, haciéndome un rico oral, deslizando su lengua ferozmente por todo mi cuerpo cavernoso, succionándome el glande por completo hasta hacerme venir dentro de su boca, tragándose hasta la última gota de mi semen. No les voy a mentir, fue uno de los orales más exquisitos que me han hecho en mi vida.
Desde ese entonces nuestro deseo aumento aún más y la cosa no quedó ahí. A pesar de mi relación de pareja, la cual repito, no cambió en lo absoluto, mi compañera y yo decidimos ir más allá, ya que si estábamos pecando, terminaríamos de pecar gustosamente, ateniéndonos a las consecuencias.
Para no hacer el texto tan largo, les terminaré de contar la mejor parte en el próximo relato.
Muchas gracias!