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Encuentro familiar sorpresa (2)
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Después de salir del baño, pasados los 3 minutos como Yolanda me había pedido. Me dirigí como si nada a la mesa, ahí estaban todos. Las tías sirviendo la comida y Blas ahí, jugando con Yolanda, con un pedazo de comida, metiéndole en la boca, sin imaginarse que fue lo que había hecho hace poco con esa boca, su novia.

Ya después de comer todo, cada quien se fue a reposar un poco, yo fui a la pileta a meter mis pies y esperar que la comida se asiente para darme un chapuzón, ya que todo el día aún no me había bañado. En un momento vi que Blas y Yolanda, se encontraban sentados detrás de mi en la hamaca, mientras ella le hablaba, el no dejaba de mirarme, estuve algunos minutos ahí, pero esa mirada me empezó a incomodar, así que salte dentro de la piscina y fui nadando de una punta hasta la otra, luego salí de la piscina y me dirigí a la habitación que me habían encargado a mi, que por cierto debía compartir con 3 primos menores.

Al llegar a la habitación, justamente le encontré a mis tres primitos, les pedí que salieran, que me iba a cambiar y que iba a tratar de dormir un poco. La conversación que vi de Blas y Yolanda me dio algo de miedo, así que decidí alejarme un poco de ahí. Los niños no se molestaron y salieron, les pedí que no me interrumpieran hasta que salga de la habitación, si no salía, significaba que aún seguía durmiendo, ellos comprendieron lo que le pedí. Entre a la ducha de mi habitación, para limpiarme y luego acostarme, no tarde mucho, ya que antes de comer, ya me había duchado en el baño donde sucedió aquel bizarro encuentro.

Cuando salgo de la ducha y busco entre mi mochila un short para vestirme, siento que alguien intenta abrir la puerta. Y por mi mente ya pasaron todas las barbaridades que le diría a mis primitos por no hacerme caso. Me acerqué a la puerta, ya con mi short puesto, y la abrí. ¡¡¡Sorpresa!!! No eran los niños, y cuando vi quien era, una preocupación se apoderó dentro de mi ser…

¡Yolanda, que haces acá! Pregunté desesperado cuando sabía que recién estaba con Blas, y ahora ya vino a mi habitación. Con un brazo empujó con fuerza la puerta semi abierta, y con el otro sobre mi pecho me empujó en dirección a la cama, la puerta había quedado entreabierta y en mi mente solo decía ¡Está chica realmente está loca!

Llegamos al borde de la cama y ella con todas sus fuerzas me empuja y de espalda tropiezo y caigo sobre el somier. Ella se queda parada y toma su goma que tenía en la muñeca y volvió a recoger su cabello. «Déjà vu». Dije dentro mío. Pero la puerta seguía entre abierta, ¿¿Dónde dejo a Blas?? ¿Qué pasará si los niños regresan? ¿Por qué se está arriesgando tanto? Todo eso me dije dentro mío.

Hasta que por un momento sentí sus manos tomando la goma de mi short, como para bajármelos y hacer aquello que realmente sabe hacer, pero mi sentido de supervivencia se despertó y me permitió gritar…

-Esperaaa!! la puerta está abierta… Dije desesperado, y ella dejo quieta las manos, me miró y me dijo. ¿Acaso eres cobarde? ¡En el baño no te veías tan temeroso! ¿¿Acaso un poco de riesgo no aumenta más la excitación?? Solo déjate llevar, él está muy ocupado ahora. Dijo, refiriéndose a Blas.

Pero no solo me preocupaba Blas, me preocupaba toda la familia, no sabía que hacer, ella era tan sexy, tan deseable, tan caliente, aún seguía con su bikini puesto, de color blanco transparente que permitía ver un poco esos rosados y puntiagudos pezones, pensándolo bien, en el baño no pude verle los senos, que delicioso sería verlos ahora, tocarlos, chuparlos, pincharlos, y por qué no, meter mi pene entre esos dos grandes pechos y que me haga una paja rusa mientras me lame la punta de mi pene. Que delicioso sería todo eso.

Por un momento me olvide de todo a mi alrededor y mi imaginación me domino, hasta que volví a sentir su mano, bajando mi short. Y saz….Short abajo, hasta el tobillo, yo acostado Mirando ese hermoso culo que se levantaba mientras ella estaba gateando camino a mi pene, me lo volverá a chupar, dije. Mi pene ya estaba durísimo, desde el momento en que me empujó desde la puerta. Cuando llegó hasta mi cintura, con su mano derecha me agarró la verga dura, y con la izquierda usando su uña, me arañaba levemente el pecho, mirándome con esos ojos café claro, y su expresión tan delicada y tierna, me dice: ¿Empiezo despacio o me trago completo?

Su pregunta me sorprendió, pero reaccioné rápido, y le dije, “Sorpréndeme, esta vez no será fácil sacarme la leche tan rápidamente”.

Cuando ella escucho eso, su cara fue totalmente otra, se puso sería, pareciera que lo tomo como un desafío, si tantas vueltas sus labios tocaron la punta de mi verga, dejo de agarrarlo con la mano y con solo la boca se la metió hasta la garganta, profundo, dejándolo ahí sin ningún esfuerzo, sin ningún gesto de molestia, en simultáneo sentía su lengua moverse alrededor de mi grueso pene. Experta en lo que hacía, cinco segundos lo chupaba profundo, y luego volvía a la punta, profundo, a la punta, profundo y a la punta. Mientras lo hacía, tomaba mis bolas con las manos y los acariciaba, de vez en cuando sentía que su dedo del medio iba hacia mi culo, eso me incómodo un poco, pero está tan bueno su chupada, que no lo tuve en cuenta, a parte me di cuenta que no quería meterlo, solo jugaba conmigo.

De pronto, en mi excitación, mirando ese culo parado, escucho pasos, ¡Mierda! Ya se nos acabó la fiesta, dije, pero no pude apartar a Yolanda de mi pene. Miro hacia la puerta y veo entrar a Blas. Entró sin haber mirado dentro de la habitación, cerró la puerta y le puso el seguro, ella se detuvo, no parecía sorprendida, se sentó encima de mis rodillas y dijo, ¡Ya está listo, lo tiene bien duro, toma asiento! Y se ríe. Blas me mira, se ríe, y me hace un gesto colocando un dedo frente a sus labios, diciéndome, “silencio”.

Yolanda me miró, sabe que quedé pasmado, pero con el pene recto, y me explicó, ¡Blas y yo somos muy abiertos, fantaseamos mucho, ya hicimos muchas cosas juntos, y una de nuestra fantasía era verme coger con otro, que me diera duro y que me viera disfrutar, pero no teníamos con quién, así que desde que llegamos hoy, decidimos que serías tú quien me cogiera duro frente a él, y con tu mirada en la pileta, te delataste! Ahora, cállate y haz lo que te diga.

Solo asentí con la cabeza, Blas se sentó en la silla y empezó a filmarnos, ella se acercó y me empezó a lamer el cuello, mientras me pedía que suelte su sostén, sus pechos quedaron al descubierto, hermosos, redondos, firmes, apoyo su seno derecho a mi boca, y lo empecé a chupar, a morder suavemente, ella soltaba leves gemidos, si que estaba excitada, con su mano izquierda me la jalaba, mientras disfrutaba de mis lamidas. Empezó a bajarse hacia mi abdomen besando mi pecho, soltó mi verga y tomo sus tetas con las dos manos, metió mi pene entre sus senos, y me empezó a masturbar con ellas, mientras yo, por inercia empecé a masajearle el clítoris sobre ese bikini blanco, sus gemidos aumentaron en ese momento, pude notar que Blas ya la tenía dura sobre ese short.

La paja rusa se detuvo, Yolanda se levantó sobre la cama, dio un paso, se colocó sobre mi pene, y se puso en cuclillas, tomó mi verga y encosto a un lado el bikini, acercó la punta de mi pene y lo introdujo, si que estaba mojada esa vagina, no tuvo problema para entrar, que placentero, estar dentro de esta diosa, en simultáneo soltamos un súper gemido cuando mi pene llegó a lo profundo, y empezó a cabalgar, no se imaginan como se movía, como apretaba ese coñito, la goma de su cabello cayó, y yo solo la veía gemir y disfrutar de mi verga, me encantó mirar esos pechos como rebotaban, me encantó mirarla gimiendo con su rostro lleno de placer.

¡Veremos si con mis movimientos no te vienes súper rápido! Me dijo, recordando el desafío anterior. De reojo ya noté que Blas tenía su verga en su mano, seguía filmando, pero definitivamente ya se estaba masturbando con nuestro sexo. Ella se movía demasiado bien, ya tenía ganas de venirme realmente, y en un momento que sentía que ya me vendría ella lo noto y aceleró su movimiento, yo aún no quería venirme, así que con todas mis fuerzas la tomé de la cadera y la levanté antes que me corriera, y en ese momento que la levanté, ella sorprendida, pues no esperaba esa reacción, mi pene salió de su vagina y se empezó a correr orgasmos tras orgasmos sobre mi abdomen, y gritaba y gemía como loca, vi sus piernas temblar mientras se mojaba toda la cama, al parecer Blas también quedó sorprendido y yo me sentí súper bien al verla correrse encima mío. Le di la vuelta, y le dije que era mi turno, le traje la nalga a la altura del borde de la cama, ya la sentía débil por los chorros que tiro, pero seguía sensible, le quite el bikini, acerque mi cabeza a su vagina y la empecé a chupar, rosadita y depiladita, metía mi lengua por completo.

Chupándole el clítoris y con dos dedos metidos dentro de su vagina, tocando el punto G, la escuchaba gritar de placer, me pedía que me detenga, que pare, que no aguantaba tanto placer, y mientras más suplicaba, más velocidad hasta que volvió a mojar, salpicando por toda la cama, piernas temblando, su rostro todo rojo, ojos lagrimosos de placer, ¡Mételo ya, solo mételo! Me decía, tomé mi verga y la volví a meter, metía hasta el fondo, y lo dejaba ahí con leves movimientos, tocando el fondo, sintiendo su punto en la cabeza de mi pene, ella gemía, lloraba, diez golpecitos con fuerza y lo sacaba de golpe, y al sacarlo se venía deliciosos orgasmos suyo, y así seguí, haciendo ese jueguito y mojando la una ocho veces, hasta que me pidió descansar un rato. Pude notar que sus piernas temblaban, retiré mi pene de ella, me puse a un costado a tomar aire, cuando de pronto pude ver a Blas levantándose y acercándose a ella.

¡Quien dijo que puedes descansar!? Le agarro de la cintura y la puso en cuatro, la tomo de su cabello y empezó a penetrarla, yo me quedé quieto, ya no quise interferir, parecía estar enojado, ella gritaba, ya me confundía si era de placer o ya le dolía, pero el seguía metiéndole, sin parar, fuerte, salvaje, me miró y me dijo, ¡Sube a la cama y métele la verga en la boca para que se calle!

Dude en hacer eso, luego miré a Yolanda en el rostro y me hizo un gesto con la lengua, creo que quería chupármela, gemía, me subí a la cama, y metí mi pene, me lo chupaba profundo mientras Blas la empujaba más en cada penetración, lo mire a él, y vi que lo disfrutaba, también me percate que estaba preparando el postre del día. Su pulgar estaba dilatando su culo, y ella lo disfrutaba. Me dijo, ¡Ya estoy por terminar, y ya te preparo el su delicioso culito para que tú termines dentro de el! Saca ese pene de su boca y ven a meterlo en este culo.

De pronto Blas aceleró el paso y empezó a darle con más dureza, ella seguía gritando, yo me bajaba de la cama, cuando un grito de placer soltó Blas terminando dentro de su coño, y ella gritando también se vino, temblando. ¡Es el momento, mételo ahora! Dijo Blas, tomé sus nalgas, abrí un poco y sin miedo, mi pene penetró hasta el fondo ese culito, sus gritos fueron fuerte y con más placer, es lo que me imaginé en ese baño, meterle por el culito y sentir lo apretado que podía ser.

Sinceramente sentí que me vendría rápido esta vez, se sentía demasiado bien, mientras apretaba su cadera con las manos, mis bolas chocaban con sus nalgas en cada envestida, no se imaginan lo duro que le daba por ese culo, como gemía, como gritaba, Blas seguía filmando, sentí que ya me vendría, le agarre del cabello y fui más salvaje, duro, duro, ella gritaba, yo gritaba, ya me vendría, ella temblaba, duro, duro, duro… Y paaas… Llené ese culo de leche, y ella se corrió por toda la cama… Cayó exhausta boca para abajo, mi pene dentro suyo aún, me quedé encima suyo tomando un respiro, Blas aplaudiendo, como orgulloso de lo que experimento, tomo fuerza para levantarme, y la veo tirada en la cama, muerta, y mi semen se escapaba de su culito, pero que lindo culo, que lindo cuerpo, esto era algo único…

¡Espero te haya gustado, luego te mando el vídeo! Dijo Blas, ¡Levántate amor, debemos salir antes que se den cuenta! Replicó.

Yolanda se levantó casi sin fuerzas, tomo su bikini y se vistió, el semen aún estaba en su coño y su culito, pero se lo puso igual. Miro mi pene que estaba durmiendo de a poco, lo tomo con su mano, se agachó, y lo limpio con su boca.

¡Espera 5 minutos y luego sal! Volvió a repetir lo mismo que en el baño, me pidió pasar al baño antes, le dije que si, Blas se vistió, y ella no tardó mucho, se tomaron de la mano y salieron de la habitación. Yo quedé sin moverme, nadie creería lo que me había pasado, pero fue fabuloso.

Tome mi toalla, volví a entrar para ducharme y no se imaginan que halle en el baño. ¡Estuvo delicioso, te dejo mi número, llámame! Una nota de Yolanda antes de irse. Y creo que está vez no quería que Blas lo supiera… Fue el mejor encuentro familiar.

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