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Madrastra malvada (hermano y hermana)
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Tiempo de lectura: 11 minutos

Somos dos hermanos que tenemos la desgracia de vivir sin madre ni padre, quedamos en compañía y al cuidado tutelar de una extraña y desagradable madrastra.

Teníamos que aguantar hasta los veintidós años para emanciparnos. Al día de hoy, mi hermana María, cuenta con diecinueve años y yo, Oscar, con veinte.

Aún no sabemos lo que es salir de fiesta ni nada que se le parezca, solo reuniones sociales de parte de “the girl” como la llamamos a Samantha, la viuda de mi padre.

De sexo… ni que hablar, solo conocíamos por comentarios de nuestros respectivos compañeros de curso y algún que otro video que podíamos ver cuando “the girl” nos habilitaba el wi fi, que administraba en determinados horarios y para estudiar.

Cierta noche, decimos escaparnos de la casa para ver si existía la posibilidad de tener una vida mejor, ya harto cansados del mal humor, cuestionamientos, reproches y mal trato.

A la voz de:

-¡vamos, sin temor alguno, vamos por nuestra nueva vida, sin preocupaciones, vamos a estar bien!

Emprendimos un viaje hacia no sabíamos dónde.

Nos paramos en una ruta, uno a cada lado de la carretera para hacer “dedo” y al que tuviera suerte y detuviera alguien que nos llevara, ese sería el destino.

Tuvimos suerte, bueno, María tuvo suerte, en principio creí que fue por su físico despampanante, una cola respingona contenida por unos jeans azul pálido, dos tremendas tetas bien redondas que, al estar sin corpiño, en la remera ajustada que llevaba, se veían redondos y firmes, con dos pezones pequeños adornando el centro de ellas, pero lo que más llamaba la atención era su altura, casi un metro setenta y cinco, y una cabellera castaño oscuro hasta su cintura, que contrastaba con la palidez de su piel y el azul de sus ojos.

Pero no, me equivoque, los que detuvieron su marcha fue una pareja de personas mayores, su destino, Comodoro Rivadavia, entonces ¡¡¡allá vamos!!!

Camino largo si los hay, casi dos mil cuatrocientos kilómetros de ruta, pero valió la pena.

Al llegar nos encontramos con un paisaje sacado de una película, estamos en el centro de La Patagonia Argentina.

Cuando llegamos al momento de descender del vehículo, Ana y Jorge nos preguntaron donde haríamos noche, contestando que vagaríamos por ahí hasta la mañana siguiente, ya que era de noche, para ubicar alojamiento, pero si tenían idea de algún hotel para dormir era mucho mejor, a lo que nos alcanzaron a uno.

Después de la despedida, ingresamos al hotel, que no era ni más ni menos que un “telo”, el que solo conocíamos por fotos de internet.

Al entrar, no preguntan cuánto nos vamos a quedar, manifestando que hasta mañana por la mañana.

Al pasar a la habitación, vimos que era hermosa, espejos por el techo y las paredes, baño vidriado, un sillón que parecía el logo de Movistar, música, tv y una cama mullida.

Nos recostamos a descansar un rato para poder luego darnos un baño, prendimos el televisor y lo primero que apareció era una película pornográfica, un hombre con dos mujeres que hacían de todo, hasta hoy desconocido por nosotros.

– Oscar, yo me voy a bañar, te aviso cuando termino así lo haces vos.

– Buenísimo Mari, anda tranquila.

– ¡¡¡Oscar mira tiene un jacuzzi!!!

– Fantástico, porfi, llénalo y déjalo con agua por favor.

Mirando la película, mi miembro comenzó a erguirse, mire para el baño y estaba rodeado de espejos, solo se oía el agua, lo saque de mi pantalón para comenzar a acariciarlo, bueno, comencé a masturbarme en realidad, estaba por llegar al orgasmo cuando escucho…

– Osqui, cuando quieras podes ir viniendo.

Deje mi trabajo inconcluso y me dirigí al baño, grande fue mi sorpresa cuando vi a María, ¡¡¡estaba en ropa interior!!! La primera vez que veía a una mujer en ropa interior frente a frente y encima mi hermana, con sus duros pechos asomando del corpiño y sus glúteos que permitían perder entre ellos a la parte trasera de la tanga, por el frente asomaban unos enrulados bellos que contrastaban con la armonía de su cuerpo. Se retiró del baño meneando ese culo hermoso y liso como si fuera una modelo.

Me sumerjo en el agua que estaba deliciosa, y si me sorprendí de ver a mi hermana así; lo que no sé cómo describir es la sorpresa mayúscula que me lleve apenas me di cuenta, los espejos que yo había visto desde la cama eran vidrios espejados, desde adentro se veía toda la habitación.

Con una vergüenza enorme salí del baño pensando si me había visto masturbar.

Me acosté a su lado, totalmente mudo.

– Osqui, estaba hermosa el agua ¿no?

– Si la temperatura ideal.

– Prende un rato la tele así vemos algo.

Al encenderla, nuevamente aparece una porno, quiero cambiar y me dice que no, que la deje.

En la escena aparece una pareja haciendo de todo y de todas las formas inimaginables, hasta supimos para que era la propaganda de Movistar (el sillón).

A media película, se suma otra chica y lo mismo, nuevamente sorpresa, estábamos aprendiendo cosas que nunca habíamos conocido.

Cuando finalizo, apagamos la tele y nos dispusimos a dormir.

Desconozco el tiempo que paso, noto un movimiento en el lugar de Mari, haciéndome el dormido, me doy vuelta para observar si con los ojos entrecerrados captaba que pasaba, no daba crédito a lo que me di cuenta, se estaba masturbando.

– Que pasa, ¿no puedo desahogarme ahora?

Se había dado cuenta que yo no dormía, y mientras me hablaba seguía con su labor.

– Al fin y al cabo mientras me bañaba, ¿vos no hiciste lo mismo?

– Es que nunca me lo hubiera imaginado.

– El auto placer sexual no es privativo de un solo sexo, hace tiempo que lo descubrí y no dejo de estimularme físicamente, y la película me calentó bastante.

Mientras me lo comentaba, metió su mano dentro de mi bóxer tomando mi miembro, con delicadeza me estaba masturbando, mi pene estaba duro como un fierro, yo había empezado a gemir y su otra mano tomo la mía llevándola a su vagina, como una Maestra que enseña a escribir a un niño me guiaba en las artes masturbatorias femeninas, indicando donde debía tocar e introducir mis dedos inexpertos en esas huestes. Cuando agarre ritmo, soltó mi mano dedicando el momento a la verga, mientras tanto yo seguía en mi labor sobre su vagina húmeda, chorreante de jugos.

– Osqui, prepárate, aprendí mucho de la película, espero que vos también hayas prestado atención.

– Vamos a ver hermanita.

Sin dejar de masturbarnos mutuamente, fue besando mi boca, mi cuello y pecho, para ir bajando hacia mi pene sediento, el cual se llevó a la boca, este se perdió en la cavidad, lo sacaba y lamia como un helado, rodeando el glande con su lengua para volver a introducirlo en su boca. Por mi parte, recordando al hombre de la porno, también fui besando y lamiendo su cuerpo en búsqueda de su vulva, hasta quedar encima de ella, con mi boca busque la entrada de su caverna chorreante, abriendo paso con la lengua entre sus bellos hice contacto con los labios vaginales, la introduje saboreando por primera vez ese líquido agridulce que me ofrecía tan solicita, recorriendo su exterior, toco algo duro que estaba en la parte superior, mari se estremeció y prolongo un gemido, calculo que sintió algo parecido a la sensación cuando introdujo mi verga en su boca. Seguí en la tarea de ese espacio vaginal, hasta que sus piernas se pusieron duras apretando mi cabeza, sus manos presionaron mi cara contra su sexo pegando un grito.

– Osqui es hermoso, estoy acabando por primera vez con un hombre.

Me lleno de orgullo ser yo quien lo haya hecho, pero… ¿y yo? Mi duda fue evacuada casi al instante, con un fuerza que no sé de donde la saco, me hizo de lado ubicándome boca arriba y vorazmente ataco a mi verga palpitante, era besos, lengua, succiones y agrego algo que me encanto, su lengua tibia quería entrar por mi uretra, siguió chupando hasta que comencé a sentir la electricidad en mi cuerpo, le avise con mis gemidos que iba a acabar, sin sacarla de su boca acelero el ritmo, mi esperma salió despedido hacia el interior, su primera reacción fue una arcada, pero sin desperdiciar una gota trago todo mi semen, relamiéndose los labios.

Perdí toda consciencia, había visto que en la mesa de noche había preservativos, tome uno, me lo puse, subí sobre su cuerpo, y como habíamos visto en la clase de educación sexual más el video, apunte mi pene en su vagina y muy lentamente lo fui introduciendo, era un show de gemidos por ambas partes. Mi miembro hizo tope contra algo que le impedía el libre paso, calculo que era el himen.

– ¿segura? ¿continuo?

– Si por favor no te detengas

– Te puede doler mari

– Cállate bobo y seguí por favor.

Hice fuerza levemente, pero Mari es así, levanto la pelvis de golpe haciendo que se vulnere esa barrera y mi miembro llegue hasta el fondo de su cálida concha, acompañada de un grito mezcla dolor y placer. Me detuve un instante. Ella comenzó a moverse y entendí que era hora, comencé con el mete y saca, profundo, superficial, otra vez profundo, hasta que tenso nuevamente su cuerpo y al grito de acabo, tuvo su segundo orgasmo, luego su tercero y así, hasta que perdí la cuenta.

Luego de un rato, me tocó el turno a mí de descargar el líquido retenido.

Agitados quedamos uno arriba del otro, abrazados y besándonos, una vez recuperados, baje de su hermoso cuerpo y abrazados nos quedamos dormidos.

Al otro día, comenzamos a buscar algún alquiler transitorio hasta conseguir algo para afincarnos definitivamente. Por suerte conseguimos en un complejo habitacional tipo conglomerado de pago mensual, no pidieron mucho papeleo, nos manifestaron que podía ser temporal o definitivo, mientras pagáramos en tiempo y forma, como teníamos unos buenos ahorros podíamos vivir un tiempo holgados hasta conseguir trabajo.

Por suerte conseguimos un trabajo estable en el canal de cable local, mari como recepcionista y yo en la parte técnica como ayudante de sonidista, cosa que aprendí el trabajo y en poco tiempo reemplace a quien me enseño.

No sé cómo, pero sucedió algo extraño que después de un tiempo lo averiguamos. Cierto día golpean a la puerta, al abrir, era “the girl” ¿cómo había hecho la cruella de vil para encontrarnos?

Más extraño fue lo que sucedió a continuación de traspasar la puerta, pensando que se armaba la tercera guerra mundial sucedió todo lo contrario, cruella nos abrazó llorando, diciendo que se había asustado y preocupado por nosotros, llenándonos de besos nos iba diciendo que todo era culpa de ella, porque en el afán de querer hacer de nosotros gente de bien se había excedido, que por favor la perdonemos.

– La verdad, nos fuimos porque junto con María, nos sentimos muy maltratados.

– Si chicos, lo reconozco, por eso pido perdón.

– Bueno, ya están las disculpas del caso, lo hecho, hecho esta, creo que debemos a partir de ahora, cimentar nuestra relación.

Dijo María con buen tino.

– Pero… ¿Cómo nos encontraste?

– Al principio me costó, deje pasar un tiempo y sabía que en algún momento deberían o alquilar o tener un trabajo, cuando los registraron laboralmente, conseguí todos los datos por internet.

Obvio que durante un par de días fuimos limando esas antiguas asperezas, hasta llegar a un acuerdo de convivencia. Cruella, nos dijo si se podía quedar unos días con nosotros, para poder disfrutar un tiempo la nueva “familia” que estábamos formando, cosa que no nos opusimos.

“The girl” preparo una cena espectacular y bebimos demasiado, todos nos fuimos a la cama un poco mareados, no borrachos, pero si alegres.

Samantha, en una pieza minúscula que apenas cabe una camita y nosotros a la habitación “grande” donde estaba la cama matrimonial que ocupábamos con María, dado que luego de nuestra noche en el hotel vivimos una vida de pareja.

Esperamos un tiempo prudencial, para que Samantha se duerma y comenzamos a jugar nuestro juego.

Muy desinhibidos por el alcohol nos sacamos la ropa, mis manos recorrían el cuerpo de María, sus senos de duros pezones estaban prontos a mis caricias y besos, su abdomen se contraía a cada roce de mis dedos, su vagina ya chorreante de ese fluido agridulce que emanaba, deseaba ser besada, mis labios besaban los labios vaginales suavemente, mi lengua jugaba con ellos como pidiendo permiso para ingresar, hasta encontrarse con su clítoris, como dirían los Españoles, que guarra que es María, era de polvo fácil, a los pocos minutos dejo escapar de su boca el gemido que hasta hoy escuche tantas veces, inundando mi cavidad bucal.

Me siento al borde de la cama mientras María se arrodilla en la alfombrita, toma mi miembro llevando la boca hacia él, con su lengua jugaba que estaba lamiendo un helado con una pícara sonrisa en sus labios, los abre y mi pene se pierde en su interior cálido y húmedo.

Estaba disfrutando su mamada cundo de repente abro los ojos y veo un escultural figura a trasluz, observo por primera vez su rostro delgado con unos vivaces ojos claros en ambos lados de su pequeña nariz, debajo de ella, unos finos labios que pintaban una semi sonrisa que dejaban ver unos dientes que, lejos de ser perfectos, asomaban blanquecinos.

Su piel clara, con algunas pecas en las mejillas contrastaba con el oscuro de sus cabellos brillantes. Cuerpo un poco más relleno que el de María, con dos tetas impresionantes, cintura marcada que hacia resaltar su culo hermoso únicamente cubierto por su tanga negra, quitándosela a medida que acortaba la distancia, se acercaba con intenciones de unirse a la fiesta.

Si mediar palabras me beso dulcemente en los labios busco el juego entre lenguas intercambiando nuestra saliva, se sentó ante la mirada atónita de María sobre mis piernas, Mari dejo chuparme, ella se posó sobre mi miembro pasándolo hacia atrás y tomando la cabeza de mi hermana la llevo nuevamente a su tarea, mientras una me la chupaba la otra me besaba permitiéndome deleitarme con el sabor de sus tetas hermosas, Mari, según me dijo después, repaso lo que habíamos visto en la película porno, a partir de esa situación todo fue de maravillas.

Mi querida hermana intercalaba su lengua entre mi verga y la vagina de Samantha, quien gemía y se retorcía del placer.

– Ahora mis niños, su madre toma el control, tenemos una larga noche por delante, larga y apasionante noche. Mi pequeña, recostate en la cama. Y vos mi efebo, espera.

Ya mi hermana acostada, abrió las piernas cuando Sami comenzó a acercar su cara a la vagina, la que lamia con fruición, me estaba deleitando con el placer que le estaba dando a Mari y la posición que había adoptado dejándome observar tanto su culo como su vagina de labios carnosos pero pequeños, cuando alcanzo el orgasmo, la vi tensar y arquear el cuerpo, a la vez que me indicaba su zona genital para que la penetrara, sin dejar de succionar la vulva de mi hermanita.

Así tal cual estaba, en cuatro miembros y con la cabeza gacha entre los muslos de Mari, la penetre de un solo movimiento perdiendo en su cavidad toda la extensión de mi pene, con un pequeño grito y movimientos de cadera acepto de gran gusto la cogida que le estaba dando.

Entre gemidos, que en este punto no podía distinguir de quien era, ambas tuvieron unos tremendos orgasmos.

Mari, salió de su posición, se ubicó a nuestro lado, con su mano tomo mi aparato y lo saco de su sitio, para chupar ella la vagina de Sami, alternando entre mi pene y el culo de nuestra madrastra, para hacerla venir nuevamente en otro orgasmo audible, sin dejar pasar los segundos, puso su saliva en el culo de Sami y en mi verga llevándola hacia la entrada de ese agujero que se veía delicioso, la introduje de a poco pero constante, entro casi sin impedimentos.

– Si Osqui, así, dale duro como me gusta, que buena verga, dale duro, rómpeme toda, quiero sentir que hay un macho.

Ya en un estado que no respondía a nada, la tome del pelo y le di duro como me pedía, recordé la película y le di unas palmadas en sus nalgas que le deje marcados los dedos en ellas.

– Así, así me gusta dame más duro, dale a tu puta, dale con ganas, desde que tu padre murió, nadie me ha tocado, quiero ponerme al día, (gritando) ¡¡¡acaba por favor!!!

Mi pija ardiente comenzó a palpitar, una electricidad recorrió mi cuerpo, mi esperma presuroso salió despedido para chocar con sus entrañas y entre espasmos ambos tuvimos ese tan deseado orgasmo, deseado y con la primera vez que hacía sexo anal, el semen chorreaba por sus nalgas al salir de ese dilatado agujero, que Mari se encargó de no desperdiciar llevándolo a su boca, lo recogió todo con su lengua, llevándolo en la boca beso a Sami pasando parte de él.

Caímos extenuados en la cama.

Una vez recuperados, fuimos por turnos a ducharnos para luego, sentarnos en torno a la mesa por un café.

No hubo cuestionamientos por parte de ninguno, solo nos preguntó, cuanto hacía que Mari y yo veníamos teniendo sexo, pensando que hacía mucho tiempo atrás, entonces le comentamos nuestra historia de viaje y amor, como comenzó todo.

Luego de quedarse unos veinte días paseando y conociendo todo Comodoro Rivadavia, haciendo nuestro triángulo amoroso casi todos los días, incorporando cosas nuevas de a poco, llego el momento de la despedida, la acompañamos al aeropuerto y vimos partir el avión que la llevaba de regreso.

Al otro día, nos llega un mensaje de Sami, “abran el correo electrónico”.

– Hola chicos, en el viaje y a mi llegada no pude dejar de pensar los días que vivimos en ese lugar hermoso y las cosas que hicimos. Quería preguntarles una cosa, ¿estarían de acuerdo que me vaya a vivir con ustedes? Para comenzar una nueva vida juntos, la propuesta es ser una familia “poliginia”.

Digamos, pregunta para Mari, si no se opone, que Oscar sea nuestro esposo.

– (Respuesta a su correo) Hola Sami, perdón la demora en la respuesta es que una decisión así no la podíamos tomar en horas, pero bueno, basta de vueltas, si aceptamos la propuesta.

– Fantástico chicos, les envió un abrazo, vayan acomodando la casa, en breve tendrán noticias mías.

Pasados dos días del último correo y saliendo de mi trabajo, recibo un mensaje en el móvil.

“¿Pueden venir por mí al aeropuerto?”

¿Ya había llegado? No era momento de preguntas.

Voy solo porque Mari hoy se quedaba en el trabajo hasta tarde, cogí un taxi y la fui a buscar con la sorpresa aun de la rapidez con la que resolvió.

– Oscar, que alegría verte de nuevo.

Se abrazó a mí comiéndome la boca de un beso, que la gente se quedó atónita de vernos.

Cargamos seis valijas llenas de ropa en el taxi y fuimos a casa, al llegar había un camión en la puerta, había descargado un ropero.

– Lo iba a necesitar (dijo Susi) y lo encargue por aplicación.

Acomodamos el ropero y la ropa de Sami dentro en la habitación pequeña que ahora oficiaba de vestidor, pues en la pieza grande íbamos a vivir nuestra vida de “casados” los tres.

Al llegar Mari, se abrazaron y besaron con pasión.

Sin preámbulos y sin querer ser la Sami anterior, tomo la voz cantante para iniciar la charla.

– Había pensado e ideado algo, quiero saber si están de acuerdo, aunque me tome la licencia de organizar todo, creo que van a estar de acuerdo conmigo.

– Bien Susi, somos todo oídos.

– En primera instancia, mañana vamos a ir a comprar una nueva cama con un colchón King size, para estar cómodos, luego organice la venta de la casa, totalmente amoblada allá en la capital, para poder adquirir una aquí, la que va a quedar a nombre de ustedes para un futuro, luego deberíamos comprar un vehículo, que ya también el abogado tiene el mío para la venta, económicamente vamos a estar bien, su padre me dejo una pensión que nos permite vivir holgados y si sumamos el sueldo de ustedes, con algún trabajo que yo pueda conseguir, vamos a estar más que bien.

Nos miramos con mi hermana y asentimos estando en un todo de acuerdo.

Al finalizar la cena, nos fuimos los tres para comenzar nuestra nueva vida, creo no haga falta relatar que tuvimos una gran noche de sexo hasta muy entrada la madrugada.

Si desean la continuación de este relato (porque sigue la historia) dejen su inquietud en la caja de comentarios y de haber críticas en relación a este, serán escuchadas, sirven para mejorar. Gracias por leer mis relatos.

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