back to top
InicioDominaciónEl collar de mi sumisa (parte II)

El collar de mi sumisa (parte II)
E

el

|

visitas

y

comentarios

“Si, podes pasar, pero gateando. Y así, gateando y con la cabeza baja, vení hasta donde estoy” le respondí mientras me sentaba al borde de la cama. Ya me había quitado la ropa y solo tenía un bóxer.

Cuando llegó hasta mí, la tomé por el aro que tenía el collar y la hice acercarse entre mis piernas

– “Cerrá los ojos y levantá la cabeza”

Ella respondió a mis órdenes. Yo saqué mi miembro, ya erecto y le ordené que le pase la lengua, como si fuera un helado.

– “Todo putita, lamelo todo. Ahora anda a la puntita y meté la cabeza en tu boca”.

Mientras lo lamía y hacía lo que yo le indicaba, la iba filmando en un video.

– “Sin abrir los ojos, levantá la cabeza hacia mi mientras lo seguís chupando”, le ordené y, después de un rato le dije que abriera los ojos.

– “No, no”, me dijo, “no me filmes”

– “¿Por qué? Quiero pajearme con vos cuando no estés. Te quiero mía aunque no estés acá. Sabes que no lo voy a compartir con nadie. Mirate como chupas la pija”, le dije, mostrándole el video.

– “Que cara de puta que tengo”, dijo

– “Si, porque sos mi puta y tenés la cara de putita para tu amo. ¿Querés filmarme cuando te chupo yo?

– “No, no me gusta, papi. ¿Puede ser que no lo hagamos. Puede ser sin fotos ni videos?

– Por supuesto. Pero entonces, cuando esté caliente, vas a tener que venir a solucionarlo en persona, ya que no te voy a tener filmada. Pero antes de borrarlo, vení”, le dije sentándola al lado mío en la cama. “Mirá que linda hembra que sos cuando me chupas con ganas. ¿Te gusta?”

– “No sé, me da vergüenza”

– “¿Te da vergüenza ser mi putita”

– “Un poco si y a la vez me gusta”, contestó. “Me siento muy puta y a la vez disfruto de ser muy puta, es como que quiero y no quiero ¿me entendés?”

– “Por supuesto que te entiendo. Alguna vez llegaremos a filmarnos, o no. Pero puta, para mí, vas a seguir siendo. Y muy puta. Y yo te voy a dar todos los mimos que necesites y todos los orgasmos que quieras tener. ¿Ahora anda a ponerte de vuelta donde estabas y seguí chupándola, pero mirame cuando lo hagas y dedicame la mirada que me cuente como disfrutas lo que haces”

– “Si papi”, dijo bajando al piso, donde se sentó y, tomando con la mano mi miembro, empezó a lamerlo y chuparlo mientras me miraba con ojos de satisfacción y gozo.

– “Si seguís así, vas a comer lechita bebé”

– “Damela toda papi. Dale toda la leche a tu putita”, me dijo y volvió a lamerla y chuparla.

Cuando no daba más, le empujé la cabeza para metérsela hasta el fondo, mientras acababa en su boca. Ella tragó mi semen y siguió chupándola un largo rato.

– “Que linda acabada papi. Me llenaste la boquita de leche”, dijo mientras subía a la cama. “Ahora descansá que yo voy a traerte algo para tomar. Descansá que después te quiero dentro de mi conchita”. Me dio un beso y me fui durmiendo mientras ella salía del cuarto.

Lo próximo que sentí es que me estaban masturbando y lamiendo la pija. Cuando me desperté, ella se estaba subiendo sobre mi, dándome la espalda y metiéndosela toda en su vagina. Mientras, con voz cómplice me decía.

– “Papi, me parece que hice lío. Manché todo el piso. ¿Vas a perdonarla a tu nena?”, mientras se iba acostando sobre mis piernas dejando todas sus nalgas expuestas.

Con el primer chirlo se sacudió, mientras recibía el segundo y el tercero

– “Esto es por ser desprolija. ¿Vas a tener más cuidado?”

– “Si papi, perdoname.

Mientras le seguía propinando chirlos le dije “pero igual, tengo que corregirte, vos sabés que te mereces el castigo, ¿no putita?”

– “Si papi, lo sé. Se buenito conmigo, No me pegues tanto”

– “¿Te duelen?

– “Si papi, mucho”, dijo mientras se retorcía de goce

– “Pero igual te voy a seguir pegando, hasta que aprendas”

– “Si papi, Me voy a portar bien, te juro”, dijo y acabó con un orgasmo que la obligó a encogerse sobre si misma. Me abrazó las piernas y, después de un rato, me dijo “te quiero papi, gracias”

La atraje hacia mí, para que se acueste a mi lado, le di un largo beso y le pregunté “¿qué sos?”

– “Tu putita”, respondió

– “Te gusta ser mi putita”

– “Mucho papi, mucho”, mientras se acurrucaba entre mis brazos.

– “Pero tu papi no acabó. ¿no querés hacerme acabar?

– “Si papi, de la forma que quieras”

– “Ponete boca abajo”

Obedeció, sumisa, le di un par de chirlos en la cola, me subí sobre ella y puse la punta de mi pija en su culito.

– “Despacio papi, hace mucho que no se abre. El último fuiste vos y eso fue hace mucho”

– “No te preocupes, nunca te haría doler. Vos solamente dejate llevar. Cerrá los ojos y pensá en lo putita que vas a ser para mí de ahora en más”.

Suave y delicadamente fui introduciendo la cabeza, mientras ella emitía un gemido. Esperé un rato y lentamente y sin forzar, mi pija fue entrando hasta estar toda dentro. La abracé, le di unos besos y comencé a moverme lentamente.

– “¿Te duele putita”

– “No papi, solo fue un momentito al principio. Pero ahora no. Movete despacito un rato, por favor”

– “Por supuesto bebe. Me encanta cogerte el culito. ¿Te sentís muy putita cuando te penetro por la cola”

– “Si, mucho”

– “Y te gusta”

– “Me gusta poder ser tu putita y complacerte. Y también me da un poco de vergüenza. Pero cuando ya está dentro y te empezas a mover, me calienta”

– “Me parece bien porque quiero que disfrutemos juntos ese culito hermoso. Porque te lo voy a coger muy seguido Y ahora agarrate de las sábanas porque te voy a coger fuerte”

Y empecé a meterlo y sacarlo con fuerza mientras ella se apretaba contra las sábanas y mordía la almohada, hasta que estalló en un orgasmo y me hizo acabar a mí.

– “Que precioso que es tu culito amor”, le dije mientras salía de adentro de ella, me ponía a su lado, le daba un chirlito suave y la abrazaba. “Sos muy bonita cuando te convertís en mi putita. ¿Lo disfrutaste?”

– “Mucho, mucho”, dijo con una sonrisa y me dio un beso. “Me tengo que ir, no pensaba estar tanto con vos”

– “Andá, pero mañana te espero. Acá tenés la llave. Guardá todo en la caja y, cuando vuelvas, si querés, ya sabés donde está tu collar”

– “Si papi. ¿Y si no quiero ponérmelo?”

– “No lo hagas. Vos sabrás”

– “Chau, mi amo”, me dijo, dándome un beso.

Continuará

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Más de este autor

Comentarios

La sección de comentarios se encuentra en proceso de elaboración.