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Juguete nuevo

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Otro maratón de esos que inicio el viernes y terminan el lunes en la mañana, pero con un juguete nuevo. Va mi reporte sobre el día de hoy.

Esta semana hay algo nuevo que contar y concluye con el clásico maratón (dos días con mi marido y uno con mi amante).

Uno de mis contactos me contó la cogida que le dio a una de sus amigas, en el departamento de ésta. Me dijo que ella y tenía un juguete (se refería a un dildo o consolador) y claro para que lo usara sobre ella en una doble penetración. Yo no uso juguetes, salvo lo del condón con bolitas y piquitos que usé para guardar la leche de mi marido, como lo conté en el relato “Travesura a mi amante”; y es que mis juguetes son mis amados. Debido a ese comentario, en el maratón de la semana pasada le pedí a mi amante que me comprara un consolador para usarlo la próxima vez con él.

Además, esa noche, cuando dejé a mi marido bien cogido y dormido para ver mi correo, durante "la batalla" le dije que sería bueno que los hombres tuvieran dos vergas para que me las metiera al mismo tiempo, abriendo la posibilidad de que, si me llega a gustar la manera en la que lo usara con mi amante, me comprara otro consolador para usarlo en la casa.

Por otra parte, otro de mis contactos por email sólo hace preguntas, pero no contesta las mías, además no cuenta nada, porque se le dificulta escribir y se molesta cuando platico de las reacciones que tiene cuando le hago observaciones. Sólo sé que tiene nombre de muralista mexicano y me señala airado "si hablas de mi que sea como anónimo". En fin, no se da cuenta que no puedo hablar algo de él, pero en estos renglones no me referiré a él como “el anónimo” sino que lo llamaré David.

Después de muchos correos y pataletas que hizo David, me contestó las preguntas que le había hecho, que son la parte más elemental: “¿En qué ciudad vives?, edad, ¿qué estudiaste?, ¿en qué trabajas?, etcétera.

Con el trato del correo, se ve que es un chico (ni tan chico con 28 años) que sólo quiere hablar de sexo, es bastante “machín” y le gusta dar órdenes, cree que las mujeres sólo son para coger, y es fácil llevárselo por allí. No sé si le gusten las mujeres maduras o si no tiene recursos emocionales para tratar a una mujer de su edad o un poco menor, pues sólo menciona coitos con maduras y alardea de que las hace llorar de felicidad y hasta recibe araños en la espalda cuando gozan con su verga.

Desgraciadamente, cuando habla de sexo, sólo puede escribir unas dos frases, nunca más de tres. A cambio de eso, suponiendo que las fotos y videos que recibí son realmente de él, tiene una verga de ensueño. Un poco cabezona, pero soportable. Particularmente, me he chorreado más de tres veces viendo un video jalándosela. También mi marido usufructuó la calentura que me daban sus fotos. Lamentablemente sus correos no tienen nada de ternura y sí mucho de dominación, es muy pagado de sí mismo, dice que da muchas embestidas rápidas, debido a su juventud (supongo que no se ha medido contra una máquina de coger) y cree que todas deben rendirse a sus pies.

Respecto a la escritura, le puse un ejemplo de una fantasía que escribió "Vago82" para mí (ver el relato “El cielo en Mar”) y le dije “A éste sí lo esperaría con las piernas abiertas después de coger con mi marido”. Contestó: “los que cuentan así, en persona no hacen ni pío, yo soy de pocas palabras y mucho que hacer en persona.” (¡Otra vez dándose aires de potente y descalificando a priori!)

El caso es que se me ocurrió enviarle a mi amante los correos que intercambiamos, incluidos los anexos (videos y fotos). Las imágenes de David, todas son de verga, quién sabe cómo estará David en lo demás). No recibí respuesta de mi amante.

Desde el sábado, me calenté con las fotos de David, pero no con sus correos que son demasiado obvios. Cuando fui a la recámara, mi marido ya estaba dormido. Se la mamé pensando en la verga de las fotos (se parecen mucho) hasta que se le puso dura y lo cabalgué hasta que nos vinimos. Como había llegado borracho, se dieron las cogidas intermitentes y yo alimentaba la calentura con el intercambio de correspondencia. ¡Esos videos!

El domingo fue igual, mi marido y yo cogimos todo el día, embadurnándome el cuerpo con el semen que recuperaba. Además, en los descansos, yo enviaba y recibía correos. Ni por asomo le salían más de tres frases a David (con la ortografía corregida), por más que lo calentaba enviándole fotos:

“¿Pero te gusta lo que viste?

¿Tú cómo tienes tu concha ahora?

¿Ya te vas a meter los dedos?”

Yo contestaba “Sí, mira, me hice así”, y le mandaba una foto masturbándome y otra donde me están cogiendo, porque insistía en que le gustaría ver cómo me cogen. Como en la foto también se veían mis pezones, David contestó pronto “esas tetas de prestan para una buena rusa”. y recordaba que yo ya estaba lista para llevar mis “tetas con crema” para el desayuno de mi amante.

En fin, con mi calentura, el burro lechero de mi marido quedó bien ordeñado y yo con todo el cuerpo listo para la limpieza de hoy lunes, a pura lengua.

Al llegar con Bernabé, mi amante, antes de besarme apasionadamente me dijo “Eres una puta…” Después de eso me encueró y se puso a chuparme la vagina primero. Cuando terminó siguió con las piernas y los pies. Yo lo disfrutaba con los ojos cerrados y sentí sus dedos en mi raja, pero después sentí algo más grande… ¡Era el dildo que me compró Bernabé! Él lo introducía y lo sacaba rítmicamente en mi panocha. Cuando acabó el turno de las tetas con crema me puso de espalda para lamerla y también el cuello y las orejas. ¡Riquísimo! Entonces dijo “Ahora por aquí” y me lo metió poco a poco en el culo y, cuando ya me había acostumbrado, lo movió más rápido. ¡Sorpresa, también era vibrador!

Me volvió a poner bocarriba sin sacarlo y me metió la verga. ¡Ay Dios, qué hermoso sentí! Ensartada por ambas partes, me comí su lengua en un beso riquísimo. ¡Nunca me había sentido tan puta!

–Pues así sentirás con doble penetración, yo estoy adelante. A ver putita, ¿quién es el otro que te está cogiendo por el culo? ¿Te gustaría que fuera Ramón o el “bombón putito” que se la jaló por ti? –me preguntó en alusión a los epítetos que le dije a David en los correos (¡bien que los había leído!)

–Me gustaría que fuera mi marido, y también saborear la verga de David en la boca –le contesté.

–¡Eres muy puta, mamita! –gritó al tiempo que se estaba viniendo y sentí su semen ardiente y abundante en mi vagina –¡Ah! –grité, pero casi de inmediato di otro grito de sorpresa ¡porque también sentí un líquido caliente en mi orto!

–¿No lo esperabas, puta? También el control inalámbrico permite arrojar algo parecido al semen. Conseguí el aparato más completo –me dijo dándome un beso y cesó la vibración del consolador. Bernabé se quedó quieto sobre mí y yo soporté amorosamente sus 80 kilogramos, además de los dos invasores que me penetraron.

Al rato, en el reposo, me preguntó sobre David y le confesé que su verga se parecía mucho a la de mi marido en el largo y el prepucio, pero no en el glande, el cual no me agradaba porque me parecía deforme. “Hay gustos para todos, mamita” me dijo poniéndose a mamar y metiéndome el consolador en la vagina, volviendo a conectar el modo de vibrador. Me vine una vez más. Luego cambiamos a un 69 y me metió el juguete por el ano. “Imagina que es la verga de David la que tienes en la boca, puta busca vergas, aunque le falten un par de centímetros”. Yo lo hice y se la mamé desaforadamente pensando en la verga que vi en el video de David, jalándosela para darme gusto. Al rato volvimos a descansar.

Me dijo que era conveniente limpiarla cuando se usaba en el ano, y eso había hecho las dos veces que me lo sacó de allí. Me dio el consolador para que lo mamara un poco mientras él jugaba con mis tetas.

–¿Dónde lo conseguiste tan completo y de tamaño similar al de mi marido? –pregunté.

–Fue un pedido que hice después de que mi ex y yo analizamos varios catálogos, tardo varias semanas en llegar.

–¿Entonces no fue para mí? –pregunté decepcionada– ¿Ya lo usó la puta de tu ex? –reclamé airada, mostrando un gesto de asco, y solté el juguete.

–Ja, ja, ja. Ambas, además de mi esposa, usan ésta y no te habías quejado ni la habías despreciado por eso –dijo moviendo su palo otra vez erguido frente a mi cara. No resistí y se lo chupé–. ¿Verdad que no te enfada tenerlo en la boca, aun sabiendo que se lo he metido a mi chichona? –concluyó, y yo seguí chupándosela.

–¿Cómo es que tenías este aparato y no me lo habías enseñado? –pregunté.

–A mi exmujer, uno de sus amantes le compró uno de plástico, muy parecido a la verga de él, desde hace muchos años y le gusta usarlo. Hemos jugado y ella ha fantaseado en que estamos haciendo un trío. Incluso, después de que me he venido en ella, se lo ha metido en la vagina sacando el dildo escurriendo y me lo da a mamar. Es divertido y, además, muy caliente con las cosas que me dice: “¿Verdad que esta verga es deliciosa?” y otras semejantes aludiendo a su amante.

–¿Te gustó mamar verga y por eso la compraste? –pregunté asombrada.

–No, no fue así. Una vez que durmió aquí, me dijo que extrañaba su casa porque allí estaban sus juguetitos. Y me ofrecí a comprarle uno para que lo usara en esta cama. Por eso nos pusimos a elegir el más adecuado.

–Y yo que pensé que lo habías adquirido para mí… –musité e hice un puchero.

–Este consolador es de la casa y lo pueden usar las dos, así como me usan a mí. ¿De verdad te gustaría que hiciéramos un trío con ella? Eso le dijiste a David por email –me soltó dejándome pensativa.

–¿Ella aceptaría? –fue lo único que se me ocurrió preguntar.

–No sé –contestó–, pero este aparato jugaría un papel importante si se da la situación –concluyó levantando el consolador, el cual miramos acostados y juntamos nuestras mejillas.

–Tienes razón, ese dildo es de esta casa, ni mío ni de la chichona, o mío y también de la chichona, como el tuyo –dije terminantemente acariciándole la verga desde los huevos y jalando su tronco.

–¿Quieres que te consiga uno así para tu casa? –preguntó–, pero le pones mi nombre…

–Déjame sondear a mi cornudo, no puedo llegar con el consolador así, de repente. Va a pensar que ya no me satisface, ¡y claro que nos satisface a los dos!, pues tú disfrutas su leche en mí.

Nos metimos a bañar y allí jugó otra vez con la fantasía de David. Bernabé tendrá más de cuatro décadas de edad y parece de 20 con su enjundia, pero ni soñando el pobre de David tendría una imaginación como la de Bernabé para hacer el amor.

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