Nuevos relatos publicados: 0

Femdom de cuarentena. De novio a esclavo en castidad (9)

  • 7
  • 8.474
  • 10,00 (1 Val.)
  • 1

La semana siguiente transcurría con normalidad. Yo llevaba sin correrme unos diez días y ya me estaba empezando a acostumbrar a la situación. Estaba estudiando en el cuarto de Nuria para un examen mientras ellas estaban en la facultad. De repente me llamó Nuria por videollamada, cosa que me resultó extraña porque nunca lo hacía. Respondí curioso, e inmediatamente me dejó en shock. El video la mostraba de lado haciendo una mamada en lo que parecía un baño de mi facultad. Colgué sin pensármelo dos veces. Mi corazón latía fuertemente. No me lo esperaba para nada. Mi orgullo masculino se sintió muy herido. No me podía creer que me llamara para enseñarme semejante escena. Sin tiempo para procesarlo más, me volvió a llamar. Después de pensármelo unos segundos, acepté la llamada. Ahí estaba de nuevo, comiéndole la polla. Estaba vez la cámara no la sujetaba ella, sino él. Veía a Nuria de rodillas entre las piernas del chico, que estaba sentado en un retrete. Efectivamente era el baño de la facultad. Nuria miraba hacia la cámara con mirada lasciva. Estaba muy sexy, y eso me hizo no colgar. Entonces Nuria cogió el móvil y me preguntó si me gustaba lo que veía. Yo no respondí. Ella sonrió y me dijo:

-Bueno, ahora me va a follar. Nos vemos en casa en un rato, ciao. – y colgó.

Volvió pasadas las dos de la tarde, mientras yo estaba haciendo la comida. Me saludo con un beso rápido y una mirada pícara. Yo fingí indiferencia haciéndole notar que estaba pendiente de no quemar la cebolla, y ella se fue a poner la mesa. Ya comiendo, me dijo:

-Bueno qué, ¿no vas a decir nada de la llamada? ¿Te ha puesto cachondo?

-La verdad que no sé que necesidad tenías de hacerla.

-Pues la verdad que ha sido improvisado. Estaba pensando en que me gustaría que lo vieras y se me ha ocurrido la idea. Me ha puesto muy cachonda.

-¿Quién es el chaval?

-Se llama Alex. No le conoces, está en mi clase de bioquímica II. Tranquilo, no le conoce tampoco ningún amigo nuestro y le he dicho que no diga nada o que no repetiré.

-Ah muy bien, ¿entonces quieres repetir con él? –dije de forma pasivo agresiva

-Pues sí, tiene muy buena polla. Me dirás que no lo has notado. Si te portas bien igual lo traigo un día. Le ha parecido muy curioso nuestra relación y quiere follarme delante de ti, pero lo siento. No es bisexual.

-Bueno.

-No te hagas el duro, sé que te apetece. Te ha puesto cachondo verme comer esa polla di la verdad.

-Aunque me pusiera cachondo, con la jaula de castidad no hay forma de saberlo del todo.

-Ya, claro, jajaja. Pues venga, te la quito. –Fue al cuarto a por la llave y me liberó. A continuación puso un video que había grabado de la escena.

-Ah, que encima has hecho videos. Toma ya.

Nuria no respondió. Me dio su móvil, y yo me puse a ver el video hipnotizado. La verdad es que esa polla estaba impresionante. Muy grande y venosa. Apenas lograba Nuria meterse la mitad de ella en la boca. Sin darme cuenta ya tenía la polla erecta.

-Ves como te gusta…

Yo no respondí, pero seguí viendo el video. Nuria me dijo:

-Venga, pajeate, que sé que tienes ganas.

Yo empecé a tocarme, pero a los pocos segundos el video terminó. La miré pidiendo su cuerpo, y la quise besar, pero Nuria retrocedió y me dijo:

-Admite que te ha puesto cachondo la llamada.

-Es evidente que me ha puesto cachondo. Me encanta verte comer otras pollas. Pero simplemente no me lo esperaba en ese contexto, y no me hizo nada de gracia no poder participar, solo saber que lo estabas haciendo pero lejos de mí.

-A mí también me gusta hacerlo contigo delante, pero entiende que no puede ser siempre así. Sobre todo la primera vez con un chico.

-Ya, eso es verdad.

-¿Quieres conocerle? – Yo no respondí.

Sonrió y me cogió de la polla. Empezó a masturbarme y a meterme tres dedos en la boca, luego cuatro, y luego los cinco, mientras seguía masturbándome y mirándome lascivamente. Me gustaba mucho sentir sus dedos en mi boca y garganta, sentirla llena. No resistí mucho más y me corrí, llenándome de lefa el abdomen. Nuria estaba muy cachonda, y empezó a recoger la corrida con su boca, para después , sin quitar sus dedos de mi boca, escupir en ella la corrida. Yo tragué como pude varias veces, succionando los dedos de su mano para limpiarlos de mi semen.

Volvimos a la mesa y terminamos de comer. Recogimos todo y nos fuimos a la cama a tumbar un rato. Nos dormimos, y cuando me desperté Nuria estaba desnuda. Me dijo:

-Mira a ver si sabe mi coño a polla esta vez. No se ha corrido dentro.

Sin decirle nada, me puse a ello.

-Sí, algo sabe, pero no mucho.

-Bueno, ya lo catarás mejor, jajaja. –Y con esa idea en su cabeza, me cogió de la cabeza para que chupara bien, y medio minuto después ya se había corrido.

-Buen chico –me dijo.

Tres días después, volvió a salir el tema del chico que se había follado en el baño, Alex. Resulta que le había enviado una foto de su polla a Nuria, con el texto “quieres repetir mañana?”. Me lo enseñó Nuria, mientras se reía.

-¿Qué, repito o no repito?

-Joder, qué buena pinta tiene su polla. Sí, repite, pero tráelo a casa –le dije. A Nuria le encantó mi respuesta.

-Vale, pues le digo que venga- respondió ilusionada. Y me dio un beso.

Al rato me confirmó que vendría el día siguiente, sobre las 19 de la tarde. Yo la verdad que tenía unas ganas locas de verla follar. Incluso aunque esta vez no pudiera comerle la polla al chico. Ya se me habían pasado los celos y malestar que me había producido el video.

Eran ya las 18:50, y Nuria no me había ordenado nada. Cuando le preguntaba me decía que no insistiera, que ya me diría que hacer. Cinco minutos antes de que llegara, puso una silla en frente de la cama, y me dijo que me sentara en ella. Me empezó entonces a atar las manos entre sí, y las piernas a la silla. Yo seguía vestido. Por último, me dijo que cerrara los ojos. Y al cabo de unos segundos noté como me ponía celo, de ese ancho y marrón, en mi boca. Me sorprendió mucho, porque nunca había usado scotch para taparme la boca, y sabía que dolería al quitármelo. Pero lo que más me sorprendió fue que acto seguido me puso un antifaz en los ojos. Y me dejó ahí.

Mientras, con el único sentido que podía –la audición– iba oyendo cómo Nuria se desnudaba y se ponía otra cosa. Debían ser ya las 19, pero Alex no llegaba. Quería preguntarle a Nuria al respecto, pero el celo me lo impedía. Aun así, podía intentar gritar, y así lo hice. Nada más hacerlo, recibí un guantazo en toda la cara de Nuria.

-Como vuelvas a intentar hablar, te doy más fuerte. ¿Entendido esclavo? Afirma con la cabeza.

Afirmé lo más contundente que pude. Oí como Nuria se sentaba en la cama. Alex seguía sin llegar. El tiempo se me hacía eterno, no veía nada. Me centré en mi respiración, buscando respirar por mi estómago en vez del tórax, ya que me habían enseñado que esa forma de respiración relaja y serena el cuerpo.

Por fin, después de unos diez minutos más, sonó la puerta.

Nuria había avisado a las compañeras de piso de que vendría Alex, por lo que estas no salieron de su cuarto. Al entrar, escuchaba como Nuria y Alex hablaban, pero no entendía lo que se decían, estaban muy lejos.

Entraron al cuarto, y empezaron a desnudarse mientras se besaban. Escuché como caía un cinturón al suelo, y como se bajaban unos pantalones. Después noté como los dos se acercaban a mí. Yo estaba muy tenso, a flor de piel. Me molestaba no poder ver nada, pero eso hacía que percibiera los sonidos de manera mucho más clara. Estaban realmente cerca. Moví mi cabeza hacia ellos, pero Nuria me la volvió a colocar donde estaba. Capté la indirecta. Entonces, empecé a escuchar cómo Nuria pajeaba a Alex. Y poco después, el sonido de su polla entrando hasta la garganta de Nuria. Después, su respiración agitada. Y un escupitajo. Entonces entró en acción el otro sentido que me quedaba accesible: el tacto. Sentí saliva impactar contra mi cara. Me sentía cachondo y humillado.

Lejos de comparecerse, ellos siguieron a lo suyo. Alex le folló la boca a Nuria un buen rato, y después se pusieron a follar. Podía oír claramente el sonido de los huevos de Alex impactando contra la parte baja del coño de Nuria, y a esta gritar de placer. Estuvieron un buen rato así, cambiando a veces de posición, pero yo no entendía en ningún momento en cuál estaban. Estaba muy impaciente y decepcionado. Ya entendía que probablemente no iba a participar en el sexo. Había asumido, erróneamente, que si un chico viniera a casa podría comerle la polla. Que sería en cierta forma el protagonista. Lo había dado por hecho, y había actuado de esa forma con Nuria. Y ella, viendo las ganas que tenía de comer otra polla, decidió, sin decirme nada, dejarme con las ganas. Y no solo eso: dejarme sin ver absolutamente nada. Es decir, menos que incluso la primera vez que follaron. Porque al menos con la videollamada había podido ver algo. Ahora los tenía en frente de mí, pero a la vez lejísimos. Desde luego que Nuria era una maestra del juego psicológico. Y la suma de admiración y enfado hacia ella se mezclaban en mis pensamientos.

En esto pensaba, cuando oí cómo las embestidas de Alex se hacían cada vez más lentas. Parecía que se había corrido. Efectivamente, pararon de follar. Sin hablar, volvieron a vestirse. Y ya con la puerta abierta, escuché como Alex me decía:

-Adiós esclavo. Espero que hayas disfrutado escuchándonos. Qué pena que no hayas podido ni siquiera ver mi polla jajaja

Nuria salió tras él, y escuché como se despedían en la puerta después de hablar un buen rato.

Nuria volvió entonces al cuarto y empezó sin decirme nada a desatarme de la silla. Iluso de mí, pensaba que me quitaría el antifaz y el celo de la boca, pero no. Me dijo: desnúdate y ponte en cuatro, que te voy a follar un rato. La obedecí lo más rápido que pude, mientras ella se ponía el arnés con un dildo. Untó lubricante en mi culo perfectamente depilado, y empezó lentamente a follarme. Yo estaba cachondísimo, chorreaba líquido preseminal. Por fin iba a entrar en acción. Sentía que cada vez me daba más placer ser estimulado analmente, y además como no podía ver, el efecto era más intenso. El goce iba aumentando cada vez más, sentía que estaba cerca del orgasmo. Movía mi culo, follándome el dildo yo. Nuria lo notaba, y aumentaba el ritmo. Subía y subía, pero no llegaba al clímax. Era desesperante. Agotado, dejé de intentarlo. Me quedé inmóvil, y fue Nuria quien empezó a dirigir el ritmo nuevamente.

-¿Qué pasa, te has cansado ya? –me dijo- Pues yo no, estoy muy a gusto.

Qué hija de la gran puta estaba hecha. Estaba llegando a mi límite, después de la humillación que me había hecho pasar con Alex. Sí, me había puesto cachondo, muy cachondo. Solo ella sabía hacerme llegar a ese punto de excitación psicológica a raíz de la frustración sexual. Pero llevaba follándome más de diez minutos, y mi excitación se estaba yendo, que es lo que me pasaba muchas veces cuando me follaba tanto tiempo. Ella lo sabía, pero al no querer que me saliera con la mía, siguió un rato más. Al parar, me dijo que me tumbara en la cama y me ató de las cuatro extremidades. Entonces me puso el arnés de cara y encima de mi boca con celo puso su dildo favorito, y se sentó encima. Por fin, me quitó el antifaz, y pude ver su coño cabalgando sobre mi cara. Mi cabeza botaba sobre la cama, era incómodo. Pero me puse cachondo de nuevo viendo esa preciosa vista. Al cabo de un rato, me quitó el arnés de la boca, y sin previo aviso me quitó el celo de la boca. Me dolió, pero menos de lo que pensaba. Y antes de que pudiese decir nada, cogió el dildo impregnado en sus jugos y me lo metió hasta el fondo de mi garganta. Sorprendido, tensé todo mi cuerpo. Intenté mover mis manos, sin éxito. Estaba atado, claro. Nuria tenía total libertad para follarme la boca con el dildo, y así hizo durante un rato, aunque tosiera.

-Lo siento amor, pero la polla de Alex es mía. Y no tengo claro si quiero compartirla contigo. Te tendrás que conformar con este dildo…

(10,00)