Hola a todos, mi nombre es Susi, soy una típica ama de casa, tengo mis gemelos que van aun al colegio y un esposo muy dedicado a nosotros, tengo 37 años, soy delgada pero algo caderona, mis pechos son medianos, algo caídos por el paso del tiempo, pero aún mantienen su sitio.
Me gusta vestir con bragas pequeñas, de colores negras, rojas o blancas, siempre me dedico un tiempo a mi higiene personal y mantener mi cuerpo en forma. Uso cremas para la piel, me depilo cuando veo ya muy crecido el jardín, me hago las uñas de las manos y los pies, el cabello me gusta llevarlo siempre arreglado.
Mi vida sexual es muy complaciente, los fines de semana que no trabaja mi marido, follamos toda la mañana, tiene buen aguante mi rey y casi siempre me deja satisfecha en la cama. Normalmente el siempre lleva la iniciativa, me despierta sobándome su verga erecta por el culo, eso hace que me excite mucho, me soba hasta que me humedezco toda, me despojo de la pijama y quedo en braguitas, mete sus dedos por encima de mi chochito y eso me vuelve más loca, deseosa de ser penetrada, me excita mucho sentir sus dedos querer entrar en vagina, me enloquece cuando acaricia mi cuello y me susurra al oído, cuando besa mi cuello y siento toda su verga en la raya de mi culito, ufff eso es lo más.
Cuando ya llevo una buena calentura, me bajo a mamar esa vergota que lleva entre sus piernas, la muerdo, la beso, la succiono, la golpeo contra mis mejillas, con mi lengua, con mi cara, disfruto mucho hacerle el sexo oral, le cómo los huevos y no dejo de meter en mi boca su verga grande, erecta, venosa y cargada de mucha leche para mí. Me encanta cuando él me come el coñito, aunque siento que a él, no le apetece mucho, me corro más cuando mete su lengua entre mis labios vaginales y juguetea dentro, cuando aprieta mi clítoris con sus labios y se queda pegado ahí, que rico y delicioso.
Últimamente debo de confesar que las cosas no van bien en nuestra cama, pues no sé a qué se debe esta situación, siento que no me desea como antes, muchas veces he intentado ser yo la que inicie el jueguito de la pasión para poder ser follada, pero veo que mi marido no quiere, no le apetece, no tiene ganas o simplemente por las noches no va a la cama, se queda dormido en el salón. Le he preguntado muchas veces que sucede y siempre es la misma respuesta, estoy cansado, comprende sí.
Los fines de semana me despierto muy excitada, muy deseosa de poder sentir su erección en mi culo, pero o sigue durmiendo o ya está de pie haciendo otras cosas, esto me tiene un poco contrariada, confusa, irritada ya que a la primera me pongo rabiosa y discutimos sin motivo aparente y así los fines de semana. Recuerdo la única vez que hice lo que no debía, recuerdo haber estado tan caliente aquel día, tan deseosa de querer correrme, de poder sacar esta llama que me consumía las fuerzas, llevaba mucho tiempo despertando con las bragas mojadas, en la ducha sin motivo aparente me corría a mares, el solo pasar la maquinita de rasurar por mi vagina hacia que me encienda, meter mis dedos dentro de la vagina y poder lavarme me ponía a cien. Que calentura llevaba encima.
Aquella mañana me desperté más temprano de lo normal e intentar provocar a mi marido para que me coja, me folle, me tome y penetrase. Dormí con una camisetita corta y una braguita muy sexi, coloque todo mi culo hacia su lado, para que pueda sentirme y vea que no llevaba nada más que eso y que me metiera mano y poder apagar este fuego que me encendía. Solo me dio la espalda y siguió durmiendo como si nada hubiera a su lado.
Por la mañana siguiente baje a la 366 a por el pan para el desayuno y solo veía delante de mí, pollas y pollas, de diferentes tamaños y formas, estaba tan caliente que si alguien me decía para follar en ese momento no lo pensaba dos veces y lo dejaría que me penetrase a cuatro patas. Al llegar al portal me topé con el conserje, un chaval muy bueno y amable. Nos dimos los días y seguí mi camino hacia mi piso, nada más llegar y cerrar la puerta, coloque la barra de pan entre mis piernas y la parte dura, la punta que casi siempre es redonda la acerque a mi coño, ya deseoso de querer tener algo dentro, acerque aquella parte dura de la barra de pan y no dejaba de estrujarla y querer meterla entre mis piernas, sentir el crujir de la barra y ver como se iba deformando me ponía más cachonda, recuerdo que termine sentada en el piso y la barra de pan totalmente desecha.
Lleve a los peques al colegio y al regresar solo llevaba un pensamiento en la cabeza, me follaría al conserje, cueste lo que cueste, pasase lo que pasase, no pensaba en otra cosa que no sea terminar follada aquella mañana. Ya en el portal le pedí amablemente al chaval que si podría subir un momento ya que necesitaría me ayude a mover un mueble y que sola no podría hacerlo, con mucho gusto subiré Susi, me respondió.
Ya en mi piso, me cambie de ropa, me puse un vestido de seda casi traslucido, algo ligero y me quite el sujetador para poder tener todo más rápido y no perder tiempo en nada, me cambie a unas braguitas limpias, llevaba el coño completamente depilado. Suena el timbre y una voz dentro de mi decía: abre rápido, apresúrate que se va. Paso el chaval y ya dentro lo lleve a mi habitación, al entrar me agache lo más que pude para que pudiese ver mi trasero y parte de mis muslos, mis bragas y todo lo que quisiera mirar sin ningún reparo, le dije que necesita mover el canapé y que si me ayudaba a empujar sería más fácil, le pedí se pusiese detrás mío y empujemos a la de 3, cuando sentí su presencia detrás de mi pensé, entendió el mensaje, lo tengo, ahora solo esperar se ponga cachondo y me tome ahí mismo.
Al estar detrás de mi le dije que no sea tímido y se pegase más, madre mía la erección que sentí en mi culo me hizo temblar las piernas, se me hizo agua la boca, el coño y hasta los pezones se me pusieron de punta, me frote un poquillo más para que este a tope y poder disfrutarlo un rato, sentía su respiración sobre mi hombros y ya no tirábamos del canapé, solo era mi culo y su verga rozándose de lado a lado. Me coloque a cuatro patas sobre la cama y me baje las bragas y le pedí me penetrase ahora mismo, sin mediar más palabras, sin repetirlo dos veces y sin mucho esfuerzo me clavo toda su verga en el coñito, me penetro de un solo golpe, de un solo empujón quedo dentro de mí, de un solo empujón me tapo el coño, la dilatación de mi vagina y lo húmeda que estaba ayudaron mucho a la penetración, solté un fuerte gemido en señal de aceptación, gusto y placer.
Yo estaba muy excitada y chorreante de tanto placer, todo salió más fácil de lo que espere, que fácil todo y que practico pensaba, quien se podría resistir a echar un polvito sin ningún compromiso de por medio, yo seguía disfrutando y siento como me llena el coño de leche, pero que a pasado le dije, no aun no, no puedes terminar ahora, no querido, no me hagas esto, lo tumbe boca arriba, espera que ahora vuelvo, me fui al baño, me lave el chochito y volví nuevamente, ahora me vas a comer el coño hasta que yo termine vale, solo asintió con la cabeza y me coloque en 69, al principio no le ayudaba mucho el ritmo que teníamos, pero con el pasar de los minutos y sentir mi excitación le cogió el puntillo, cuando más me contraía, más apretaba, más intensos hacia los chupones en mi coño, más prolongada dejaba su lengua en mi interior, que placer estar en esa posición, el comenzó a comerme el coño de manera más alocada y fuerte, eran otras sensaciones, otras maneras de sentir mis orgasmos ya muy acumulados, era otra forma de correrme, de sentirme deseada, apetitosa y cachonda.
Me corrí creo que tres veces y en todo momento se mantenía ahí el chaval, para nada intento salir de ese sitio y cada vez lo hacía mejor, cada vez inventaba un nuevo movimiento de lengua, sentí sus 10 dedos explorar mi coño, su nariz, lengua, labios y hasta sus pestañas las sentí jugar en mi intimidad. Ya le había puesto la verga dura nuevamente como un tronco, mientras el siguiese ahí, yo seguí salivando por sus bolas y su verga, un ligero levantamiento de su cuerpo me indicaba que estaría a punto de correrse, intente contener todo su líquido seminal dentro de mi boca pero me fue imposible, a pesar de recién haber eyaculado, aun poseía más y se me desbordo por toda la boca, su cuerpo y las sabanas. Madre mía que intenso todo y que bien, la habitación quedo muy olorosa a sexo, semen, fluidos vaginales, sudor, fragancia a buen sexo y disfrute.
Al terminar le pedí por favor que se marchase y de la misma manera que entro, salió.