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En la graduación

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¡Qué barbaridad! ¡La mirada de este hombre! ¡Me fascina!

—Las cosas que voy a hacer a contigo... —gruñe mientras se abalanza sobre mí en esta oscura bodega.

Afuera sigue la música de mi graduación como ingeniera, él fue mi profesor de cálculo integral y sus nalgas alimentaron mis más oscuras fantasías.

Inclina mi cabeza hacia atrás, me besa el cuello, con sus manos explora mi cuerpo, por lo que mis muslos aprietan mi entrepierna, anhelante y caliente. Su suave perfume llena mis sentidos, envolviéndome en una nube de lujuria.

Con suavidad me besa en la mejilla, y todo mi cuerpo se tensa. Me sostiene firmemente mientras nos besamos frenéticamente; su mano se estrecha alrededor de mi cabello, pasando los dedos por mi cabello. Siento que mi vestido de graduación me estorba, entonces lo dejo caer.

Mi mente ha dejado de distraerse y está concentrada en sus deliciosas caricias, mi boca está abierta y babea ligeramente. Mis pezones reaccionan a sus estupendos besos, nuestros cuerpos están pegados que ni una hoja cabría entre ellos. Mis dedos de ingeniera, largos y delgados, acogen su erección, acariciándola.

Se altera de repente, y de un tirón bajó mis bragas hasta mis pies, me golpeo contra la puerta perdiendo mi equilibrio. Me sostiene entre sus brazos y continúa con sus besos y caricias. Mi trémula piel palpita a su paso, mi respiración se acelera haciendo que mis pulmones se expanden con fuerza.

Hace tanto calor, punzadas de placer brotan directamente de mi entrepierna, anhelando más de él. Sus labios besan suavemente mi vientre. Me quejo en voz alta, jadeando.

—¿Cómo puedes hacerme esto a mí?

—Es tu regalo de graduación.

Entonces posa por fin su pulgar sobre mi clítoris, no pudo evitar gritar. Me está matando de placer.

Coloca sus labios ardientes sobre uno de mis pezones y lo muerde. ¡Me mordió! Pero en vez de sentir dolor, un espasmo de placer recorre mi cuerpo, quemándome el útero y convirtiendo mi vagina en gelatina temblorosa.

Y grite como nunca había gritado. Mi cuerpo se agita en espasmos sin control. Mi vagina se contrae con fuerza a la vez que desde los pezones, rayos de éxtasis recorren mis venas hasta quemarme el clítoris.

Mi noche de mi graduación apenas comienza.

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