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Follé con mi hermano mayor cuando le hice perder el control

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Quería follar con mi hermano mayor y para ello tenía que excitarle, calentarle de tal manera que perdiera el control y que no se fijara en su querida hermana, si no en una mujer, esta fue la historia de cómo empezó todo cuando...

Vaya semana que llevaba, había roto con mi novio definitivamente, le había pillado follando con mi mejor amiga, estaba ya de vacaciones y el resto de mis amigas se habían marchado, al igual que mis padres que estaban de viaje de negocios y no les esperaba hasta dentro de dos semana, así que no podría acurrucarme en los brazos de mi madre para llorar, me encontraba realmente sola en casa sin nadie con quien compartir mi tristeza.

El viernes después de casi una semana sola, me encontraba en la cama cuando sentí la puerta, era mi hermano mayor que regresaba de uno de sus viajes, me llevé una grata sorpresa cuando le vi entrar.

-Bueno, bueno que recibimiento querida hermanita. -Me decía mientras le abrazaba de felicidad.

-No sabes lo contenta que estoy de verte, me encontraba tan sola. -Le contesté, gritando y pegando saltos de alegría.

Mi hermano era un chico alto, fuerte, cuerpo atlético y muy guapo, con unos ojos verdes realmente hipnotizadores, estaba casi siempre de viaje, se dedicaba a grabar programas de aventura y precisamente llegaba de uno de sus viajes, lo primero que hizo fue preguntarme que tal estaba, por la universidad, por los chicos, en fin de todo un poco y a pesar de estar cansado del viaje se sentó para escuchar mis lamentos, cuando las lágrimas aparecían por mi rostro me abrazo con fuerza y me beso en el pelo. Me sentía mejor después de que alguien por fin me hubiera escuchado, mi hermano tenía esa particularidad, sabía escuchar y simplemente te solía hacer ver que todos los problemas tienen una solución.

Esa tarde mi hermano me obligó a que me vistiera, me iba a llevar a cenar y luego de fiesta con sus amigos, eran todos bastante mayores, yo tenía 20 años y mi hermano ya había cumplido los 27, esa noche me lo pasé genial, baile, reí y conocí a un montón de chicos guapos e interesantes que hicieron que me olvidara de mi ex y de la zorra de mi amiga, el sábado y el domingo tampoco paramos por casa, nos fuimos al campo desde primera hora de la mañana con algunos de sus amigos y amigas, mi hermano tenía bastante éxito entre las chicas, las veía como le miraban, oía sus comentarios, me comentaban que era el soltero de oro de la pandilla, guapo, simpático y con dinero, no paraban de hablarme de él, de cómo estaba de bueno y de las cosas que harían con él y ahí fue cuando empecé a fijarme en ele con otros ojos, con los ojos de una mujer.

Esa noche soñé con mi hermano y no solo soñé me masturbé pensando en él, me lo imaginaba besándome, como me acariciaba y como terminábamos en la cama haciendo el amor, sabía que estaba mal, joder era su hermana pero en esos tres días se había despertado en mí algo que no podía controlar y le empecé a desear y soñaba que esos sueños se hicieran realidad.

Al principio solo fue eso, sueños, pero me encerraba en mi habitación y empezaba a tocarme pensando en él, pasaba mis manos por mis senos apretándoles, lamiendo mis pezones, pellizcándolos suavemente, bajaba mi mano hasta mis bragas, metiendo los dedos y acariciando mi clítoris, me quitaba las bragas y me ponía la almohada entre mis piernas haciendo subir y bajar mis caderas rozando mi sexo sobre ella, metiéndome los dedos en mi vagina hasta que explotaba en un maravilloso orgasmo.

Decidí pasar a otro nivel, ¿y por qué no?, ¿qué podría pasar?, total estábamos solos en casa así que, intente subirle la temperatura, el miércoles me levante una vez que supe que él estaba en la cocina, fui con un pijama corto y apretado, para que él pudiera fijarse en mí, me había puesto un sujetador que reafirmaba mis pechos y el pantalón bien subido apretando bien mi sexo, metiendo aposta un poco de tela por mi rajita y por detrás dejaba ver parte de mis glúteos, supe que había funcionado cuando me dijo que esa mañana estaba muy guapa, que me veía diferente.

No era suficiente, quizás con más tiempo, pero tiempo era lo que no tenía, ya que mis padres volverían el sábado por la tarde, ese día salimos también a cenar, un vestido muy corto y muy sugerente fue mi elección, le veía que me miraba las piernas en el coche así que discretamente me subí más la falda dejando ver casi mis bragas, seguía funcionando, le sentía nervioso mirando siempre de reojo, pero seguía sin ser suficiente.

A la mañana siguiente misma operación, me levante estando él en la cocina, esta vez descalza, solo llevaba mis bragas y una camiseta larga muy fina tapándome hasta la mitad del muslo, uno de mis hombros quedaba totalmente al aire al caer la manga por mi brazo, un sujetador negro que se podía ver por debajo de la camiseta daba punto y final a las prendas elegidas aquel día, me senté encima de la encimera abriendo un poco mis piernas para luego cruzarlas pero siempre que él pudiera ver mis braguitas, sabía que se estaba excitando por su comportamiento errático pero seguía sin ser suficiente.

El viernes por la mañana salí a por todas, ese era el día o ninguno, estaba en el salón cuando me levante, el sol entraba por la ventana, era perfecto, estaba descalza con unas bragas blancas de encaje casi transparentes dejando ver mi vulva, una camiseta blanca de tirantes de una tela fina muy por encima de mi ombligo, al no llevar sujetador y a poco que se fijara podía ver mis senos, me paseaba por delante de él haciendo todo lo posible para que me viera al trasluz y que se fijase bien en su hermanita, que se había convertido en una mujer muy sensual, cogí una silla y me senté al revés, a horcajadas apoyando mis brazos sobre el respaldo, el sol hacia que mis pechos quedaran bien visibles.

Mi hermano estaba sentado con un bañador en el sofá leyendo el periódico, le veía mirarme de reojo, como miraba mis pechos y como clavaba sus ojos en mis bragas, al estar sentada de esa forma, abierta de piernas y con esas bragas transparentes se podía apreciar en todo su esplendor mi sexo totalmente depilado, apreciando perfectamente mis labios abriéndose y cerrando a la vez que mis piernas, notaba que hoy si le estaba poniendo muy caliente, sentía como me penetraba con su mirada, observe como le crecía un bulto por debajo del bañador, aquello me puso tremendamente excitada notando como mis bragas se humedecían y mis pezones se erguían apretando la camiseta, parecía como si quisieran salir de aquella cárcel de tela.

Él seguía mirando el periódico pero cuando pensaba que no le veía se tocaba aquel enorme bulto que le había crecido y me estaba poniendo enferma, se levantó mirándome, no oculto en ningún momento su erección, pensé que vendría hacia mí pero se dio media vuelta.

-Lara, ¿te vienes a la piscina?, necesito darme un baño. -Me dijo con una voz nerviosa casi balbuceante.

-Bueno, me cambio y bajo. -Le contesté

Una vez en la piscina, mi hermano estaba más tranquilo, se le había pasado la erección y pensé que había perdido una oportunidad de oro, tendría que haberme lanzado pero ese no era el plan, el plan era que se rindiese y viniera a mí, así que lo intente denuedo. Llevaba puesto un bikini estilo brasileño, la tela tapaba lo justo, el triángulo de mi sexo dejando mis glúteos al aire y por arriba solo mis pezones quedaban al abrigo del sostén que poco sostenía, ya que tanto los laterales como la parte de abajo de mis senos se podían ver perfectamente, ya bajando por las escaleras veía como mi hermano me comía con la mirada.

Empezamos a jugar dentro del agua, rozábamos nuestros cuerpos, nos abrazábamos y nos soltábamos intentando hacernos aguadillas, reíamos los dos cada vez que se me salía un pecho, yo me hacía la ruborizada y mas cuando con toda intención rozaba mi sexo con el suyo, lo notaba otra vez súper excitado, tenía el pene en una plena erección. Parecía que mi hermano caía en mis redes cuando me rodeo con sus brazos, le rodee con mis piernas abrazándole, sintiendo su pene golpeando mi vagina, llamando para que le dejara entrar, mi hermano me cogía por la cintura, dábamos vueltas en el agua, las risas callaron al igual que las palabras, simplemente abrazados dábamos vueltas mirándonos en silencio, notaba como movía a su cadera, su pene se había salido del bañador y le sentía casi dentro de mi, buscando entrar por un lateral de mi mini bikini que yo había desplazado un poco dejando parte de mi sexo sin protección, está tan excitada, notaba mi vagina mojada, preparada para cuando él quisiera.

Mi hermano dejó de dar vueltas, de moverse, me miro y dulcemente me beso en los labios, me sentía feliz, me volvió a besar pero esta vez busco mi lengua, nos unimos en un beso profundo y apasionado, le sentía nervioso, yo le abrazaba con fuerza y de un pequeño empujón su pene penetro un poco en mi vagina, lo suficiente como para dar un pequeño gemido, al oírme mi hermano se separó bruscamente.

-Joder, pero que hago. -Gritó mi hermano.

-Perdóname Lara, perdóname, no sé que estoy haciendo, no sé en qué pensaba, joder yo no quería, yo… -De un salto salió de la piscina cogió una toalla y se subió a casa.

-Nacho, Nacho. -Le gritaba yo llamándole mientras le veía marcharse.

Cuando subí ya no estaba, le oí como cogía la moto y asomándome a la ventana le vi marcharse a gran velocidad, me sentía tremendamente triste, quizás había ido demasiado lejos, seguro que había ido demasiado lejos y ahora mi hermano estaba disgustado, con él, seguro y no sabía si conmigo también, me quede esperando toda la mañana y toda la tarde, le llamaba al móvil y no contestaba, me estaba empezando a preocupar cuando sentí la moto.

-Nacho Perdóname tú, yo he sido la culpable de todo. -Le dije nada más entrar en casa llorado, pero prácticamente sin mirarme y cabizbajo se metió en su cuarto, me sentía realmente mal.

Era ya muy tarde, me había quedado dormida viendo la televisión en mi dormitorio, note como algo me subía por el vientre, metiéndose por debajo de mi camiseta, estaba todavía medio adormila y sentí como me acariciaban el pecho, como una mano bajaba por mi cuerpo y volvía a subir hasta mi pecho apretándolo con cuidado, me gustaba y cada vez me excitaba más.

Ahora mi sexo sentía sus caricias por encima de mis bragas, presionando con los dedos, hundiéndolos en mi vagina, no quería darme la vuelta porque sentía a mi hermano por detrás, no quería espantarle de nuevo, el seguía acariciándome una y otra vez mis pechos, sus dedos por debajo de mis bragas me hacían temblar rozándome el clítoris suavemente, bajando por mis labios húmedos hasta mi vagina, introduciendo un par y vuelta a empezar.

Sin moverme extendí mi mano hacia atrás y busque su miembro, no me costó encontrarlo, lo tenía justo detrás de mí, grande y duro, lo tenía fuera del bañador, golpeado mis glúteos, se lo cogí y lo empecé acariciar con suavidad, desde su glande hasta la raíz, sus manos seguían apretando mis pechos con suavidad, sentí sus labios en mi cuello y sin abrir los ojos gire mi cabeza buscándolos, nuevamente nuestros labios se unieron pero ahora no se separaban, nuestras leguas se entrelazaban, me mordía los labios con los suyos, mi mano no paraba de moverse arriba y abajo, sus dedos se hundían en mi vagina, aparecieron los primeros gemidos, sentía mi cuerpo volar, templar, el vello de mi piel se erizaba después de todo iba a ser suya.

Mi hermano me giró y se metió entre mis piernas, no parábamos de besarnos, no paraba de acariciarme, recorriendo con sus besos todo mi cuerpo, me había quitado la camiseta y lamía mis aureolas, haciéndolas más grandes, la sensación de placer era enorme, mi cadera se movía rozando mi sexo con el suyo, una tela entre medias no permitía más, una y otra vez nos rozábamos ahora más fuerte, pequeños mordiscos con sus labios en mis pezones, la respiración entrecortada, jadeando esperando algo más.

Mis manos bajaron hasta mis bragas para quitar esa barrera molesta, me quito las manos y me las subió por encima de mi cabeza, me beso apasionadamente mientras rozaba su pene sobre mis bragas, “no hagas nada Lara, déjame a mí” me susurro al oído mientras lo lamía y mordisqueaba mi lóbulo causando que un escalofrío recorriera mi cuerpo, sus labios bajaron por mi cuerpo, lamiendo, no dejando un rincón sin besar, metió su cabeza entre mis piernas y empezó a morderme por encima de mis bragas, yo estaba tan excitada que me estaba volviendo loca, estaba tan húmeda que ya estaba bebiendo de mí.

Sus dedos empezaron a bajarme poco a poco las bragas, sus juegos me encantaban, me excitabas más y más, mi vagina se inundaba esperando recibirle, la espera era insoportable, lo quería tener dentro de mí, por fin me quede desnuda bajo su atenta mirada, su lengua recorría mis labios succionando mi clítoris que había aumentado su volumen, los primeros gritos incontrolados inundaron el cuarto oscuro, solo iluminado por la televisión.

Su lengua penetraba dentro de mi vagina una y otra vez, sus dedos acariciaban mi clítoris, nunca antes había sentido tanto, mi hermano estaba descubriendo el sexo para mí, era tan placentero, que no podía para de gemir, levanto la cabeza y tal como bajo ahora empezó a subir besando y lamiendo todo a su paso, cuando llego a mis labios, me beso sabiendo a mí, me cogió de las manos, su pene golpeaba mis labios, buscando mi abertura, buscando mi vagina, nos mirábamos fijamente cuando la sentí entrar nuevamente muy despacio, esta vez no salió corriendo, esta vez se quedó dentro, esta vez hizo que mis ojos se cerraran, que mi espalda se arqueara que mis manos apretaran fuertemente las suyas, que un grito de placer se me escapara, la sentía entrar más y más hasta llegar al fondo, unos segundos que a mí me parecieron minutos y empezaba su baile metiendo y sacando su pene de mi vagina, a causarme gran placer.

Una y otra vez recibía su pene y cada vez que entraba mi boca se abría del placer, sin poder emitir sonido alguno, no pude aguantar y un tremendo orgasmo apareció, mi cuerpo se arqueó mis piernas temblaron, los gritos resonaron por toda la habitación altos, muy altos hasta que me callo con unos besos, resoplaba en su boca, mi lengua estaba descontrolada hasta que poco a poco mis manos dejaron de apretar las suyas.

Nuestros cuerpos sudorosos resbalaban, mis senos unidos a su pecho, mi hermano se puso de rodillas y subiendo un poco mi pelvis empezó a penetrarme más profundamente, mis pechos bailaban a cada empujón que recibía en mi sexo, más rápido, la sentía deslizarse dentro de mí una y otra vez, una mano se posó sobre mis pechos acariciándolos y pellizcando suavemente mis pezones.

Todo era tan delicioso, tan placentero que me volvía loca, no paraba de moverme en círculos, empujando hacia abajo cuando él lo hacia arriba, sentía nuevamente como un orgasmo asomaba, mi hermano acelero mucho el ritmo, me cogió por la cadera y ya no me dejaba mover, era el quien movía mi cuerpo, empezamos los dos a lanzar pequeños gritos incontrolados, sentí su pene explotar lanzando su semen a mi interior, termine con otro orgasmo, no como el anterior pero igual de placentero.

Termine con mi hermano tumbado sudoroso encima de mí, su pene poco a poco iba saliendo de mi vagina a la vez que nuestros fluidos que empaparon la cama, nos besamos y no fue la única vez que mi hermano me hizo el amor esa noche, una noche larga en la que mi hermano disfruto de mi cuerpo.

Despertamos los dos abrazados en mi cama, la noche había sido larga y necesitábamos una buena ducha, decidimos que la mejor opción era la piscina antes de ir a comer, aquella decisión fue la mejor, ya que me volvió hacer el amor en el agua, por la tarde nuestros padres volvían de viaje y todo habría acabado o quizás no.

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