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Intercambio para aprender lenguas
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Tiempo de lectura: 11 minutos

Una joven viaja a Inglaterra en viaje de estudios. Se va a hospedar en una casa familiar. Tras cumplir los diez y ocho años sus padres le permiten viajar sola al extranjero.

La reciben cuatro incestuosos miembros de una familia de nudistas que empiezan disimulando pero que terminan todos juntos follando.

Me vinieron a recoger al aeropuerto con un enorme cartel y cuatro deliciosas sonrisas, ademas de un enorme abrigo por si yo no había tenido esa precaución. Sus detalles me alagaron y me hicieron sentir cómoda y bien acogida.

Nevaba fuera de la terminal pero en el trayecto en coche hasta su casa me hicieron sentir como si estuviera en mi propia casa. Una familia algo lejana pero al fin y al cabo gente que me apreciaba.

Loren era mi amiga de intercambio habíamos hablado por mail, Skype y wasap. En verano estaba previsto que ella viniera a mi casa a pasar unos días.

Nos habíamos intercambiado fotos, visto por la cámara y ya conocía su aspecto y el de su familia así como ellos ya me habían visto a mí y a mi gente. Todos vestidos por supuesto.

Loren, rubia con una carita dulce, de no haber roto un plato en su vida, y un cuerpo precioso y delgado que hasta ese día casi solo conocía por un par de fotos en bikini que me había mandado.

Vale, seré sincera. Más de una vez cuando chateábamos a solas nos habíamos puesto cachondas. Habíamos tenido algo de cibersexo y nos habíamos confiado que ambas somos bisexuales. Nunca me confió lo que iba a encontrar al llegar a su casa, pero sabía que yo me lo iba a tomar bien.

Sus padres Karen y Mark son un par de atractivos cuarentones. Por lo que había visto por lar fotos y cuando estaban sin los abrigos en el aeropuerto y en las fotos. parecía que se cuidaban. Tenían buenos cuerpos.

El que me impresionó en vivo fue el hermano mayor, Josh que en las fotos que había recibido parecía un tirillas. Desde que Loren se las habían hecho había empezado con el rugby y se había puesto mazas. Un tiarrón con buenos músculos. La cabrona me lo había ocultado como una bonita sorpresa.

Durante el trayecto realizaron un verdadero interrogatorio al que yo respondida como buenamente podía en mi mal inglés de instituto terminado. Y sin dejar de hablar me contaban cosas de ellos y de su pequeño pueblo de Essex.

La vivienda era un unifamiliar de los que se estilan en toda Inglaterra pero el suyo parecía reformado. Con mis escasos conocimientos de arquitectura me di cuenta de que estaba muy reforzado el aislamiento y las ventanas.

De tal forma que sin que se derritiera la nieve en el tejado en el interior la temperatura rondaba unos cómodos treinta grados. Y algo increíble, para ser Inglaterra, tenían duchas, planas, en las que habrían cabido media docena de personas cómodamente.

Ellos se despojaron sin complejos de buena parte de su ropa y a mi no me quedó mas remedio que quedarme con mi camiseta interior y el sujetador despojándome del jersey y con los vaqueros si no quería morir asfixiada.

Mi amiga se fue a su habitación y volvió con lo que parecía un ligero pijama de verano, un short y una camiseta de tirantes de raso que le sentaba de maravilla. Parecía hecho arde para ella y su cuerpo delgado.

El de su madre era un camisón, pero muy parecido en la tela y el corte y desde luego no demasiado largo. Le sentaba estupendamente, sus largos muslos saliendo de esa corta prenda eran todo un espectáculo.

Y los pijamas de ambas parecían recién estrenados en mi honor. Como si los hubieran sacado de la caja esa misma mañana. Hasta conservaban algún doblez de haber estado guardados.

Ellos volvieron con cortos pantalones de deporte y ligeras camisetas. Todavía no sé como conseguí cerrar la boca al ver la musculatura que se gastaba el hermanito y ni un gramo de grasa por ninguna parte. Para mi asombro el cuerpo del padre era muy parecido. Fibrado y con músculos bien definidos. Y hasta algún discreto tattoo.

Aquella gente me parecía que no tenia demasiados complejos. Pero donde fueres haz lo que vieres. Toda la ropa que había traído era de invierno, de abrigo. Mis pijamas, bueno si intentara estar un rato con ellos puestos allí me asfixiaría.

Cuando Loren me acompañó al cuarto que íbamos a compartir, según subíamos por la escalera, para llevar mi maleta, le conté mi problema.

– Nena. (baby) Tengo un problema. Todo lo que he traído es de abrigo. Me voy a asar.

– Tranqui. Ya te prestaré algo, o puedes quitarte más cosas. A nadie le va a extrañar.

Bueno, quería quedarme a solas con ella para poder comentar algunas de esas cosas más relajadas. Pero lo primero que salió de mi boca y en castellano fue:

– ¡Tía! ¡Que buenorro se ha puesto tu hermano!

Ella se echo a reír y me confirmó que no era la única de sus amigas que mojaba las bragas por el.

– Pues ponte a la cola por que todas mis amigas están deseando pasarlo por la piedra.

– Alguna ventaja tendré estando en tu casa.

Me miró con una expresión misteriosa y lasciva a la vez.

– Tienes todas las ventajas, cariño.

Para solucionar mis problemas de vestuario me ofreció sus cajones que comparándolos con los míos me parecieron extrañamente desprovistos de lencería y ropa de andar por casa. De hecho algunas de las prendas aún conservaban las etiquetas.

Pero como además yo le sacaba más de diez centímetros lo que me probé me quedaba literalmente como el culo que quedaba casi por entero al aire. A mi lado ella parecía una muñequita, sexi y adorable eso si.

En principio iba a dormir con ella. Su cama daba para dos plazas y mi idea desde que la había visto desnuda por la cámara era no dormir mucho precisamente.

Para empezar y estando a solas con ella en su cuarto me libré de los vaqueros que empezaban a picarme en los muslos. Ella se quedó admirando mi tanga el mejor y mas caro de los míos, de encaje trasparente y muy sexi. Ella en perfecto ingles me lo alabó con lo que me pareció cierta mirada de deseo.

– Es una prenda preciosa. Te habrá costado una pasta.

Se lo ofrecí cuando lo laváramos.

– Puedes usar mi lencería cuando quieras. Creo que he traído como para un ejército.

Me dijo también:

– Al jugador de rugby le va a encantar verte solo con eso.

Lo dijo como si fuera algo que iba a pasar seguro. Pero mientras tanto yo seguía en tanga y una camiseta mínima de tirantes, térmica eso si. Para solucionarlo le pidió a su hermano alguna de las camisetas de entrenamiento.

Como él me sacaba una cabeza, a mí me llegaría a medio muslo. Podría usarla de ropa de casa y camisón a la vez hasta que pudiéramos ir de compras. La diferencia de altura entre los hermanos era algo increíble.

Me dejé el sujetador puesto, lo que ni Loren ni su madre habían hecho. Sus pezones se marcaban en el fino raso como si no llevaran nada. Todas las camisetas de su hermano que me había traído eran de tirantes aduciendo que en invierno eran las que él no usaba.

No me haría falta nada más abrigado. Como Josh era mucho más grande, de alto y de ancho, que yo por la sisa y el escote se me habrían visto las tetas al completo. Cosa que les habría encantado a todos, pero no adelantemos acontecimientos.

También me cambié las bragas sustituyendo el tanga por un culote algo mas amplio. Puede que el hermano me hiciera humedecerlo mientras cenábamos. Y al paso que iban las cosas no solo Josh.

Los roces y la confianza entre ellos eran constantes. Tanto así que cuando su padre abrazó a Karen levantó su camisón dejándonos ver a todos que sus bragas habían quedado olvidadas en alguna parte. Lucía un firme y bien formado culo desnudo del todo.

No me había fijado cuando se las había quitado supongo que estando juntas con Loren en su cuarto buscando ropa. Ahora que lo pensaba en realidad nunca supe si las había tenido puestas en algún momento.

Lo que sí me llamó la atención del cuarto de los padres era la enorme cama en la que habría podido dormir un regimiento. Cuanto menos que la familia al completo mas alguna invitada despistada. O invitado viendo la familiaridad con que se trataban padre e hijo. Pero parece que insisto en adelantarme, retomaré el hilo.

Como todo el rato hasta ese momento, la cena, contundente por cierto, discurrió entre risas, y bromas. En un ambiente de sensualidad que no me había esperado. Las bromas y chascarrillos de orden sexual fueron de lo que más abundó.

Admito que entré al trapo en mas de una ocasión con lo que conseguí no quedar como una mojigata. Pero eran de los que les das la mano y te cogen el brazo hasta el hombro. Así que consiguieron sacarme los colores con bastante frecuencia.

A mitad de cena ya tenía una mano de Josh en un muslo y otra de Loren en el otro acariciándome sin demasiado disimulo. Sabía que sus dedos se rozaban mientras las manos subían y bajaban por mi piel y a ellos no les importaba. Los hermanos sentados a mis lados se trataban con mucho cariño y a mí también.

Como me estaba gustando me limite a separar las piernas y dejar que siguieran. No sé cual de los dos alcanzó primero mi xoxito, a esas alturas empapado pero aún cubierto. Solté un gemido sin poder contenerme y aunque Karen y su marido se hicieron los despistados seguro que se dieron cuenta.

Enfrente de mí los padres se dedicaban el uno al otro parecidas atenciones. Antes del postre me padeció ver asomar más de una vez el glande duro de Mark por encima del borde de la mesa. Mientras se daban un morreo que habría cambiado de boca toda su saliva.

Karen meneando su impresionante pandero se levantó a por el pudding adornado con nata. Así que me esperaba nuevos avances viendo el ritmo que llevaba la noche.

Loren cogió algo de nata con un dedo y juguetona lo puso en mi boca. Mirando a sus preciosos ojos azules abrí la boca y chupé su dedo con lascivia. Como hubiera hecho con la polla de Josh, algo que ya estaba deseando.

Spoiler: Como se darán cuenta yo ya llevaba los deberes bien hechos. Tanto con chicas como con chicos. Lo que no me esperaba y nunca había hecho en realidad era un orgía nada más llegar. ¡Y con toda la familia! ¡además!

Pero bueno: from lost to the river. Suponía que serían Loren o Josh los que intentaran ligarme por su cuenta antes de introducirme en todo el jaleo. Pero de uno en uno y desde luego no delante de sus padres.

Por supuesto siguieron adelante viendo que yo me tomaba bien sus avances. Si en algún momento yo me hubiera mostrado ofendida o enfadada ellos hubieran parado y me hubieran dejado tranquila. Pero a esas alturas estaba claro que yo estaba tan caliente como ellos.

Loren era ambidextra, pues mientras tenía un dedo en mi boca dándome bocaditos de nata otro de la otra mano ya había entrado bajo mi cullotte. Me estaba acariciando los labios de la vulva. Ante la excitada mirada de su hermanito.

Como no quería que este se sintiera desplazado fui yo la que lo atendí. dejé caer mi mano con suavidad sobre su pubis y efectivamente su polla bien dura ya estaba al aire esperando una caricia.

– ¿Por qué no te quita la camiseta?

Le di un tirón a sus pantalones para que se los quitara. Ya no creía que a nadie le importara verle con el culo al aire, culo pétreo y bien formado por cierto. Fue el primero en quedar desnudo del todo. En cuanto lo hizo volvió a sentarse aún más cerca de mí. Para entonces Loren y yo ya habíamos compartido nuestro primer beso y la primera saliva.

Bajé una mano a coger sus huevos bien depilados y suaves y acariciarlos con ternura. De vez en cuando miraba a Mark y Karen que se dedicaban a coger cucharaditas del pudding y pasarlas de una boca a la otra en sus besos.

Y mi abuela decía que con la comida no se juega. Probablemente si hubiera visto esto le hubiera dado un patatús. Pero a mí me gustó la idea. Cogí una cuchara y porciones pequeñitas del postre para compartirlas.

Primero a Josh que buscó el pudding en mi boca con su lengua dándome bien de saliva. Echó mano a mis pechos que su hermana ya había tenido la precaución de liberar abriendo el broche de mi sujetador con una mano.

Como era incómodo meter la mano entre el escote de la camiseta y el sujetador mal colocado. me saqué esa prenda por la sisa de la camiseta. Como ya pensaba los escotes dejaban ver mis pechos casi al completo. De lo que Josh y su linda hermana se aprovecharon de inmediato.

Pellizcaba mis pezones a la vez que Loren y yo compartíamos el postre de una boca a otra. Yo tampoco soy manca, una de mis manos en el rabo de Josh subiendo y bajando con suavidad y la otra entre los muslos de Loren.

Karen y Mark miraban nuestros juegos con grandes sonrisas y sin dejar de besarse y acariciarse.

El short suelto de su pijama no me ofrecía una gran barrera. Un segundo después ya estaba tocando su encharcado coño.

Lamiendo su orejita le pedí:

– Quítame el cullotte.

Se arrodilló a mi lado hasta que me sacó las bragas. Besando con suavidad mi costado y muslo mientras lo hacía. Giré la cabeza hacia Josh. Le lamí la oreja y le pedí:

– Quítale la camisola a Loren.

Estaba deseando ver a los dos actuar juntos. Con una sonrisa tiró de la poca tela por delante de mí. Ambos se inclinaron para besarse. Justo ante mi cara. Me uní al beso convirtiéndolo en uno a tres lenguas, mientras nuestras manos no dejaban de acariciar nuestras pieles.

El chico hubiera podido cogernos a la dos a la vez en brazos para llevarnos a la cama. Pero se contuvo mm sonrió que por que sabía que sus padres querían disfrutar del espectáculo. Y a mí no me importaba exhibirme.

Yo misma tiré de mi camiseta arrojándola a un rincón. Ya me había dado cuenta de que en esa casa la ropa sobraba. Un segundo que me había despistado y Mark le había sacado el camisón a su bella esposa y está le había librado de su camiseta.

Ellos aún sentados en sus sillas nos miraban complacidos y sonrientes y con enormes expresiones de lujuria. Pude confirmar lo bien que se conservaban, tenían unos cuerpos espectaculares.

Loren me dejó un momento con su hermano para acercarse a ellos y darles un buen morreo. Primero a su madre, luego al padre y cuando estaba en ello se unió Karen en un cruce de lenguas a tres bandas. Eso ya terminó de calentarme, si todo lo anterior no me tuviera ya como un horno.

Me colgué del cuello de toro de Josh para subirme sobre sus poderosos muslos. La durísima polla apretada entre nuestros vientres. Empezó a amasar con sus manazas mis pechos, sin olvidar pellizcar mis pezones con suavidad.

Admito que el chico me tenía atontada, aunque no por ello iba a dejar de probar el rabo de su padre o el coñito de su bella madre. Hablando de ellos fue Mark el que se acercó a nosotros. Lo primero que hizo fue meterme la lengua hasta la garganta, para lo que abrí mi boca al máximo gustosa.

Sacó de mi boca toda la saliva que si hijo me había estado pasando en nuestros besos. Pero lo que me impactó fue que de inmediato hizo lo mismo con Josh, mientras este le agarraba la polla y se la masajeaba suave.

– ¿Quieres?

Me la ofreció. Como no quería ser mala invitada y estaba viendo por primera vez en mi vida a dos chicos actuando juntos estiré la mano y le acaricié los huevos.

Mientras mi amiga y su madre se entretenían solas me habían cedido a los dos hombres. Ahí fue cuando Josh me levantó sujetando mi culo y solo con la fuerza de sus muslos se puso de pie.

Rodeé su cintura con mis piernas mientras su padre se ponía a mi espalda. Noté unos dos poniendo lubricante en mi culito, creo que los de mi amiga pero con la húmeda de Josh en mi boca no estaba para investigar.

Me levantó un poco más, lo justo como para poner su glande entre los labios de mi vulva. Empezó a bajarme despacio penetrándome. A la vez notaba la polla de Mark empezando a abrirse camino en mi entrada posterior.

Colgada del cuello del jugador de rugby yo no podía moverme. Ellos me manejaban como una masajeaba de silicona. Me subían y bajaban a fuerza de brazos haciéndome notar mi primera doble penetración.

Solo jadeaba y gemía, disfrutando cada vez que Josh dejaba mi boca para darle lengua a su padre por encima de mi hombro. La saliva de ambos resbalando hasta mi piel.

Loren y Karen se pusieron a nuestro lado para prodigarnos caricias y besos. Cuando ambos se corrieron en mi interior yo ya había perdido la cuenta de mis propios orgasmos.

– ¿Te ha gustado el recibimiento? Guarrilla.

– Ufff. Me ha encantado, pero prométeme que no vamos a parar.

– Solo cuando salgamos de casa para enseñarte la ciudad.

– Con todo esto el único inglés que voy a aprender aquí solo me va a valer para rodar porno.

Los cuatro recibieron mi salida con una carcajada general. Su madre intentando poner un poco de orden me cogió de la mano y me llevó a la ducha.

– Dejad descansar a la chica que la vais a desmontar.

En la ducha se dedicó a lavarme y mimarme. Desde luego sin dejar de besarme ni de acariciar todo mi cuerpo. Me dejó bien limpia por fuera y por dentro, lamió mis pies y las axilas. Me comió el culito como nadie había hecho antes, de bien digo, algún beso negro si que me habían hecho en mi ciudad.

Estaba segura de que mientras la bella madre me daba mimitos en una ducha en la otra los otros tres pervertidos no permitían que nadie se enfriase. Y seguían dedicados a sus juegos. Porque al llegar a la cama todos olíamos a limpio y a gel de ducha.

A la enorme cama del dormitorio principal, seguro que dormían todos juntos la mayoría de las noches. Pero yo tenía un capricho, al ver a los dos hombres besándose y cogiéndose las pollas sin complejos quería ver más de eso.

– ¿Podríais seguir vosotros solos? y nosotras mirar.

– Hay que hacerle caso a la invitada. Así que ya podéis poneros cariñosos.

Sentadas en la cama les hicimos corro. Ellos en medio empezaron muy suave, de rodillas, frente a frente, besándose con cariño. Poco a poco fueron sacando las lenguas y dejando caer saliva por sus barbillas.

Yo estaba a un extremo del corro, al lado de Loren. Muy excitada, pronto me di cuenta de que los dedos de Karen acariciaban el dulce xoxito de mi amiga. De vez en cuando giraba la cabeza y besaba sus húmedos labios con ternura.

Enfrente Josh había juntado su polla con la de su padre y cogido las dos con una mano pajeándolas juntas. Frotando una contra otra. Mark se fue agachando lamiendo el pecho de su hijo, mordisqueando sus pezones.

Bajaba besando el marcado vientre con una impresionante tableta de músculos hasta llegar al durísimo rabo. Chupó los huevos como caramelos, incluso se los metía en la boca. Lamía el tronco arriba y abajo hasta el glande.

Al poco lo tragaba hasta donde podía que con aquel garrote no era mucho. Ninguna pudimos hacerlo más que él, como pude comprobar más tarde. Loren se decidió a ayudarlos, trajo el lubricante que un rato antes le había aplicado a mi propio culito. Empezó a ponérselo al ano de su hermano.

Empezaba a estar claro quien iba a recibir y quien a dar. Josh poco a poco se fue tumbando de espaldas y levantando las piernas. Mark entre sus muslos acercó la polla al culito y lo fue penetrando. Nosotras, calientes, los mirábamos sin querer perdernos nada del sensual espectáculo pero sin dejar de acariciarnos tampoco.

Me acerqué más para no perder detalle. Verlo todo en primer plano. Lo que me permitía además arrimar la boca al glande de mi musculoso objeto de deseo. Empecé a darle besos al glande de Josh mientras tenía la mirada en su culo bien abierto por la polla de su padre.

Estaba a cuatro patas para no perder detalle si que enseguida empecé a notar una lengua en mi propio ano y besos en mis nalgas. Madre e hija se habían lanzado de inmediato sobre mi grupa al verme así de ofrecida.

Era la primera noche allí y ya había disfrutado de más orgasmos que en los dos últimos meses juntos. Era evidente que lo iba a pasar de miedo en Inglaterra.

Tuvo que ser Karen, como siempre la voz de la razón, la que indicara que yo debía estar cansada del viaje y de la caña que me estaban dando. Todos debíamos recuperar fuerzas para el día siguiente.

Así que mezclados en la enorme cama, unos en brazos de los otros nos fuimos durmiendo. El resto de los días que pasé allí fueron en la misma tónica. Conocí íntimamente a los amigos de los dos hermanos tan pervertidos y bisexuales como ellos y yo misma. También me presentaron a otros miembros de la familia y colegas de los padres.

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