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El cambio de una madre (VII)
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Tiempo de lectura: 14 minutos

Comenzaba un nuevo día, el último que estaríamos en Madrid. El último de estos días, desatados de sexo y lujuria.

Apenas me quedaban 24 horas para poder disfrutar del cuerpo de una diosa, de una madurita que estaba muy muy buena, y nunca me había dado cuenta.

Mi madre siempre dijo que tras partir de Madrid hacia casa todo acabaría. Acabaría nuestros escarceos amorosos, acabarían los días de lujurias. Lo peor de todo era que iba dejar de ser su amante.

-Buenos días mamá, que tal has dormido hoy mi diosa? le susurré al oído…

-Hola cielo, muy bien. La verdad que me estoy acostumbrado a dormir a tu lado, y cuando vuelva a casa me costará acostumbrarme a estar sola. Pero bueno es cuestión de tiempo. Dijo mi madre muy convencida.

-Pues será porque tú quieres, ya sabes lo que te propuse ayer. Mi propuesta siempre estará en pie. Le dije a mi madre muy seguro.

-Hijo, por favor no me lo pongas más difícil. No quiero empezar otra vez con esa conversación. Te lo ruego olvídalo.

-Vale ma, como quieras nunca haría nada que te molestase.

-Sabes hijo, me apetece ir al parque de atracciones y sentirme una niña por un día. Que te parece la idea para ponerle fin a estos días?.

-Vale como quieras mamá, luego volveremos al hotel, follaremos las últimas veces y mañana por la mañana a primera hora volveremos a casa. Y punto y final para siempre… Lo he entendido mamá. Dije derrotado.

-Te quiero mi rey, eres un sol. Que suerte tendrá, la mujer que te tenga a su lado. Qué pena que tu padre no fuese igual que lo eres tú.

Me dio un beso de buenos días, como el que una mujer da a su marido, cuando duermen juntos.

Nos vestimos, bajamos a desayunar y en poco más de una hora pusimos rumbo hacia el parque de atracciones.

Mi madre estaba contenta. La miraba y veía una cara de felicidad que hacía muchos años que no había visto. Bueno diría que nunca había visto, esa cara de felicidad.

Mi madre era una persona como otra cualquiera, la cual necesita, que la atiendan, tengan detalles con ella, y sobre todo la quieran.

Yo lo están consiguiendo.

Pasamos todo el día en el parque de atracciones, mi madre se montaba en todo, parecía una niña de 15 años. Yo la veía disfrutar y era feliz. La verdad que lo pasé muy muy bien. Pero como todo en la vida se acaba, se acabó el día, el cual habíamos aprovechado muy bien. Yo veía a mi madre y me seguía poniendo cachondo. Me atraía una barbaridad…

Pusimos rumbo al hotel, eran ya sobre las 20 h cuando llegamos a la habitación. Mi madre tenía hambre, pedimos unos platos al restaurante para que nos lo sirvieran y dos botellas de champagne.

La noche iba a ser larga…

Cuando mi madre colgó el teléfono, me acerqué a ella, le toqué el culo, y le di una buena cantidad de besos en el cuello, eso le encantaba. Seguí detrás de ella, mientras se dejaba hacer. Solté su pantalón, y metí mi mano para acariciar su coño, entonces acerté a decir.

-Ma, que te depilases el coño, una vez no quiere decir que es para siempre, sabes? esto necesita una buena pasada de nuevo, empieza a pinchar.

-Y? quiere ser mi hijo el que le dé el repaso al coño de su mamá? dijo con voz juguetona.

Madre mía mi madre me iba a dejar depilarle el coño, no me lo podía creer, creo que la noche se antojaba juguetona…

-Claro que si mamá, con mucho gusto, luego si quieres me puedes depilar tu mis huevos y mi polla.

-Suena bien, apunto mi madre. Pero espera a que suban la cena, no quiero que nos corten a media faena…

Comencé a meterle mano a mi madre, le comí toda la boca, tenía que hacer tiempo hasta que viniese la cena, pero tampoco quería perder el tiempo que me quedase para poder follar con mi madre.

Toqué, su coño y pude comprobar que estaba mojadita otra vez, le toque las tetas y todo su cuerpo. Ella mientras jugaba con mi polla sobre mi pantalón.

Al poco rato de estos juegos, llamaron a la puerta.

Servicio de habitaciones

-Voy, dijo mi madre, mientras se arreglaba un poco y se vestía.

Yo me escondí para que no me viera.

Mi madre paso el carrito, con la cena y dijo

-Vamos a cenar antes de que se enfríe, mira que pinta tiene todo,

Degustamos, el pescado la carne y los entrantes. Nos bebimos las dos botellas de champagne.

-Pediré otra más dijo mi madre la noche es joven…

Llamo a recepción y nos subieron otra botella de champagne, yo la verdad ya estaba un poco más contento de lo normal y todavía nos bebimos otra botella más.

Cuando ya habíamos acabado con todo el champagne, mi madre estaba muy cachonda, se lo notaba en sus ojos. Quería que me la follase, que le comería el coño, que la haría gozar y que nunca olvidase la última noche de sexo que íbamos a mantener.

Entonces me acerque a ella, la cogí de la mano y la lleve a la cama. La desnudé entera, antes mis ojos apareció, si cuerpazo de madura, y también esos pelitos puntiagudos, de su coño.

-Vamos al baño mamá a darle un repaso a este coñito. Dije mientras la cogía de la mano y la llevaba hacia el baño,

Encendí, el agua de la ducha, cogí mi cuchilla de afeitar y mi espuma, fui hacia mi madre. Joder q morbo me iba a reventar la polla, le iba a depilar el coño a mi madre.

Después de esto no me la follaría más, pero estaba claro que tendría mil recuerdos para hacerme buenas pajas…

Aplique bien de espuma de afeitar en su coño, mientras extendía se lo toqué a base de bien.

Levante una pierna para que me dejase, espacio para pasar la cuchilla.

Le pasé la cuchilla por todo su coño, la pasé con mucho cuidado por sus labios vaginales no quería cortarle.

Una vez acabé, aclaré su coño, y empecé a acariciar su clítoris, estaba un poco durito.

Se lo toqué muy despacito muy despacito durante un buen rato a ella le gustaba mucho lo veía en su cara. Le chupe un rato el coño, estaba ya muy caliente. Me apoyé contra la pared y le dije señalando mi polla, que era su turno.

Cogió, la espuma y me la aplicó bien por toda mi polla. La tenía como una piedra. Con la cuchilla me quito hasta el más pequeño pelo que tenía, una vez toda depilada, aclaró bien la espuma y se la metió a la boca.

Engulló, toda mi polla entera hasta los huevos, casi le da hasta una arcada, pero la chupaba con ansia, me la chupaba con muchas ganas…

Toqué su coño, mientras chupaba mi polla y entonces vi que lo tenía encharcado.

La separé de mi polla, y la subí hasta comerle la boca, comencé a jugar con su clítoris, los jadeos salían de la boca de mi madre a pares.

Le di la vuelta, puse sus manos en el mando de la ducha y la baje un poco, fui por detrás y sin que lo esperase, se la metí de golpe toda entera en su jugoso coño.

Un ahhh jodeerrr de gusto salió de la boca de mi madre. Empecé un mete saca despacito, sus tetas se meneaban al ritmo de mis embestidas.

Se las empecé a apretar mientras subía el ritmo mi madre chillaba como una loca, mientras el agua caía por nuestros cuerpos. Subí más el ritmo. El plof plof de mis huevos en su coño sonaba muy fuerte… Entonces con mi mano derecha, busqué su clítoris mientras se la metía y sacaba a gran velocidad.

-Joder, jodeerrr si más más cariño que gusto como me gusta sigue sigue… me matas de gusto sigue jodeerrr ahhh, me corro me corroo, chillaba mi madre mientes que aguantaba mis fuentes embestidas…

Aguanté unas pocas culetadas más, y le dije a mi madre.

-Me voy a correr, joder mamá que bien follas que coño más rico tienes, joder…

-Sí, mi niño, córrete dentro del coño de mamá. Me gusta sentir tu leche calentita dentro de mi… joder qué gusto, ahhh

Y una buena cantidad de leche de mi rabo, acabo en el coño de mi madre. No paraba de correrme, salía lefa, de su coño por todos los lados.

-Te quiero Má, me ha encantado.

-A mi también me ha gustado mucho mi vida.

Nos jabonamos, entre toqueteos y juegos.

Nos pusimos los albornoces y salimos a la cama. Yo me tiré sobre ella derrotado, estaba cansado…

Me metí, en la cama desnudo. Mi madre se metió a mi lado desnuda, pero veía que la noche no había acabado, quería más, ya era un poco tarde, pero aquí no acababa la noche.

Mi madre se abalanzó sobre mí, y comenzó a comerme la boca, mientras acariciaba mi polla. En un segundo la tenía más dura que una piedra de mármol.

-Joder hijo, te cuesta poco ponerte a tono no?

-Joder mamá, es que eres una diosa sexual, haces que quiera follar todo el rato. No sé qué voy hacer a partir de mañana…

Mi madre cogió sus tetas y las puso sobre mi polla y comenzó a hacer una buena cubana, que bien las hacía con esas tetas, joder que gusto, mientras las bajaba también chupaba mi polla joder que buena era mi madre en la cama.

Mi padre era tonto cómo podía desaprovechar a esta mujer, a esta diosa en la cama.

Tras un rato de buena cubana, le dije a mi madre que se diese la vuelta para comerle el coño y hacer un 69.

Así lo hizo, puso su coño en mi boca, mientras no dejaba de chupar mi dura polla.

Había hecho varios 69 en mi vida, también me la habían chupado varías veces, me habían hecho cubanas, pero nunca me habían gustado tanto como las que me hacía mi madre. Era otra cosa, las de mi madre eran mucho más placenteras…

Seguimos, en nuestro afán de comernos nuestros sexos, el coño de mi madre tenía un sabor especial, me encantaba y por lo fuerte que me la chupaba, a ella también le gustaba como le comía el coño.

Mi madre se corrió antes que yo, saco mi polla de su boca, comenzó a gemir y chillar de placer.

-Joder no pares, sigue sigue comiéndome el coño así de bien sigue sigue me corro en tu boca mi amor me corro ahhh.

Entonces se dio la vuelta y siguió comiendo la polla.

La paré y le dije,

-Espera mamá, todavía tengo un poco de aguante te la meteré otra vez.

La puse en la postura del misionero, para que viese la diferencia que había cuando lo hacía con mi padre.

Se la metí hasta el fondo, le gustaba… Tenía el coño encharcado. Madre mía qué placer. Tras un rato de metidas y sacadas mi madre no paraba de chillar y decir

-Joder para ya, por favor, me estás matando de placer joder, no sé ni las veces que me he corrido, ahjhj ajjja hahaha. No puedo más.

Entonces saque mi polla y me corrí en la cara de mi madre. Toda mi lefa acabó, en su cara…

-Mamá ha sido brutal, eres la mejor mujer que he tenido en mi cama nunca…Te quiero

-Yo también te quiero, me has dejado el coño dolorido, de tanto trajín pero me ha encantado. Y nada tiene que ver con el misionero que hacía tu padre. Estos sí que me gustan y no la mierda que me hace él.

Limpio su cara y caímos rendidos abrazados, en la cama los dos.

Nos despertó, el teléfono del hotel.

-Sí, dije yo, con voz de ultratumba.

-Buenos días caballero, no es por molestar, pero son las 12 y tienen que abandonar la habitación ya. Siento las molestias pero tenemos otros clientes que entran a las 14. Lo siento mucho de veras.

-Yo sí que lo siento, le dije a la amable chica de recepción. Nos habíamos quedado dormidos, después de la agotadora noche anterior. Ahora en 20 minutos abandonamos la habitación. Disculpe nos damos toda la prisa que podamos.

-Mierda, hijo nos hemos dormido. Venga vete a ducharte, yo prepararé las maletas.

Mientras me duchaba, maldije mi suerte yo quería follar la última vez con mi madre por la mañana, pero nos habíamos dormido y no había tiempo.

Salí del baño y mi madre ya tenía su maleta preparada, paso a la ducha y comprobé por última vez su cuerpazo, la contemplé mientras metía mi ropa a la maleta de cualquier forma, la cerré me vestí.

Me dispuse a ver cómo se vestía mi madre, por última vez, quería tener recuerdos para cuando llegase a casa poder hacerme buenas pajas…

Salió de la ducha, y me dijo

-jolin, hijo que manera de tener que irnos, a todo correr como nos hemos podido quedar dormidos los dos?

-No sé, ma pero ya no tiene solución.

Observé cómo se ponía un tanga que le quedaba limpio, era rojo con encajes precioso y un sujetar a juego, estaba buenísima, se puso sus mallas y una sudadera, estaba guapa hasta de sport.

Que culito.

Bajamos a recepción y pedimos disculpas por salir tan tarde la habitación.

Pagamos todo y nos fuimos. Pusimos rumbo a casa.

Por el camino a casa solo maldecía mi mala suerte de no haber despido esto con un buen polvo mañanero… En fin ya no había solución.

Paramos a comer, los dos estábamos, tristes no hablábamos mucho.

Comimos y volvimos a coger la carretera, entonces fue mi madre, quien apoyó su mano en la mía cuando la tenía en la palanca de cambios y me dijo.

-Sabes hijo? ha pasado solo dos semanas desde que empezamos con esto de la boda, dos semanas que me han cambiado la vida, para bien por supuesto.

Ha cambiado mi forma de ver la vida, mi forma de vestir y forma de disfrutar del sexo.

Me alegro mucho que hayas sido tú, quien me hayas despertado el gusanillo.

Pero espero que nada cambie entre nosotros dos hijo, espero que seas el que eras antes de venir de boda. Espero que vengas a casa a verme, a cenar, hacer compañía…

-Sí, mamá, tranquila nada cambiará, sé que no volveremos a follar me ha quedado claro, pero yo seguiré igual a tu lado.

-Te quiero hijo, menos mal que te tengo a ti, que sería de mi vida sin ti…

Llegamos a casa,

-Hijo, no quieres subir a cenar?

-No, mamá, quiero ir a mi casa, tengo que recoger ropas y preparar cosas, mañana tengo que hacer miles de recados.

-Vale, como quieras, mi rey mañana hablamos.

-Ma, sé que se acabó, pero por favor un último beso.

Mi madre miro que no había nadie en la calle ni por las ventas. Nos fundimos en un beso con toda la pasión, la misma que había, hacia 24 horas.

Nos separamos y dijo mi madre.

-Se acabó, y también los besos así. Lo siento.

Adiós hijo.

-Adiós mamá.

Me fui a mi casa derrotado, había echado los mejores polvos de mi vida, y esto había acabado.

No tenía ganas de nada, solo quería ir a casa y dormir…

Me fui a casa, me metí en la cama, pero ya no era lo mismo, quería sentir el cuerpo desnudo de mi madre, quería tocarla, comérmela… pero no, estaba solo y derrotado, no tenía ganas ni de hacerme una paja.

Paso el viernes, entre recados y unas birras con los colegas, tenía que olvidar a mi madre.

Pero sonó el teléfono, era mi madre. Por un momento me puse contento, igual se había arrepentido y quería que volviésemos a follar…

-Dime Ma, qué tal? le dije muy contento.

-Luija, hijo qué tal tú? que haces? ya estás con tus amigos de fiesta eh…

-Sí, estoy tomando algo por ahí, tu qué haces?

-Aquí estoy con tu padre, ha venido este finde semana, y pegunta que si vendrás el domingo a comer…

Joder, a la mierda no me llamaba para follarme…

-Si, ma dile que el domingo iré a comer con vosotros. Adiós

-Adiós hijo. Un beso

Estuvimos un rato más de fiesta, y nos fuimos para casa. Quedamos para el día siguiente volver a salir.

Tenía que intentar echar un polvo para ver si me olvidaba de mi madre…

El sábado volví a salir con mis amigos, cenamos y nos tomamos una cacharros en una discoteca. Había unas chicas muy guapillas, estaban bastante buenas…

Les entramos y después de invitarlas a unos cacharros, comencé a hablar con la que más me atrajo. Tras un par de horas de chala, estamos en mi casa comiéndonos la boca.

Fuimos a la habitación, la desnudé, no tenía ni una estría, su piel era tensa, pero le faltaba algo, me gusta más los cuerpos de las maduritas. Echaba de menos las arruguillas, la piel un poquito flácida…

Me chupo la polla y me la follé dos veces, gozo mucho pero a mí, no me había gustado lo más mínimo, después de probar el placer de mi madre todo me parecía poco. No me había gustado, había sido muy frío todo.

La verdad a la chica tenía un cuerpazo, pero no me llenaba. Lo que yo ahora buscaba no era esto, era otra cosa

Por la mañana, nos despedimos y cambiamos nuestros números de teléfono. Estaba seguro que no la iba a llamar y casi seguro que nunca más me la iba a follar, pero no hay que cerrar puertas.

Me pegué una buena ducha, me puse unos vaqueros, una camisa unos zapatos y puse rumbo a casa de mis padres…

Entre por la puerta, fui a la cocina, allí estaba mi madre, la de toda la vida, con un pijama ancho, feo de mercadillo, sin arreglar, con el pelo de cualquier manera, bueno la madre que toda la vida había conocido yo…

-Hola Ma, le di un beso en la mejilla.

-Hola hijo, que tal? Tu padre está en el salón. Pero que guapo estás.

-Ma, siento no poder decir lo mismo. Esa ropa ni te hace justicia.

Mi madre no dijo nada solo bajo la cabeza derrotada.

-Vete a ver a tu padre por favor, dijo mi madre muy seca.

Me abrí una cerveza de la nevera, y fui hacia el salón a ver mi padre.

-Hola Pa, que tal?

-Hombre Luisja hijo que tal estás? cuanto tiempo.

Nos dimos un fuerte abrazo. Estuvimos un rato hablando de nuestras cosas, de trabajo, de deportes…

Hasta que fue, la hora de comer.

-Voy a echarle una mano a mamá, con la comida

– Vale hijo.

Fui, a la cocina, allí estaba mi madre, sin yo decirle nada, ella me dijo.

-Que desastre hijo, tu padre no se ha dado cuenta ni de qué tengo el chocho, depilado. Me insinué ayer, con las bragas transparentes y las medias que me compraste para la boda y nada no se dio, ni cuenta del detalle. Intente follar con él, tener un orgasmo y nada, 9 minutos escasos. No me gustó nada, ni tan siquiera llegue a lubricar. Así que de orgasmo no hablamos…

-Lo siento ma, esto ya sabes que va en las personas, es una pena que no sepa aprovecharte, no sabe lo que se pierde. Pero entonces mamá, esto me abre alguna puerta a mi? le pregunté sorprendido.

-No hijo, no empieces. Lo siento.

-Vale, vale sólo, era una pregunta. Le di un beso en la mejilla.

Pobre mujer no se merecía eso, se merecía tener noches de placer como las que yo le regalé. Pero bueno así es la vida.

Acabamos de comer, y tras la sobremesa salimos a dar un paseo los tres. Mi madre fue a la habitación a cambiarse de ropa. Pasé por delante de la habitación mientras se cambiaba y no me lo podía creer, llevaba puesta las bragas cristianas esas horribles que tenía. Donde estaban los tangas, las bragas y sujetadores, que compramos?

Se puso la ropa fea, ancha de toda la vida, parecía una vieja.

No tenía la alegría de días atrás, no tenía la sonrisa que lucía por Madrid. Era la madre que toda la vida había tenido, la madre triste y abandonada. Con la única diferencia que llevaba los pendientes que le había regalo, el día de su cumpleaños.

Algo del cambio había dejado.

Nos despedimos y volví a mi casa al día siguiente había que trabajar.

Mi padre me dijo que iba a Valencia y que volvería en un par de semana.

Ni el lunes, ni el martes, pasé por casa de mi madre, quería dejar pasar el tiempo un poco.

El miércoles me dijo mi jefe que había cogido una obra fuera, y que me necesitaba dos semana, le dije que no. Sabía que no me gusta salir fuera.

Ese día al salir de trabajar a la hora de comer decidí, pasar por casa de mi madre a comer con ella y darle una sorpresa. Ya había asimilado que lo nuestro había acabado. Y no quería que mi madre estuviste triste, quería verla feliz, aunque no follásemos.

Cuando llegue a su calle, vi a mi madre a lo lejos, venía acompañada, me escondí.

Venía con un chico de mi edad, un poco más, estaban charlando, mi madre iba vestida, provocativa, llevaba la ropa que le había regalado el día de su cumpleaños.

Los deje entrar en el portal y esperé un poco. Me mataba la curiosidad, mi madre ya tenía un amante? tan rápido se ha buscado uno?

Esperé un poco y subí a casa. Abrí la puerta con mucho cuidado, y sin hacer el mínimo ruido pasé un poco más y escuche como mi madre le decía al chico.

-Te gusta mi ropa interior? Estoy guapa eh?

No me estuve a mirar, ni mucho menos entré más. Salí de la casa de mis padres, sin hacer el más mínimo, ruido y me fui a un bar a tomar algo, comer no, tenía el estómago cerrado.

Si que le había costado mucho a mi madre echarse un amante. No si cuando digo que estaba desatada lo estaba.

Entonces cogí el teléfono y llamé a mi jefe, irme un par de semanas, sería lo mejor. Me vendría muy bien para despejar la mente.

-Rafi, que me lo he pensado mejor, no me vendrá mal dos semanas de curro fuera, cambiaré de aires. Voy para el taller y salgo hacia Alicante.

Preparé ropa, herramienta y puse rumbo hacia Alicante, sobre las 20 h, llamé a mi madre.

Haría como si no hubiese estado en su casa unas horas antes, mientras follaba con su amante.

-Hola hijo, qué tal? vas a pasar a verme hoy?

-Hola Ma, no por eso te llamaba. He tenido que salir de viaje, estoy camino de Alicante, ya sabes cosas de mi jefe coge obras y luego quiere que valla alguien de confianza..

-Jolín y no te voy a ver en dos semanas? preguntó mi madre un poco derrotada.

-Lo siento ma, pero la cosa ha salido así.

-Y que voy hacer dos semanas sola?

-Bueno ma, no te hagas la mártir. Tienes otro hijo, una nuera y unas amigas… que más quieres?

Bueno ahora también tienes una amante, para que te pegue buenas folladas, que más quieres… me pensé, un poco enfadado…

-Si claro, bueno pues hablamos vale, llámame todos los días o por lo menos cada dos. Te quiero hijo.

-Yo también Ma.

La verdad que me daba un poco de pena, yo que nunca viajaba para no dejar a mi madre sola, y a la primera de cambio me las piro.

Creo que había tomado la decisión en caliente. Ahora me daba pena mi madre. Sí, tenía un amante, pero con él no podía salir de casa… y charlar de algunas cosas como lo hacía conmigo.

La cosa ya no tenía solución las dos semanas a mí me vendrían muy bien para aclarar ideas.

Los días pasaban, y con ellos la primera semana.

Mi vida era de trabajar al hotel y del hotel a trabajar. Llamaba a mi madre cada día y charlábamos un rato. Sólo de cosas normales, nada de sexo, ni de amantes ni nada.

Seguían pasando los días, y con ellos la segunda semana, cuando ya me quedaban unos pocos retoques para acabar y volver a casa, pasó algo, q nunca olvidaré.

Me llamo, mi madre a la hora de comer.

-Hola cariño, cuando vuelves?

-Hola, Ma, mañana por la noche, esta tarde acabo unas cosas y mañana es solo, probar que todo va bien y rumbo a casa, a ver si puedo llegar sobre las 20.

-Vale cariño, pues nos vemos, mañana vale?

-Vale, voy a casa a cenar. Le dije muy contento.

La verdad que estas dos semanas me había venido muy bien. Había aclarado mis ideas. Quería a mi madre como un hijo quiere a su madre, si ella era feliz con un amante, no sería yo el que le quitase el placer.

Me apetecía volver a verla, charlar, salir a dar un paseo y tomar algo en una terraza… Había superado que nunca más follaríamos juntos.

Terminé de comer y volví a trabajar, un par de horas más o menos desde que había tenido la conversación con mi madre, me llegó un whatsapp de ella.

Miré en mi reloj y era una foto, pero tenía lío y no la abrí, estaba concentrado en mi trabajo. Al minuto llegó el texto que volví a ver en el reloj. Mira el postre que te he preparado para mañana. Joder mi madre, lo que me faltaba ahora se pone hacer repostería y me manda fotos, como si no tuviera yo nada más que hacer…

Seguí con mi labor, no lo abrí el whatsapp en el móvil, ni le contesté, a las dos horas me volvió a escribir.

Te espero para que pongas tu la leche a este postre.

Joder que pesada no? cómo se aburre ahora me va a la volver loco con los postres. Le di a contestar con el reloj, sin abrirlos con un ok.

Acabó el día, y puse rumbo al hotel. Me pegue una ducha y me tomé un par de cervezas mientras veía la tele. Entonces me acordé de los mensajes de mi madre. Tenía hambre, a ver qué me va hacer de postre para mañana, dije mientras cogía el móvil y abría el whatsapp…

Pero cuál fue mi sorpresa cuando vi la foto?

No eran galletas, ni flan, ni ninguna tarta.

El postre era mi madre. Mi madre se había puesto un conjunto de lencería nuevo. Se lo había comprado. Ese no lo conocía.

Llevaba un traje ajustado de todo el cuerpo, transparente, con una abertura en su coño para no tener que quitarlo, llevaba los tacones de charol que compramos en Madrid y una especie de vestido transparente, hasta los tobillos que dejaban ver todo su cuerpazo. Me moría de ganas de comerme la…

No puede por menos que sacar mi dura polla y hacerme una paja con la imagen de mi madre…

Madre mi que maneras de correrme salían chorros de lefa, que salían disparados hasta 30 centímetros por encima de mi polla.

Cuando me acabe la paja la llamé.

Continuará…

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