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Bálsamo de placer
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Comparto una fantasía de una sumisa. Este texto fue derivado de una tarea asignada a ella.

Estoy emocionada por ofrecerte esta experiencia. Tengo velas encendidas, pétalos de rosa y esos juguetes que aún, no me atrevo a usar. Estoy en un cuarto algo oscuro, a un costado de la cama esta una cruz, muero de ganas que me tengas atada ahí.

Él, acaba de llegar, está aquí. Ojos brillantes, mirada suave y retadora al mismo tiempo. Amo su espalda, su piel, sus manos, amo su fuerza y dominación. Lo amo a él.

Ese hombre me excita con solo verlo. Se acerca a mí, toma mi cabello fuertemente, me levanta hacia él y me comienza a besar. Levanta mi cadera y aprieta mi culo con sus ricas manos. Nos besamos, jugamos con nuestras lenguas y me avienta sobre la cama. Abro mis piernas y le pido sutilmente si puedo tocarme. Me dice -sí puedes frotarte, pero solo por encima de tus pantaletas-.

Este juego de sumisa la verdad es que me encanta. Sin embargo, es la primera vez que agregamos a una tercera persona. Su nombre es Pam, una chica por la cual, estoy celosa y hemos tenido muchos problemas. Pero muy dentro de mí, me excita la idea.

Él, se quita apresuradamente la camisa blanca mientras me mira, me dice que le gusta lo que hago. Me acaricio el pecho, mi clítoris, mientras se acerca a mí y me pregunta si estoy mojada. Solamente se me ocurre asentir con la cabeza y le digo -demasiado mojada-, le pido sutilmente – por favor, ¿me puedes tocar? – sin duda él esta dispuesto a complacerme. Se arrodilla y me abre más las piernas.

Le digo que muero de ganas de que me pruebe. Sin embargo, empieza a pasar su lengua por mis pechos y luego un poco en mis pezones. No dejo de imaginar esos movimientos en mi clítoris, lo deseo demasiado. Le pido que baje, pero me dice que aún no. Me molesta que haga eso, pero me encanta al mismo tiempo. Pareciera obviamente que le encanta que le ruegue antes de dármelo.

Me pide que me levante y acuda a la cruz. Moria de ganas que me lo pidiera. Me indica que le dé la espalda. No entiendo lo que hace, no entiendo por qué me pide eso, pero accedo a su petición.

Asegura mis muñecas con la correa de velcro. Primero la derecha, después la izquierda. Ahora pasa sus manos por mis nalgas, las acaricia y me da la primera nalgada. Uff!!!, fue tan fuerte que moría porque lo repitiera. Pasa sus manos por mis piernas y ahora empieza a atar mis tobillos. Al menor movimiento de su cuerpo para poder atarme, puedo sentir su pene caliente, firme y dispuesto totalmente para mí.

Empieza a besar mi cuello, estoy mojada, quiero que siga. Pasa sus manos por mis pechos, los acaricia y de pronto, aaaah!!! pellizca mis pezones y de mi boca entreabierta sale en susurro una suspiro de excitación. Me suelta y se aleja un poco diciéndome -Ahora, quiero que, en voz alta, vayas narrando lo que deseas que yo te haga-.

Más emocionada no podía estar. Le pido que bese mi cuello de nuevo, pero de repente… escucho unos tacones, era ella, había llegado. Me exige que no pare, que continue con la narrativa. Estoy molesta, no quiero que este ella, pero no puedo negarme.

Le digo que bese mi cuello y escucho como la está besando a ella. Me grita diciendo con voz firme -¡continua!- le pido que toque mis pechos y empieza acariciar los de ella. No entiendo su juego malvado, pero detecto que estoy entre el placer y el enojo. Luego le imploro que bese mis pezones y se los besa a ella. Sin duda, sé el placer que le esta dando. Ella empieza a gemir y yo, me excito. En mi cabeza solo escucho una voz interna diciendo -él solo es mío, es mi hombre-. Así que le pido ahora sutilmente que le de un azote.

Sí, era mi juego perverso y sabía que no podía insultar su inteligencia.

Me mira con ojos penetrantes, le pide a Pam que se levante de donde está y me de un azote. Quedé desconcertada al escucharlo. Ella lo obedece, toma la fusta de cuero con mango largo que esta sobre la cama y… ¡zaaas! aquí está el primer azote en mi espalda. Logro sentir enojo y placer al mismo tiempo.

Él me laza la voz de manera más firme y me pide que continue, describiendo lo que yo desearía que él me hiciera. Me siento humillada, quiero parar, me duele lo que hace. Pero, al mismo tiempo no puedo evitar que excite tanto. Le pido que me bese mis piernas -ella sonríe-, estoy molesta. Le digo que presione mis pezones y escucho como a ella la besa y comienza a gemir. La verdad es que me he humedecido bastante, quisiera que me lo hiciera a mí.

Luego le digo que quiero que tome en su boca un cubo de hielo que está al pie de la cama y lo pase por todo mi cuerpo, empezando por mis senos y que haga una sutil parada en los pezones. Escucho que él lo hace, tal cual se lo estoy pidiendo. Pam no para de gemir de placer, sé perfectamente lo que ella está sintiendo. Quisiera estar yo en su lugar. Le pido que baje el cubo de hielo con su boca poco a poco pasando por su estomago y se detenga en su vientre.

Suplico que con sus manos pueda golpear mis senos y él accede a la petición. Empieza a golpear los senos de ella, grita, gime, gime, gime. Lo dirijo a que baje con el cubo de hielo a su vagina y pase el cubo por los labios mayores y menores. Estoy sintiendo demasiado. Siento que me vengo, lo puedo percibir.

Su miembro lo alcanzo a ver desde lejos, está duro, firme y tiene una tonalidad roja ardiente. Quisiera tenerlo en mi boca, pasar mi lengua por su gran pene erecto, pasar mi lengua por sus testículos, amos besarlos. Escucho una voz a lo lejos que me grita -¡continua!- me perdí por un momento entre mis deseos y pensamientos.

Le pido que suelte el pequeño cubo de hielo que tiene ya casi derretido en su boca y comience a lamer mi clítoris. Ella suspira, y yo, siento nuevamente que me voy a venir. Él sabe lo que siento. Me dice con una voz firme y fuerte -Aún no te doy permiso de venirte- No entiendo si se lo dice a ella o a mí, pero, no quiero provocar más su enojo, así que continuo.

Ahora le digo que pase su lengua de arriba abajo, no puedo dejar de sentir este calor en mi vagina, mis pezones están muy duros. Le pido ahora que por favor lo haga en círculos y finalmente le pido que me succione el clítoris. Estoy segura que Pam está a punto de tener un orgasmo, al igual que yo. Observo como ambos lo disfrutan y…, no sé, pero, yo también lo estoy disfrutando. La escucho gemir y quisiera estar ahí. Solo quiero que me penetre y me haga suya.

Ahora ella le da la espalda estando acostada en la cama. Le suplico que toque mi culo y nuevamente se lo toca a ella. Sinceramente ya no quiero seguir. Me grita -¡Continua!- y yo guardo silencio. Le pide a Pam que no se mueva, él toma la fusta, camina y de repente me da un primer azote, ¡zaas! intento no quejarme, así que se prepara nuevamente, toma distancia y aquí viene el segundo azote que cubre parte de mi espalda y mis nalgas. Suelto un ligero quejido. Mi cuerpo no aguanta, me queman mis manos por la posición en la que estoy, me tiemblan mis piernas, quisiera que me acariciara, pero no lo entiende. Me dice que continue y deja caer la fusta.

Le expreso que deseo que tome una vela perfumada con olor a fresa y que acerque ese fuego a su espalda, a su piel. Quiero sentir esa adrenalina de poder quemarme y sentir este ardiente placer. Deja caer la cera desde las cervicales, hasta llegar a los hoyuelos de venus. De manera inmediata se convierte en un vibrante aceite para masaje, sin duda, no paro de pensar que daría lo que fuera en este instante por estar ahí.

Él deja la vela y sin que yo le diga nada, empieza a acariciar su espalda. Observo como su pene roza con su culo. Sé que tiene intención de penetrarla, lo puedo ver en sus ojos y en sus movimientos de cadera. Le digo -¡cógeme, métemelo, quiero sentir tus ganas, tus ansias, quiero que me hagas tuya!

De repente, todo es silencio, cuando de pronto, su miembro estaba dentro de mí. Era a mí a la que penetraba. No puedo dejar de sentir el mejor placer de mi vida. Me cogía a mí fuertemente, su pene estaba firme y muy caliente. Ahora la pide a Pam que continue con la historia.

Sí, sé que es un juego muy perverso, pero ella obedece la instrucción. Le dice -cógeme más duro y toca mi clítoris- sin duda estoy gozando, comienzo a gemir, pero ya no aguanto la postura. Me quiero venir y al mismo tiempo siento que me queman mis brazos, pero no quiero que pare. Ella le dice -ahora méteme tu miembro lentamente-. Mi cabeza por dentro gritaba no lo hagas, eso no es lo que quiero. Quiero que lo haga fuerte y más rápido, pero sé, que no le puedo decir nada.

Él empieza a moverse de adentro hacia fuera lento, siento como mi vulva se abre y cierra, puedo sentir mi lubricación, cada que entra puedo sentir el calor de su pene, siento como entra, como esta duro, firme.

Escucho la voz de Pam que le pide que sea más rápido y fuerte. Me encanta lo que hace, me está cogiendo fuerte, me nalguea. Ya no dirige ella, ahora el que dirige es él. Se mueve muy rápido, coloca sus uñas en mi espalda, jala mi cabello, me lo mete fuerte y yo sigo gimiendo de placer, me voy a venir, ya casi, lo siento en mi cuerpo y le digo – por favor, ¿puedo venirme?-

Él me dice -vente conmigo.

Y mi cuerpo explota en un orgasmo descomunal. Juntos, terminamos al mismo tiempo, es maravilloso todas las sensaciones que están en mi cuerpo en este preciso instante. Siento como se acerca al mí, percibo sus pies fríos, sus latidos, sus manos, incluso siento su respiración. Puedo ver su sonrisa, aunque, todavía me falta abrazarlo. Me da un beso cerca de mi hombro mientras me susurra -estuviste excelente mi pequeña-.

Le dice a ella que me quite de la cruz. Yo sin fuerzas empiezo a caer el suelo. Luego le pide a Pam que se vaya y observo que él viene con una sábana blanca para mí. Me envuelve en ella, me levanta y lleva a la cama, casi no puedo moverme, mi cuerpo casi no lo siento, me arde, me quema. Son sensaciones muy extrañas.

Me quita la sabana, me observa desnuda y empieza a llenarme de besos, pareciera que quiere cubrir mis heridas con cada uno de ellos, es como si deseara curarlas, mientras yo, me dejo llevar. Me dice que me relaje, porque lo necesito, yo solo siento que me voy a desmayar.

Lo observó, esta encima de mí. Sigue besando mi cuerpo, mis pechos y mis pezones. Mis ojos se cierran, quiero estar consciente, pero mi cuerpo no puede más, cierro mis ojos y me pierdo en ese bálsamo de sueño de lujuria y placer.

EP & YM

Contacto: [email protected].

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