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Karina (Parte 1)

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Hola, mi nombre es Karina, tengo 35 años, siempre me he sentido atraído por la ropa femenina, para mi algo excitante es probarme la ropa de mi esposa, trato de hacerlo cuando me quedo solo en el departamento, algo delicioso y excitante es acercarme a la cesta de la ropa sucia, tomar y oler sus bragas, sus medias ya que el olor que emana es único, el olor a hembra es adictivo.

Debo decir que mi esposa tiene un bonito cuerpo, sus glúteos son redondos y su cintura me causa envidia, soy diseñador gráfico y dado que trabajo desde casa tengo mucho tiempo para hacer lo que me venga en gana, a veces duro todo el día vestido de chica, veo pelis de travestis que son penetradas por hombres bien machos y dotados haciéndolas gemir de placer y pidiendo más, me éxito a tal punto que me penetro con lo que encuentre desde un plátano hasta el consolador que le compré a mi esposa para su cumpleaños, eso sí trato de no masturbarme para cuando coja a mi mujer pueda eyacular por litros como un caballo, hay días en los que me caliento demasiado y espero a que ella llegue para hacerle el amor de forma salvaje.

Debo decir que ella es una chica súper especial la cual amo y respeto no tengo queja alguna de ella… ya que tanto en lo personal como en lo sexual trata de complacerme en todo, algo que me gusta de ella es que le encanta que me venga en su cara, tiene esa debilidad le encanta el olor a semen y le fascina que yo le limpie la cara con mi lengua, me hace tragar mi propio semen algo a lo que no me resisto ni me opongo, cuando estoy tragando mi propio semen fantaseo en que ese delicioso néctar es de un hombre dotado, velludo y muy macho que tiene sexo con mi esposa y conmigo al tiempo, eso sí yo actuando también como chica y siendo penetrada por aquel desconocido quien nos derrama su leche en nuestras caras.

La historia que contaré a continuación sucedió hace unos tres años en la reunión anual que hacen en la empresa de mi esposa, donde invitan a los empleados y a sus familias a una cena celebrando el fin de año y los cumpleaños de la empresa.

Ese día me encontraba muy cachonda y caliente ya que durante la mañana había estado viendo videos de travestis, muy voluptuosas, con unas vergas monumentales, las cuales eran clavadas por hombres muy atractivos que derramaban sus leches en sus bocas y culos, debo aclarar que siempre fue una fantasía el imaginar en ser una hermosa travesti y ser penetrada por un hombre.

Ese día mi esposa decidió llevar a la reunión un vestido negro ajustado con unos zapatos de tacón alto, unas pantimedias negras con un fino brillante que la hacían ver muy sexy y femenina, aquel día ella se sentía muy caliente y me dijo al oído: hoy quiero que me penetres muy duro en la reunión quiero que te vengas en mi vagina y sentir como se chorrea tu leche en mi tanga, así quiero estar toda la noche y cuando lleguemos a casa me limpies la vagina con tu lengua… algo que me puso muy muy caliente…

Camino a la reunión mi esposa no hizo más que jugar con mi verga, mientras yo conducía ella pasaba su lengua por mi glande, la situación era muy excitante ya que nos daba morbo que fuéramos descubiertos.

Al llegar a la reunión me dijo: hoy quiero tomarme unas copas y pasarla muy bien, a lo que seguidamente me miró y paso su lengua por sus labios y sonrió, por lo que sabía que la noche iba a ser algo diferente y muy caliente…

Parte de la noche bailamos y tomamos unas copas de más, me dijo: si eres capaz ve al auto y abre la cajuela, quiero jugar contigo… salí rumbo al auto, me acerque y abrí la cajuela, cual sería mi sorpresa al ver que había una bolsa con un vestido color rosa, unas bragas de encaje color rosa, unos zapatos altos color blanco, unas medias de liguero blancas con un fino encaje, una peluca rubia que llegaba a los hombros y maquillaje, con una nota que decía: eres un buen esposo, un buen hombre, pero sé que deseas cumplir una fantasía y hoy es el día, si te atreves vístete te espero atrás en el salón que se encuentra vacío.

Sentí un frio intenso en todo mi cuerpo, no sabía cómo mi esposa se había enterado de mis gustos, mis piernas temblaban, mi cuerpo sudaba porque a pesar de que me quería vestir de mujer, pensaba que podía ser una trampa para comprobar mis gustos y terminar la relación, muchas cosas corrían por mi mente, no sabía qué hacer.

Después de mucho pensarlo, pudo más el morbo y cumplir mi fantasía, sentir esa delicada ropa en mi piel y caminar libremente por la calle sabiendo que me podían descubrir, me ponía muy caliente, la adrenalina corría por mi cerebro, suspiré y me quite la ropa que llevaba puesta para empezar a vestirme con la que estaba en la bolsa, tome las bragas color rosa de encaje, después las medias que llegaban al muslo, no sé cómo hice, pero en un dos x tres me coloque el vestido ajustado dentro del auto.

La sensación era única, el vestirme con la ropa de mi esposa era normal ya que lo hacía muy a menudo, pero era muy diferente hacerlo al aire libre y que alguien me descubriera…

Me puse la peluca, me apliqué un poco de labial rojo y unas sombras de un color suave en los ojos, al verme al espejo me sentí toda una puta, me veía muy hembra, la verdad entre mi excitación y los nervios la sensación era inigualable, no podía acomodar mi verga ya que esta quería salirse del vestido y romper las bragas, como pude me acomodé la verga y pude sentir que mis líquidos pre seminales estaban brotando de la punta, tomé los zapatos de tacón alto me los probé y salí del vehículo, fue tanto el nivel de adrenalina que al cerrar la puerta me di cuenta que las llaves habían quedado dentro… no lo podía creer… todo lo que parecía un cuento de fantasía, podía convertirse en un cuento de terror…

Sabía que estaba en grandes problemas si mi esposa no llegaba al lugar indicado, debería ir a buscarla travestido esperando no ser descubierta por algún conocido lo que generaría que fuera el hazme reír de la fiesta, no tuve más remedio que ir caminando hacia el lugar indicado, el camino estaba un poco solo, el corazón me latía a mil, la erección que tenía hacia unos minutos había desaparecido, estaba muy asustado, apresuré el paso y me encontré de frente con un vigilante el cual caminó rápidamente hacia mí era un hombre de unos 50 años de piel blanca y de estatura media, la verdad se veía muy masculino y me dijo:

-Señorita le puedo ayudar? Se encuentra perdida?

Sentí la muerte correr por mi cuerpo, al saber que estaría metida en muchos problemas si el vigilante llegaba a descubrirme, ya que podría llamar a la policía, no pude responderle, no sabía cómo hacerlo, mis piernas temblaban, volvió a preguntarme: ¿se encuentra bien?

Me miró fijamente y su mirada lo dijo todo, me había descubierto, tomó el radio para alertar a los demás guardas de seguridad y le dije: por favor esto es un error, la verdad soy un invitado a la reunión y vine con mi esposa, a lo que me respondió: No sabía que la reunión era de travestis, llamaré a la policía.

Le dije por favor todo esto es un error, las llaves de mi auto se quedaron dentro y no puedo cambiarme, si me da la oportunidad de aclarar el mal entendido, mi esposa me está esperando en el salón que está al respaldo y está vacío y ella le podrá aclarar este error…

El vigilante me miró y volvió a decir: llamaré a la policía y a ellos puede explicarles todo…

Le supliqué al guarda de seguridad y le dije: mire todo esto es un juego con mi esposa, por favor no llame a la policía, si quiere me puede acompañar y mi esposa le explicará todo…

El me miró y me dijo: no creo nada de lo que me dice, mi deber es repórtalo con la policía…

A lo que le dije: por favor créame estoy dispuesto a darle dinero pero por favor no llame a la policía…

Me miro de arriba abajo, se quedó mirando mis piernas, pasó su lengua por los labios y me dijo: bueno señorita si está dispuesta a que no la denuncie debe pagarme muy bien.

Le dije: le pagaré lo que Ud. me diga.

El guarda de seguridad me tomo del brazo de una manera suave y me dijo:

-Acompáñeme, porque vamos a arreglar este problema de inmediato, lo seguí y me llevo a unos arbustos con poca luz, la verdad estaba muy asustado, paramos en un lugar solitario y me dijo:

¿Sabes que tienes unas piernas muy deliciosas? Se agacho un poco y sentí su mano acariciando mis piernas… saben? “el sentir tus piernas en unas medias y que alguien te las acaricie no tiene precio”, volviendo al relato el vigilante cincuentón se puso de pie nuevamente, tomó mi mano y la llevó a su verga, jamás había tocado a otro hombre, no lo podía creer, aquel vigilante estaba muy caliente, lo podía sentir porque su pantalón parecía iba a explotar, su verga estaba muy dura y podía sentirla palpitar su respiración era muy rápida, sabía que ese hombre quería convertirme en su mujer y desfogar toda su masculinidad con la travesti que tenía en frente.

El momento era único, ya que siempre lo había deseado, siempre había fantaseado con tomar la verga de un hombre y hacerla mía… no podía dejar de temblar, no creía que me estuviera pasando…

Con voz entrecortada le dije: mi esposa me está esperando, esto es un error…

El vigilante, me miró fijamente y me dijo: si no haces lo que te digo llamaré a la policía no estoy jugando…

Volvió a tomar mi mano y la puso en su paquete, se acercó y me besó el cuello, pasó su lengua por mi cara y me dijo:

Eres mi maldita puta y como mi puta debes portarte…

Un escalofrío de excitación recorrió mi cuerpo, al sentirme femenina, me acerqué y lo besé, fue el momento más cachondo y caliente que estaba experimentando, sentí su lengua como jugaba con mi lengua, jamás había besado a otro hombre, la sensación fue única no lo podía creer, me dejé llevar por mis fetiches y fantasías, ahora fui yo quien tomé su mano y la lleve a mis nalgas las cuales apretó muy duro, me dolían pero me gustaba lo que estaba sintiendo, lleve mi mano a su verga la apreté, la cual frotaba por encima de su pantalón y podía sentir como jadeaba de placer..

Me besaba con más intensidad, como pude desabroche su pantalón, baje su ropa interior y pude ver lo que siempre había soñado tener en mis manos, en mi boca y en mi ano una hermosa y masculina verga… era una verga de unos 16 cm con una cabeza grande parecía un champiñón gigante, un champiñón rojo que de la punta salía un líquido transparente, no lo pensé dos veces me agache me puse enfrente de aquella deliciosa verga, me acerque y la olí ese olor me arrechó me calentó como nunca, el olor a verga de macho es muy inigualable, me puso a mil no sabía qué hacer, le estaba haciendo una deliciosa paja, hasta que me tomó de una forma delicada me puso de pie y me dijo:

-Hoy eres una chica y te voy a tratar como tal, debes dejar que te guie.

Me sentía en el cielo, aquel guarda de seguridad me estaba tratando como una chica y yo me sentía una mujer sexy a la cual iban a penetrar…

El guarda me dijo: es hora de que me beses el pene, debes convertirte en una buena mamadora.

Al escuchar esto no pude evitarlo, me acerqué y lo besé, el beso fue muy cachondo ya que me tomó por la cintura y me abrazó fuertemente, podía sentir su verga rozando con la mía, yo estaba en otra dimensión, dentro de ese cachondeo recordé varias de las películas porno de travestis que había visto, quise hacer lo mismo por lo que me puse de rodillas, cerré los ojos abrí mi boca y me tragué cada centímetro de aquel pedazo de carne caliente, pasé varias veces mi lengua por sus testículos hasta la punta y el solo jadeaba de placer.

Su verga parecía iba a explotar, me tomo de la cabeza y empujó todo su miembro dentro mío, me metió cada centímetro hasta la garganta, empezó un mete y saca frenético, yo lo único que hacía era tratar de tragarla toda, quería hacer bien mi trabajo y hacerlo sentir que tenía todo el permiso del mundo para hacer conmigo lo que quisiera.

Cada vez que mi macho sentía que se iba a venir paraba me ponía de pie me acariciaba el cuerpo y me besaba, cuando ya sentía que podía continuar me ponía de rodillas y volvía a mi tarea de mamarle la deliciosa verga que tenía mi macho, la verdad quería que ese momento no terminara jamás, creo que llevábamos unos 15 minutos, hasta que empezó a convulsionar y me dijo: prepárate porque me voy a venir…

Por fin iba a sentir el semen de otro hombre, iba a cumplir mi fantasía, me tomo de la cabeza y empezó a sacarla y meterla con mucha fuerza, hasta que hizo un leve gemido y sentí como descargaba todo su semen en mi boca, sentí un sabor amargo, viscoso y muy muy caliente que quemaba mi lengua y garganta su verga palpitaba y el seguía bombeando, era tanta la leche que descargó en mi boca que una parte la trague y otra parte de su néctar salió por las comisuras de mis labios bajando por mi cuello, manchando parte del vestido y otra parte bajó por mis piernas manchando las medias, quería masturbarme sacarme hasta la última gota de semen pero el, mi macho me ordenó no tocarme mi clítoris el cual estaba a punto de estallar, solo me dijo con un tono de voz suave: no te toques es mejor que sigas caliente por si quiero darte por tu trasero, sabrás lo que es tener un orgasmo mientras sientes mi verga entrar por tu trasero.

Estaba totalmente hipnotizada por aquel hombre, era todo un macho y yo su hembra, la sensación de tomar semen me fascinó, quería más pero él estaba totalmente desmayado y sin fuerzas.

Me limpio los restos de semen que salían de mi boca y cuello y me dijo:

-Ahora vamos a ver si es verdad que tu esposa te espera…

En una próxima entrega les contaré el desenlace de esta historia, la cual tomaría un giro inesperado…

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