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Araceli, repinga
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Araceli es una mujer que conocí desde la secundaria, pero con el paso del tiempo y sin redes sociales dejamos de vernos y como se ha vuelto costumbre últimamente con las redes sociales se hacen grupos de (des)encuentro y ahí volvió a aparecer, ella es bajita de piel muy blanca, rubia, ojos verdes, labios gruesos, facciones finas, senos generosos y caderas impresionantes, casada con dos hijos ya adolecentes, amable, risueña y empezamos a tener comunicación, de “buenos días”, “¿Cómo estás?”, situaciones de la escuela de sus hijos de su esposo de las cuales procurábamos ver el lado amable.

Las fricciones y desacuerdos con su esposo crecieron y tratando de ser imparcial y mantenerme al margen, un día recibí una imagen de ella en lencería de espaldas que obviamente me sorprendió por recibirla y ver que tenía una forma deliciosa, a lo cual me pidió una disculpa que no había sido su intención enviármela, que era para otra persona, un antiguo novio que ella tuvo y con esto de las redes sociales volvió a tener contacto con él, aun así seguí insistente y empezó a subir el tono de nuestras platicas, un día me comento que tenía que ir a comprar algunas cosas que la habían pedido a su papá y que justamente estaba cerca de mi trabajo y justo vendría en la hora de la comida, nos vimos afuera de este negocio y sin decirle nada la bese, la pegue a mí y le dije… vamos al hotel… a lo que con ojos grandes y sonrojada dijo… NO… entramos a comprar las cosas que le habían encargado y en lo que buscaba las cosas la besaba y acariciaba, ella se tapaba el rostro con su cabello, mordiéndose los labios mientras volvía a insistir en ir al hotel a lo cual se negaba con la cabeza.

Al salir me dijo que tenía que regresar que tenía el tiempo medido puesto que su esposo pasaría por ella, nos despedimos con unos besos llenos de ternura, pasión y lujuria.

Seguíamos en los mensajes y tratábamos de coincidir en el camino de su casa y mi salida del trabajo ya que ella al ser ama de casa justificar sus salidas era un poco complicado, pero ella para tener un ingreso extra vendía ciertos artículos y en esas esporádicas coincidencias nos comíamos a besos, pasaba mis manos por sus bellas tetas o apretaba esas enormes nalgas, tomaba su mano y la ponía en mi verga dura comentándole siempre en ir al hotel, me decía que no porque solo había ido dos veces a un hotel, la primera donde perdió la virginidad que no fue muy placentera para ella y la segunda a una despedida de soltera que resulto más en guerra entre “amigas” y no veía un hotel como un lugar placentero, yo le comentaba podíamos romper ese círculo pero siempre tenía la duda y solo quedaba en cachondeos.

Un diciembre nos quedamos de ver en un punto medio de su casa y la mía, me había dicho que tenía un regalo para mí y era nuestro modo de vernos por última vez en el año, su hijo mayor trabajaba y su hija menor estaba en la escuela por lo que teníamos a partir de mediodía un par de horas para platicar, llegue al lugar nos saludamos con un beso largo y tomamos camino yo había buscado en la zona donde estaríamos un hotel al cual empecé a tomar camino y lógico vio el anuncio a lo lejos y deteniéndose me dijo que no iría, que ese no era el plan y sabía que pensaba referente a los hoteles, yo le argumente que era ahora o nunca que sería la última vez que nos veríamos en el año y más con el beneficio de tener tiempo para nosotros y no levantar sospechas en su casa.

La tome de la mano y ella se negaba a caminar, besándole y diciéndole que entráramos al hotel y solo platicaremos para evitarnos un problema mayor accedió a regañadientes, al llegar al lobby del hotel se veía nerviosa, se mordía los labios, jugaba con sus manos, nos dieron las llaves y subimos al cuarto, de camino veía su mira de pocos amigos y trataba de bromear con ella para que se relajara, por fin llegamos a la puerta y tenía ya el rostro duro y la mirada fija en mí.

Entramos y nos sentamos ella en la orilla de la cama y yo en la otra, empezamos a platicar, me acerque a ella y la empecé a besar, metiendo mi mano derecha por la espalda acercándola a mi ahí Araceli brinco sobre mí y nos besamos más, le saque un blusón tejido que llevaba y un bra tipo deportivo dejándome ver usas tetas deliciosas unos pezones delicados ya erectos los cuales mi boca no perdonaron y me los devore, ella me quito la playera, le quite los tenis le baje los leggings que acentuaban ese enorme culo que tiene y sus pantaletas dejando ver una conchita con vello recortado, rubio, unos labios carnosos y un culo exquisito, toda ella blanca y rosadita de ahí entre otros motes el de “rosita fresita”, me ayudo a bajarme el pantalón y me dio una mamada exquisita se comía toda mi verga, la chupaba, la lamia, la recosté y pase mi lengua por su conchita, con un olor delicioso, con carácter, fuerte nada desagradable su culo igual, me incorpore listo para penetrarla y antes de hacerlo me dijo… por tu culpa me iré al infierno.. dándole como respuesta mi verga en su conchita, la cual recibió con gusta apretándomela maravillosamente, le saque los calcetines y le bese los pies, subí mi mano por su pecho y cuello hasta su boca y empezó a chupar mis dedos, jugaba con esas tetas, admiraba sus lunares uno en su seno izquierdo, se puso en cuatro y me dijo… ¿esto es lo que querías ver?… esas nalgas enormes, hermosas, exquisitas, su conchita y culo rosados abriéndolas y viendo su humedad deseosas de mí, entre de un golpe que la hizo gemir y en cada envestida sus nalgas brincaban hacíamos el amor, cogíamos, no podía dejar de apretarlas, abrirlas, recorrer sus piernas hasta los pies, hasta que eyacule dentro de ella y al sacar mi verga podía ver como goteaba su flujo y mi leche, nos abrazamos debajo de las sabanas y nos besamos, me gustaba olerla, admirar su cicatriz en la espalda baja que se había hecho en la infancia, sus lunares.

Después de un rato, nos preparamos para el siguiente, esas tetas que tiene son mágicas, deliciosas, rosadas, se las mordía, se las chupaba dejándoselas roja diciéndole que a partir de ese momento eran mías a lo que afirmaba con la cabeza, baje por su abdomen y le volví a mamar su conchita que ya estaba húmeda, metía mis dedos y los apretaba delicioso así que sin más volví a estar dentro de ella, nos abrazábamos, cogíamos, hacíamos el amor, recorrerla toda y saber que era solo para mí y que a partir empezaba una nueva etapa en nuestras vidas, verla desnuda era una experiencia exquisita, nos fuimos a la regadera, la voltee tratando de penetrarla pero al ser muy bajita no encontraba el modo de hacerlo, se volteó y me peguntó que pasaba y yo le dije que era muy bajita a lo que respondió… ¿estás diciendo que soy pitufina? Lo que me provoco una carcajada y meterle mi verga dura bajo la regadera, con la pierna arriba y ella tomándome del cuello la besaba hasta que eyacula de nuevo en ella lo cual sabía que lo disfrutaba ampliamente.

Salimos de la regadera para vestirnos y me dice… te pasas, jamás pensé que vendríamos aquí y yo usando ropa de abuelita… no podría dejar de reír, otro comentario fue de… ninguna de tus quinientas mujeres te la va a hacer como yo… a lo que respondí… tu eres la 501… sin dejar de reír a lo que me dijo… búrlate, pero hoy yo soy la única y de mi cuenta corre que te harás adicto a mi… palabras proféticas…

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