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Incesto en el palacete
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Tiempo de lectura: 7 minutos

-Para mí siempre serás una pueblerina por más que nos quieran mandar a las dos a Oxford.

-Puedes tener de mí la opinión que quieras, pero no lo digas en alto.

-¿Por qué?

-Porque podrían llover hostias.

-Ni lo intentes, soy cinturón negro.

-Me la suda que seas judoca.

-Eso es lo te define, tu vulgaridad, la vulgaridad es un rasgo que siempre te acompañará.

-Tú buscas guerra, y guerra te voy a dar.

Basilia quiso agarrar por el cuello a Pili, Pili le hizo una llave de judo y Basilia quedó tirada sobre la hierba del jardín. Basilia con las bragas al aire, le dijo:

-¡Falsa!

-Te avisé de que era cinturón negro.

Basilia, levantándose y a traición le cogió una pierna y tiró a Pili sobre la hierba, la agarró por las muñecas, le restregó el coño en la boca, y le dijo:

-Come, judoca.

Pili le mordió en el coño. A Basilia le dolió.

-¡Perra!

Le quitó el coño de la boca y le dio una camada de bofetadas con la palma de la mano que le puso la cara ardiendo.

Poco le duró la alegría, Pili le hizo otra llave y le puso las piernas alrededor del cuello a su nueva hermana.

Leandro, el hermano de Pili, un joven rubio, de ojos azules y muy delgado, las había visto por una de las ventanas, salió del palacete y las separó:

-Parecéis dos gatas rabiosas que…

Pili interrumpió a su hermano.

-Fue culpa de la Basilisca, y no soy ninguna gata.

Basilia le dijo:

-Empezó tu hermana.

Leandro quería que volviese la paz.

-No importa quien empezó o quien tiene la culpa. Estáis las dos dando la nota y los vecinos ven y escuchan.

Basilia le dijo:

-Si tu hermana no fuese una pija con aires de grandeza…

-¿Pija yo?

-Sí, pija tú.

Leandro trató de tranquilizarlas.

-Lleváis viviendo en la misma casa una semana y ya habéis tenido la primera pelea…

Pili lo volvió a interrumpir.

-Me buscó, Leandro, me buscó y me encontró.

-Pues o lo arregláis ahora mismo o le cuento a papá que os habéis dado de lo lindo.

Las palabras de Leandro las calmó. Basilia le dijo a Pili:

-No me caes bien, pero si no te metes conmigo yo no me meteré contigo.

-Tú a mí tampoco me caes bien, pero puedo ignorarte.

Basilia era una muchacha morena, de cabello negro y corto, larga como un día de mayo, delgada y con todo muy bien puesto. Se había criado con su abuela en un pueblo gallego. Aurora, su madre, había ido a servir a la ciudad y acabó trabajando de puta. Casi veinte años después era la madame de un prostíbulo y tenía muchas chicas trabajando para ella. En el prostíbulo la conoció Fermín cuando estaba a punto de arruinarse, fuera a follar para desconectar y acabó con un préstamo que reflotó su empresa. Se casaron y el resto ya os lo imagináis por la pelea de las dos muchachas.

Pili era una chica rubia, de ojos azules, casi tan alta cómo Basilia, delgada cómo ella y con un cuerpo de escándalo.

Una tarde de verano Pili llegó con un joven al jardín de la casa, estuvieron hablando y el joven la besó antes de irse. Pili al entrar en el palacete buscó por su hermana y al ver que no estaba en la sala, ni en el salón, ni en la cocina, ni en la biblioteca fue a su habitación para hablarle, al verla le dijo:

-Conocí a un chico y lo acabo de besar.

Basilia, que estaba vestida sobre su cama mirando una película en un ordenador portátil, dejó de mirar y le dijo:

-Por mí cómo si te lo acabaras de follar, no soy tu madre.

-No pareces alegrarte.

-¿Por qué debía alegrarme?

-¿No estarás celosa de que besara a un amigo?

Basilia sin mirarla, le dijo:

-No digas tonterías. ¿Por qué iba a celarme? Ni que te quisiera para mí.

Pili le tocó una rodilla, sonrió y le espetó:

-Para ti, no, pero para darte un caprichito…

-No me provoques que no eres mi tipo.

-Eso quiere decir que no le dirías que no a un chochito. ¿Te molestó o no que besara a mi amigo?

Estaba visto que no iba a satisfacer la curiosidad de su hermana.

-A los amigos no se le dan besos, además, no creo que sepas besar.

-¿Crees que besas tú mejor?

-No te quepa duda. Yo doy besos a nivel que hacen caer las bragas a plomo.

A Pili le dio la risa.

-Vuelve la pueblerina.

-Esa es una de esas cosas que oí en el pueblo y que me quedaron grabadas.

Pili se sentó a su lado en la cama y le preguntó:

-¿Recuerdas a quien se lo oíste?

-Claro, me lo dijo la besucona de mi pueblo.

-¿Y?

-Y le dije que me lo demostrara.

-¿Te lo demostró?

-Me besó y las bragas no me cayeron a plomo, pero mojadas me las dejó.

Pili miró para el ordenador y vio en la pantalla la foto de una actriz porno que a ella le encantaba, se trataba de Kenna James. Su hermana había estado mirando porno lésbico.

-Demuéstrame que sabes besar mejor que yo.

-No me tientes más que te beso.

-Te tiento, quiero saber si besas mejor que yo.

-A los besos suelen seguir otras cosas.

Le volvió a tocar la rodilla.

-¿Lo dices por lo que pasó después del beso con la besucona de tu pueblo?

Basilia le quitó la mano de la rodilla.

-Estás jugando con pólvora, Pili.

Pili ya le entró a saco.

-No me asusta jugar con pólvora cuando la pólvora es otra mujer.

Con aquella confesión no contaba Basilia.

-¡¿En tus fantasías te lo montas con otras mujeres?!

-Con otras mujeres, no, con una mujer muy especial.

Le había dado a entender que esa mujer era ella.

-Mejor no pregunto quien es esa mujer.

Pili se echó boca arriba sobre la cama.

-Estoy esperando.

-¿A qué?

-A que me demuestres que besas mejor que yo.

Basilia le dio unos picos en los labios, después le metió la punta de la lengua en la comisura de los labios y la fue pasando entre ellos hasta llegar a la otra comisura, hizo el recorrido inverso y luego le metió la lengua sutilmente dentro de la boca, acarició la lengua de su hermana con la suya, dulcemente, después se la chupó, volvió a pasar la lengua ente sus labios y volvió a meterle la lengua dentro, la besó con más pasión… Al dejar de besarla miró para Pili. Estaba con los ojos cerrados y tenía la respiración acelerada, le preguntó:

-¿Besó mejor que tú?

Pili sin abrir los ojos se desabotonó dos botones de su blusa blanca y le respondió:

-Sigue.

-¿Estás segura?

-Sí.

Basilia volvió a besarla con y sin lengua, le besó, lamió y mordió los lóbulos de las orejas, besó y lamió su cuello mientras acababa de desabotonar su blusa. Le subió las copas del sujetador, le agarró las duras tetas con las dos manos, las apretó lamió y chupó sus rosadas areolas y lamió sus pequeños pezones. Luego le levantó la falda y le quitó las bragas, unas bragas blancas mojadas con jugos viscosos. Besó el capuchón de su clítoris, lo echó hacia atrás y al salir el glande lo besó y le dio unas suaves lamidas, después le folló la vagina con la lengua… Los gemidos fueron subiendo de tono. Cuando Basilia sintió que su hermana se iba a correr, lamió su coño de abajo a arriba, aceleró y presionó cada vez más hasta que Pili exclamó:

-¡Me corro!

Pili se corrió temblando y soltando cantidad de jugos calentitos que Basilia se tragó.

Después de tragar, le dijo:

-¡Qué rica estás, Pili!

Pili, boca arriba a su lado, le preguntó:

-¿Cuántos chochitos comiste antes del mío?

Basilia cerró el ordenador portátil.

-Tres, pero ninguno estaba tan rico cómo el tuyo. ¿Quieres que te haga correr otra vez?

-Sí, pero antes voy a cerrar la puerta que Leandro no tarda en llegar de jugar al pádel.

Pili se levantó de la cama, cerró la puerta de la habitación, acabó de desnudarse y volvió para la cama. Basilia también se había desnudado, le dijo:

-Ponte a cuatro patas.

Pili se puso a cuatro patas, Basilia también se puso a cuatro patas detrás de ella. Le separó las nalgas con las dos manos y lamió su coño, su periné y al llegar al ojete hizo círculos sobre él. Después le clavó la punta de la lengua y se lo folló varias veces antes de volver a hacer el recorrido de nuevo, recorrido que hizo una y otra vez hasta que sintió cómo alguien le lamía el coño. Se giró a toda hostia y vio a Leandro, estaba desnudo y tenía la polla en la mano derecha, una polla larga y gordita.

-¡Qué coño haces!

-Participar.

Pili al oír la voz de su hermano se dio la vuelta, y sin taparse le dijo:

-¡Fuera de mi habitación, depravado!

Leandro intentó quedar en el paraíso.

-Dejar por lo menos que vea cómo os dais placer.

Pili estaba muy cabreada.

-¡Fuera, Leandro!

Leandro yendo hacia la puerta con la cabeza baja, dijo:

-Vale, vale. ¡Puta suerte la mía! Moriré virgen.

-Por mí cómo si te metes cura.

Basilia se compadeció de Leandro.

-Tampoco te ensañes, mujer, vio lo que vio y no es de extrañar que se le pusiera dura.

Leandro se dio la vuelta y volvió ver a sus dos hermanas, con sus preciosas tetas, con sus coños peludos… La polla apuntó al techo antes de decir:

-Ya se me puso dura al oír lo que oí.

Pili, mirando para la polla, le preguntó:

-¿Y qué oíste, sinvergüenza?

-A ti diciendo que te corrías. Fue algo tan sensual…

Basilia le preguntó a su hermana:

-¿Lo desvirgamos, Pili?

-Lo que voy es a matarlo, nos arruinó el polvo.

-¿Cuánto tiempo hace que no mamas una polla?

-Nunca mamé una y no voy a estrenarme mamando la polla de mi hermano.

-Yo se la mamaría y también soy su hermana.

Leandro se vino arriba.

-Di que sí, Basilia.

Basilia ya no pidió la opinión de su hermana.

-¿Quieres participar, Leandro?

-Claro que sí.

-Cómele el coño a Pili.

Pili no le dio para atrás.

-Seguro que no sabe.

Leandro ya estaba subido a la parra.

-Sí que sé.

-¿Pero tú no eras virgen?

-Sí, pero el porno enseña mucho. Aunque…

La dejó en vilo.

-¿Qué?

Leandro le miró para las tetas.

-Ante me gustaría besarte, magrear y comer tus tetas.

Se puso boca arriba sobre la cama, flexionó las rodillas, se abrió de piernas, y dijo:

-¿A qué esperáis?

Leandro y Basilia magreando cada uno una teta besaron con lengua a Pili. Las tres lenguas se encontraban, se lamían, se separaban, se volvía a encontrar. Luego bajaron y lamieron los pezones y le mamaron las tetas, Leandro la izquierda y Basilia la derecha. Cuando Leandro metió la cabeza entre las piernas de su hermana, Basilia volvió besar a Pili.

-Me encanta tu boca, Pili.

Pili rodeo el cuello de su hermana con sus brazos.

-Y a mí la tuya, ladrona.

Leandro jugó con su clítoris de todas las formas posibles, haciendo círculos sobre él, hacia los lados, de modo transversal, lo chupó… Basilia cuando Pili comenzó a gemir dejo de besarla y fue a por Leandro, le levantó el culo y le cogió la polla y se la meneó al tiempo que le lamía y le follaba el ojete con la punta de la lengua. Leandro no le duró nada. Corriéndose le enterró la lengua en el coño a su hermana, Pili movió la pelvis alrededor, hacia arriba y hacia abajo y se corrió en la boca de su hermano, diciendo:

-¡Hártate, vicioso!

Cuando Leandro acabó de correrse y se dio la vuelta, Basilia le cogió a polla, la metió en la boca y le chupó el glande, después lo montó, frotó la polla en la entrada de la vagina y poco a poco la fue metiendo. Pili le preguntó:

-¿Es tu primera vez con un hombre?

-Sí.

-¿Te duele?

-No.

Pili la besó y acarició sus tetas… Basilia con la polla clavada hasta el fondo de su coño, movió el culo alrededor… Poco después mirando con los ojos vidriosos a Pili le dijo:

-Me voy a correr.

Pili estaba desatada.

-Dámela en la boca, por favor, necesito beber de ti.

Pili se echó boca arriba, Basilia desmontó a Leandro y le puso el coño en la boca, Pili le lamió el coño encharcado y en nada Basilia se corrió en su boca echando un pequeño torrente de jugos calentitos que Pili se tragó.

Pili al acabar de tragar la corrida de su hermana vio la polla de su hermano pringada de jugos, se la chupó y después lo montó diciéndole:

-Deja que te folle yo, y no te corras antes de que acabe.

Puso la polla en la entrada y fue bajando el culo poquito a poco. La polla acabó toda dentro de su coño. No dijo nada, pero se acababa de desvirgar. Basilia le dijo:

-Cuando te corras dámela en la boca cómo te la di yo a ti.

No iba a poder ser, al rato oyeron la voz de la Aurora preguntando:

-¡¿Hay alguien en casa?!

Nadie le contestó.

Leandro le dio caña a su hermana para correrse y esto hizo que Pili se corriera tapando la boca con la mano para no hacer ruido… Al quitarse de encima un chorro de leche salió de la polla de Leandro, Basilia al ver salir la leche cogió la polla y se tragó el resto de la corrida.

Ni que decir tiene que siguieron follando, pero cuando sus padres no estaban en casa, ya que ese día se les acabara la jodienda.

Quique.

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