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Lucero la divorciada

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Lucero, una veterana amiga de mi mujer, ella a diferencia de las demás no es de un cuerpo tan llamativo, claro que, como buen hombre, me di cuenta de que en sus ayeres era una mujer de un excelente cuerpo, en ese entonces ella con 35 años y una hija de 7 años y un matrimonio efímero, tenía una chispa de luz que te daba mucha alegría y honestamente, tenía unas tetas grandes, unas buenas piernas y un color de piel moreno que llamaba la atención.

Una ocasión tendría un evento por su cumpleaños, mi esposa me pidió me adelantara a ayudarle con unas lonas, yo al tener una excelente relación de amistad con ella, fui.

Al llegar ella ya me esperaba, traía puesto un pantalón de mezclilla que resaltaba sus caderas, una blusa negra que resaltaba sus tetas, se le transparentaba un brasear de encaje blanco, el ver sus tetas me provocó un tremendo morbo, pero, en fin, comencé a ayudarle con sus lonas, ella estaba haciendo la comida, no podía evitar verla, ella me miraba, pero disimulaba, al parecer estaba tensa, ¡al estar solos ella y yo la situación en ambos era muy tensa!

Luc: ¡Gracias por ayudarme!

L: ¡No, no agradezcas, sabes que aquí estamos!

Luc: Son un amor, ¡jajá!

L: ¡Eso intentamos!!

A pesar de que hacíamos charla, el ambiente no cambiaba, eso me dio a entender que ella también traía algo, igual o más fuerte que yo, pero no hice caso y continúe apoyándola.

L: Ya terminé, ¿necesitas algo más?

Luc: ¡No, gracias!

L: Bueno, ¡creo que entonces me voy!

Luc: ¡Si, te acompaño a la puerta!

El camino a su puerta se hizo largo, no decíamos nada, ella se adelantó y no podía dejar de verle sus nalgas, me imaginaba penetrándola, pero al mismo tiempo trataba de sacar esas ideas, por su parte ella me miraba de reojo, suspiraba y más rico movía sus carnosas caderas.

Luc: ¡Bueno, los espero al rato!

L: ¡Si, bye!!

Estaba por salir de la puerta cuando la miré y con desenfreno la empecé a besar, ella no me rechazo, al contrario, me apretaba fuerte y me metió a cerrando estrepitosamente su puerta.

Continuamos besándonos mientras caminábamos de regreso a su sala, con más confianza baje mis manos a sus nalgas y sus piernas, ¡ella gemía y sin abrir los ojos cedía a mis caricias!

Luc: Espera, ah, ¡esto no es correcto!

L: ¡Lo sé, pero no puedo parar!

Luc: ¡Mmm, besas muy rico!

L: ¡Me encanta tu cuerpo!

Basto con decirle eso para que me permitiera hacerla mía.

Le quité su blusa para descubrir un par de tetas enormes, quien iba pensar que ella era dueña de ese tremendo par, yo como niño con juguete nuevo, me di gusto lamiendo, ¡mordiendo y apretando su voluptuosa delantera!

Lucero gemía, ¡me acariciaba la cabeza y solita comenzó a bajarse su pantalón!

Luc: ¡No sabes cuánto me gustas!

Ella me repetía eso mientras mis manos acariciaban sus muslos para luego subir a sus tetas.

Baje su trusa cachetero que traía, para ver una vagina un poco peluda pero que a distancia se notaba lo húmeda que estaba, toque con mis dedos y verifique su excitación, luego bajando mi lengua por en medio de sus tetas, ¡recorrí su abdomen un poco graso hasta llegar a su peluda vagina, la cual comencé a lamerle con velocidad!

Luc: ¡Ah, Luis, ah, que rico, ah!

L: ¿Te gusta?

Luc: ¡Hace años nadie me hacía esto, uf!

Lucero me demostraba con cada gemido que le hacía falta una buena chamba, mis manos también empezaron a entrar a su vagina, ella gemía fuerte, la verdad se olvidó por completo de la pena y de que era el esposo de su amiga, solo jadeaba y disfrutaba de mi trabajo oral.

Me puse de pie y la acosté en su sofá, ¡ahí ella abrí sus piernonas y me pidió a gritos mi verga, la cual ya estaba dura y lista para entrar!

En la típica pose de misionero adaptada en su sofá, ella empezó a gemir al sentir como la penetraba, le besaba el cuello y me deleitaba con sus enromes tetas, ella me apretaba del tarsero para empujarme más hacia ella, cual, si fuera algo cómico y vulgar, ambos no estábamos desnudos simplemente teníamos los calzones abajo, pero, aun así, ¡me movía para hacer gemir a la amiga de mi mujer!

Luc: ¡Ah, que rico, agh!

L: ¡Uhm, ah, Lucero!

Luc: ¡Luis, así, ah, Luis!!

Lucero estaba fascinada, se notaba que paso mucho para que tuviera sexo, así que, como buen amante, decidí darle con todo para que nunca me olvidara.

Levante sus piernas y la embestía con fuerza, su cabeza chocaba con el respaldo del sofá, ¡pero ella me pedía que el diera más y más!

Me senté el sofá y ella subió a cabalgarme, le agarraba con fuerza sus caderas, la levantaba y la dejaba caer en mi para que mi verga le entrara todita, ¡mientras ella movía su cadera y me daba a mamar sus ricas tetas!

Luc: ¡Ah, que grande!!

L: ¿Te habías comido una así?

Luc: ¡Jamás!! ¡Esto es la gloria!

L: ¡Muévete más, rápido, hazlo, mueve tu cuerpo!

Ella metía su lengua a mi boca, me besaba el cuello, ¡yo le apretaba el cabello y seguía empujándole mi tranca hasta el fondo!

La acosté en sofá poniéndola de lado, levante sus piernas y la penetre en esa pose, me inclinaba hacia atrás para moverme mejor, le apretaba sus muslos y nalgas con fuerza, ¡ella gemía y jadeaba al sentirme entrar!

Luc: ¡Que rico, nuca me habían cogido en esta pose, ah!

L: Dios, que mala suerte tienes, ¡te has perdido de esto!

Luc: ¡Ah, Luis, que rico coges, agh!

L: ¡Ya te hacía falta esto, toma, toma!!!

Seguí dándole en esa pose para luego variar y estar ambos acostados de lado, le metía mi verga levantando su pierna, ¡mientras le besaba su cuello y jugaba sus pezones!

Luc: ¡Ah, no le vayas a decir a ella!!

L: ¡Nunca, quiero poder darte más!

Luc: Si, quiero que me cojas, ¡quiero que me tomes!

L: ¡Con gusto, ah!

La empiné apoyándola en el brazo del sofá, ¡la tomé de su cadera y la embestí con mucha fuerza! Ella grito al sentir como la empalaba, le daba de nalgadas y movía mi cadera acompañando los movimientos de su pelvis.

Luc: ¡Que rico, ah!

L: ¡Toma, uf, aprietas bien rico!

Luc: ¡Tu pene es magnífico, con razón Lety está contigo!!

L: No solo por mi pene, ¡si no por esto también!!

La embestía con mucha fuerza, ella solo jadeaba y movía su cuerpo, pronto su vagina escurría pro el orgasmo que estaba teniendo, ¡yo disfrutaba verla temblar y pedirme más y más verga!

Luc: ¡Ah, que rico, agh!!

L: ¡Toma, uf!!

Luc: ¡Me sacas todo, ah!!

L: ¡Eso, grita, toma, toma!!

Pronto sus movimientos y gemidos me pusieron a mil, con toda la fuerza que tenía, la tome de su cabello y la embestí a gran velocidad, mi verga le entraba con mucha violencia, ella gritaba y se movía rico, ¡sentís sus fluidos escurrir por sus piernas y las mías y pronto yo no tolere más y expulse un rico mar de leche!

L: ¡Ah, toma, ah!

Luc: ¡Que rico, te siento, te siento!

L: ¡Toma mi leche, ah, aquí esta lo que necesitabas, ah!

Luc: ¡Dámela, que rica se siente, ah!

Mi semen le lleno del coño, ella se retorcía al igual que yo, el orgasmo fue maravilloso, con fuerza la tome de la cabeza la arrodille y al puse a mamarme mi verga, ella sin queja alguna lamia de mi tronco a mi cabeza, ¡sus mamadas me hacían gozar mucho!

L: ¡Eso, ah, continua, que rico lo chupas!

Luc: ¡Que verga más rica, uhm!

L: ¡Devórala, ah, saca lo que resta!!

Luc: ¡Sácalo, lléname la boca!

Sus mamadas fueron tan excitantes que me vine una vez más en su boca, Lucero me demostró que es una bomba la saborear y tragarse mi semen, yo con una sonrisa la anime a hacerlo hasta que mi verga dejar de gotear, mi nueva puta dejo reluciente mi verga.

Después de gozar, ambos nos cambiamos con apuro, regrese a casa me bañe y junto con Lety regresamos a su fiesta, las miradas de complicidad eran notorias, Lucero cambio su semblante, más alegre, más feliz, de hecho, hasta se vistió más coqueta, yo disfrute de la fiesta y de obtener una nueva amante, la recatada amiga de mi mujer, ¡mi nueva puta!

Una a una las amigas de Lety fueron cediendo a mí y yo a ellas y pronto les contare más historias con ellas.

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