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El placer de follar con mi suegro
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Desde que descubrí a mi suegro desnudo en su habitación no he podido sacarlo de mi cabeza.

Y confieso que me he tocado varias veces pensando en él…

Soy Saira tengo 22 años, me casé hace dos años con Esteban en medio de mi carrera universitaria, no, no deje la escuela por él. Seguí estudiando y estoy a punto de terminar administración de empresas.

Fue un flechazo a primera vista hasta, ese momento yo no era muy popular entre el sexo opuesto. Pienso que es por mi físico: tengo el cabello rubio y ondulado, en mi rostro lo que más me gusta son mis ojos alegres y vivarachos, mi nariz es alargada y tengo unos labios gruesos para la geometría de mi cara, pero creo que es lo que más les llama la atención a los chicos, soy una mujer delgada, muy delgada se podría decir y aunque me esfuerzo con rutinas de ejercicios no puedo conseguir más volumen corporal, al principio me afectaba mucho, pero con el tiempo dejó de importarme o eso creí.

Porque cuando conocí a Esteban y me comenzó a cortejar no lo podía creer y me enamoré con el primer ramo de rosas rojas que me regaló.

Nos casamos luego de 6 meses de relación.

Pará ambos somos nuestras primeras experiencias y hasta ese momento yo no conocía nada referente al sexo más que lo que mis amigas me contaban en medio de las charlas entre nosotras.

Lo cierto es que yo nunca he sentido nada de lo que ellas describen del placer. Mi marido apenas entra en mí y se corre a los pocos movimientos antes de que yo pueda sentir rico. Al principio no me importo lo amo y sé que se esfuerza por complacerme en ese aspecto me ha regalado algunos tímidos orgasmos con un par de juguetes, su mano o con su boca pero después de ver a mi suegro algo en mí despertó y ahora si que me sentía insatisfecha luego de cada encuentro es por eso que muchas veces luego de que Esteban me monta y termina le doy un par de minutos, el tiempo suficiente para que se quede dormido luego pongo mis manos entre mis piernas y con su semen aún en mi vagina me tocó pensando en mi suegro hasta sentir esa sensación de alivio y poderme dormir.

Nunca he pensado ser infiel menos con mi suegro, pero lo que no sabía hasta ese momento es que mi situación estaba a punto de cambiar y mucho.

Mi suegro es sexi y guapo está en los 40's y veo que a dónde quiera que vamos se lleva las miradas indiscretas de muchas mujeres, siempre está bien vestido elegantemente con alguno de sus trajes a la medida aunque a mí se me gusta mas cuando está en casa vestido de forma casual con alguna playera de algodón y short. Es el presidente de una empresa multinacional y debe ir por la vida vestido adecuadamente para su cargo.

Es alto lo que disimula su barriga que comienza a crecer, se rasura la cabeza a pesar de tener un prominente pelo negro al igual que su barba cerrada lo que lo hace muy atractivo, eso y su personalidad. Su presencia impone y mucho, a dónde va siempre lleva la voz de mando sin la necesidad de ser autoritario. Y como persona es muy amable con todos, desde el personal del estacionamiento hasta sus socios más allegados.

Vivimos en la misma propiedad; mis suegros y mi cuñada en la casa principal y Esteban y yo vivimos en una casa más pequeña al final del jardín, en una casa para invitados cerca de la alberca que terminó siendo nuestra temporalmente mientras él se establece en el negocio y yo termino mis estudios y podamos permitirnos ir a nuestro hogar definitivo.

Me encanta la propiedad está a las afueras de la ciudad sin mucho tráfico y es tranquilo, tiene un gran jardín y muchos árboles frutales.

En eso estaba yo buscando entre las ramas de uno de los ciruelos algunas frutas maduras para llevar a mi boca estaba cerca de la recamara de mis suegros, algo en la habitación; un movimiento llamó mi atención.

Mire con más cuidado y descubrí a mi suegro desnudo masturbándose mientras miraba la pantalla de su teléfono.

Me quedé plantada en ese mismo lugar sin saber cómo actuar. Pude irme como si nada ocurriera, pero lo cierto es que me quedé ahí hipnotizada con los movimientos de su mano sobre su paquete.

Me metí en su intimidad y no hice ruido ni movimientos para que no me descubriera espiando.

Su mano subía y bajaba por su miembro a distintos ritmos, más lento a veces y luego a una velocidad feroz, luego acariciaba sus bolas de repente o se concentraba en tocar solo la cabeza de su verga, note como ese movimiento le hacía temblar las piernas de placer. Luego me concentré en sus gestos, en la manera en que su rostro se iba transformando, en como se ponía de puntitas cuando su mano estaba en la parte más alta de su erección, en el movimiento de cadera que lo acompañaba. Era como si estuviera follando con alguien invisible. Y por las relaciones de mi cuerpo podría decir que yo también estaba follando ahí con él…

El calor me invadió, lleve una ciruela a mi boca y la mordí, un pequeño mordisco que me permitió poner la lengua entre la carne de la fruta, lami imaginando mi boca en su dureza, casi podía sentir los movimientos de su cadera chocando contra mi garganta y sentí placer, podría decir que ese hombre me hizo sentir más placer sin tocarme a más de tres metros de mí que lo que me provoca mi marido cuando invade mi cuerpo.

Su explosión fue brutal vi como su simiente salía disparado a gran velocidad y distancia de su cuerpo, pero lo mejor fueron sus gemidos de placer que llegaron hasta donde yo estaba, ahí sí que me moje, casi corrí a mi habitación a desnudarme deslice mis dedos entre el vello dorado de mi pubis y seguí bajando hasta mis labios húmedos y calientes, me deje llevar pensando en el hombre que acababa de derramar su semen sobre el suelo de la habitación deseando que me bañara con una de sus descargas.

Han pasado cuarenta y cinco días con ocho horas y treinta y cuatro minutos desde que lo espíe en su habitación, ahora nos encontramos como familia en unas merecidas vacaciones de ocho días en la costa del Pacífico mexicano.

El lugar es hermoso una casa en renta cerca de un peñasco y debajo unos 20 metros de la roca una playa privada solo para nosotros.

La vegetación de la zona hace prácticamente inaccesible las visitas inesperadas y sólo se puede entrar a la playa por las escaleras desde de la propiedad o por la playa si vienes en bote.

Estaba tirada en uno de los camastros fuera de mi habitación. Me quedé en topless aprovechando que todos se habían ido al poblado más cercano a surtir los víveres para los últimos tres días de vacaciones.

Así que por primera vez en lo que llevo de vida me anime a sacar al sol mis pequeños limones y disfrutar el paisaje, me hice un par de fototetas con el pensamiento de enviarle algo picante a Esteban y de ese modo llegará a casa y me metiera en la habitación y me hiciera suya. Sí, estoy en esos días del mes donde el deseo se incrementa y las ganas no desaparecen.

Tomé varias fotos desde distintos ángulos y estaba decidiendo cuál era la mejor foto para enviarla a mi marido.

Casi solté el teléfono cuando la voz de mi suegro me sugirió enviar las últimas dos.

Sentí que la cara me ardía de la vergüenza y me tape por instinto con una de mis manos mientras buscaba la toalla más cercana para cubrir mi desnudez.

Cuánto tiempo llevaba ahí? Será que Esteban también vio mi sesión de fotos casera?

Y mi suegra y cuñada? Que vergüenza me dio.

En medio de todos estos pensamientos solo atine a decir:

—Lo siento señor pensé que estaba sola.

—No te preocupes Saira disfrute mucho el espectáculo. Ya te he dicho que me digas Pepe como todo el mundo.

No te quería asustar. Me quedé en casa para evitar que te quedes sola, pero creo que mejor debió quedarse mi hijo.

Aquí estamos solos, una idea llegó a mí y creo que a él también. Lo notaba es su mirada. Me veía igual que Esteban cuando tiene ganas de sexo.

Sucedió en un segundo

El abrazo

El beso

Las caricias

Sus labios sobre mi boca

Su boca recorriendo mi cuello

Su mano tocando mis tetas ya duras y erectas ante su contacto.

Esteban nunca hace eso. Estoy rendida ante mi suegro con tan solo unas pocas caricias…

Metió su mano por debajo de mi pequeño traje de baño y no me negué, yo también esperaba sus caricias deseaba que notará mi humedad que en realidad era suya.

Sus dedos la sintieron de inmediato y una sonrisa llena de morbo llegó a su boca

Acercó su boca a mi oído y preguntó.

—¿Puedes correrte en menos de un minuto?

Esa sola pregunta me puso en modo perra y me deje llevar.

Cerrando los ojos por sus caricias dije:

—No lo sé.

Luego obediente y cómplice sonreí y abrí los ojos de nuevo.

Me quito la toalla que cubría mis senos. Cuando mis tetas estuvieron libres de nuevo, las miró sin dejar de jugar con sus dedos entre mis piernas, un par de pezones rosados estaban esperando por sus besos que no demoraron. Con una mano los acuno uno para luego llevarlos a su boca: besaba, chupaba, succionaba.

Todo fue maravilloso, caliente e inesperado.

Sentí la explosión dentro de mi cuerpo y luego la pierna flaquear lo que me obligó a colgarme de su cuello para no caer.

Todavía no me reponía del placer cuando mi suegro me dijo:

–Fueron exactamente 43 segundos cuando tus piernas flaquearon -y con esa sonrisa agregó-.

Pues sí, no has durado ni un minuto zorrita.

Escucharlo hablarme así me puso en modo Zorra aún más si es que eso es posible.

Pero no se detuvo como lo hace su hijo siguió acariciando mis tetas sin piedad basándose en las reacciones de mi cuerpo mientras yo seguía abrazada a él y con la cabeza en su hombro.

Me levantó en peso y caminó cargando mi peso hasta entrar en la sala, ahí suavemente me depósito sobre el ancho sofá de la estancia. Fue quitando los adornos y cojines que le estorbaban, luego comenzó a bajar mi traje de baño.

Le ayudé levantando mis caderas y salieron por mis pies, él beso cada una de mis rodillas luego siguió besando mis piernas hasta mis tobillos y terminar con el dedo gordo de cada pie dentro de su boca.

Me acomode y deje caer mi peso sobre el respaldo, luego abrí mis pies y los subí al cojín.

Mi sexo húmedo brillaba lo note cuando metió sus dedos entre mis pliegues y luego me los mostró. Note luego del primer beso que le encantó el sabor de mi flor.

Su lengua ávida de mi esencia disfrutaba subiendo y bajando sobre mi vulva y eso me volvía loca.

Mis piernas comenzaron a tensarse de nuevo, otro orgasmo se apoderaba rápidamente de mí.

Pará mí sorpresa se retiro justo a tiempo, me dejo a un lengüetazo del orgasmo, pude notar como le divertía mi frustración. No me esperaba lo que hizo pero probé mi sabor en su boca, me dio a probar mis jugos con su lengua y me encantó.

—Casi casi

Dijo entre beso y beso.

—Eres un cabrón. -Conteste

—No seas desesperada, la paciencia tiene sus recompensadas.

Abrió de nuevo mis piernas antes de volver a poner su cabeza entre ellas.

Esta vez comenzó lento, su lengua recorría cada centímetro de mis pliegues lentamente, llegaba a mi botón más sensible succionaba y jugaba en él con movimientos circulares que hacían que me retorciera del placer.

Repitió el proceso muchas veces hasta que encontró la velocidad y ritmo adecuados que me llevaron de nuevo al éxtasis y esta vez sentí como mis jugos estallaron en su boca.

No me di del todo cuenta a qué hora se quedó sin ropa, pero cuando lo vi desnudo parado frente a mí me quedé boca abierta.

Rayos!!

que herramienta!!!

De cerca se ve más grande de lo que recordaba.

Antes de hoy solo he estado con mi esposo y nunca he visto a otro hombre desnudo y aunque no me quejo del tamaño de Gonzalo la verdad es que la verga de su papá es mucho más grande y gruesa, con la venas marcadas.

Ya quiero tenerla por todos lados

Esta vez fue por todo. Tomó su verga con la mano pegada a los huevos y la dirigió a la entrada de mi gruta.

Se me escapó un gemido de placer cuando sentí como empezaba a abrirse camino por mi interior. Por fin lo tenía dentro caliente y duró.

Espero un poco para que me acostumbrara al tamaño y luego comenzó a moverse

Me penetraba en un ángulo desde arriba, el tronco de su falo estimulaba mi hinchado clítoris en cada movimiento, mientras la cabeza que no llegaba a salir de mí acariciaba zonas sensible es un maestro del placer .

Me sentía en la gloria. De repente cambiaba el ángulo y entraba directamente desde abajo fuerte y más profundo, más intenso, más salvaje y placentero. Un sube y baja que me llevó al cielo una vez más, nunca había tenido tanto placer en mi vida y sentía que ya no podía más, pero él aún no acababa conmigo. Y sinceramente aunque yo estaba agotada tampoco quería que aquello acabará.

Me giró de forma que yo quedara recostada encima de un cojín y con él culo en alto sobre el sofá.

—Tienes un culito precioso.

Acarició con descaro cada una de mis nalgas y luego sentí el escozor que causó su mano al nalguearme varias veces.

Perfecto, ahora tienes el color correcto

Entró en mi sin piedad yo estaba tan húmeda que entraba y salía de mí sin el menor esfuerzo, esta vez tape los gritos de placer con un cojín.

Sus manos me sostenían firmemente de las caderas y de repente azotaba de nuevo mi culo que agradeció las caricias

Uno de sus dedos resbaló y fue a rozar mi ano lo que provocó un nuevo nivel de placer que él notó.

Él estaba a punto lo pude sentir más duro y firme eso me encanto.

No podría prolongar por mucho tiempo ese ritmo.

—Quiero correrme en tus tetas.

—Hazlo

Salió de mí y se paró en medio de mis piernas. Comenzó a masturbarse rápidamente como en su habitación. Unos pocos segundos después el primer chorro de su lefa cayó sobre mi rostro cerca de mis ojos, los demás quedaron derramados por mi boca, cuello, tetas y abdomen.

Luego con uno de sus dedos tomó un poco de la leche sobre mi teta izquierda y la llevó a mi boca.

—Esto es algo que no se desperdicia gatita.

Me gustó el mote y abrí mi boca obediente. Mientras sentía mi entrepierna dolorida y satisfecha por primera vez en mi vida.

Sabía que no sería la última vez que lo haríamos.

Cuando Esteban regresó yo dormía plácidamente en el camastro donde todo comenzó.

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