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Hermanos (Parte II)
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Nuestro hermano Juan parecía no dar abasto con las dos, a pesar de que se alternaba de una a otra, a pesar de querer satisfacernos a las dos, primero lamiendo a Eva, bebiendo de los néctares que emanaban del sexo de mi hermana y como todo un profesional le metía dos dedos en su vagina haciendo que Eva se revolviese en la cama con sus manos sobre su cabeza de Juan, tirándole del pelo cada vez que un gemido salía de su preciosa boca, mientras eso sucedía a mí me tenía totalmente abandonada sin dejarme mover apenas, no es que me importase, yo ya había tenido lo mío, a mí me había follado de tal manera que aún recordaba su pene entrando y saliendo de mi cuerpo, de los escalofríos de los ataques de placer cuando me provocó aquel delicioso orgasmo.

Mi hermano parecía un dictador con nosotras sin dejarnos mover apenas, cada vez que me incorporaba para besar a Eva, él se cambiaba de lado y empezaba a lamer mi clítoris, a meterme sus dedos haciéndome que me tumbara de nuevo, las dos boca arriba con las piernas abiertas para él, disfrutando de su lengua y de sus dedos mágicos, pero también queríamos participar de aquel banquete de sexo oral y fue mi hermana Eva la que consiguió cortar sus ligaduras y lanzarse contra él cuando estaba entretenido entre mis piernas.

A partir de este punto del relato, me pondré en la piel de mi hermano Juan e intentaré expresar lo mejor que pueda sus sentimientos cuando nos tuvo a las dos, cuando nos folló a las dos.

Lara no paraba de mover sus caderas, sus manos apretaban mi cabeza contra su vulva, la lamía de arriba abajo con mi legua desde su deliciosa entrada vaginal hasta su clítoris, la oía gemir cada vez que me paraba en su clítoris, metiéndomelo en mi boca, fue increíble, al principio tan pequeño y ahora tan abultado, no sabía que eso le podía pasar a una chica y con Eva me había pasado igual, parecía que ese era el punto débil de las dos, porque no paraban de revolverse en la cama y de gemir cuando lo acariciaba bien con mis dedos o con mi lengua, otra cosa que parecía volverlas locas era cuando les metía los dedos corazón e índice en sus vaginas sacándolos y metiéndolos a modo de polla mientras les seguía lamiendo el clítoris, realmente estaba disfrutando de las dos, las tenía abiertas de piernas para mí, las tenía como un encantador de serpientes, haciendo bailar sus cuerpos, pensando a quien se la metería primero.

No me di cuenta y Eva se había levantado, todavía no sé cómo lo hizo, pero con un movimiento rápido estaba con mi pene en su boca, lamiéndolo, mordiéndomelo con sus labios, se lo metía un poco, solo el glande y con su lengua dentro de su boca empezaba a moverla de un lado a otro, para terminar metiéndoselo entero, dejando la polla tan metida dentro de su boca que casi la daban arcadas, luego la volvía a sacar, con su mano derecha me iba haciendo una paja a la vez que subía y bajaba con su boca, haciéndome gemir y dejando de lamer a Lara, que con otro movimiento rápido se zafó de mí y se juntó con Eva, las dos se pusieron a lamer mi pene, a besarse entre ellas, se pasaban mi polla de boca en boca como si fuera una piruleta, haciendo que terminara por tumbar mi espalda en la cama, pero de rodillas, pensando en lo putas y guarras que eran mis dos hermanas, el placer de sus lametazos era increíble, sentía sus bocas húmedas rodear mi glande, meterse la polla dentro de ellas, luego las veía lamer con sus lenguas mi polla de arriba abajo juntando sus lenguas a la vez.

Lara empezó a subir por mi cuerpo, besándome mi tripa, mis costados, sus manos iban subiendo lentamente acariciando con delicadeza e indicando el camino a esos labios carnoso y tan deliciosos que tenía, se notaba que mi hermana no era la primera vez que hacia esto, porque sabía muy bien dónde dirigir sus dedos y sus labios, se había sentado a horcajadas sobre mi estómago y sentía la humedad de su sexo al ir subiendo por mi cuerpo dejando un rastro de ese líquido que le salía de la vagina, me estaba besando el cuello, la comisura de mi labios, sacando su lengua de vez en cuando para lamer mis labios y meterlos en mi boca besándome, las mejilla y los ojos, sus dedos enredados en mi pelo y su vulva restregándose en mi cuerpo con fuerza de arriba abajo.

Eva seguía con mi polla metiéndosela y sacándola de su boca, sus manos sujetaban mis testículos, tenía las piernas dormidas así que la estire y Eva aprovechó para sentarse encima de mí a horcajadas y cogiendo mi pene se lo empezó a pasar por sus labios de arriba abajo hasta que sentí como mi polla se hundía en su vagina, notaba como su vagina me abrazaba, un calor húmedo alrededor de mi polla y sentía como me iba deslizando suavemente dentro de ella, era la segunda vez que sentía aquel calor, aquella humedad en mi polla envuelta y presionada por todos lados, era igual que con Lara aunque con mi hermana mayor fue algo maravilloso porque de vez en cuando sentía como presionaba y me apretaba con su vagina mi pene, haciendo temblar mi cuerpo, las dos estaban igual de mojadas por dentro y las dos gemían de la misma manera al metérsela, pero eso si el chochito de Eva era más apretado, más pequeño.

Tenía a mis dos hermanas encima de mí, Eva botaba en mi polla metiendo y sacando mi pene de su cuerpo a la vez que con mis manos le cogía de los senos a Lara, se los apretaba y mientras que Lara con sus manos en mi pecho seguía moviendo sus carenas presionando su vulva contra mí, las veía a las dos moverse, besarse como en tantas películas porno que había visto y eso me ponía cada vez más frenético, sus caras cambiaban cuando sentían el placer Lara restregando su vulva, friccionando su clítoris contra mi cuerpo, contra mi piel y la otra cuando mi polla la penetraba, Lara empezó a subir más por mi cuerpo, hasta situar su coño en mi boca, se había sentado en mi cara y tenía su vagina y su clítoris encima de mí, la veía moverse como a una gata, a gemir con los ojos cerrados, morderse los labios con los dientes y apretar con fuerza sus pechos hasta tirar de sus pezones cuando empecé a meter mi legua en su rajita, sujetaba con mis manos sus caderas que se movían hacia adelante y hacia atrás, nunca la había visto así, con la cara desencajada, es cierto que no tenía recuerdos de ella, pero en los últimos años, desde que ella cumplió los 18 intentó estar más en nuestra vida, llamándonos e intentando quedar siempre que podía, ella no lo sabía, pero tanto mi hermana Eva como yo la queríamos más como a una madre que no como a una hermana.

Eva seguía moviendo su cuerpo de arriba y abajo, yo casi sin poderme mover estaba sintiendo como mis fuerzas se me escapaban, pero fue en ese momento cuando sentí como mi polla entraba y salía con tanta facilidad de Eva, en un segundo el coño de Eva al igual que hizo el de Lara se había inundado, lo sentía tan mojado que mi polla nadaba en su interior, sabía que Eva se empezaba a correr no solo por los gritos que daba, también la notaba temblar y quedarse quieta durante unos segundos, fue en ese momento cuando elevé mi pelvis y se la empecé a meter con rapidez, impulsándome todo lo fuerte que podía para metérsela bien al fondo, mi hermana Eva no paraba de gritar al igual que Lara que se movía más rápido con mi lengua atravesándola la vagina.

Le veía sus preciosos pechos, redondos y duros botar encima de mí, bailar de una lado a otro cuando Lara apoyó sus manos en la cama cayendo un poco hacia delante, tenía los ojos cerrados y la notaba que le temblaban las piernas dejando de moverse por momentos para luego volver a mover sus caderas sobre mi boca, el rostro de placer de Lara me excitaba aún más, pero fue entonces como su rostro cambió, frunció el ceño apretando bien sus ojos y se le abrió la boca sin decir nada, sin emitir ningún sonido hasta que al igual que Eva no paraba de gritar y de su coño empezó a salir como una especie de líquido a borbotones que yo bebía a la vez que me empapaba la cara.

Mis dos hermanas se habían corrido y yo estaba a punto de descargar mi preciado cargamento dentro de Eva como había hecho antes con Lara, seguía moviéndome muy rápido hasta que por fin metiéndosela muy dentro, mi cuerpo se paralizó sintiendo un orgasmo breve, pero muy intenso, prácticamente me quedé sin fuerzas y uní mis gemidos y mis gritos a los de mis hermanas que seguían sintiendo en sus cuerpos sendos orgasmos.

Mis hermanas se derrumbaron cada una a un lado de mi cuerpo, los tres jadeábamos mirando al techo hasta que Lara y yo nos miramos y empezamos a reírnos, Eva mirándonos se unió a las risas y los tres nos empezamos a abrazar, a entrelazar nuestras piernas cuando yo pasaba las manos por sus deliciosos cuerpos y pechos de piel blanca muy diferentes al resto de la piel por no haber estado en contacto directo con el sol y aun así eran tremendamente atrayentes para mí sobre todo sus areolas y sus pezones con un tono bastante más oscuro.

Mis manos acariciaban sus cuerpos, pero también sus piernas y sus muslos, tenía el muslo de Lara encima de mí y sentía todavía la humedad de su sexo en mi piel al igual que el de Eva que no paraba de expulsar mi semen en mi costado al tener también su muslo por encima de tripa, sentía los besos de mis hermanas en mis labios, las risas se habían acabado, pero ellas parecía que querían, que necesitaba más de mí, Lara ya tenía entre sus manos mi pene y lo subía y bajaba haciendo que poco a poco este despertara de su letargo.

Lara se incorporó y metió mi polla en su boca donde fue creciendo definitivamente poniéndose como una barra de acero que una vez más pretendía metérsela a mis hermanas en sus coños, las veía a las dos ilusionadas jugando una vez más con mi pene, pero esta vez Lara fue más rápida y dándome la espalda se sentó encima de mí y colocando mi pene en su rajita empezó a metérsela muy despacio hasta tenerla bien dentro de su cuerpo dejándola allí metida sin moverse, Eva se había incorporado y se puso frente a Lara besándose las dos y acariciando sus pechos, sus brazos, las oía besarse y Lara empezó a mover sus caderas hacia delante y hacia atrás muy lentamente sin sacar mi pene de ella, yo no podía más que acariciar sus caderas y su espalda aparte de empezar a gemir cuando notaba como mi polla quedaba presionada contra sus músculos lo que hacía que mi placer se disparara, Lara tenía un control sobre su vagina tremendo y a mí me encantaba lo que hacía.

Mi hermana Eva se tumbó enfrente de Lara y esta sin sacarse la polla de su coño se puso de rodillas para poder meter su cabeza entre las piernas de Eva comenzando a lamer y a meter sus dedos en la vagina de nuestra hermana haciéndola gemir desde un primer momento, yo seguía sin poder moverme, estaba tumbado en la cama sujetando mi cuerpo con mis codos viendo como Lara se movía hacia delante y hacia atrás con su culo, veía como mi polla se iba metiendo en su vagina, veía como una y otra vez mi pene desaparecía en su interior, sentía como mi pene la penetraba y llegaba a tocar su fondo, oía como pequeños gemidos salían de los tres, se oían los lametones de Lara, los golpes de su culo contra mi cuerpo, el sonido acuoso de mi polla al entrar en su vagina, el olor a sexo por toda la habitación y como poco a poco los gemidos se iban convirtiendo en gritos, como los golpes de nuestras carnes al juntarse eran más altos y como mi pene salía tremendamente mojado de la vagina de Lara.

Cambié de postura y ahora con mis brazos extendidos, con mis manos bien apoyadas en la cama elevé mi cuerpo, separando unos centímetros mi trasero de la cama y haciendo el recorrido de Lara más corto para que metiera mi pene en su vagina, Lara empezaba a montarme con más fuerza, echando hacia atrás su culo tan fuerte que mi polla la penetraba muy profundamente, estaba tremendamente lubricada y las sensaciones cada vez que se la metía eran cada vez más fuertes, era una sensación que no sabría explicar, sentía mi pene envolverse en un mar de sus fluidos, de sus flujos como una vez me dijo, sentía como me la calentaba, era tan grande el placer que no pude aguantar más y empecé a expulsar de mi pene tremendos chorros de semen a su interior justo también en el momento que mi hermana se sentaba con fuerza en mi polla y sin sacarla explotaba ella también con un orgasmo que se quedó muy quieta a las vez que le temblaba todo el cuerpo y se paraba con su cara metida entre las piernas de Eva.

Yo había terminado, pero Lara seguía moviéndose hasta que mi pene sé salió de su vagina, Eva era ahora la que gritaba, la que no paraba de moverse hasta que también ella empezó a correrse en la boca de Lara, una vez más nuestros fluidos nos empapaban, de la vagina de Eva no paraba de salir el mismo liquidillo que le había salido a Lara en mi boca y yo estaba viendo como de la vagina de Lara le salía mi semen que resbalaba por sus muslos hasta caer en mi tripa.

Los tres estábamos exhaustos, los tres habíamos…

Me parecía increíble lo que habíamos hecho los tres, sabía que era algo reprobable, pero estaba contenta y no me arrepentía de haber follado con mi hermano Juan y con mi hermana Eva, me levanté tapándome con una sábana el cuerpo abriendo un poco la contraventana para que entrara luz en la habitación, viendo desde allí la enorme piscina sucia que tenía la casa, el jardín sin arreglar, la casa bastante sucia, había que levantarse y ponerse manos a la obra, solté la sabana en el suelo de la entrada del baño y abrí el grifo de la bañera para ducharme, eran las doce del mediodía y había que empezar a planificar los siguientes días hasta dejar todo bien limpio.

Hasta aquí el relato contado según Juan, espero que haya sido de vuestro agrado y como en la anterior historia hasta que quizás Eva tenga algo que decir, volar e imaginar que sois Juan, que sois Eva, e incluso meteros en mi cuerpo y sentir, disfrutar lo que siento y disfruto yo, cuando me hacéis el amor.

En unos días la versión de Eva.

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