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Esposa inocente (Parte 1)

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Después de 5 años de casados y mucho intentarlo, mis esperanzas de que mis sucias fantasías se hicieran realidad se habían perdido. Mi esposa educada bajo estrictas reglas religiosas desde niña se enojaba demasiado conmigo cuando hacia algún simple comentario que indicara que mi idea de que esas lindas piernas blancas, esos senos medianos de pezón rosado, esos inocentes labios o esa abultada panocha peluda pudieran ser tocadas por otro hombre que no fuera yo, ella simplemente me juzgaba loco, depravado o enfermo de la cabeza por siquiera imaginar algo así.

Mis únicos logros, si así se les puede llamar, habían sido poderla a veces llamar putita cuando hacíamos el amor, o que a veces accediera a mi petición de usar tangas, vestidos o faldas cuando salíamos pero siempre con el comentario de que a ella no le gustaba a andar así, que no le gustaba que los hombres la vieran así que hasta en eso ya casi no le insistía pues me había resignado a que simplemente ella no me daría lo que yo deseaba, pues tanto a mis insinuaciones, como a los piropos de amigos y compañeros de trabajo le hacían ella siempre se protegía con su escudo de fidelidad y valores morales que le habían inculcado.

A veces con pretexto de hacer una llamada le pedía que desbloqueara su celular para revisar sus redes sociales con la esperanza de encontrar algo que me indicara que mi inocente esposa tuviera algún secreto oculto, pero más allá de uno o dos comentarios con alguna amiga respecto a algún actor que consideraban “guapo”, pero nada de la vida real así que dejé de revisarle su celular por varios meses ya que nunca encontraba nada interesante, no sabía si sentirme afortunado por tener una esposa tan fiel o desafortunado por no tener con quien cumplir lo que desde hace años deseaba y soñaba.

La vida continuaba de manera normal, trabajo, escuela de los hijos, compras, pero todo cambio un día que ella volvió del trabajo, mientras ella servía la comida en la cocina colocó su celular en la mesa yo estaba acomodando los platos cuando vi que llegó un mensaje a su celular que decía “¡llegaste bien?, estuvo delicioso espero se repita”, al principio pensé que había leído mal pero esa ventanita que se abrió en las notificaciones del celular no mentía era tal cual lo que yo estaba leyendo, mi corazón se aceleró y tuve el impulso de agarrar el celular aunque estaba bloqueado, pero mi esposa venia regresando de la cocina así que me hice el disimulado como si no hubiera visto nada, seguí acomodando los platos y ella tomó su celular, no note ninguna sorpresa en su rostro solo lo levantó y se fue hacia a la cocina pretextando que se le habían olvidado las cucharas y escribiendo algo en celular. Para ese momento yo no sabía que hacer solo atiné a preguntar: ¿alguna novedad en el trabajo?, a lo cual contesto, “ninguna amor todo igual de aburrido solo papeles y papeles”.

Yo no podía creer lo que pasaba no sabía si realmente ese mensaje era para mi esposa o seria de alguien que se había equivocado de número, pero el hecho de que ella tomara el celular y luego contestara me indicaba que si se lo escribieron a ella, sin notarlo en ese momento mi verga empezó a tener una mediana erección, mi mente daba vueltas tenía que averiguar más saber si era real lo que vi o solo una mala jugada de mi pervertida mente, la vi de arriba abajo esperando notar algo extraño. Se veía hermosa en ese pantalón ajustado que le hacía resaltar sus medianas pero bien formadas nalgas, su cabello suelto haciendo juego con sus lentes que le daban ese toque de inocencia que tanto me encantaba, su blusa pegada, pero que no dejaba notar lo lindo que eran sus senos, se veía todo normal ni una pista de que hubiera hecho algo diferente a trabajar así que seguí insistiendo: “te ves cansada amor ¿tuviste mucho trabajo?”, le dije, ella sin voltearme a ver solo comentó… “pues si la verdad estuvo pesado el día tal vez me bañe y duerma un poco”.

Para ese momento mi media erección se convirtió en una erección completa, mi verga no es tan grande, pero en ese momento estaba dura como una piedra y mojada pues entre el mensaje que leí y el hecho que ella quisiera bañarse y dormir como casi nunca lo hacía llegando del trabajo me indicaban que algo estaba pasando, pero ¿qué?, tenía que averiguar más, tenía que saber el secreto de mi inocente mujer…

Pero se los contaré en el siguiente relato.

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