La tarde atrapó al pueblo con una lluvia que inició levemente y fue ganando fuerza con el paso de los minutos.
La única puerta que permanecía abierta era la de aquella tienda de abarrotes fundada en la década de los 70's. Madre e hija se apresuraron a ponerle aldaba al portón y se miraron una a la otra cuando escucharon a unos hombres acercarse. Era cinco y entraron como si el cielo no se estuviera cayendo. Pidieron cigarrillos y tomaron de la estantería pública bolsas de cacahuates y frituras varias.
Con una mirada amable la señora aceptó el pago y les ofreció poner sus abrigos e impermeables tras tienda. Aceptaron e hicieron énfasis en su amabilidad.
Muy pronto el ambiente se tornaría muy distinto. La señora tomó la iniciativa de cerrar ella sola la tienda ante la mirada sorpresiva de su hija.
-Mamá, ¿qué haces? No conocemos a estos hombres.
-Y eso me enciende cariño.
-¿Qué estás diciendo, madre?
-Sabes hija. Tengo tanto tiempo que no siento hombre. Tu padre falleció hace mucho tiempo y hoy te confieso conocerás a tu mamá en otro rubro social, ya es hora. Eres mayor de edad desde la semana pasada y quiero que también tú te des ese gusto. No tienes novio y creo que tu cuerpo ya necesita ser explorado por uno o varios varones. Suelta todo lo que has guardado cariño.
La hija tomó las manos de su madre y le agradeció las pautas liberales que mostró y que no encajaban con lo apretado del pueblo. Su vagina empezaba a sudar tan sólo de imaginar que su madre haría equipo para atender a estos cinco caballeros que no esperaban tales encantos. La chica movió sus piernas en señal de excitación y la madre asintió.
-Lo sé hija, estoy exactamente como tú. ¿Estás lista para disfrutar a cinco hombres?
-Bastante lista madre. Y con tu consentimiento, no puedo esperar más. Además me has despertado la curiosidad de conocerte en la intimidad.
-Vamos, que no esperen más. Hoy no te guardes nada, por favor.
Esa tarde fue algo maravilloso lo que se vivió. El pueblo jamás había sido testigo de algo similar. Los ruidos de placer estaban a punto de conformar la sinfonía más bella jamás compuesta por el arte del amor.
Continuará.