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Lo difícil de mi trabajo de verano

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Eran las vacaciones de verano y en Puebla hacía mucho calor, mi mamá estaba pasando por una situación económica difícil así que decidí buscar un trabajo en las vacaciones en vez de estar perdiendo el tiempo, un amigo de mi papá era fotógrafo y amablemente me ofreció trabajar con él durante el mes que tenía libre.

Mis obligaciones no eran muchas, barrer el estudio, ordenar el equipo y atender a algunos clientes que iban a recoger su material, Eduardo, era un hombre apuesto, no tendría más de 37 años y era soltero, alto de cuerpo más o menos tonificado y barba mediana con algunas canas, en nuestras platicas me demostró que era un hombre sumamente culto, sabia de cine, de pintura, de música y literatura, me dejaba boquiabierta cada vez que me contaba de alguno de sus viajes por el mundo, cabe aclarar que tenía poco de haber terminado con mi novio por lo cual estaba necesitada de amor y encontré en Eduardo un hombro en el que llorar.

Cada día iba a trabajar con muchas ganas de aprender más y más, y sobre todo de estar con él.

Fue un jueves, faltaban pocos días para que me bajara la regla y al estar ovulando me sentía super caliente, tanto que decidí que ese era el día que me entregaría a mi jefe, me vestí con la firme intención de llamar su atención, un short de mezclilla rosa que hacía lucir mis piernas, una playera de tirantes blanca que me quedaba algo justa, lo suficiente para que se notaran mis pechos erguidos, pechos que siempre han llamado la atención de los hombres por su tamaño, que por mi complexión se ven grandes para mi cuerpo, la transparencia de la tela de mi blusa permitía ver los puntos rosas de mi brassiere y si me agachaba se asomaba el canalillo de mi escote de manera inocente, me peiné con un par de coletas y puse un poco de rubor y labial rojo.

Llegué a trabajar y noté como me barrió de arriba a abajo deteniéndose en mis tetas, me saludo de beso y me indico que ese día quería que le ayudara a acomodar libros de la estantería, rápidamente comencé subiéndome en una escalera, había libros que estaban muy atrás por lo que tenía que estirarme mucho para alcanzarlos, en una de esas voltee y pude darme cuenta de que tenía la mirada fija en mis nalgas, supe que hacía servido el vestirme así y que mi plan iba viento en popa.

Terminé de acomodar el librero y mientras estaba sentada tomando un refresco se acercó a mí y me dijo, no te gustaría que te tome unas fotos?, voltee a verlo extrañada y le dije, claro, me encantan las fotos, pásale al set, déjame que cierre la puerta para que nadie nos moleste, puso el letrero de cerrado en la puerta y cerró la puerta detrás de mí, el estudio tenía un fondo negro de papel y unas luces muy potentes, me pidió que me colocara al centro del set y comenzamos la sesión.

Primero me hizo unas fotos de cuerpo completo de pie, sentada, con las piernas cruzadas, estaba muy emocionada y excitada, me gustaba sentirme bella y el me lo refirmaba con cada toma, wow que bien te ves, increíble, hermosa, y demás cosas que elevaban mi ego y mojaban mi entrepierna.

Era tanta la emoción del momento que sin pensarlo dos veces me quité la blusa quedando solo en bra ante él, los disparos se detuvieron, me dijo con voz firme, que estás haciendo?, pues posar, no te gustaría tomarme unas fotos como las de tus libros de fotografía femenina?, mientras bajaba los tirantes de mi bra revelando mis senos ante él, redondos y grandes, con un pezón pequeño y aureolas morenas claras, estaba agitada de la excitación, mis manos sin saber que hacer comenzaron a desabotonar mi short y lo dejaron caer dejando ver mi panty rosa, sin saber que más hacer solo sonreí coqueta.

Dejó su cámara sobre la mesa y se acercó a mí, me tomo de la cintura y me besó apasionadamente, nuestras lenguas comenzaron a bailar, nuestros besos fueron húmedos, apasionados, ricos, sus manos comenzaron a acariciar mi cuerpo, apretaban mis tetas suavemente y recorrieron mi cintura con la delicadeza de quien acaricia algo muy frágil, llego a mis nalgas y bajó mi panty, se arrodilló ante mí y sentí su aliento cerca de mi ombligo, llegando a mi vagina y deteniéndose ahí para besar mi pubis depilado, me recostó sobre el piso y abrió mis piernas, sentí ahora su lengua recorriendo mis pliegues con cuidado, lamiendo y succionando mis labios sabiamente, estaba gozando como nunca, mis piernas apretaron su cabeza y mis manos revolvían su cabello demostrando torpemente las sensaciones que en mi producía, no sé cuánto tiempo paso, no sé si fue mucho o poco, pero fue el necesario para que perdiera un poquito la noción de donde estaba, sentí un orgasmo delicioso con su boca y me quede con las piernas temblorosas tirada en el piso.

Volteé y pude ver como se desnudaba, se quitó la camisa dejando ver un abdomen algo trabajado, un pecho firme, y cuando se quitó la ropa interior pude ver un pene muy diferente al de mi ex novio, un pene de hombre maduro, venoso y largo, erecto, hermoso, como pude me logre poner de rodillas y abrí mi boca para meter esa obra de arte en mí, su sabor era delicioso, sabia a hombre y olía a perfume francés, sentía sus embestidas en mi garganta, y por más que abría mi boca no conseguía que todo entrara en mí, era muy largo que no conseguí tragarlo completo, lo chupaba con fuerza, con unas ganas locas de tenerlo dentro, me separe y me volví a recostar sobre el piso y abrí de par en par mis piernas, con mi mano acaricie mi vagina depilada y húmeda, sonreí y le dije es hora

Se coloco en medio de mis piernas y coloco su pene sin protección en la entrada de mi vagina, me beso suavemente y con un empujón pausado comenzó a entrar en mí, sentí como mi cuerpo lo recibía y el dolor desapareció rápidamente para dar paso a el placer, sentía la gloria cada vez que entraba y salía de mí, sus gemidos se mezclaban con mis quejidos de dolor y placer, no podía no gritar, me sentía en el cielo, su pene largo entraba y salía de mi cuerpo con furia, me volteo y me puso de perrito y ahí fue cuando el placer llego en su máxima expresión, sentía como su enorme verga llenaba por completo mi vagina estrecha, sus líquidos y los míos se mezclaban y el aroma era indescriptible, mis uñas rasgaban el suelo y gritaba como loca cada que tocaba lo más profundo de mí, sus huevos chocaban con mi cuerpo y tuve otro orgasmo que hizo temblar mis piernas de nuevo, me dio un par de nalgadas y comenzó a acelerar su ritmo, de pronto un grito de furia y un chorro tibio en mi interior anunciaron su orgasmo inminente, beso mi espalda y salió de mi dejando brotar un chorro blanco y tibio por mi vagina, nos acostamos sobre el piso exhaustos, me abrazo y beso de nuevo, así nos quedamos unos instantes en silencio, ambos lo sabíamos, ese trabajo de verano seria inolvidable.

¡¡¡Saludos y besos...!!!

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