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El sacrificio de mi mujer

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La infidelidad tolerada de mi esposa con su jefe llevaba años. Él era su verdadera pareja, su hombre. Los viajes que hacían la acercaban cada vez mas a él, y la distanciaban de mí. El sexo y el amor eran para Julio, no para mí.

Era normal que Silvina me avisara que partía de viaje con Julio. Viajes donde desataban su pasión y su amor. Una amor enfermizo que la llevo a entregarse a el de las formas mas transgresoras.

Era agosto de 2017, y la consabida partida de ambos. El destino Laguna de los dioses. Lo ignorado por mi, el culto que los dos compartían por religiones umbanda. La despedí como siempre, pero extrañándome el desgano con que ella lo hizo, como si ya nada importara.

Era viernes por la noche y antes de la partida del día siguiente pasaron la noche juntos, Julio y Silvina.

Ella se ducho y desnuda se dirigió al lecho donde el apenas cubierto por una sábana la esperaba. Camino descalza sintiendo que el frio en sus pies se trasladaba al resto de su cuerpo. Sus pezones erectos fue su primer sintoma de excitacion.

Cuando entro en la habitacion Julio corrio las sabanas, dejando al descubierto la perdicion de Silvina, el pene descomunal al que ella se habia rendido hace años. Se costo junto a el, y lo abrazo. Los besos eroticos de ella metiendo su lengue n la boca de el, dieron comienzo a la preparacion del coito. Las manos de el hicieron el resto. Manoseo cada centimetro del cuerpo de Silvina, sus tetas pesadas y suaves, su vientre de mujer madura y su sexo competamente depilado.

Las manos dieron paso a la boca de Julio, succiono los pezones de forma lenta y suave hasta endurecerlos al maximo, mientras los quejidos de ella se desparramaron por toda la habitacion. Bajo recorriendola con la lengua, por su vientre, hasta la concha y tal como le gustaba a ella, abrio al cueva sexual penetrandola con uno de sus dedos. La masturbo lo mas intenso que pudo, la chupo hasta que ella le pidió por favor que la cogiera.

Y asi lo hizo, Se coloco entre sus muslos y la penetro hasta el fondo. Los chillidos de hembra de Silvina no se hicieron esperar, y el ritmico movimiento de el entrando y saliendo de la concha la llevaron pronto al extasis. Ella no resistia mucho la primera penetración. Tal era el placer que acabo con un descontrol total de su cuerpo, lo que la llevo a orinarse encima. Julio guardo su esperma. La noche recien empezaba y vendrian mas contactos luego.

El resto de la noche la pasaron amandose y cogiendo. Fueron 3 orgasmos de ella, antes de que el descargara su semen dentro de mi esposa.

Ls luces del amanecer los despertaron. Sabian ambos lo que vivirian ese dia. Mientras se vestian el volvio a preguntarle lo mismo que le preguntaba hace dias.

- Estas segura Silvina de lo que vamos a hacer?

Ella mirandolo a los ojos se acerco y despues de besarlo en la boca le respondio

- Cada vez mas segura , amor.

Una hora mas tarde, ya viajaban en la caomioneta de Julio hacia su destino.

CONTINUARÁ.

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