En la empresa donde trabajo empecé a los 18 años como ya les comenté en relatos anteriores, mi primer puesto fue el de secretaria de mandados, cuando fui adquiriendo experiencia y cursando la carrera universitaria ascendí de cargo sustancialmente hasta llegar al puesto de Gerente de Operaciones, este puesto me lo gané con esfuerzo, ya tenía 6 meses en dicha dependencia cuando comencé a tener relaciones sexuales con mi jefe, o sea, no me conseguí el puesto por haberle abierto mis piernas, quiero aclarar eso.
En dicho puesto se trabaja mucho con lo que respecta a clientes, socios, posibles clientes e inversionistas, en muchas ocasiones y para ganar inversión o clientes tuve que utilizar estrategias para la obtención de resultados, acudía a cenas a las que me invitaban los señores, con un poco de coqueteo y buen trato siempre conseguía persuadirlos y me los ganaba, pero nunca me acosté con ninguno de ellos para obtenerlos, no es que no se daba oportunidades, la mayoría siempre trataba, pero yo me hacía la desentendida, si bien soy la amante de mi jefe, eso no quiere decir que me acueste con los socios también.
Hace como 2 semanas contactó conmigo una persona que pretendía ser parte de nuestra empresa, es un coreano con mucho efectivo al cual mi jefe personalmente me solicitó que lo convenza de invertir con nosotros, ningún miembro pudo convencerlo en anteriores ocasiones, entonces me lo tomé como un desafío.
El lunes siguiente llegué hasta la oficina del oriental para una reunión informativa que me sirvió de sondeo personal para ver hasta dónde podía llegar para ganarlo, entré a la oficina y nos saludamos, comencé exponiéndole nuestras opciones y todo lo referente a la empresa, me escuchaba atentamente aunque ni una palabra decía, me estaba incomodando que solo yo hablaba, al terminar me dice que lo va a pensar, esa palabra no me gusta para nada, para mí significa "no me interesa", entonces saqué mi tarjeta y atrás le anoté la dirección de un restaurant y le dije que lo invitaba a cenar a las 20 h, tomó la tarjeta y me dijo gracias.
Salí más que confundida de ahí, no es fácil el trato con ellos, pero esperaba que me diera alguna sonrisa o respuesta.
Llegué algo frustrada a casa, me acomodé, en eso recibo una llamada, al contestar me dijo el coreano que le interesaba la propuesta que le había expuesto y que aceptaba la cena, pero que debíamos hablar más sobre ello, "andá a la cena casual, sin ropa de oficina" me pidió, "perfecto señor" le contesté, al cortar salí rumbo a la peluquería, quería estar espléndida para noche, me puse un jeans al cuerpo y una blusa con escote en V ceñido, sin brassier, la gravedad aún no afecta a mis pechos.
Llegué al restaurant, el señor ya estaba sentado, me acerqué y se levantó como todo un caballero a saludar y arrimar la silla para mi, estaba algo nerviosa, quería tocarle de vuelta el tema del negocio y me dijo "ahora no, cenar, tomar algo y después", mientras estaba comiendo noté que me miraba mucho los pechos, bueno, pasa mucho eso en mi caso, entonces ya con las copas encima él se fue abriendo más a la charla, también yo fui distendiéndome más, aproveche y le volví a tocar el tema de negocio y me dice "hasta dónde estás dispuesta a llegar para la firma?", "hasta dónde quiere usted llegar?" le pregunté, "eso me gusta mucho, mujer fuerte y negociadora" me dijo, sonreí mientras me acomodaba los pechos como estrategia para calentarlo, "vamos a otro sitio, conocés alguno?" me preguntó, "conozco muchos lugares para estar tranquilos" le contesté.
Salimos, él me escoltó hasta mi casa, dejé mi vehículo y subí con él, por el camino me preguntaba a mi misma "Sonya, qué estás haciendo? se supone que no te gustan los orientales, y si la tiene muy chico como suelo escuchar?", me tranquilizaba al mismo tiempo contestándome "tampoco me gustaban los negros y terminé siendo perforada por ellos, si la tiene chica, igual dale el gusto, total un pene más no te hará más puta"
Lo guíe hasta un motel que se encuentra en la ciudad de Lambaré, nos bajamos, él solo me miraba, nunca intentó tocarme, ya adentro empezó a desvestirse sin mediar palabras, tomo unas píldoras, mientras fui al sanitario a pegarme una ducha, me paré frente al espejo y me dije "tu puedes, solo es uno más, mentalizate en el contrato que va a firmar", tomé valor y salí, grande fue mi sorpresa al verlo acostado con el pene erecto hasta más no poder, mi vagina se chorreó por semejante tamaño, medía unos 20 centímetros, grosor normal, pero la cabeza del pene era enorme, me gustó eso, me encantó que la tenga así, me acerqué a la cama entre sus piernas, acomodé mi cabello de lado y empecé a engullir esa preciosa cabeza enorme, el líquido seminal era abundante y rico, me levanté poniéndome sobre él, le puse el preservativo y mirándolo fijo, me fui sentando de a poco hasta meterla toda, él seguía mis movimientos, pero no me tocaba, tomé sus manos y las puse sobre mis pechos para que me las apretara, su pene se sentía delicioso, apenas podía creer que la tuviera así, era irreal para mi verme al espejo de los costados disfrutando sobre un coreano, el solo sonreía mientras me acariciaba los pechos, no emitía sonido alguno, pero noté que disfrutaba de mis gemidos de placer, ya estaba por llegar.
Me moví más rápido cada vez y en gran gemido tuve un feroz orgasmo, las contracciones no paraban, me recosté sobre su pecho a escasos centímetros de su rostro gimiendo en cada terminación, "estás por terminar?" fueron mis palabras entre suspiros, "ahora es mi turno" me contestó, me acostó a su lado abriéndome las piernas y fue penetrándome profundo, me encantaba la sensación, observaba el espejo del techo, yo abierta y él cogiéndome sin descanso, no paraba un segundo, sin mentir, me cogía rápido, muy rápido sin descanso, sin emitir sonido, mis gemidos y el clásico sonido de testículos golpeando la vagina era lo único que se oía, así me tuvo durante 40 minutos aproximadamente, ya me estaba volviendo loca, me besaba el cuello, mis orejas, sentía mucho placer cada vez más, en cada arremetida me lo metía fuerte, era como que quería que me duela, comprendí eso y lo complací, "quiero que termines", le dije mientras mis labios tocaban los suyos, "el preservativo hace que tarde más" respondió, estaba súper caliente y me gustaba mucho la forma en que me estaba penetrando que sin pensarlo dos veces lleve mis manos a su pene y fui sacándole la protección, no dijo nada, se quedó quieto un momento y fui acomodando de vuelta su pene dentro de mi vagina, "cuando vas a eyacular avisame" le pedí, sonrió y siguió bombeando hasta el fondo mientras nos besábamos.
Después de interminables pero ricos 10 minutos, sus movimientos fueron acelerándose y ya estaba yo llegando a otro orgasmo, casi por eyacular él se sale, pero justo estaba también por llegar yo, mi idea era que me eyacule sobre el pecho, pero no me contuve y lo estiré de vuelta sobre mi, volvió a penetrarme y casi al mismo tiempo llegamos al orgasmo, ambos sentimos nuestras contracciones, terminó adentro mío en abundancia, el semen bajaba entre mis nalgas recorriendo mi ano hasta quedar en la sábana, nos besamos largo rato, ya estaba para otra más, mientras lamía mis pezones me tocaba el clítoris, su pene estaba volviendo a ponerse duro, lo recosté boca arriba y ya que me la estaba pasando más que bien, se la volví a chupar hasta que esté bien erecto, lubricaba mi ano con mi fluido vaginal, mientras se la mamaba dilaté mi ano para poder darle más placer, me coloqué de espaldas y me senté haciéndole ver qué me estaba cogiendo el culo, me movía y abría mis nalgas para que pudiera ver, acomodé de cuatro bien empinada y me penetraba sin cesar, hasta que suspiró y se vino de vuelta bien adentro, podía sentir su líquido salir.
Tuve 3 horas de sexo con él, si, 3 horas, a esas alturas ya no me importaba si firmaba o no el acuerdo, solo quería saber cuándo volveríamos a salir, re encantada me quedé con este señor.
Me bañé, me iba a vestir y me dijo "me regalas tu ropa interior?" dudé un rato y se la di, antes de salir nos besamos de vuelta un tiempo, subimos a su vehículo, me acercó a casa y se despidió prometiendo volver a repetir la noche, "nada de cena, directo al motel" le dije riendo, "muy rico el postre" bromeó también.
Esa madrugada dormí súper bien, relajadísima, como a las 7 am me llama mi jefe "no sé qué ni cómo hiciste pero tenemos la firma del Señor Pablo Saito, sos una genia", se me abrió el mundo, aparte de haberlo pasado rico, ahora tengo el cliente que tanto buscamos y no fue esfuerzo, me gustó haberle abierto mis partes, es la primera vez que consigo algo cogiendo, supe usar mis atributos para los negocios, lo más importante, aún sentía su esperma caer… rico.