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Clara la nalgona no agraciada
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Hay un dicho en mi país que dice “cuerpo de encanto, cara de espanto” refiriéndose a personas muy sabrosas de cuerpo, pero de cara, horribles como Chucky.

Así es o era Clara, ella era una chica que tenía un rico trasero y tetas ricas, pero su cara, dios mío, no sé si tuvo algún accidente de niña, pero cara cortada se quedaba corto a su lado, así que era normal las habladurías sobre su aspecto entre hombre, pero Clara era la novia de un compañero que teníamos, el cual estaba igual de feo, tal para cual.

Pero siempre la traté con respeto de hecho creo que era el único que la trataba bien admito que cuando traía calzas me gustaba estar detrás mirándole las nalgas, pero cuando volteaba, adiós encanto, pero uno jamás debe decir de esa agua no beberé.

Pues bueno, había pasado dos meses de que me cogí a mi madrastra, en el año 2012 empecé a superarme y me habían movido a otra división, así que los antiguos compañeros ya no los veía, en cambio fui conociendo a nuevas personas.

Pero siempre que salía noche me encontraba a Clara regresando del metro, me platicó que se salió de la fábrica y andaba trabajando en un restaurant, así pasó una semana topándomela diario.

Ella siempre me aventaba el calzón, pero yo le daba le avión o definitivamente me hacía bien pendejo y es que las nalgas las tenía buenísimas, pero yo pendejamente me dejaba llevar por lo que decían, lo cual afortunadamente hoy ya superé.

Pero una noche andaba bien caliente, me había aventado un chat hot con una amiga de la secundaria y andaba filoso, necesitaba desahogarme ya, saliendo ya casi como a las 9 de la noche para mi suerte me topé a Clara, traía una calza gris que marcaba muy rico su tanga, su blusa entallada negra y su pezón erecto, al verla no pude evitar tener un deseo enorme en ella.

C: ¡Hola!!

T: ¿Cómo estás?

C: ¡Muy bien, gracias!

T: ¡Sí!! ¡Se ve que estas muy bien!!

C: ¡Ay qué lindo!!

No podía dejar de mirarle las nalgas, creo que ella se dio cuenta de eso y más se contorneaba al caminar, ¡fue entonces que salió la plática de su novio!

C: ¡Te mando a saludar Gerardo!

T: ¡A qué bien!

C: ¡Si lo veo casi diario!

T: ¡Imagínate si viera que venimos juntos!

C: Jajá, pero no me debe de decir nada, ¡no estamos haciendo nada!

T: ¿Y si hago esto?

Sin pensarlo más me coloqué detrás de ella dándole tremendo arrimón y sintiendo sus duras nalgas, ¡yo la tenía parada y obviamente ella me sintió!

C: Pues no debería decir nada, ¡solo me estas abrazando!

T: ¿Y si hago esto?

Comencé a besarle el cuello, sentí como suspiraba y caminando en la calle le iba dando sus arrimones y besándole el cuello, en un momento comencé a acariciarle las nalgas disimuladamente, ¡fue llegando a la esquina de la 5ª calle que nos comenzamos a besar con todo y lengua!

C: Si me viera haciendo esto, ¡si me mata!

T: ¡Pues vamos a otro lado!

C: ¿Adonde?

T: ¡Vamos a un hotel!

C: ¿Así? de plano!

T: ¿No quieres?

C: ¡Vamos pues!

Nos subimos a un taxi que nos llevó a un hotel cercano, en el trayecto íbamos en mero faje, besándonos y toqueteándonos, creo que ella me tenía ganas y poco a poco me contagio.

Apenas entramos a la habitación y la ropa salió volando por todos lados, la acosté en la cama y con mi lengua recorría sus teas, eran duras muy ricas, mis manos apretaban sus nalgas las cuales tanto me gustaban, ella gemía y suspiraba, miré su pucha y ya la tenía húmeda y algunos jugos escurrían de ella.

T: ¿Estas caliente?

C: ¡Si!!!

Comencé a lamerle los labios vaginales, estaba tan caliente que me valió todo, mi lengua entraba en su concha y saboreaba sus jugos, le succionaba el clítoris, al jurmu solo gemía y se retorcía bien rico.

C: ¡Que rico, uhm!!

T: ¿Te gusta que te coman la concha?

C: ¡Si!! ¡Que rico lo haces tú!

Levante sus piernas y el lamia del clítoris a su ano, estaba desatado comiéndome esa concha un poco peluda pero muy rica.

Entre lengua y dedos la mujer fea como le decían comenzó a venirse a chorros.

C: ¡Que rico, uhm!

T: ¡Ahora te va a ti nena!

Clara se acomodó para llevar mi verga a su boca, primero comenzó a darle ligeras lamidas como paleta, me acariciaba mis huevos de una manera tan rica que se me ponía bien dura, abrió su boca y comenzó a meterla hasta donde mi grosor le permitía.

T: ¡Uhm!! ¡Que rico!

C: ¡La tienes gruesa, uhm!

Clara me la mamaba tan rico que me tenía viendo estrellas, la tomaba de su cabello y la subía y bajaba con velocidad, ella babeaba y apenas si podía tener los ojos abiertos, mientras disfrutaba de lo rico que se veían sus nalgas.

T: ¡Ponte de perro!

C: Uhm, ¿me la metes ya?

T: ¡Si, ponte!

Clara se puso en cuatro y se veía fenomenal, ¡la tome de los cabellos y la penetre con violencia!

C: ¡Ay!! ¡Qué tosco!

T: ¡Uhm, uf, ah!!

El mete y saca subía su velocidad, ella poco a poco se acostumbraba a mis embestidas y su concha se adaptó a mi grosor, ¡haciéndola sentir como nunca!

C: ¡Tyson que rio, uhm!!

T: ¡Ese wey no te cogerá tan rico como yo!

La tomaba de los hombros empujándola más hacia mí, ella se movía en círculos, era un movimiento tan rico que me tenía gozando como loco.

T: ¡Que rico te mueves!

C: Ah, métemela, no pares, ¡ah!!

La voltee y levante las piernas acomodándolas en mi cuello y la embestía tan fuerte como podía, sus nalgas chocaban en mi pelvis, la besaba, le mordía las tetas, me tenía bien caliente.

T: ¡Que rico aprietas, uhm!

C: ¡Ah!! ¡Sí, no pares, uhm!

Sentí como se corría nuevamente mojándome todo, las sabanas estaban empapadas, ella se retorcía arañándome la espalda yo babeaba como perro.

T: ¡Oh!! ¡Que rico, uhm!

Me acosté y Clara subió a cabalgarme, se movía tontamente pero su vagina apretaba bien rico, le mordía sus tetas, la tomaba de sus nalgas para subirla y bajarle y guiarla hacia mi orgasmo.

C: ¡Oh, que rico, uhm, Tyson ah!!

T: ¡Así, uhm, mamita, uhm!!

No aguante más y saque un tremendo chorro de semen, llenándole su coño, mi orgasmo fue fantástico, creo que ella tuvo uno más, los dos gritábamos y nos retorcíamos riquísimo.

Me la pase hasta la madrugada cogiendo con Clara, seseando mis ganas y disfrutando de sus ricas nalgas, esa no sería la única ocasión, ya que en un arrebato me la cogería una vez más, pero se los contare después.

Tyson.

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