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La prima de ciudad y las hermanas de aldea
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Años sesenta del siglo pasado en una aldea gallega.

Tania, que era prima de Gracia y Tina, estaba sobre la cama entre las dos. Tania vestía un pijama de rayas y Gracia y Tina camisones largos. Las hermanas con el cabello recogido en coletas y echadas de lado la miraban. Tania boca arriba y con las manos detrás de la nuca, decía:

-… Bilbao es cómo es, grande y ruidoso, cómo todas las grandes urbes. Allí no te despierta el gallo y no ves más pájaros que gorriones, palomas y gaviotas. Gracia estaba intrigada, le preguntó:

-¿Y cómo despiertas?

-Poniendo el despertador.

-¿Y eso qué es?

-Cómo un reloj de cuco pero a lo bestia.

-No mientas, los cucos no tienen reloj -le dijo Tina-. Además dijiste que no había más pájaros que los gorriones, las gaviotas y las palomas.

Tania se armó de paciencia.

-Yo no he dicho que los cucos tuvieran reloj. Les llaman relojes de cuco porque sale un cuco por una puerta y haciendo cu cu da las horas.

-No mientas más, carallo, que un cuco después de salir por la puerta se largaría volando -le dijo Gracia-. Iba a dar las horas. ¿Te debes creer que los cucos son idiotas?

Tania no quiso enrollarse.

-Vamos a dejarlo.

Las hermanas chocaron las palmas. Gracia le dijo a Tania:

-Uno cero te vamos ganando, prima.

-¿En qué vais ganando?

-En pilladas.

-¡Ahí va la ostia! Vosotras no sois normales.

Tina, muy seria, le dijo:

-Tu manda la ostia que ya verás cómo rebota.

-Es una frase hecha, no hablaba de daros una hostia.

-Pues la próxima vez haz mejor la frase.

-No mejor será que no la haga. -Tania se dio cuenta de que la había liado-. ¡Si yo no estaba haciendo una frase, coño!

-¡Qué rariña eres! En fin, vamos a lo que de verdad importa. ¿Tienes novio?

Tania se volvió a armar de paciencia.

-No, es mejor no tenerlo, así se puede coquetear con todos.

Tina le dijo a la hermana:

-¡Uuuy que puta nos salió la prima!

-Dos a cero en pilladas.

Gracia le dijo a su prima.

-Seguro que ya dejaste que te diera un beso algún chico.

Tania, que tenía ganas de guerra y veía a sus primas cómo dos caramelitos, empezó con su juego de seducción.

-Sí, ya me lie con unos cuantos.

Las hermanas se miraron con las bocas y los ojos abiertos. Quedaron tan sorprendidas con la confesión que no sabían que decir, Gracia exclamó:

-¡Pedazo de zorra!

Tina estaba escandalizada.

-Un pedazo, no, es un zorrón.

-Os iba a contar cómo fue la última vez que estuve con un hombre, pero después de saber que soy un zorrón no creo que queráis que os lo cuente, os escandalizaríais.

Gracia le dijo:

-Una cosa no tiene que ver con la otra, y no creas que nosotras somos santas.

Tania una había captado su atención, ahora debía que entrar en su mundo.

-¿Tres uno en pilladas?

-Vale, tres uno. Cuenta cómo es estar con un hombre.

-La última vez fue en una fiesta. Bailábamos el arrimado cuando sentí su polla empalmada frotarse contra mi coño. Cómo no le dije nada me cogió el culo y me apretó contra él. La orquesta estaba tocando canciones lentas sin parar. Nosotros bailábamos en una esquina. Sacó la polla y me la puso en la mano. Apoyada con mi cabeza en su hombro le cogí la cabeza de la polla. Estaba calentita y mojada, se la apreté, moví mi mano de delante hacia atrás y en menos de un minuto Patxi se corrió y llenó la palma de mi mano de leche. Con un pañuelo secó mi mano y después metió su mano derecha dentro de mis bragas. Yo tenía el coño encharcado, tanto que manchó la palma de la mano al cogérmelo, después me metió un dedo dentro y yo me moví al ritmo de la música hasta que llegó una explosión, y otra, y otra.

Gracia le preguntó:

-¿Empezaron a echar bombas los de la comisión?

-¡Qué bombas ni que hostias! Soy multiorgásmica.

Gracia se compadeció de ella.

-No sabía que estabas enferma, prima.

Tania pensó que eran tan ingenuas que no había por donde cogerlas.

-Enfermas estáis vosotras.

-De eso nada, la única enfermedad que tuvimos fue el tifus.

Tania supo que le iba a costar aguantarlas, pero cómo al mirarlas el coño se le mojaba, les dio explicaciones.

-Un orgasmo no es una enfermedad, Gracia. Mi primer orgasmo fue con otra chica. ¿Nos hacemos un dedo juntas?

Gracia le dijo:

-Primero cuenta lo de la chica.

Tina se escandalizó.

-¡¿Jodiste con otra chavala?!

-Sí, se llama Itziar.

-Ya no sé qué llamarte.

-Llámame prima.

Gracia era muy distinta a su hermana.

-Cuenta, prima, cuenta que hicisteis.

Le preguntó a Tina.

-¿No te vas a molestar, prima?

Tina se tapó los oídos.

-Habla larguirucha que Tina no te escucha.

Tania comenzó a hablar.

-Itziar es mi mejor amiga y voy a dormir a su casa de vez en cuando. Una noche que estábamos en su cama sacó una revista del cajón la mesita de noche y me dijo:

-"Mira que le robé a mi hermano."

-Abrió la revista y vi una foto de una mujer desnuda con las piernas abiertas enseñando su coño rosado y con las manos en sus grandes tetas, eso fue lo más suave, después vi fotos donde tres hombres con grandes pollas se la metía por todos los lados, boca, coño, culo. Vi fotos con la leche de las corridas en sus tetas, en su boca, en su vientre… Aquellas fotos hicieron que se me mojara el coño, por eso cuando Itziar me miró a los ojos y pasó un dedo por uno de mis pezones la miré esperando que me besara, y me besó, metió su lengua en mi boca. Era mi primer beso con una chica y al tener su lengua en mi boca mi coño se mojó más y más, luego me quitó la chaqueta del pijama y su lengua lamió mis pezones y mis areolas, después las amasó y me las chupó, para luego quitarme el pantalón del pijama y las bragas. Yo ya estaba muy cachonda. Cuando Itziar lamió mi coño supe que me iba a correr en su boca. Traté de aguantar porque yo cuando me corro expulso muchos flujos, pero no pude, el cuerpo se me tensó, comencé a temblar y me corrí en su boca. Itziar estaba cómo loca lamiendo y tragando mis jugos y yo, yo estaba en la gloria.

Tina le dijo:

-En el infierno es donde debías estar.

-¿Pero tú no taparas los oídos?

-Se oía igual.

Tania volvió a ir al grano.

-¿Nos hacemos ahora el dedo?

Las dos hermanas estaban echando por fuera, Gracia le preguntó:

-¿Cómo se juega a eso?

-Jugando.

-A ver si te piensas que somos brujas para poder ver cómo es el juego.

Tania metió una mano dentro del pantalón del pijama. Gracia le preguntó:

-¿Te pica el coño?

-Por las noches, por las mañanas, a veces al tomar la siesta. Rascándolo me follé a todas y a todos. Así me folle a Patxi y así me follé a Itziar.

Las hermanas, que eran morenas, bajas de estatura, delgaditas y que tenían muy poco de todo vieron cómo la mano se movía dentro del pantalón del pijama de su prima, que también era morena, pero que era más altas que ellas y que tenía buenas tetas y buen culo. Tina le dijo:

-Rascando el coño no se puede joder con nadie.

-Sí que se puede, se puede si piensas en un chico o en una chica y los imaginas besándote, desnudándote, desnudándolo, comiéndote las tetas y el coño él o ella, metiéndotela, imaginando mil cosas, al final te acabas corriendo lo mismo que si lo estuvieras haciendo.

Tina sin dejar de mirar cómo se movía la mano, le dijo:

-Ya estamos, ibas tan bien y la vuelves a joder.

-¿Qué dije que no te cuadró?

Le respondió Gracia.

-Que las mujeres no nos corremos. No sé cómo pudiste pensar que somos tan tontas cómo para no saberlo.

-Sois tontas, muy tontas. ¿Queréis ver cómo se corre una mujer?

-Tú eres la tonta, y lo eres porque dices tonterías. Tres a cero en pilladas.

Tania cerró los ojos. Con su mano izquierda acarició la teta izquierda y con la derecha se siguió tocando.

-Así se empieza a tocar una mujer.

Tina no comulgaba con ella.

-No, así se empieza a tocar una puta, creo.

-Si queréis paro.

Gracia le dijo:

-No pares, a mí me gusta verte.

Tina seguía viéndolo todo mal.

-Acabarás siendo una puta cómo ella, Gracia.

A Gracia ya la hartara su hermana mayor.

-Si no quieres mirar tapa los ojos o vete para tu habitación, esta es la mía.

Tina no tenía ganas de perderse la fiesta.

-No te voy a dejar sola con ella, a saber que te acabaría haciendo.

Tania seguía a lo suyo. Vieron cómo quitaba la mano del coño y como desabrochaba los botones de la chaqueta del pijama. Al abrirse la chaqueta vieron sus tetas, unas tetas medianas, tirando a grandes, redondas, con areolas oscuras y pezones gorditos. Vieron cómo se magreaba las tetas. Se empezaron a mojar sus coños y al hacerlo sus caras se pusieron más coloradas de lo que ya estaban. Tania se bajó el pantalón y vieron su mata de pelo negro rodeando el coño. Luego vieron cómo con un dedo se frotaba la perlita y cómo metía otro dentro de su coño. Se pusieron cachondas de verdad, y más que se pondrían cuando sacó el dedo del coño y lo chupó, para después acariciar con él los pezones.

Gracia sintiendo cómo los flujos vaginales le salían del coño y mojaban sus bragas, le dijo a su hermana:

-Me estoy empapando, Tina.

A Tina le costó decirlo, pero lo dijo.

-Yo también, Gracia.

Tania volvió a meter el dedo en el coño, luego lo sacó, lo metió en el culo y después dos dedos volaron sobre su clítoris. No tardó nada en correrse. Tapando la boca con una mano y sacudiéndose sin parar tuvo tres orgasmos seguidos… Soltó tal cantidad de jugos que dejó asombradas a las hermanas.

Al acabar de correrse, les dijo:

-Así se corre una mujer.

Gracia con su carita de ingenua, le dijo:

-Nosotras nos mojamos mucho.

Llegara el momento. Se lo soltó sin anestesia.

-¿Quieres que te haga correr, Gracia?

Gracia lo estaba deseando, pero para disimular sus ganas le preguntó:

-¿Qué me harías?

-Quita el camisón y lo sabrás.

Tina tenía que poner la nota discordante.

-No lo quites, Gracia, no lo quites que ella casi la espicha. ¿No viste cómo acabó con los ojos en blanco?

Tania tenía que probar aquellos coños sin estrenar.

-Ninguna mujer se murió por correrse. Lo que pasa es que el gusto que se siente es tan grande que es cómo si abandonaras este mundo.

Tina, por no variar, no estaba de acuerdo con ella.

-Ya no será la cosa para tanto.

-Desnudaos y os haré correr a las dos.

-Ni borracha dejaría que me tocaras.

Gracia se lanzó de cabeza al río.

-Pues yo quiero sentir lo que sintió ella.

Gracia quitó el camisón, Tania vio sus tetas, eran cómo limones y tenía las areolas rosadas y los pezones cómo lentejas, vio su coño y la pequeña mata que lo rodeaba.

Tina se limitó a mirar.

Tania le quitó las bragas mojadas y después la besó. Al meterle la lengua en la boca se le abrieron los ojos como platos, pero acabó metiendo la suya dentro de la boca de su prima. Luego Tania le pasó un dedo por el coño mojado y después se lo dio a chupar. Gracia chupó. Tina miraba y cada vez se mojaba más. Tania le chupó las pequeñas tetas a Gracia, lamió sus pezones y ocurrió algo inaudito, en vez de gemir Gracia, la que comenzó a gemir fue Tina, a gemir y a tocarse las tetas. Tania bajó al coño encharcado de su prima, hizo que flexionara las rodillas y después le lamió el coño. El cuerpo de Gracia dio una sacudida. Tania apretó la lengua contra su clítoris y después lamió de abajo a arriba cada vez más aprisa. Gracia levantó la pelvis. Tania supo que Gracia se iba a correr. Le tapó la boca con una mano, lamió hacia los lados sin dejar de apretar el clítoris y Gracia se corrió cómo un río. Mientras se corría, gimiendo, hizo un arco con su cuerpo.

Tania era una golosa. No salió de en medio de las piernas de su prima hasta que no le dejó seco el coño. Después al mirar para Tina vio que estaba desnuda y con las piernas flexionadas. Su cuerpo era parecido al de su hermana, tenía tetas cómo naranjas, areolas marrones, los pezones como granos de arroz y una buena mata de pelo negro alrededor del coño. No hicieron falta palabras, Tania metió la cabeza entre las piernas de Tina. Tina no le dio tiempo a que le lamiera el coño. Cuando su lengua se estaba acercando al coño y Tina sintió el aliento caliente de la boca de su prima comenzó a sacudirse y descargó. Entonces se lo lamió y se hartó de beber los jugos agridulces de su larga corrida.

Al acabar de correrse, les dijo:

-¿Tres a tres en pilladas?

Gracia no era la ingenua que parecía, se descubrió al decirle:

-No, cuatro a uno. Ya nos habíamos corrido metiendo el dedo.

El mes que estuvo Tania de vacaciones en Galicia lo iban a recordar ella y sus primas mientras viviesen.

Quique

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