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Disputándonos a papá: El inicio
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Como comenzó todo.

Mi nombre es Jazmín, tengo 25 años. Físicamente no me considero guapa, aunque me parece que tengo muy buen trasero, mi hermana Lucia es más delgada que yo y más guapa, tiene más busto que yo, aunque me jacto de mis piernas regordetas, en la adolescencia practicaba voleibol y me encantaba como me veía en short y a los chicos también.

Quiero contar la primera ver que vi a papá como un hombre y no como papá, tenía 19 años.

Papá quedó viudo cuando yo era muy joven y jamás estuvo con alguna otra mujer. Se enfocó en cuidarnos a nosotros y le hemos agradecido con creces. Pero me daba cuenta de que tenía necesidades, a veces lo veía masturbarse viendo porno en su cuarto, veía como limaba la superficie de su pene con crema o saliva y lo veía eyacular. Soltaba chorros de leche de su vellosa verga. Me asomaba a su recámara y lo espiaba. Me sobaba la conchita viéndolo y a pesar de que yo tenía relaciones con mi novio en ese entonces, me excitaba verlo.

Nunca cerraba su recámara y a medianoche siempre me despertaba para verlo. Un día se quedó dormido con la verga en la mano. Entré a hurtadillas, tal como hicimos mi hermana y yo un día, (ver relato ‘Disputándonos a papá (Parte 3)’). Le agarré el pene y lo observé en la oscuridad, me gustó bastante, era grande y suave y lleno de vello. ¡mmm! Quería chupársela tal como veía en las películas porno, pero no, era mi papá, no podía hacer eso así que lo dejé. Así pasaron unos meses más hasta que lo estuve pensando y decidí que sería si diera el siguiente paso.

Le pedí a papá que me acompañara a comprar un vestido a una plaza comercial. Me puse un vestido muy corto. Íbamos en el auto y dejaba que mi vestido se subiera hasta arriba de mis piernas, mi plan era excitar a papá.

Abría mis piernas como si no tuviera inconveniente en mostrar mi ropa interior en lo que bromeaba con papá, recorríamos tiendas y me probaba vestidos de todo tipo, dejaba que me los viera y hasta me agachaba dejando ver mi ropa interior, mi plan resulto.

Podía ver como mi papá sudaba y se ponía nervioso mientras reía, diciéndome:

-vaya hija, se te ve muy bien, ¡me encanta!, ¡te lo compro!

-¡Gracias papi!

Caminaba con el de la mano y lo besaba en la mejilla, entramos al supermercado y me agachaba por los artículos del estante de abajo, mostrando mis pantis y mis piernas en toda su extensión, nos sentamos en una banca y cruzaba las piernas, los hombres alrededor babeaban al mirarme, era mi atractivo, pero solo pensaba en que papa no se escapaba vivo.

-Estoy cansado hija. Vamos a casa.

Caminamos al estacionamiento y seguía bromeando, mi papá comenzó a ponerse incómodo y al sentarse en el auto se quitó la camisa dejando su cuerpo con una playera de tirantes, la cual dejaron descubiertos sus fornidos brazos venosos.

-voy a tomar un baño de agua caliente hija -.Pensé en meterme en el baño y obligarlo a cogerme sin piedad, pero no.

Mi hermana Lucia se metió a su recamara después de cenar y rara vez salía, sabía que era mi oportunidad. Mi padre tenía una bata de toalla larga y sabía que no tenía ropa interior.

Corrí hacia mi recamara y saltando le dije:

-Quiero modelarte la ropa que me compre papi y que me des tu opinión.

-jajaja ok, hija.

Me puse una falda negra muy ajustada y corta, modelaba y caminaba. Mi padre se ponía cada vez más nervioso conforme me cambiaba de prenda, luego siguió un pantalón muy ajustado, una blusa muy escotada y holgada sin pantalón, caminaba hacia adelante y hacia atrás, me puse un short deportivo muy corto, se ajustaba a mis gordas piernas haciendo que papá babeara, hasta que note una gran erección bajo su bata que no pudo ocultar.

Mi as bajo la manga era un vestido negro cortísimo, unas medias negras de red y unas zapatillas negros con un tacón muy alto. Mi padre quedo embobado con mi vestimenta de puta. Caminaba y me reía, contoneaba mis caderas de lado a lado, iba y venía y subí una pierna a la mesa de centro.

-¿Cómo me veo papi?

-Magnifica hija, tu novio quedará encantado.

-No es para él, papá, es para ti.

-¿Cómo que para mí Jazmín?

-Si te gusta que me lo ponga, me lo pongo cuando tú quieras, me gusta que me observes.

En su bata se notaba cada vez más su erección.

-Papaá y es eso, jajaja.

-Nada hija, es algo natural, solo es una erección al verte tan guapa. Necesito liberar la “tensión” que esto me provoca.

-Si quieres papá, te puedo ayudar.

-Cómo crees hija, para eso tienes a tu novio, además, yo soy tu padre.

-No creo que tenga nada de malo, te amo y haría cualquier cosa por hacerte feliz -.Se lo dije haciendo una mueca de saborear.

-Creo que mejor me voy a dormir, hasta mañana mi amor -dijo presuroso.

-Hasta mañana papi -le dije dándole un beso en un costado de los labios.

Me fui a mi recamara, pero no me quite la vestimenta, espere un poco como él había hecho varias noches, aunque se escuchaban mis zapatos no me importo, mi papá estaba masturbándose sin ver porno. -¡mmm Jazmín, haaa!- decía mientras se chaqueteaba cerrando los ojos.

Di un golpe ruidoso en el suelo para que papá escuchara. Quería ver su reacción. No hizo nada al respecto, solo fingió dormirse. Se tapó con la sabana, entonces entre a su recamara, rodeando la cama hacia donde estaba acostado boca arriba. Sabía que me estaba escuchando, pero seguía sin abrir los ojos. Levante la sabana para verle la verga, seguía erecta, con ese brillo característico, llena de lustrosas venas, suculenta. La tome con una mano desde los testículos, mi papá seguía sin moverse, era mi momento.

Continuará…

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