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Complejo de Electra (final)
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Cómo ya les conté luego de tiempo de terapia y autoanálisis logré descubrir un deseo oculto en mí.

Una atracción hacía mi padre.

Un deseo reprimido y que lamentablemente ningún hombre podía saciar.

Todo esto por supuesto me genera un conflicto emocional, ético y mental.

Estoy realizando terapia para lograr resolver ese conflicto e iniciar una vida donde pueda conseguir una pareja que colme todas mis expectativas y mis deseos.

Pero la verdad se torna muy difícil, más aún en mi situación actual.

Luego de mi última separación alquilé un departamento chiquito para vivir pero la situación económica me llevó a no poder pagar el alquiler. Fui a vivir a casa de mi madre, pero la relación con ella es muy difícil, nos llevamos pésimo y aunque mi psicólogo me aconsejó que no lo haga me vi obligada a ir a vivir a casa de mi padre.

Él vive con su pareja en una casa bastante grande, así que no tuvo ningún inconveniente en aceptarme, de hecho me aclaró que mientras yo viva allí no permitiría que realicé ningún gasto, él se haría cargo de todo y me aconsejo que el dinero que gane lo guarde para poder realizar algún emprendimiento.

Esto me hizo sentir nuevamente protegida, mimada, segura.

Recuerdo cuando niña por las noches luego de cenar nos acostábamos mis padres lo hacían en su habitación y yo en la mía, pero siempre me inventaba una excusa para reclamar la presencia de mi padre, miedo, frío, o algún dolor eran excusas para que el deje su habitación y se acueste al lado mío. Yo me dormía tranquila en sus brazos.

La verdad me daba muchos celos que él se vaya a acostar con mi madre y a mí me dejen sola en mi habitación y cada vez que mi padre se acostaba a mi lado era como una guerra que yo le ganaba a mi madre.

Ahora no está mi madre, pero si su pareja y aunque ya no puedo utilizar los mismos recursos que cuando niña me sigue dando muchos celos el saber que ella disfruta de las caricias y los abrazos de mi padre.

La pareja de mi padre es una mujer joven apenas unos años más que yo, es muy bonita y dueña de un cuerpo envidiable hacen linda pareja ya que mi padre si bien mayor que ella, es también joven (48 años) y aparenta mucho menos.

Se llevan muy bien, y mucho más por las noches…

Mi habitación está pegada a la de ellos solo la separa un baño en suite que tienen en su dormitorio.

Por las noches puedo escuchar los ruidos provenientes de su habitación, esos sonidos productos del placer y la lujuria me provocan muchísimas sensaciones. Por un lado me generan celos de mi padre, el saber que esa mujer disfruta del cuerpo, la pasión pero sobre todo el amor de mi padre. Todo eso debería ser mío por derecho propio!!!

Por otro lado me genera envidia de ella, escuchar sus gemidos, sus suspiros y sus gritos de placer mezclados con dolor.

No puedo dejar de pensar lo lindo que sería sentir todas esas sensaciones.

Y por supuesto me generan una excitación tremenda al igual que de adolescente me masturbo continuamente, de hecho me compré algunos juguetitos para lograr apagar el fuego interno, pero todo es inútil. Mi pasión se parece incrementar cada vez más, la verdad ya me está alterando el raciocinio.

Cuando escucho que están teniendo sexo me gusta masturbarme, me gusta escuchar los gemidos de ella y trato de mover mi juguete al ritmo de esos gemidos mientras en mi mente ese juguete se transforma en el falo de mi padre y soy yo la que genera esos ruidos de placer.

Me gusta retener el orgasmo y en el momento en que escuchó los gemidos de mi padre darle rienda suelta a mi lujuria y soltar ese orgasmo retenido, de esta forma siento que ambos nos corremos al mismo tiempo y esto me acerca más a él.

Últimamente cuando escucho esos ruidos producto del placer con mucho cuidado para no generar ruidos me levanto bajo a la cocina por un vaso de agua y al regresar me quedo pegada a la puerta de su dormitorio, desde allí se escucha con mayor claridad, me encanta masturbarme mientras oigo los gemidos de la pareja de mi padre.

Los otros días fui a casa de mi madre y mi padre se ofreció a irme a buscar para que no ande de noche sola. La idea era pasar el día con mi madre.

Al llegar a casa de mi madre Charlamos un rato y luego no se bien por qué motivo terminamos discutiendo como siempre, de la bronca me fui y como el día estaba lindo decidí volver a casa viajando.

La verdad no quería molestar a mi padre.

Al llegar a casa note que ni mi padre ni su pareja estaban, subí a la planta alta tampoco los encontré, volví a bajar y preparé la merienda para disfrutarla en el patio trasero.

Cuando voy a abrir la puerta del fondo los veo a mi padre y su pareja disfrutando del parque, aunque no de la manera que lo iba a hacer yo.

Mi padre estaba tirado en el césped y su pareja le practicaba sexo oral.

Muy despacio cerré la puerta y me fui directo al living, desde allí a través del ventanal la visión es mejor.

Ella continuaba con el sexo oral, era la primera vez que veía a mi padre desnudo. Muchas veces le di forma al miembro de mi padre en mi mente, lo imaginaba y podía verlo en mi mente.

Pero ahora lo estaba observando en la realidad, podía verlo desaparecer entre los labios de su pareja para luego volver totalmente lubricado.

Ella tragaba y masturbaba su miembro, lo hacía de una forma muy apasionada el rostro de mi padre mostraba un placer exagerado. Yo solo observaba detrás del ventanal, luego de un rato, ella se incorporó lubrico su sexo y tomando el miembro de mi padre con su mano se sentó sobre el introduciéndolo en ella.

Apoyó sus manos en el pecho de mi padre y movía su pelvis a un ritmo lento.

Ambos gemían, ella con sus ojos cerrados mordía sus labios y clavaba sus uñas en el pecho de mi padre. Su placer era evidente, y el mío innegable, casi por instinto mi mano se deslizó por mi abdomen para terminar en mi sexo, prácticamente era una laguna de lujuria. Mi humedad delataba el morbo y la excitación que esta situación generaba en mí.

Ellos continúan con su acto carnal y yo allí observando mientras me masturbaba, frotaba mis pechos con mi mano y mi pelvis casi con movimientos involuntarios acompañaba los movimientos de ellos.

Mi padre se levantó, colocó a su pareja en la posición que más me excita, ella quedó de rodillas con sus caderas hacia arriba y su pecho apoyado en el verde césped, mi padre tomándola por detrás la penetro y golpeando su pelvis con las nalgas de ella continúo saciando su lujuria.

Yo no aguantaba más la excitación y el verlos en esa posición, ver el rostro de placer de mi padre y los gemidos y movimientos de ella me llevaron a un orgasmo como pocas veces tuve.

Mis dedos frotaban con frenesí mi vulva y desde ella comenzó a salir un flujo espeso y caliente que mojó por completo mi mano. Con mi mano libre tomé la cortina y la mordí para evitar gritar de placer.

Mi padre continuaba llenando de placer a su pareja, ella gemía y disfrutaba al máximo, luego de un rato ella se arrodilló frente a él, mi padre masturbándose descargó toda su pasión en el rostro de ella mientras ésta lo saboreaba cuál néctar divino.

Ya no se trataba solo de ver a mi padre desnudo de observar su miembro en acción de escuchar los gemidos de ambos, el verlo terminar sobre el rostro de su compañera ver su cara de placer y lujuria, verla a ella extasiada de placer suplicar con su mirada y disfrutar con sus labios de aquel líquido espeso que chorreaba por su rostro.

Todo esto sumado a las caricias en mi clítoris producto de mis dedos me llevaron a otro orgasmo y a la certeza segura de que yo tenía que estar con mi padre.

Los días pasan y aquella fantasía, aquel deseo reprimido se transformó en una certeza, no sé cómo, pero sucederá.

Imaginé miles de maneras de llevarlo a cabo, pero ninguna me terminaba de convencer. La verdad me daba mucho miedo la reacción de mi padre.

Esa noche se me hacía imposible dormir, estaba sobre excitada sentía un fuego interno y mi mente alborotada imaginaba miles de situaciones sexuales.

Tipo 2 am me levanté para tomar agua y luchar con mi insomnio, al bajar me encontré con mi padre en la cocina, él estaba solo en ropa interior. Primero me vi sorprendida pero luego creí que era una buena posibilidad para intentar algo.

Mi padre al verme se sintió incómodo, el hecho de estar en ropa interior le dio pudor, yo solo lo mire y con una sonrisa avance hacia él. El espacio en la cocina es reducido así que al pasar delante de él me coloque de espaldas y disimuladamente le apoye mi trasero sobre su miembro y lo frote al pasar.

Al sentir su miembro apoyado en mis nalgas, mi cabeza estalló y dejó de razonar sin pensar dos segundos me di vuelta lo mire a los ojos y con mi mano derecha tomé su miembro, él se quedó helado no se movía ni emitía sonido. Yo metí mi mano por debajo de su ropa interior y comencé a masturbarlo. Luego de un instante él reaccionó, tomando mi mano la quitó de él y muy nervioso y alterado me dijo "qué diablos haces!!! Soy tu padre".

Esto me hizo volver en sí, como si me recuperara de un trance, me vi avergonzada y dando media vuelta salí corriendo a mi pieza, entre me tire en la cama y comencé a llorar.

No podía creer lo que había hecho, me sentía una estúpida calentona.

Los días siguientes evité a mi padre, no quería ni verlo de la vergüenza. Afortunadamente él tampoco quería tener contacto conmigo.

Luego de un tiempo la sensación de vergüenza desapareció y en su lugar volvió el deseo.

Un día la suerte jugó a mi favor, la pareja de mi padre recibió un llamado de su hermano para avisarle que su madre había tenido un problema de salud, así que ella preparó un bolso y se dirigió a casa de su madre, esto era en el sur del país así que estaría un tiempo prolongado fuera de casa.

Había pasado un mes aproximadamente y la pareja de mi padre continuaba en la casa de su madre, al principio mi padre estaba de acuerdo en que ella cuide a la madre, pero en el último tiempo ya no le agradaba tanto. Yo sabía a qué se debía el descontento de mi padre, hacía mucho tiempo que él estaba solo y por supuesto tenía necesidades físicas que saciar.

Una noche lo escuché hablar por teléfono con ella y él le decía que estaba muy caliente y que ya no aguantaba las ganas de poseerla. Yo pensé que está era mi oportunidad y no la dejaría pasar.

Esa noche por la madrugada me levanté, me dirigí a la habitación de mi padre e intenté abrir la puerta afortunadamente estaba sin llave, gire la perilla muy suave e ingresé. Mi padre estaba durmiendo boca a arriba, sin dudarlo me arrodille a su lado y sacando su miembro lo escupí, lo masturbe y sin titubear lo introduje en mi boca. Su miembro se despertó antes que él, yo solo lo chupaba muy suave para no despertarlo pero a los segundos el despertó. Al verme se sorprendió y de un movimiento brusco se sentó en la cama y nervioso me dijo "hija que haces?! Estás loca?!"

"No, necesito un hombre y tú necesitas una mujer así que…"

Y mirando su erecto miembro le dije

"Aparte dime qué no te gusto"

El desvío la mirada y solo susurró.

"Bueno la verdad sí…"

Era lo que necesitaba escuchar, me incline y sin rodeos continúe chupando su miembro pero está vez mucho más apasionadamente, por reflejó el intento retirarme pero yo no lo permití y continúe con lo mío el suspiro y se recostó hacía atrás.

Por fin se me daba lo que tanto soñé y añoré, me saque las ganas de chupar aquel pene, lo hice como nunca antes, solo lo chupaba. Por momentos suave y lento y por momentos rápido e intenso, mi padre respiraba agitado y gemía. Estuve como una hora chupando y masturbando su falo.

Lo tenía súper duro y caliente, cuando me saqué bien las ganas de chuparlo me quite la ropa interior me coloque sobre él y tomando su miembro con mis dedos lo coloque en mi vulva, lentamente fui clavando su falo en mí.

Mi vagina era una caldera de jugos hirviendo, al sentir ese pene ingresar en mis entrañas no pude aguantar un gemido intenso que salió de mi boca, aquel gemido que estuvo reprimido todos estos años, aquel que tantas veces imaginé que daba. Me sentía súper empapada, movía mi pelvis mientras hacía presión hacia abajo para introducir lo más profundo posible aquel falo.

Gire sobre mi quedando de espaldas a mi padre, continuaba con mis movimientos con mi mano frote sus testículos y para mí asombro estaban empapados con mis fluidos, mi primer orgasmo no se hizo esperar, en un gemido fuerte y pidiendo a mi padre que no pare de poseerme me corrí de una forma como nunca antes no solo por la cantidad de flujo que salía de mi sino también por el estremecimiento de mi cuerpo mis piernas temblaban, mi vulva estaba súper sensible y cualquier roce provocaba un millón de sensaciones. Mi padre se inclinó y con sus dedos frotaba mi clítoris esto me llevó a mi segundo orgasmo consecutivo, yo solo gemía gritaba y suplicaba porque aquello no terminará nunca. Mi padre me tomó por la cintura me levantó levemente, subiendo y bajando su pelvis me continuó penetrando, yo abrí mis piernas y podía sentir como su miembro entraba y salía de mi, sus testículos golpeaban mi clítoris desencadenando una reacción de placer que me llevo a mi tercer orgasmo. Se oía como mis fluidos brotaban y lubricaban todo, jamás pero jamás había tenido semejante nivel de excitación y placer. Definitivamente estaba siendo mil veces mejor a la fantasía.

Luego de un rato me levanté y me coloque en mi posición preferida, una vez en cuatro patas sentí el miembro de mi padre penetrando nuevamente, lo hacía de una forma brusca, tomándome por las caderas me introducía su miembro cada vez más profundo, sujetando fuerte las sábanas recibía sus embestidas gritando y gimiendo como loca y cuando estaba teniendo mi cuarto orgasmo escuché su respiración agitada y un grito de placer saliendo de su boca, inmediatamente el líquido caliente que brotaba de su falo inundando todo mi interior.

Ambos quedamos tirados en la cama sin decir nada, esa noche estuvimos haciéndolo sin parar, lo hicimos en la pieza, en el baño y hasta en el living.

Luego de unos días su pareja volvió a la casa, pero yo ya era la amante de mi padre y él nos atendía a ambas.

Por el momento es nuestro secreto pero últimamente me estoy preguntando cómo sería estar con mi padre y mi madrastra, quien sabe…

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