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Esa polla fue echa a medida para mi culo
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Tiempo de lectura: 7 minutos

En una tarde soleada que iba a tomarme unas cervezas las vi, Maca y mi nuera estaban sentadas a una mesa en una terraza. Tomaban un par de refrescos mientras charlaban animadamente. Me acerqué a ellas y les dije:

-¿Calentando la merienda?

Me respondió mi nuera.

-Sí, pero tú no estás invitado a merendar.

-¿Puedo sentarme?

-No, que te conozco y después vas a querer venir con nosotras.

Maca no estaba de acuerdo con ella.

-No lo trates así, mujer, gracias a él estamos ahora aquí.

-Gracias a él, no, gracias a que cogí tu teléfono en su móvil que él no me lo quería dar, es muy posesivo.

-¿Con quién?

-Con las dos.

Me senté a la mesa sin ser invitado y le dije a mi nuera:

-Te dije que no te lo daba sin antes preguntarle a ella si te lo podía dar, y no soy posesivo, no sois nada mío.

-Ni tú nada nuestro.

-Ni lo pretendo.

Legó la camarera y pedí una cerveza.

Maca vestía aquel día un pantalón azul, una blusa blanca, calzaba unos zapatos negros y llevaba un bolso a juego con ellos. Su media melena de cabello negro rizado lo llevaba echado por un lado y casi no llevaba maquillaje. Mi nuera no llevaba ni mucho ni poco maquillaje, vestía un pantalón vaquero, una camiseta roja donde se marcaban sus grandes tetas, calzaba unas zapatillas de deportes azules y también llevaba un bolso negro, que cómo el de Maca, colgaba del respaldo de la silla donde estaba sentada. Yo vestía un pantalón gris de tergal, una camisa blanca y unos zapatos negros. Un cuarto de hora más tarde después de pagar sus bebidas y la mía y con la condición de que solo iba a mirar me dejaron ir con ellas. Fuimos al piso de Maca. Al llegar a la sala de estar nos dijo Maca:

-¿Queréis tomar algo?

Mi nuera, que mide un metro sesenta, le echo las manos a las nalgas, la apretó contra ella, y le dijo:

-Te voy a tomar a ti.

-Me refería a algo de beber.

-Voy a beber tu saliva y los jugos de tu coño.

Me senté en un sillón y vi cómo los finos labios de mi nuera se juntaban con los carnosos labios de Maca. Luego vi sus lenguas acariciándose y chupándose y mi polla se puso dura. Iba a quitarla para menearla cuando Maca dejó de besarse con mi nuera, la cogió de una mano y le dijo:

-Vamos para mi habitación.

Las seguí cómo si fuera su perro faldero. Allí, al lado de la cama, se desnudaron una enfrente de la otra. Maca tenía las tetas pequeñas, las areolas rosadas, los pezones chiquitos, el coño depilado y el cuerpo estilizado, mi nuera tenía las tetas grandes, las areolas oscuras, los pezones gordos, el coño peludo y estaba rellenita. Al estar desnudas mi nuera se acercó a Maca, le volvió a coger el culo, la apretó contra ella y le comió la boca. Maca le cogió el culo a ella y rivalizaron a quien besaba mejor. Yo ya tenía la polla en la mano y al menearla se me mojaba con la aguadilla que salía de ella. Al rato Maca le dio un empujón a mi nuera, la echó sobre la cama y miró para el aceite de masajes. La vi venir, le iba a dar un masaje de los suyos. Cogió el aceite y le dijo a mi nuera:

-Échate boca abajo sobre la cama.

-Dame tú la vuelta.

Maca quiso darle la vuelta, pero mi nuera la agarró, la puso a ella boca abajo sobre la cama y le dijo:

-La casa es tuya, pero mandar mando yo.

Maca no rechistó. Mi nuera echó aceite perfumado en sus grandes tetas, las masajeó y luego se las pasó por las nalgas, por la espalda y por el cuello, después le dio la vuelta. Le levantó las piernas y se las pasó por las plantas de los pies, por el interior de los muslos y luego le pasó los pezones por el coño mojado, para acto seguido ponérselos entre los labios. Maca los lamió y los chupó, luego mi nuera echó más aceite en las manos y le oleo el vientre y le magreó las pequeñas tetas antes de comérselas. Cuando se las comió lo hizo con dulzura. Al mismo tiempo que se las comía le metió dos dedos dentro del coño encharcado. Al rato, Maca, entre gemidos le dijo:

-Me voy a correr.

Mi nuera dejó de comer sus tetas, sacó los dedos del coño, los chupó y después metió la cabeza entre sus piernas. La curiosidad hizo que me levantase y fuese a mirar cómo le comía el coño.

Mi nuera aplastó su lengua contra el coño de Maca y fue lamiendo hasta el clítoris, al llegar a él lo lamió transversalmente unas cuantas veces, para luego volver a lamer de abajo a arriba y de nuevo volver a lamer el clítoris. Esta vez lo hizo aplastando la lengua contra él y girándola alrededor. Lo hacía todo a la velocidad de un caracol y cómo un caracol iba arrastrando las babas del coño. Yo la meneaba mirando a Maca y ella miraba para mi polla. Cuando Maca sintió que se iba a correr le echó las manos a la cabeza a mi nuera, levantó la pelvis y con la lengua aplastando su clítoris movió el culo alrededor y dijo:

-¡Me matas!

Se corrió cómo una gatita, pero no era una gatita, no, era una fiera, yo lo sabía, pero mi nuera no. Lo iba a saber cuando se echó boca abajo sobre la cama y le dijo:

-Ahora sí, ahora te toca a ti.

Maca cogió debajo de la cama una zapatilla marrón con el piso negro de goma, le puso una mano en la espalda, y le dio en las nalgas.

-¡En mi casa, mando yo carajo!

Mi nuera, que no parara de quejarse, me dijo:

-Quítamela de encima, Quique.

Maca me dijo:

-Dale tú también o no vuelves a follar conmigo.

Le cogí la zapatilla de la mano y le di.

-En su casa, manda ella coño!

Mi nuera me llamó de todo menos bonito. Dejo de hacerlo cuando Maca le masajeó las nalgas con aceite, entonces le dijo a ella:

-Con este masaje no te voy a perdonar lo que me has hecho.

El masaje pasó a dárselo en el coño, por dentro y por fuera. Mi nuera empezó a cambiar de opinión.

-Bueno, a lo mejor te perdono.

Yo ya no podía más, me quejé.

-¿Y yo qué?

Mi nuera seguía enfadada conmigo.

-¡Tú te vas a la mierda!

Me puse detrás de Maca y le lamí el ojete. Pasado un tiempo, le dijo Maca a Natalia:

-¿Sabes, nuera de Quique?

-Natalia, mi nombre es Natalia.

-¿Sabes, Natalia?

-¿Qué?

-Ya se fue a la mierda.

-Me alegro.

-Yo me alegré más.

Natalia las pillaba por el aire.

-¡¿No te estará comiendo el culo?!

-Ya no, ahora me va a follar.

Natalia se dio la vuelta. Me vio arrodillado detrás de Maca y dijo:

-No das puntada sin hilo, cabrón.

Maca al darle caña dejó de masturbar a mi nuera y me dijo:

-Si quieres cambiar de agujero puedes.

Natalia viendo cómo la sacaba y se la clavaba a Maca en el culo metió dos dedos dentro del coño y le dijo:

-Joder, tía, tú no te cortas un pelo.

-Tú a lo tuyo, guarrilla.

Maca tenía la cara enfrente del coño de mi nuera y el olor que le llegaba la puso aún más perra de lo que ya estaba. Le dijo:

-Tu coño huele a vicio.

-Pues cómelo, hostias, cómelo.

Iba a comerlo, pero no le di tiempo más que a lamerlo unas seis o siete veces, ya que le volví a meter la polla en el coño y le di a mazo. Natalia se volvió a masturbar. Íbamos a corrernos juntos La primera en correrse fue Maca, y lo dijo:

-¡Me corro!

Natalia sacó los dedos del coño, le cogió la cabeza, le puso el coño en la cara y frotándose contra su nariz y su boca se corrió cómo una burra, o sea, descargando fuerte y rebuznando, bueno, gimiendo, pero los gemidos eran tan escandalosos que parecían rebuznos. Yo le llené el coño de leche a Maca.

Acabamos los tres boca arriba sobre la cama, tirando del aliento, pero contentos. Poco después, Maca, que estaba en medio de mí nuera, y de mí me dijo:

-Pena que Natalia no fuera un hombre.

-¿Por qué lo dices?

-Porque nunca tuve dos pollas dentro de mí.

Natalia me miró y me dijo al oído:

-¿Tenía razón o no?

Al oído y en bajito le respondí:

-Tenías.

Maca se mosqueó.

-¡¿De qué estáis hablando?!

Natalia me preguntó:

-¿Se lo digo?

-Díselo.

Le mintió.

-Hablábamos de atarte.

Maca no dudó en preguntarle:

-¿Y las cuerdas?

Ver que le gustaría que la atasen cogió a Natalia en fuera de juego y la mujer dijo lo que le vino a la boca.

-Podemos romper una sábana, ¿Tienes alguna vieja?

-Romper la que tenemos debajo.

Quité una pequeña navaja que uso para pelar las manzanas e hice tiras de la sabana. Al rato estaba atada de pies, brazos y manos.

Natalia le besó un pezón y yo le besé el otro, ella le pasó la lengua al pezón y yo se la pasé tal y como se la había pasado ella. Le comí y magreé su pequeña teta tal y como le comió Natalia la otra. Luego la bese emulando los besos de mi cuñada. Le masajeamos un pie cada uno, lamiendo y chupando dedos, plantas, tobillos… Lamimos cada uno el interior de un muslo y lamiendo y besando llegamos al coño mojado. Primero fue su lengua la que lo lamió, después fue la mía y cuando estaba a punto Natalia le dio la vuelta, cogió la zapatilla y le dijo:

-A mí a cabrona no me gana nadie

Le dejó el culo cómo un tomate maduro, pero Maca no se quejó, solo dijo:

-Eso aún está por ver. La tarde es joven.

Natalia me dijo:

-Dale tú que parece que le gusta.

-Si tiene el culo al rojo vivo.

-Pues cómeselo.

-A mí no me lo digas dos veces que le coma el culo.

Maca le dijo a Natalia:

-Dame o díselo.

-Te gusta que te calienten el culo.

-Y que me lo coman. Yo voy de frente, no cómo tú, pendejo.

-¡Ay lo que me llamó!

Cogió la zapatilla y le volvió a dar, pero ahora con más fuerza…

-¿Aún te sigue gustando?

No sé si le había gustado o no, pero coño tuvo para decirle:

-¿Es que no sabes dar con más fuerza?

Natalia tiró con la zapatilla y me dijo:

-No está bien de la cabeza.

-Si a ti también te gusta…

No me dejó terminar

-¡Calla o te doy a ti!

No hizo falta que me dijera nada más. Fui a por su culo. Cómo con las ataduras no se lo podía comer use la navaja para romper las que sujetaban sus pies, y después abrí sus nalgas. Maca se abrió de piernas y vi sus muslos llenos de jugos. A saber cómo tenía el coño. Lamí y follé su ojete, después corté las ataduras de sus brazos y de sus manos y le di la vuelta, me eché boca arriba y le dije:

-Sube.

Subió, cogió la polla con la mano, la acercó al coño y bajando el culo la metió hasta el fondo. Estaba tan cachonda que ni se enteró de que Natalia se había ido de la habitación. Se volvió a acordar de ella cuando le puso una mano en la espalda para que se inclinara. Sintió cómo su lengua le lamía y le follaba el ojete y después oyó cómo le decía:

-Te voy a reventar el culo, viciosa.

-¿Con qué, loca?

Natalia había cogido en el bolso un arnés con una polla de goma, se lo había puesto y había untado la polla con aceite. Se la frotó en el ojete, luego le clavó la mitad de un chupinazo y le dijo:

-Con esta, putita.

Maca la vaciló.

-Esa polla fue hecha a medida para mi culo.

Les dije:

-Dejar de hablar y vamos al lío.

En nada las dos pollas se sincronizaron… Cuando una entraba la otra salía y viceversa. Maca disfrutaba cómo una loca… Gemía, jadeaba. Al sentir que se iba a correr me dijo:

-¡Me voy a morir de placer!

Le dije yo:

-Muérete.

Le apreté el cuello con las dos manos y la dejé sin respiración. No la dejé respirar hasta que no dejo de correrse. ¡Y cómo se corrió! La corrida fue tan brutal que se cansó de echar por fuera.

Cuando pudo hablar, con una sonrisa de oreja a oreja, le dijo a Natalia:

-Estabais compinchados, lo de tomar algo contigo era una encerrona.

Natalia le dio un pico y le preguntó:

-Sí. ¿Pero te gustó lo que te hicimos?

-Sí, me gustó mucho. Quita el arnés que lo quiero poner yo para darte lo tuyo.

Follando, la tarde se nos hizo noche y la noche madrugada.

Quique.

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