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En la primera cita

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Hola nuevamente, en esta ocasión les contaré otra rica y deliciosa historia, la cual sucedió cuando yo tenía 21 años, tenía mucho desde la última vez que había sucedido algo interesante, puesto que el estudio había absorbido mucho de mi tiempo, aunque mi mente siempre estaba presente ese deseo, ese instinto de charlar y cortejar a cual mujer se cruzara en mi camino, pues a esta edad, el sexo ocupa gran parte de nuestro pensamiento, sobre todo en fantasías que imaginamos que algún día nos sucedan con alguna persona.

Acababa de concluir mis estudios por el mes de agosto, de manera inmediata se me ofreció la oportunidad de cubrir el turno de una persona en una institución educativa, sin embargo, al poco tiempo llegó un grupo de dos jóvenes aprendices a realizar observaciones dentro del grupo en que tenía clase a esa hora, ellas me veían con cierto asombro pues quizá yo era muy joven para estar a cargo y que yo sería a quien observaran, pronto les ofrecí que se sentaran, estuvieron conversando en voz baja y sonreían, yo me sentía nervioso, pues una de ellas logró captar mi atención.

Durante aquel tiempo tomaban nota, y precisamente la chica a la que le había puesto la mirada, me miraba fijamente con esos que emanaban una mirada profunda e imponente a los que se sumaban unos labios carnocitos rojo intenso, tenía cabello corto que le llegaba a los hombros, morena clara, de cintura delgada, pechos pequeños pero bien formados, grandes piernas y un trasero genial, al menos eso pude notar bajo esa falda arriba de la rodilla, ese saco azul marino y esas zapatillas negras que realzaban su personalidad.

Pasaban los minutos y yo seguía sin concentrarme al cien, pues ella desde el fondo del aula se sonreía conmigo cuando demostraba mi inseguridad al tartamudear o incluso dudar en dar alguna indicación, ella jugueteaba, paraba más los labios, pasaba el lapicero por ellos como queriéndolo morder, yo estaba muy concentrado en sus movimientos, hasta que por fin terminó la clase, se acercaron a mi para solicitarme una entrevista que duró quince minutos, fue cuando supe que su nombre era Estefany, y que cuando ella me preguntaba, incluso cosas personales hasta el punto que si estaba casado o soltero y pues obviamente estaba totalmente disponible, aproveché el momento para decirles que si algo hacía falta en su entrevista les dejaría mi número de teléfono, ella sonrío mirándome fijamente, sabía que también ella estaba esperando algo así, una oportunidad para conocernos más.

Al despedirse la saludé de mano y acaricié lo suave que éstas eran.

Como sabrán, yo vivo solo y el tiempo pues lo dispongo a mi manera, y si, toda la tarde estuve pensando en ella, así que justamente cuando estaba a punto de mandarle un mensaje de texto desde mi pequeño celular, vi una notificación de que me había llegado un mensaje y si, era ella preguntándome algunos aspectos de la entrevista, para lo cual comencé a hacerle la plática, y esta cada vez se hizo más extensa, lo bueno es que ambos estábamos viviendo en la misma comunidad al sur del estado, por suerte también ella vivía sola sin su familia cerca, así que decidí invitarla a salir, todo estaba pasando muy rápido, en ese entonces yo conducía un chevy, así que pasé por ella a donde rentaba con una amiga, yo estaba muy ansioso esperando verla sin el toque formal con que la vi, fue entonces que abrió la puerta y salió del pequeño vecindario.

Yo estaba también algo nervioso y trababa de pasar desapercibido, ya que como es una comunidad pequeña, todo se sabe y no quería que se supera lo nuestro tan pronto, pero bueno, la verdad quedé muy encantado de verla así, con un atuendo muy acorde al clima cálido que es muy común en este lugar, se veía super linda, traía un mallón negro, unos zapatos bajitos, una blusa rosa y corta que dejaba ver sus lindos hombros delgados, dejaba mostrar su cintura y ombligo, y claro, se marcaban sus lindas piernas y su trasero que le daba un gran atractivo, llegó caminando meneando ligeramente sus caderas, eso me pareció muy sexy, sus labios rosa intenso que daba ganas de morderlos, olía muy rico, se notaba que se había bañado y perfumado muy bien, y eso en mi parecer y en la de muchos estoy seguro, es un aspecto muy encantador que nos fascina de las mujeres.

La saludé de beso en la mejilla, le abrí la puerta del carro, ya eran las 6 de la tarde, le dije que se veía muy linda, ella me hablada aún de usted, sin embargo, le dije que con confianza me dijera Hugo, por mi nombre, ella sonrió y dijo que estaba bien para ella, le dije que la invitaría algo de tomar, o algún postre, le ofrecí algunas opciones y ella, solamente dijo que pasaríamos a comprar algo y fuéramos a un lugar tranquilo en donde no hubiera tanta gente, yo me quedé sin palabras, pues quizá esto se estaba encaminando a algo más, me puse algo nervioso pero así le hicimos, nos fuimos a las orillas de la población, en una loma, en donde había pocas casas, para estas horas, el Sol se había ocultado, charlamos un rato, entre risas y jugueteo, le agarré las manos, las tenía algo sudorosas, se sentía nerviosa, entre todo ello, me acerqué a ella, hablándole cerca, ella mi miraba a los ojos y se sonrojaba, cuando ligeramente se mordió un labio supe que era el momento de besarla.

Al principio fue algo desconcertante para ella, o bueno, al menos eso pudo aparentar, pero ella no respondió a manera de disgusto, sin embargo, solamente me dijo que era muy pronto, ya que apenas nos estábamos conociendo y que no era tan prudente ir tan rápido.

Continuamos platicando, de cómo nos había ido en el amor, cómo nos había tratado la vida en esto, hasta que poco a poco iban surgiendo comentarios más íntimos. Le preguntaba las veces que había estado con alguien, ella se ponía muy roja y nerviosa por su voz quebradiza al responder, solo me respondió que no tenía casi nada de experiencia, y seguía preguntado, has que lentamente me acerqué a su cuello le besé suavemente y le preguntaba si eso le gustaba, al ver sus ojos cerrados y su respirar que se aceleraba más y más, supe que debía seguir, así que pasé a sus labios carnosos, mis manos acariciando sus piernas, y poco a poco acariciaba sus pechos por encima de su blusa.

Pronto baje mi mano entre sus piernas frotando cada vez más y más hasta que sentía cómo rápidamente se iba humedeciendo, le besaba sus hombros suaves y mis dedos continuaban estimulándola más y más, sus manos también me acariciaban las piernas y apretaba, de pronto las puso sobre el gran bulto que sobre salía en mi pantalón, frotando, el color de sus labios se esparcía por nuestros labios, de pronto, a lo lejos venía un carro con luces prendidas que nos sorprendió e hizo que el momento se pausara por un instante, así que decidí encender el carro y me adentré unos veinte metros hacía una vereda sólida, en donde no molestaría ningún carro, ella se quedó callada mientras seguía acariciándome la cabeza y mis manos, cuando apagué nuevamente el carro, observé su rostro y se notaba algo agitada y a la vez muy excitada, la luna brillaba intensamente, pues el aire fresco del lugar permite que las estrellas se vean muy bien, ese airecito frío de fin de año, hace que nuestros cuerpos quieran darse calor mutuo.

La miré a los ojos y le dije que ahora nadie podía interrumpirnos, de pronto ella abrió la puerta, salió (yo me quedé algo sorprendido pensando que se iba a ir), y abrió la puerta de atrás subiéndose, despojándose los zapatos y me dijo con una sonrisa -ven atrás que aquí hay mas espacio-, yo le sonreí y en un santiamén entré también en la parte de atrás de carro, seguimos besándonos, metía mis manos entre su blusa, acariciaba sus suaves y calientitos senos, así que no dudé en bajarle la blusa y poder chupárselos, en ella despertó un gran gemido mientras gritó – ¡qué rico los chupas, muérdeme los pezones!- y vaya que rico los succionaba, y por momentos metía sus senos en mi boca, eso la volvía loca.

Rápidamente le quité la blusa, tomé sus dos senos y lamía alternadamente, no pudo más y siguió en camino a quitarme el pantalón, desabrochó mi cinturón, y de un golpe me bajó todo y yo quitándome la playera, así quedé totalmente a su merced, puesto que yo estaba recostado y ella inclinada hacia mí, me enloquecían sus ganas y su iniciativa, lo caliente que ella estaba, de repente puso una mano en mi pene, lo palpó y rápidamente comenzó a masturbarme y se escuchaba ese rico sonar de lo mojado que ya estaba, acariciaba mis testículos y luego con esa rica sensación de sentir sus uñas, en un inesperado momento, se agachó hacia él dándole una probada, pensó que eso me causaría incomodidad, sin embargo, me encantó demasiado, así que le dije que no se detuviera, que siguiera probándolo, le ayudé a recoger su cabello y la impulsé más, la sensación era indescriptible, así tardó unos cinco minutos, yo mientras seguía estimulando sus pezones, ella se incorporó, se bajó el mallón que dejó ver su sexy ropa interior de encaje rosa intenso, lo que me hizo aún más ponerme más deseoso de quitárselo y verla completamente desnuda, en lo que ella se seguía despojando de su ropa, le ayudé para tenerla completamente sin nada que nos estorbase para sentirnos piel a piel, noté su rica vagina, se había depilado gran parte, sin embargo, justo en medio se veía una ligera rayita de vello como de medio centímetro, se veía suculenta, sus labios vaginales se notaban hinchaditos, así que no dudé primero en pasar mis dedos por ahí y sentir lo húmeda que ella estaba, pronto ella tomó el preservativo y con ambas manos me lo colocó, ella tomó el control y rápidamente se montó sobre mí, ajustando mi pene en su vagina para de inmediato dejarse caer de un sentón, soltando un gran gemido, yo seguía acostado, así que, pronto me cabalgó colocando sus manos en mi abdomen y pecho, yo la meneaba con mis manos en su cintura, estaba disfrutando del espectáculo de ver ese vientre plano, su cadera y esos senos vibrar en cada movimiento, así seguimos por varios minutos, yo ya estaba también gimiendo de lo rico que me estaba cogiendo esta linda mujer en nuestra primera cita.

Se acercaba hacía mí, dándome besos, mordiéndome los labios mientras me susurraba al oído -¡Qué rico está tu pene!, ¡me encanta sentirlo!, ¡mmm!- de pronto se dio la vuelta, dándome la espalda y dejándome ver sus grandes nalgas, la bajé de inmediato hacia mí para seguirle dando, primero ella se daba de sentones muy mojados, mientras seguíamos gimiendo, en cuanto paró, yo seguí con los movimientos, impulsándome hacia arriba mientras ella solo soltaba el cuerpo, sus ricas nalgas sonaban muy rico y se sacudían cada que golpeaban mí, sin sacarle mi pene la puse en cuatro, puse mis manos en sus nalgas y comencé a castigarla con penetraciones muy duras y mojadas, ella evidentemente gritaba más y más fuerte, yo le decía que gritara a placer y con ganas, nadie nos oye, llora si quieres, de repente se detuvo y me dijo que parara, y así, como había sido todo, muy repentino, dirigió su mano a mi pene y sin más, me quitó el condón, diciéndome -¡Listo!, ahora sí, papi, continua así como me lo estás haciendo - yo me puse más eufórico y caliente, sin dudarlo le metí mi pene de un golpe, apreté sus nalgas y continué, ella seguía gritando -¡Oh si!, ¡qué rico papi!, ¡me encanta!, ¡dame!, ¡dame!, ¡dame!, ¡me encanta tu verga, está muy rica!!!-, por el gran ritmo que llevábamos comencé a sudar y ella también su espalda se veía mojadita, eso más me excitaba, continué dándole nalgadas, eso le encantó y me dijo -¡Uy siiii, ¡que rico!, ¡eso me encantó!, ¡¡dame más!!, ¡dame más!, ¡cógeme más, ¡cógeme papi!, ¡cógeme!, ¡hazme tuya, hazme tuya, me encanta!- el rico sonar de nuestros fluidos armonizaban un sexo muy vigoroso y candente, yo seguía nalgueando hasta que le dejé rojas las nalgas, pronto la voltee, acostándola en el asiento, ella vio cómo puse nuevamente mi pene, mirándome a los ojos me dijo -¡qué rico me lo haces, me encantas!, ¡y sí que sabes usar tu rico pene!, me encanta sentirlo al natural-, yo me secaba la frente mientras pasaba mi glande alrededor de sus labios vaginales, sonriéndole, así que continué, se lo metí y seguí dándole duro, ella, nuevamente gemía y decía, -¡qué rico, así, así, no pares!, quiero que después salgamos de nuevo, yo le sonreí y le dije -claro que lo volveremos a hacer.

La tome de las piernas, las puse una en cada hombro y continué hasta que ella gemía más y más angustiadamente, me veía a los ojos y de pronto sentí como mi pene resbalaba más, y de pronto todo en su interior se inundó, ella se retorcía mientras me apretaba entre sus piernas, respiraba hasta por la boca, y en cuanto pudo hablar, me dijo -¡dame más y más duro!, así que supe que también ella quería lo mismo de mi parte, y sin dudarlo me concentré más y comencé a penetrarla muy duro por dos intensos minutos, ella me decía -¡quiero tu leche papi, quiero sentir tu leche, dámela en mi boca!-, eso de manera inmediata me puso más con ganas de correrme en ella, cuando el momento estaba por llegar, notó mi cara y mi esfuerzo por contenerme, pero también sabía que estaba por terminar, así que me detuvo, ella seguía acostada en el asiento, de pronto, yo hincado sobre de ella, me acerqué hacia su boca y ella ya me estaba esperando con la boca abierta y la lengua fuera, pronto ella comenzó a masturbarme, y para acelerar el proceso, lo metió a su boca y siguió chupándome muy rico, yo estaba perdido y concentrándome en tardar un poco más, pues me estaba gustando cómo lo hacía con su boca, de pronto la voltee a ver y pronto lo sacó y vi como grandes chorros de semen llenaron su boca, mientras ella seguía estimulándome y me veía a los ojos, enseñándome que estaban en su lengua, para sorpresa mía se los pasó completamente y siguió chupándome y sí, yo seguía eyaculando, pero ella no dejó más rastro de ello, pues me succionó completamente y yo quedé totalmente exprimido, cual popote ella me había acabado todo.

Aun así, ella todavía se lamió los labios y me sonrió, yo quedé completamente cansado, así que, así desnudos en el carro nos quedamos recostados un buen rato, comenzó a lloviznar poco a poco así que nos vestimos rápidamente y nos fuimos de aquel lugar, quedando en que nos veríamos la semana próxima y sí, comentarles que volvimos a repetir una vez más en aquel lugar, y otra más en mi casa, pero sin duda, la primera fue la mejor, posterior a ello, me tuve que ir a trabajar y dejamos de frecuentarnos con el tiempo, sin embargo, surgieron nuevas aventuras que estaré con gusto y emoción por contarles.

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